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Entre dos atentados

Fuentes: Rebelión

El Gobierno se ahoga entre dos atentados, el del 11M del 2004 y el del 30D del 2006. Sus consecuencias inmediatas pueden ser mucho más auguradas o cuantificadas en el primero de ellos que en este segundo tan reciente, ambos acabarán siendo la moneda de pago tanto para quienes lo llevaron a cabo, como para […]

El Gobierno se ahoga entre dos atentados, el del 11M del 2004 y el del 30D del 2006. Sus consecuencias inmediatas pueden ser mucho más auguradas o cuantificadas en el primero de ellos que en este segundo tan reciente, ambos acabarán siendo la moneda de pago tanto para quienes lo llevaron a cabo, como para las circunstancias que se dieron e hicieron posibles los mismos.

Pasado el tiempo, más de 2 años y medio, del primero de ellos y aunque el juicio no ha sido materializado las consecuencias, las primeras, podrían simplificarse, con perdón, en 192 muertos, 177 en el mismo acto, y 2.057 personas heridas.

Apenas pasados unos días del segundo de ellos podemos hablar de 2 muertos y 26 heridos, muy leves según el parte del Samur.

El primero de ellos autoría de una célula islamista intentando emular Al-Qaeda, según leo textualmente en un articulo, el segundo reivindicado por ETA en respuesta, según su propio comunicado, a los obstáculos puestos al proceso de paz por el gobierno del PSOE y la actitud contra la izquierda abertzale alimentado por el PNV de Imaz.

Tanto Al-Qaeda, como ETA están consideradas o declaradas bandas terroristas si bien, en el tiempo, no siempre han sido reputadas como tales por muchos de los que hoy les declaran una guerra sin cuartel en nombre de la democracia y contra ese terrorismo que justifica todos los desmanes del poder contra la población civil.

Parafraseando un anuncio actual podríamos declarar que en esta república, englobada por todos los países que se arremolinan en el llamado primer mundo, el primero de sus artículos muy bien podría ser: Se prohíbe.

Y en este caso, el de los atentados, el justificarlos o intentar entenderlos desde la perspectiva de sus ejecutores, aunque sólo fuese un ejercicio de crítica al sistema que les dio argumentos, podría conllevar medidas de respuesta demasiado peligrosas como para arriesgarse. Bueno es dejar que cada cual saque las consecuencias y las valore.

Me opongo, siempre lo he hecho, a la validez de la lucha armada como respuesta a un conflicto, existiendo, en teoría, la posibilidad del dialogo y la negociación.

La lucha armada, sea ejercida por pequeños grupos sociales o países enteros, es, en mi opinión, el fracaso de la razón y la política de quienes enfrenta. Me resisto a considerarla como la única solución válida.

Dicho esto me asentaré en las consecuencias, no omito los muertos, los heridos y los destrozos, que ambos atentados han tenido en el llamado gobierno de la nación. El PP de Jose Maria Aznar y el PSOE de Jose Luís Rodríguez Zapatero.

Dispuestos a descargar culpas, con perdón, sobre los demás es muy posible que el PP no hubiese sufrido el descalabro electoral del 14M si no se hubiese empeñado en mentirle a la opinión publica. Mentira que hoy día continúan sustentando los Zaplana, Acebes o del Burgo, a los dos años del mismo este historiador tan particular como partidista ha publicado un libro «11M Demasiadas preguntas sin respuestas» en el que la palabra ETA figura más veces que Al-Qaeda o la propia célula islamista autora del mismo, sin ningún tipo de rubor o vergüenza. Es muy posible que si el día a día del atentado hubiese sido contado tal y como las pruebas iban desgranando y señalando hoy todavía el Estado español tuviese gobierno pepero.

Es casi opinión generalizada que el arrivo al ejecutivo de los socialistas del PSOE fue la respuesta a la mentira de aquella crónica mal contada y peor gestionada. Es una vergüenza pero es lo que hay. El PSOE de aquel entonces no era opción de gobierno y cambio y el de hoy tampoco.

Y la lectura sencilla y obligada de este maremágnum electoral no es otra que la poca credibilidad que el gobierno tiene para con quienes le aupan y mantienen al menos durante cuatro años.

El PSOE de Felipe González ahogó, seguramente, para siempre jamás el orgullo de ser socialistas de muchos españoles, aquellos que consiguieron salvarse de la hecatombe amarrados a cualquier ilusión flotante serán ahogados, sin duda, por este otro PSOE de José Luís Rodriguez capaz de validar la mal llamada Ley de la Memoria Histórica y otras muchas perlas que nos aplastarán en lo que todavía le queda, en tanto le ronda a esa derecha heredera del franquismo con más permisividad que la éticamente aceptable.

Pero hoy quería situar mis palabras como respuesta o consecuencia a esos dos atentados del 11M del 2.004 y del 30D del 2006 y aunque me esfuerce en ello seguro que vuelvo a salirme del guión.

Hoy (por ayer) volverá hablar en el Parlamento central el presidente del ejecutivo y es de presumir que volverá a decirnos que el proceso de paz está roto, que lo ha roto ETA y que sólo el cese de la violencia, unilateral, por parte de ésta podría dar cabida a otro proceso de paz. Volverá, una vez más, a desinflar ese colchón que le dieron para pasar a la historia y hacer historia.

