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Unas consideraciones sobre las elecciones presidenciales en Colombia (2018)

Entre el cambio y la mismidad

Fuentes: Rebelión

1. Iván Duque. El alfil de Álvaro Uribe. La indecencia al gobierno El 27 de mayo se celebraron comicios electorales correspondientes a la Primera vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia. Estas elecciones se produjeron sin los ataques armados de las FARC y del ELN como en otras ocasiones, pero si en medio de un […]

1. Iván Duque. El alfil de Álvaro Uribe. La indecencia al gobierno

El 27 de mayo se celebraron comicios electorales correspondientes a la Primera vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia. Estas elecciones se produjeron sin los ataques armados de las FARC y del ELN como en otras ocasiones, pero si en medio de un alto número de asesinatos selectivos de importantes líderes/as sociales y defensores de Derechos Humanos en distintos puntos del país. Estos crímenes se producen bajo la mirada cómplice del Estado unas veces y otras con la decidida colaboración de sus agentes. Una rápida mirada a la cartografía electoral nos dice que, como era previsible, ha ganado Iván Duque, el candidato del senador Álvaro Uribe Vélez. Éste tiene confiada esperanza que Duque gane la presidencia para hacer más llevadera su gestión política, que, como sabemos, está plagada de innumerables investigaciones por casos de corrupción, señalamientos de tener vínculos con grupos paramilitares y por violación a los derechos humanos.

La situación del ex presidente como también la de su hermano Santiago Uribe se torna más compleja aún como quiera que la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia [1] declaró el jueves 31 de mayo como delitos de Lesa Humanidad y, por tanto, imprescriptibles, las masacres de la Granja (1996), San Roque (1996) y la del Aro (1997) en el Departamento de Antioquia; hechos que se registraron siendo Uribe Vélez Gobernador de esta región del país. Como delito de Lesa Humanidad también tipificó el órgano judicial en mención, el homicidio de Jesús María Valle Jaramillo, el cual se produjo el 27 de febrero de 1998.

Por los delitos antes mencionados se investiga al senador Uribe Vélez. Además de estos execrables hechos, pertinente resulta decir que Nicholas Casey [2], periodista del New York Time, dio a conocer el 26 de mayo, es decir, un día antes de celebrarse la primera vuelta, unos documentos desclasificado del Departamento de Estado —que datan de 1992 al 1994– y en donde se vincula al hoy senador Uribe Vélez con la aceptación de dinero de los hermanos Ochoa Vázquez del Cartel de Medellín para la financiación de campañas electorales. Y no sólo esto, los cables al parecer le señalan de tener activos y estrechos vínculos con Pablo Escobar Gaviria, Jefe del mencionado cartel.

Pese a todo este prontuario de Uribe, su candidato Iván Duque, caracterizado por esgrimir una inocultable homofobia, un rechazo furibundo al proceso de paz y una estigmatización al pluralismo ideológico y político, obtuvo un total de 7.569.693 votos, lo que equivale porcentualmente a un 39.14%. Está claro que Duque arrastra una gran masa de votantes de derecha y ultraderecha que creen que la salida al conflicto social y político que genera la concentración de la tierra y la riqueza se logra con medidas de fuerza, de ahí que nadie descarte que de gobernar él, el retorno de la Seguridad democrática se impondrá de nuevo como salida autoritaria a la hora de enfrentar la protesta social de campesinos, afrodescendientes, indígenas y trabajadores que buscan conquistar umbrales de dignidad para mejorar su calidad de vida.

Duque se impuso en una gran parte del País: el sur, este, el centro y una parte del norte. Sin ninguna sorpresa vemos cómo ganó en territorios que hasta hace poco eran de abierto dominio de las FARC y de igual modo lo hizo en territorio de amplia presencia del ELN. De ganar Petro en esos territorios se habría dicho que era resultado de la coacción y del constreñimiento del voto, lo cual habría dado paso a la eleno-política y la farc-política.

Dicho esto, lo cierto es que éstas son las primeras elecciones presidenciales sin las FARC como organización armada y, por tanto, es notorio el ambiente de relativa tranquilidad con que transcurrieron los comicios. Este hecho nos dice que la dejación de armas por parte de las FARC y el des-escalamiento del conflicto armado producto de las conversaciones de paz entre el Estado y el ELN han posibilitado que hoy Colombia presente la tasa de homicidio más baja en 42 años, la cual corresponde a 24 homicidios por cada 100.000 habitantes.

Esta realidad nos dice que el desarme de las FARC ha sido un hecho positivo y exitoso del proceso de paz, situación que parece, no obstante, incomodar al senador Álvaro Uribe Vélez, a su candidato Duque, a un amplio sector de plutócratas, y a una aturdida, ciega y sorda parte de la sociedad civil que no parece convencerse aún de que el país producto del larvado conflicto armado se convirtió en un parque temático del horror. Las cifras hablan sola: 7 millones de víctimas, 7 millones de personas desplazadas, 450.000 refugiados/as, 100.000 mil desaparecidos y 220.000 personas asesinadas.

