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Encuestas en Corruptópolis

Fuentes: Rebelión

Cuando las elecciones europeas de mayo, las encuestas empezaron a dar cuenta de Podemos con mucha displicencia. Acostumbrados a una foto fija, el movimiento parecía marearles. Otorgaban a Podemos apenas una intención de voto del 0,2% y metían a la formación dentro del saco «otros», ese limbo de los famélicos donde suelen colocar a los […]

Cuando las elecciones europeas de mayo, las encuestas empezaron a dar cuenta de Podemos con mucha displicencia. Acostumbrados a una foto fija, el movimiento parecía marearles. Otorgaban a Podemos apenas una intención de voto del 0,2% y metían a la formación dentro del saco «otros», ese limbo de los famélicos donde suelen colocar a los partidos insignificantes a los que ni siquiera se mira por encima del hombro. Desde el nuevo partido se respondió con prudencia: la incapacidad del sistema de reconocer la existencia de Podemos era una señal más de la descomposición del sistema. Pedro Arriola, el gurú demoscópico del PP -porque gurús en otros temas, como la financiación ilegal del partido, los recortes en servicios básicos o la creación de redes para delinquir parece que tienen otros referentes claramente notorios- no vio venir a Podemos. Con esa inteligencia que tienen los vivos para explicar las cosas a toro pasado quisieron hacer de la necesidad virtud y decir que todo formaba parte de un plan para dividir a las fuerzas políticas que adversaban al PP y garantizar así su preeminencia. Ya. Así, Arriola en vez de tonto parecía listísimo, aunque quedaba sin explicarse por qué en su primera rueda de prensa balbuceó y dijo que los de Podemos no eran sino unos «frikis». Y tampoco explica por qué RTVE, la televisión que pagamos todos los españoles, tiene vetada la presencia de los líderes de Podemos en sus emisiones. O por qué Podemos ha sido acusada de etarra, filochavista, iraní, marxista-leninista, explotadora y otras lindezas que omito por si hubiera niños delante.

Podemos ha dicho desde el comienzo lo mismo de las encuestas: lo interesante es la tendencia. Y si eso era válido cuando pronosticaban un 0,2% lo es igualmente ahora que se anuncia que el partido de los círculos podría ganar las elecciones generales. Queda mucho para los próximos comicios al Congreso de los diputados, y los partidos de la casta, junto a los medios de la casta, los banqueros de la casta, los empresarios de la casta y la casta de la casta (la troika y sus lacayos nacionales) van a hacer todo lo que esté en su mano para no perder su privilegio y para impedir que lleguen al poder unas gentes que han dicho que van a revisar las cuentas y poner a disposición de la justicia a todos los que hayan metido la mano en el cajón de los dineros públicos. Todos andamos cansados de la arrogancia de los partidos políticos. Es momento de sacar a escena la humildad. Tiempo de saber que los problemas de España no se solventan con ningún tipo de euforia sino con mucha prudencia. Para construir nuevas reglas de juego en España hay que convertir esa voluntad de cambio que cada vez se expresa de manera más contundente en una posibilidad real de transformación. Y ahí las encuestas son solamente una pincelada.

Los ataques a Podemos, cada vez más ridículos (aun viniendo de respetables académicos cuya principal aportación pública ha sido sostener con sus justificaciones supuestamente científicas el entramado viciado que ahora se desmorona), son la expresión de un régimen en descomposición. Un sistema político autosatisfecho que sabe que la impunidad le llevó a quebrar casi todas las normas. El 3% es una señal clara de que el robo era estructural: ni mucho ni poco. Lo justo para enriquecerse trasladando a los precios finales su delito. Luego era la ciudadanía la que vivía por encima de sus posibilidades.

Podemos aprobó en su reciente Asamblea una resolución en donde se plantea, entre otras muchas cosas, aplicar la figura de «asociación para delinquir» a las tramas de los partidos que han saqueado nuestras arcas. En el programa Un nuevo tiempo de TeleCinco de este sábado, la diputada Arenales del PP, abrumada por las acusaciones de corrupción, abrazaba a la que fue secretaria de Empleo del PSOE, Mari Luz Rodríguez, mientras le decía: «nosotros vamos a entendernos». Un poco antes, el Secretario General del PSOE defendía en directo a Tomás Gómez diciendo que no había que exagerar en la exigencia de responsabilidades políticas.

Aunque el número dos del candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid, su sustituto en la alcaldía de Parla esté en la cárcel. Aunque la UDEF inventigue el sobrecoste del tranvía de Parla y haya señalado directamente a Gómez. Aunque Gomez y Sánchez apoyaran a Fraile, el edil de Parla encarcelado, para que fuera delegado en las vísperas del Congreso del PSOE. «El PSOE y el PP no son lo mismo» decía Sánchez sin explicar por qué el PSOE sólo reacciona cuando sale en los medios el caso de algún corrupto en sus filas (algo que empieza a ser común). Su máximo valor está en el «y tú más». Como el PP ni siquiera reacciona (ahí está Acebes, imputado y sin que Rajoy le eche del partido. ¡Cómo van a expulsar a un Secretario General del PP con toda la información que tiene!), el PSOE se cree de una pasta diferente. Siempre he creído que el PSOE y el PP no son lo mismo, pero últimamente les detienen juntos.

Es tiempo de que todos los técnicos de todos los campos vayan asumiendo que hace falta su experticia para plantear las claves de un nuevo modelo. Sin que las presiones de los bancos, de los partidos del régimen, del IV Reich financiero o de las empresas del Ibex 35 nos hagan alejarnos de lo que hay que hacer para sentar las bases del bien común en nuestro país. Quieren los medios de la casta explicar la presencia de Podemos como una opción del miedo y del fracaso de los responsables del bipartidismo. Les falta entender que lo que está pasando en España es que las brasas del 15M se han avivado de manera que, de nuevo, la sociedad está despertando. Y ahora, además, hay un instrumento político para canalizar esa indignación.

Blog del autor: http://www.comiendotierra.es/2014/11/02/encuestas-en-corruptopolis/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.