Los medios de comunicación han adelantado parte del discurso, las razones y las propuestas del presidente del ejecutivo como el querer incluir en ese «papel» del «Pacto por las libertades y contra el terrorismo» a ese gran camaleón de la política que es y ha sido siempre el PNV. Al PNV de Imaz por el que, así lo declara, «Es un responsable político que reúne dos cualidades: una, es responsable y se ha puesto al frente de una situación como el proceso de paz, y después del atentado, con valentía y coraje. Y dos, tiene unos profundos principios éticos». Lastima que los hechos no puedan decir de él mismo algo parecido aunque muchos le palmeen la espalda y le repitan sus argumentos.

También hoy (ayer) Gara publica un artículo «El Gobierno y ETA celebraron varias reuniones oficiales desde marzo» sin que, seguramente, sea aireadas entre los parlamentarios para desmontar las muchas contradicciones que el ejecutivo, según declaraciones anteriores de Zapatero, ha incurrido y, de creer la noticia, ha mentido, una vez más, al Pueblo y al propio Parlamento. La mentira, está demostrado, no es delito si se hace desde arriba hacia abajo, desde el Parlamento hacia el Pueblo.

Cuando éste aseguró y se vanaglorió de «haber hecho, por la paz, menos que el PP de José Maria Aznar» nadie rescató aquel «país, paisaje y paisanaje» de Unamuno. Simplemente se escuchó, al igual que las vacas hacen con el tren que pasa junto a sus pastos. Su sonrisa de niño terrible era más bien una mueca de burla y sarcasmo hacia las ilusiones y esperanzas de todo un Pueblo que puso en él, guardando siempre las distancias, las ilusiones que su compañero de partido había burlado y eclipsado, o casi.

Las consecuencias de aquel 11M fueron la pérdida del poder del PP y serán los miles de años de condenas que la Audiencia Nacional pide para los acusados y cómplices del mismo, José Maria Aznar y su ejecutivo no se sentarán en el banquillo de los acusados como parte de esos motivos con los que sus autores lo justificaron, la guerra de Irak.

Las consecuencias, según las ultimas estadísticas de intención de voto, de este ultimo del 30D será la vuelta del PP al ejecutivo y los miles de años que se volverán a solicitar para sus autores desde la Audiencia Nacional sin que políticos como Imaz, Sanz, Rajoy o el propio Rodriguez Zapatero se sienten en un banquillo para escuchar las acusaciones de un Pueblo que se sintió burlado y engañado por su no hacer nada, o menos que Aznar, por la Paz y para la concordia, en el mejor de los casos.

Después de estas palabras seguiré buscando razones para la condena de la lucha armada, de los atentados que se llevan con ellos estragos, heridos y muertos y las razones políticas que justifican este estado de deshecho en el que los Derechos Humanos están prohibidos por decreto ley o silencio parlamentario.

Jon Mirena Landa, director de los Derechos Humanos del Gobierno de la CAV, declara, hoy mismo, «Allí, cuanto más lejos pongamos el límite del delito de amenazas, más recortamos libertades fundamentales. Nos jugamos no sólo el caso de De Juana, sino la definición de hasta dónde llega la libertad de expresión e ideológica en un Estado democrático«. Es sólo un párrafo de una larga entrevista donde habla de «no existe delito de amenazas y menos delitos de amenazas terroristas» y de que «la alimentación forzosa es atentatoria contra la dignidad de la propia persona». Quien esté interesado puede leerla buscándola en Internet o en el propio periódico donde se publica, Gara.

Koldo Campos ha publicado un artículo en Rebelión «¿Y que hacemos con los demás ecuatorianos?» dejando claro que no habla de los dos muertos en el atentado de Barajas, 30D, o el otro muerto como soldado español en una de esas guerras en las que los llevan en misión de paz o humanitaria, él habla de esos miles de inmigrantes que no tienen papeles, permisos, cartas de trabajo y de los muchos que mueren en el intento de llegar.

«Acabados, así termina, los llantos compungidos de políticos y contertulios, algo habrá que hacer con los miles de emigrantes que, afortunadamente, no mueren víctimas de las bombas». El problema de la inmigración, en mi pensamiento humilde y sencillo, está en la bondad del estado neoliberal que beneficia, o trata de hacerlo, al capital deseoso de mano de obra barata y no hay más barata que aquella que tiene que esconderse del propio sistema que mantiene.

Los dos atentados deberían tener consecuencias políticas y penales sobre los ejecutivos que no han sabido estar con ese Pueblo que se manifestó contra la guerra de Irak o por el Proceso de Paz. Ellos, Aznar o Zapatero, han demostrado estar a otra altura y desde luego mucho más allá de donde el eco de la voz de todos pide Diálogo, Negociación y Paz.

Entre dos atentados el ejecutivo, los ejecutivos centrales y/o autonómicos, se desmoronan entre contradicciones e intereses demasiado personales para ser compartidos con quienes ejercen el derecho al voto cada cuatro años.