La significativa votación obtenida por Duque, no obstante, ya es objeto de crítica. Y lo es ya que hay indicios razonables de que han sido modificados no pocos formularios del tipo E-14 en contra de los intereses de las candidaturas de Gustavo Petro y Sergio Fajardo respectivamente, y por consiguiente en prelación de los intereses del candidato Iván Duque. Esta situación ya la había advertido de modo previo el candidato Petro antes de la primera vuelta y con mucha antelación Rafael García, el otrora responsable de informática del extinto y oprobioso Departamento de Seguridad (DAS).

Como recordarán García fue el cerebro del fraude masivo en las elecciones de 2002 en tres departamentos de la costa Caribe, las cuales cabe recordar fueron decisivas para llevar a Álvaro Uribe Vélez a la presidencia. Por estos hechos quiero recordar que Rafael García y Enrique Osorio fueron condenados. Haciendo alusión al fraude de entonces, García nos dice que éste sigue vivo como quiera que la Registraduría del Estado no ha procedido a modificar el sistema electoral que nos rige y, por tanto, el modo en que se produce el conteo electoral. Al respecto señala:

El fraude nunca se desmontó. En la registraduría nunca se investigó. El modus operandi sigue siendo el mismo. Es decir, el fraude sigue vivo. (…) La registraduría hoy en día sigue utilizando los mismos formularios que cuando nosotros hicimos [con Enrique Osorio] el fraude. [Es decir], se sigue utilizando] el formulario L-11, E-14, E-16. O sea, el fraude se puede realizar de la misma manera como se hizo en aquel entonces. (Entrevista concedida por Rafael García a Noticias Uno) [3]

Efectivamente, modificaciones al formulario E-14 han existido en las elecciones del pasado domingo como lo ha demostrado el candidato Petro. Sin embargo, el Registrador del Estado Civil, sin ningún rubor nos dice que eso obedece a errores humanos y no a un hecho deliberado. Lo curioso es que esta repudiable y condenable situación no hace otra cosa que reafirmar lo ya denunciado en líneas anteriores por García, y pone de presente que la Registraduría Nacional del Estado Civil no es un organismo confiable ni transparente para garantizar la pulcritud del proceso electoral colombiano. La sospecha sobre el fraude electoral crece aún más cuando el Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, reconoció en el día de ayer en Cartagena de Indias que tiene pruebas sobre el fraude electoral. Lo lamentable del hecho es que el Fiscal, nada sospechoso por cierto, dijo que dará las explicaciones de rigor sobre este fenómeno sólo después de que haya transcurrido la segunda vuelta, es decir, cuando ya se conozca el nombre del presidente. Como quien dice, la política de hechos cumplido como doctrina de Estado y gobierno.

Al respecto cabe preguntar al Señor Fiscal Néstor Humberto Martínez lo siguiente: ¿Qué razones supremas le llevan a no dar cuenta de esta situación en el aquí y el ahora sobre un hecho de tan grave envergadura como él mismo reconoce? Seguramente que si el fraude se hubiese fraguado desde la candidatura de Petro o Fajardo ya se habría abierto investigaciones contra éstos candidatos.

Las denuncias contra la Registraduría del Estado Civil son más graves de lo que suponemos y a ello no se ha prestado la debida atención. En sintonía con esto tenemos que recordar que, hace pocos meses el Consejo de Estado tomó una decisión trascendental cuando reconoció que el MIRA producto de un fraude electoral perdió la representación de sus tres senadores en el Congreso de la República en las elecciones del 9 de marzo de 2014. En este caso el Consejo de Estado comprobó casi cuatro años después que hubo modificaciones en los formularios E-14 y E-24. En la Sentencia dada a conocer por Guillermo Reinoso del Diario El Tiempo en su edición del día 05 de marzo de 2018 puede leerse:

Los guarismos electorales que arrojan los formularios E-24 se modificaron sin ninguna explicación, por consiguiente, existe una alteración del resultado de la voluntad popular, pues, no se encontró ninguna observación en las actas generales de escrutinio que diera lugar a sustentar tales modificaciones» [ Y continua diciendo] (…) Se logró demostrar de manera inequívoca la pérdida y destrucción de los documentos, elementos o el material electoral, y, en ese orden, es procedente declarar probada la irregularidad alegada por la parte actora. (Diario El tiempo, 2018). [4]

Por esta situación éste organismo a un mes de las nuevas elecciones legislativas – abril de 2018– exigió que al MIRA se le reestableciera sus tres senadores. Algo parecido es lo que nos propone el Fiscal Néstor Humberto Martínez cuando habla de la existencia de un fraude electoral pero señala que lo hará público pasada la segunda vuelta.

