El 11 de abril se cumple un año del asesinato del sindicalista colombiano HENRY RAMIREZ DAZA, quien estuvo refugiado en Gijón el año 2003 acogido por el Programa Asturiano de Atención a Víctimas de la Violencia. A balazos, en la sala de su casa y delante de su familia le cobraron esa noche de domingo […]
El 11 de abril se cumple un año del asesinato del sindicalista colombiano HENRY RAMIREZ DAZA, quien estuvo refugiado en Gijón el año 2003 acogido por el Programa Asturiano de Atención a Víctimas de la Violencia.
A balazos, en la sala de su casa y delante de su familia le cobraron esa noche de domingo su lucha contra la corrupción en Ambalema, pueblo del que era concejal y del que aspiraba a ser alcalde. Días antes de ser asesinado Henry había denunciado que el Ministerio del Interior le quitaba el esquema de seguridad por considerar que su nivel de riesgo era bajo.
Con Henry fueron 52 los sindicalistas asesinados el año pasado en la democracia colombiana que continúa siendo un matadero de sindicalistas y de opositores sociales y políticos.
La campaña para acabar con la Central Unitaria de Trabajadores CUT y arrasar con la acción y con la libertad sindical se refleja en cerca de 3.000 sindicalistas asesinados, en miles de amenazados de muerte y perseguidos, hostigados, apresados ilegalmente, desplazados o desaparecidos con absoluta impunidad y con grave responsabilidad de la fuerza pública y de los grupos narco paramilitares, que siguen existiendo y delinquiendo en el país.
Hace un mes la VII Delegación Asturiana de Verificación de los Derechos Humanos visitó cuatro regiones de Colombia afectadas por el conflicto interno.
En el sur del Tolima, en un pueblecito cafetero de la cordillera Central llamado La Marina, los sindicalistas campesinos de ASTRACATOL denunciaron ante la delegación asturiana las amenazas contra sus dirigentes y afiliados .
Hace menos de una semana a 400 metros de una base militar asesinaron a dos de ellos: Héctor Orozco y Gildardo García.
A diario asesinan o persiguen a muerte a sindicalistas colombianos y eso no es noticia ni dispara alarmas en los consejos de seguridad internacionales.
Dudamos que pasara lo mismo si estos hechos ocurriesen en otros países. En cambio sí que recibe despliegue el discurso falso del gobierno colombiano que afirma que el país está en etapa de post conflicto y que los derechos humanos mejoraron. Pretenden lavarse las manos para que los Estados Unidos y la Unión Europea, más interesados en los negocios que en los derechos humanos, firmen sin cargos de conciencia sendos tratados de libre comercio, como si allá no pasara nada, como si las pruebas de la matanza antisindical presentadas el año pasado en la 99 asamblea de la OIT, fuesen mentiras.
Hay miles de sindicalistas amenazados de muerte por defender el carácter público de la educación y de la sanidad, a otros los persiguen por exigir que se cumpla la ley laboral, a millares los matan por defender los territorios y la economía campesina.
Sobre todo están matando a quienes se oponen al saqueo de las riquezas del país por las multinacionales.
Hay un genocidio sindical en curso que los verdaderos poderes de este mundo no dejan ver.
Indignación sentimos ante tanta crueldad impune. Aunque diezmado por el terror y por la persecución, el movimiento sindical colombiano sigue luchando por el bienestar de las gentes y por la soberanía nacional.
Algunos de estos sindicalistas acaban de llegar a Asturias a refugiarse temporalmente del terror para continuar su lucha por una Colombia en paz y con justicia social,
como la soñaron Henry Ramírez y Luciano Romero,ambos sindicalistas acogidos por la solidaria Asturias, ambos asesinados.
Aunque el nuevo gobierno colombiano presidido por Juan Manuel Santos haya bajado el tono agresivo de su antecesor Alvaro Uribe Vélez y tenga una actitud más respetuosa con los sindicalistas y con los defensores de los derechos humanos, por ahora solo hay buenas palabras.
Seguimos sin ver el fin del terror y de la impunidad que vienen diezmando al sindicalismo colombiano.
Hace un año: http://www.pachakuti.org/