2. Gustavo Petro Urrego: remontando la corriente

A pesar de los posibles fraudes electorales aquí señalados, lo cierto es que Gustavo Petro obtuvo una importante votación la cual asciende a 4.851.254, lo que en términos relativos representa un 25,08 %. Obtener esta votación y pasar a segunda vuelta hay que catalogarla como una auténtica proeza dado que Petro se enfrentaba a la terrible y arrasadora maquinaria clientelista de Vargas Lleras, Duque y del mismo alicaído Partido Liberal.

A esto hay que sumarle los millones de pesos con los que contaban y cuentan estas candidaturas consolidadas; por cierto lugares desde donde se imponía un elaborado y extendido estigma contra Gustavo Petro, al que se le atacaba de modo inmisericorde con esa manida jerga de castro-chavista, populista y otro tipo de epítetos, todo lo cual creaba un ecosistema político tóxico que procuraba y procura inocular el miedo entre sus posibles electores. Para el logro de éste cometido las grandes empresas «informativas» como RCN, Caracol, Blue Radio, el Diario El Tiempo, El Espectador y la misma Revista Semana, se desempeñaron a fondo. De esta cruzada hicieron parte, incluso, periodistas como Daniel Coronell y Antonio Caballero.

De estos sistemáticos y planificados ataques estigmatizadores y prejuiciosos contra Petro como supuesto agente de la polarización y del «castro-chavismo» no faltaron los de Claudia López del Partido Verde y, por tanto, los de la Coalición Colombia, hecho tan inexplicable como inaceptable. Inexplicable por cuanto Gustavo Petro no era el objetivo político a vencer, e inaceptable como quiera que desde la campaña del binomio Fajardo-López, la cual contó con el concurso y apoyo decidido de Antanas Mockus y Jorge Robledo del Polo Democrático Alternativo, siempre se quiso dar un aíre de que su candidatura era un ejemplo de moderación, no polarización y todo un singular ejercicio de convivencia y respeto a la diferencia y la diversidad. En realidad nada de ello.

Curiosamente los oponentes de Petro y los medios mismos hablaban y hablan menos de los problemas de Colombia y más de la situación de Venezuela. Así, importaba más el desabastecimiento en el vecino país y menos las muertes sin llanto por desnutrición que vive la población indígena Wayyú del departamento de la Guajira y la población afrodescendiente del Chocó. Y ello para no hablar del modo en cómo se hablaba de la inseguridad al otro lado de la frontera y se desconocía de cuajo, sin embargo, el asesinato un día sí y otro día también que se produce en Colombia contra líderes sociales, comunitarios y defensores de Derechos Humanos. Al respecto hay que decir que la Defensoría del Pueblo constata que:

En relación a homicidios de líderes/as sociales y defensores/as de Derechos Humanos a nivel nacional en el año 2017 ocurrieron 126 homicidios y en el año 2018 22, para un total de 144. Asi mismo, indicó que entre el 1 de enero de 2016 y 27 de febrero de 2017 2018, se registraron 282 homicidios de líderes/as sociales y defensores de Derechos Humanos a nivel nacional. (Defensoría del Pueblo citado en Todos los Nombres, Todos los Rostros. Informe de Derechos Humanos sobre la situación de Líderes/as y defensores de Derechos Humanos en los Territorios. Informe Especial, Mayo 2018, p.12). [5]

Y ello para no señalar los asesinatos que se producen desde hace ya varios años contra Marcha Patriótica y de modo reciente contra miembros desmovilizados de las FARC, todo lo cual recuerda el genocidio político acometido contra la Unión Patriótica.

Contra todos los pronóstico Petro se ha impuesto en departamentos tales como: Atlántico, Guajira, Sucre, Chocó, Cauca, Nariño, Vaupés, Putumayo y Córdoba. Valga decir también que se ha impuesto en capitales como Barraquilla, Cartagena, Riohacha, Santa Marta, Sincelejo y ha obtenido en Bogotá, la capital, 1.098.478 votos, superado sólo por el candidato Fajardo, quien obtuvo 1.240.799 votos. Desde una cartografía de la pobreza, podríamos decir que Petro se impone en varios de los departamentos más empobrecidos del país, no pocos de ellos en donde el paramilitarismo se impuso a sangre y fuego. En este sentido es significativo que Petro ganara en Sucre y Córdoba, tierra una y otra en donde Rodrigo Mercado Pelufo – Alias Cadena–, Diego Vecino, Salvatore Mancuso y Carlos y Fidel Castaños, respectivamente, impusieron su régimen de expolio, desplazamiento y muerte para mayor gloria de las familias hacendiles y ganaderas con grandes nexos con el mundo de la política como los Guerra Tulena de la Espriella, los García Romero, los Pérez Santos y los Merlano Fernández para el caso de Sucre.

Para el caso de Córdoba, es notorio que la familia López Gómez/ López Cabrales tiene una larga tradición de convivencia con el paramilitarismo. Jesús María López Gómez – alias el Mono López, por el ejemplo, alcalde de Montería (1986-1989) y después gobernador (1993-1996), era un consentido de Salvatore Mancuso. El Mono López estuvo acusado al final de la década de 1980 de propiciar presuntamente la masacre del Tomate. Siendo él gobernador, el paramilitarismo se hizo fuerte en el departamento y estuvo muy comprometido cuando la firma del Pacto de Santa fe de Ralito. El Mono López sería condenado en 2012 a siete años de prisión por la firma de este Pacto con los Paramilitares, pena que se sumaba a la que ya tenía por celebración indebida de contrato y por la que tenía casa por cárcel. Por su edad y estado de salud no pagó un día de cárcel en régimen de prisión como lo recoge el Diario Universal [6] de Cartagena.

Y como el Mono López, su sobrino Juan Manuel López Cabrales, congresista desde 1986 hasta 2008, justo cuando resultó condenado por la parapolítica al ser también él uno de los firmantes del Acuerdo de Santa Fe de Ralito, y por acordar, de igual modo, el reparto de cuotas [7] burocráticas con Salvatore Mancuso mientras su hermano Libardo José López Cabrales era gobernador del departamento (2003-2006). Por este reparto de cargos Manuel Troncoso Álvarez, cuñado de Salvatore Mancuso, se convertiría en el Secretario de Salud del Departamento de Córdoba (2003-2007).

Desde aquí se presume que éste drenaba recursos de la salud para sí y también para los amigos del mundo del paramilitarismo a través de jugosos contratos. El caso más sonado fue el otorgamiento de un contrato por valor de 825 millones de pesos para una campaña de vacunación de caninos y felinos, contratación que fue denunciada por el periodista Clodomiro Castilla. (El Universal, 2010) [8]. Por éste contrato Troncoso Álvarez sería condenado a seis años de prisión e investigado el gobernador Libardo José López. A Troncoso Álvarez también se le señalaría como uno de los presuntos instigadores del crimen de Clodomiro Castilla, hecho que se produjo el 19 de marzo del 2010. Desde luego que Troncoso también sería condenado por concierto para delinquir en 2009. El día 25 de febrero de 2018 moriría en un Hospital de Barranquilla por una isquemia cerebral

Al ser condenado por la parapolítica Juan Manuel López Cabrales, le correspondió a Arleth Casado en calidad de esposa heredar el patrimonio político de la Casa López Gómez-López Cabrales. Arleth es hija de Juan B casado y hermana de Juan Carlos Casado, personajes que llegaron a convertirse ambos en alcaldes del Municipio de San Andrés de Sotavento. Uno y otro son de ingrata recordación para el pueblo Zenú dada la historia de persecución y violencia que desataron sobre éste pueblo originario. Por estas circunstancias excepcionales se convertiría Arleth Casado en senadora de la República (2010-2018) como cuota del Partido Liberal representando al histórico movimiento Mayorías Liberales. Este importante movimiento tendría como fundadores y máximos exponentes a Libardo y Edmundo López Gómez.

En Córdoba los miembros del Partido Conservador entre quienes están: la senadora Nora García, la ex senadora Yasmina Pestana Rojas, el senador David Barguil y Wadid Manzur [9], Representante a la Cámara, apoyaron a Germán Vargas Lleras. A estos apoyos se sumarian los representantes a la cámara de Cambio Radical Carlos Gómez y Roberto Buelvas Nader. También se sumarían Gabriel Calle, Erasmo Bechara y Jorge Burgos, estos tres últimos integrantes del Partido de la U.

A Iván Duque, en cambio, le apoyaría el senador Daniel Cabrales y la senadora Ruby Chagüi Spath del Centro Democrático. Y por supuesto el todopoderoso Álvaro Uribe Vélez y William Salleg, éste último dueño del Meridiano de Córdoba, Diario sobre el que el Juez del Tribunal de Justicia y Paz de Medellín en abril del 2015 retrató del siguiente modo:

  [es claro que]La forma cómo se presentaba a los jefes paramilitares, sus discursos y su narración de los hechos contribuyeron a la justificación de sus actos y de las violaciones a los derechos humanos y el D.I.H. [Y añade que], El Meridiano de Córdoba sirvió en distintos momentos como caja de resonancia, justificación del fenómeno paramilitar y como un instrumento para divulgar y propagar el ideario de dichos grupos, lo que lo hace responsable ante la Constitución y la Ley».(citado en Verdad Abierta.com, 2015). [10]

Por cierto Álvaro Uribe Vélez, William Salleg y otras connotadas y cristianas familias cordobesas encabezan el listado de los acaparadores de tierra en el informe que sobre el particular publicó hace poco tiempo la Contraloría General de la República. A esta tupida y violenta red clientelar conformada por viejos y nuevos políticos fue que se enfrentó Petro en Córdoba y a la que le ganó en 17 de los 30 municipios que componen el departamento según lo constata Beatriz Valdés Correa (2018) [11]. Así, Petro obtuvo en la región 249.303 votos, lo que constituye un 42.28%, mientras Iván Duque obtuvo un 38.70%. Vargas Lleras, el gran derrotado, obtuvo tan sólo un 11.31%. De este modo, Petro se impuso al Partido de la U, a Cambio Radical y a los Partidos Liberal y Conservador.

En fin, en el departamento Córdoba Gustavo Petro le ganó a la derecha y ultraderecha pro-paramilitar. Esta ya no cuenta con el bendecido y venerado Rodrigo García Caicedo, ex presidente de Ganacor y de quien Carlos Castaño dijo en múltiples ocasiones que era su padre putativo. Rogarca, como le decían, siempre estuvo atento a la hora defender los crímenes selectivos y las masacres de los Castaño Gil y de Mancuso. Se fue del reino de la vida sin pedir perdón. No lo necesitaba. El obispo se lo otorgó. Tampoco esa élite corrupta y violenta tiene ya al temible Mono López, de quien Salvatore Mancuso decía que era como su padre. También se fue del mundo de los vivos sin pedir perdón a muchas de sus víctimas.

Finalmente, si algunos individuos son añorados por la élite ganadera y terrateniente de Córdoba esos son Salvatore Mancuso y Carlos y Fidel Castaño Gil. Indirectamente a ellos como cultores del paramilitarismo esa élite depredadora les ha dedicado un oprobioso monumento que está ubicado curiosamente al frente de las instalaciones del SIJIN-GAULA en Montería y éste no es otra cosa que una repudiable alegoría a la barbarie del paramilitarismo. Este homenaje no hace otra cosa que re-victimizar y degradar a las víctimas. Este homenaje ha sido repudiado por importantes sectores de la ciudadanía desde hace ya tiempo, pero las autoridades municipales y departamentales se oponen con todo tipo de excusas. El hoy senador Iván Cepeda [12] también se ha sumado al repudio, de ahí que presentara un derecho de petición para que ese monumento sea demolido.

Esto en toda regla es una exaltación sacralizada a la violencia y el crimen de los paramilitares y denota la catadura moral de la elite romo-sinuana que mal gobierna. Curiosamente la elite cordobesa permite monumento que son una oda a los victimarios, pero niega o impide de múltiples manera que acciones reparadoras y de satisfacción en favor de importantes líderes sociales y políticos de la ciudad se les pueda dar cumplimiento. El caso más sonado es el del ilustre líder social y político Jaime Bula Espinosa, asesinado el 10 de abril del año 2001 por orden de Salvatore Mancuso.

A éste otrora defensor de derechos humanos el alcalde de Montería, el señor Marco Raúl Pineda García, hijo de la senadora Nora García, pone todo tipo de excusas para no otorgar su nombre a un colegio, una calle o una biblioteca de la ciudad. O incluso, miserablemente han querido quitarle el nombre a una biblioteca que lleva el nombre de Francisco Corrales, ilustre docente desaparecido por lo paramilitares, para ponerle el nombre de Bula Espinosa. Con gran sentido de humanidad y de respeto los familiares de Bula Espinosa se han opuesto a esta infamia porque entienden que la rancia élite monteriana quiere poner a competir a las víctimas.

La elite cordobesa hoy no tiene a Rodrigo García Caicedo, al Mono López, Salvatore Mancuso ni a Fidel ni Carlos Castaño, pero aún tienen a William Salleg y su infame medio periodístico. Desde sus páginas se exaltaba a Mancuso y se degradaba y justificaba el crimen de las victimas del paramilitarismo.

3. Sergio Fajardo y Claudia López: la ilusión como engaño

En relación con Sergio Fajardo, éste obtuvo una votación de 4.589.696 votos, lo que equivale en términos porcentuales a 23,73 %. Se presentó representando a la Coalición Colombia, organización en la que confluían el Partido Verde, el Polo Democrático Alternativo en cabeza de Jorge Robledo y el Partido Visionario de Antanas Mockus. Para nadie es un secreto que Fajardo contaba con el apoyo del gremio de industriales de Antioquia. Desde un primer momento diversos sectores del centro y de la izquierda le propusieron a Fajardo que lo más conveniente para enfrentar al uribismo era realizar una gran consulta entre todos los candidatos, opción que descartó porque, creemos, consideraba, que él no tenía por qué someterse a ese tipo de pruebas. Desde un primer momento desde ese sector político se dijo que su candidatura sería la de la no polarización, el respeto a la diferencia y que lo suyo sería una forma nueva de hacer política.

Con el desarrollo de la campaña y al ver que las encuestas no les favorecían, desde ese flanco se optó por atacar a Gustavo Petro, sobre todo Claudia López, la candidata a la Vicepresidencia. Incluso ella utilizó el mismo discurso que usó Uribe y Duque contra Petro, lo que mostraba la poca originalidad del cuestionamiento de López al candidato de Colombia Humana. En algunos de los trinos que enviaba Claudia López se reflejaba una suerte de Injusticia Epistémica y cognitiva al señalarle como castro-chavista, populista o polarizador. Está claro que Claudia López trataba de deslegitimar los planteamientos de Petro y apelaba a la estigmatización. Con Miranda Fricker (2017) [13] podemos decir que, López buscaba exagerar o devaluar de manera abierta la credibilidad de su interlocutor y oponente.

A ese coro se sumaría Jorge Robledo, quien insospechadamente pedía cuentas a Gustavo Petro sobre la declaración de la renta de éste. Lo paradójico es que Robledo le pedía a su excompañero del Polo algo que no se lo pedía a otros candidatos. Creemos que desde esta candidatura sobró en algunos momentos la soberbia y faltó la sencillez. A pesar de esto, consideramos que figura como Antanas Mockus y algunos representantes del Partido Verde tuvieron el tino adecuado para imponer un discurso fresco y poner al centro de las preocupaciones políticas importantes problemas nacionales, aunque no con la enjundia que algunos hubiésemos deseado

Quizá la campaña de Sergio Fajardo –y Gustavo Petro– son de los experimentos políticos, ciudadanos y cívicos más relevantes en esta primera vuelta. Este hecho llevó a que a Fajardo en amplios segmentos de la capital del país y de Antioquia le correspondieran. De hecho en Bogotá, el binomio Fajardo-López consiguió ser la candidatura más votada, hecho muy importante como quiera que Fajardo es una figura política encapsulada en el mundo antioqueño. Es posible que una gran parte de su éxito en Bogotá sea producto del efecto Mockus, quien tiene una importante audiencia y un especial reconocimiento en la capital dada su gestión como alcalde en dos ocasiones. A esto hay que sumarle, obviamente, los méritos propios que surgen de su figura política y también los que exhibía su acompañante de formula.

4. Vargas Lleras: no siempre la maquinaria corrupta se impone

Uno de los grandes perdedores de la primera vuelta es el ex vicepresidente German Vargas Lleras. A éste se le atribuye una singular maquinaria electoral en todo el país, no exenta ella del uso de la corrupción política y el clientelismo como arma de movilización y compra de conciencias. Hoy sabemos que gran parte de los barones electorales en la costa caribe y en otros sectores del país estaban con este rancio miembro de la oligarquía colombiana, nieto del expresidente Alberto Lleras Restrepo. Como todos sabemos Vargas Lleras salió del gobierno del Presidente Juan Manuel Santos siendo un enemigo del proceso de paz, sobre todo porque en su día observó que ir en contra del proceso garantizaba contar con el voto de un amplio sector de la población. Antes, queremos recordar, había sido un furibundo opositor al proceso de paz entre las FARC y el gobierno de Andrés Pastrana Arango.

A Vargas Lleras llegó como acompañante de formula Vicepresidencial el otrora Ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón, también en su momento opositor al proceso de paz. Uno y otro finalmente moderaron su posición frente al acuerdo. Finalmente, las aspiraciones de pasar la segunda vuelta no ha sido posible muy a pesar de tener a su favor la maquinaria. El caso de Vargas Lleras es un buen ejemplo para analizar cómo no siempre las maquinarias clientelares funcionan en la dirección y con el propósito esperado. Para nadie es un secreto que Vargas Lleras aspiraba a estar en la segunda vuelta presidencial, lo que hubiese supuesto un escenario de confrontación política entre dos sectores con profundo raigambre de derecha, pues no hay que olvidar que Vargas Lleras en su día fue un adicto seguidor de Álvaro Uribe Vélez y su política de Seguridad Democrática. Los comicios dieron a Vargas Lleras y Pinzón tan sólo 1.407.840 votos, muy por debajo de su aspiración, lo que equivale a 7,28 %.

5. De la Calle Pierde y es incapaz de salir a defender el proceso de paz

El otro gran perdedor es Humberto De la Calle Lombana, quien se presentó por la coalición del Partido Liberal Colombiano y la Alianza Social Indígena. En un clima de marcada polarización y en donde el proceso de paz era uno de los blancos a atacar por un sector importante de la derecha y la ultraderecha, le correspondió a De la Calle salir en defensa del proceso de paz, sobre todo porque él fue uno de los arquitectos del mismo. Su propuesta no tuvo acogida ni en los medios, ni en la sociedad, ni en el seno de su partido. De hecho, hoy se conoce que Cesar Gaviria Trujillo, Director del Partido Liberal, sin esperar siquiera a que se realizara la primera vuelta ya tenía al parecer un acuerdo previsto con Álvaro Uribe Vélez y con Iván Duque para sellar un pacto político con el Centro Democrático. Una debacle electoral ha sufrido el Partido Liberal de nuevo. En esta ocasión el gran perdedor es Humberto De la Calle, lo que hace recordar la estruendosa derrota sufrida en 2010 por Rafael Pardo. El tema es que hoy De la Calle ha obtenido sólo 399.180 votos, lo que equivale tan sólo al 2.06% del total electoral. Con esta ridícula votación el Partido Liberal no ha obtenido el umbral necesario y no tiene derecho por tanto derecho a la reposición financiera. Está claro que el Partido Liberal ha sufrido una auténtica debacle.

6. El escenario de las alianzas de cara a las elecciones del 17 de junio

Con este panorama sólo dos candidatos han pasado a la segunda vuelta. Así, Petro y Duque medirán fuerza de nuevo el 17 de junio, fecha en que se conocerá quién será el nuevo Presidente de la República. Parece que el eje que ilumina la confrontación no es sólo izquierda- derecha sino decencia-indecencia, y también defensa del proceso de paz o el volver triza el mismo. Por el momento los alineamientos se producen en uno y otro lado de la balanza política. Como ya hemos dicho, el Partido Liberal en cabeza de Cesar Gaviria Trujillo ya ha optado por sellar un acuerdo político con el Centro Democrático y también los están haciendo importantes barones electorales del Partido Conservador que apoyaron a Vargas Lleras.

Por su parte, éste ya ha dicho que se encuentra trabajando en un famoso acuerdo programático con Iván Duque y su Partido El Centro Democrático. Esto mismo parece suceder con un número importante de senadores y representantes a la cámara del Partido de la U, lo que hace que el candidato Duque concentre hipotéticamente una gran fuerza. Si a estos apoyos le sumamos la diferencia de más de 14 puntos que el candidato Duque ha sacado a Gustavo Petro, esto nos dice que el candidato de Colombia Humana debe reforzar los apoyos ciudadanos y movilizar al electorado abstencionista para darle la vuelta a esta contienda electoral que se antoja adversa.

Si bien a la candidatura de Duque se suma la maquinaria electoral y clientelar de los decadentes partidos tradicionales y de los «nuevos», lo cierto es que la candidatura de Gustavo Petro sufre bajas simbólicas importantes como quiera que Sergio Fajardo, Jorge Enrique Robledo y Humberto de la Calle han manifestado de modo público que votarán en blanco. Ante el momento histórico y político que vive el país, se me ocurre pensar que el voto en blanco puede ser legítimo y respetable, pero considero que ante la encrucijada existente en el cuerpo de la nación, resulta inmoral y antiético votar en blanco cuando hay claramente un candidato como Gustavo Petro que representa la defensa del proceso de paz, la regeneración democrática, la inclusión social, un cambio en el modelo productivo y la decencia de la institucionalidad.

Mientras Petro representa este modelo de país y de sociedad, el candidato Iván Duque lo que nos propone es una reedición de la doctrina de la Seguridad Democrática de su protector Uribe con las consecuencias de falsos positivos y violación masiva a los derechos humanos que ya conocemos. Y ello acompañado de la imposición de una cultura y una práctica homofóbica, ultraconservadora, racista, maniquea y en donde el abuso de poder, el nepotismo, el neo-patrimonialismo, la corrupción y la depredación eco-ambiental y social se configuren como patológica normalidad.

El hecho que Fajardo, Robledo y De la Calle propongan votar en blanco para no votar a Petro, sin duda, debemos entenderlo como un acto mezquino y que de modo indirecto beneficia al candidato protegido por Uribe Vélez. En este contexto votar en blanco es una negación a todo lo dicho por estos tres importantes actores de la política nacional. En campaña dijeron de modo insistente que había que defender el proceso de paz y la creación de una cultura ciudadana que privilegie el esfuerzo y ponga al centro de las preocupaciones la condición humana, los derechos de la naturaleza, y la decencia y el decoro en el ejercicio del quehacer político.

Quizá tendríamos que recordarle a Fajardo, Robledo y De la Calle, que el proceso de paz y la construcción de un nuevo espacio societal decente para los colombianos y colombianas no se construye con el voto en blanco. Y menos, qué duda cabe, cuando hay un candidato que representa una posibilidad de cambio frente a la depredación y al oscurantismo que se ha impuesto en el país dela mano de un grupo de fanáticos y cuyo principal líder está siendo investigado por violación a los derechos humanos y por tener presuntos nexos con grupos paramilitares y reconocidos jefes del cartel de las drogas.

Visto así, resulta inadmisible y censurable que Humberto de la Calle Lombana prefiera votar en blanco que defender el acuerdo de paz que él contribuyó a forjar y el cual hoy, pese a sus múltiples incumplimientos por parte del gobierno de Juan Manuel Santos, ha evitado que se siga expandiendo el sufrimiento y dolor en nuestra sociedad. Cuando todos esperábamos de él un comportamiento de auténtico y singular hombre de Estado, lo que nos ha demostrado con gran solvencia es la entrega pasiva de su obra y gestión de paz a la horda de violentos y depredadores que quieren volver a imponerse en el país. Causa perplejidad que De la Calle haga formal renuncia a defender la mayor obra social y política de nuestra historia contemporánea, como es el proceso de paz, mientras se retira a rumiar su derrota. Este momento excepcional que vive la sociedad colombiana, no la izquierda, requiere de sensatez y de una alta dosis de desprendimiento para que hagamos tránsito de una antropología del individualismo, de la vanidad del yo y del sálvese quien pueda, a una antropología del apoyo mutuo y del pensar en lo común y colectivo. ¿Cuesta acaso mucho entender esto señor De la Calle, Fajardo y Robledo?

Si bien Partido Liberal ha resultado en la primera vuelta pulverizado, no debería el señor De la Calle por un simple ejercicio de dignidad y de responsabilidad histórica permitir que se derrote y pulverice el proceso de paz que él ha ayudado a construir con muchas dificultades. Con la actitud que exhibe hoy De la Calle está claro que dejará el proceso de paz para que Uribe y los suyos cumplan la profecía de convertirlo en trizas. Todavía De la Calle puede evitar que esto suceda. A lo mejor Petro es posible que no gane y que el proceso sea reducido a escombros, a pesar de lo establecido por la Corte Constitucional, pero lo que no debe hacer De la Calle por imperativo ético, moral, histórico y político es votar en blanco cuando sabe de modo consciente que al menos hay una opción política que cree en el ethos de la paz y en la decencia como guía de la acción política. Sólo por estos aspectos no debería Humberto de la Calle Lombana votar en blanco.

7. El Voto en blanco como mecanismo evasivo

Tal y como está la situación, parece que en la segunda vuelta no sólo competirán Duque y Petro. Un nuevo competidor asoma y ese es el voto en blanco. Sus ilustres impulsores indirectos son Jorge Enrique Robledo, Humberto de la Calle y Sergio Fajardo. Es posible que a este grupo de pretendido hombres con sentido de Estado y patriotismo se sume Claudia López, a quienes cientos de jóvenes entonan serenatas para que apoye a Petro. Esto no debe ser un asunto de serenata, deber ser el resultado de una toma de conciencia alrededor del hecho que es lo que dicta la actual situación. No hay duda, lo reafirmo, que votan en blanco para no apoyar la candidatura de Gustavo Petro. En este sentido es triste ver como Jorge Enrique Robledo trata de justificar su voto en blanco haciendo alusión a los cuatro millones de votos en blancos que se produjeron en Francia en las elecciones que le dieron la presidencia a Macron. Así, entre más se empeña el senador Robledo en justificar a través de múltiples estratagemas su legítima decisión de votar en blanco, menos credibilidad y pertinencia tiene su errática e inexplicable decisión.

Así, los que hoy dicen sin ruborizarse que votaran en blanco por tal o cual razón, son los mismos que cuestionarían que alguien lo hiciese si uno de ellos estuviese en segunda vuelta. Y lo cuestionarían, seguro, exhibiendo profundos y singulares valores éticos, morales y políticos, por cierto esos que ellos hoy no exhiben. Sin recato alguno digo, cuando Fajardo, De la Calle Lombana y Robledo hacen piruetas lingüísticas para decir que votan en blanco, lo que están haciendo no es otra cosa que apoyar por otros medios al proyecto de devastación que representan Uribe y Duque. Ni más, ni menos. Llegado a este punto, estoy seguro que si Gustavo Petro no hubiese pasado a la segunda vuelta, éste habría apoyado a Fajardo o a Humberto de la Calle. Esto ya lo demostró cuando decidió apoyar en 2014 a Juan Manuel Santos para salvar el proceso de paz de las amenazas de ese otro cerrero uribista que es Oscar Iván Zuluaga. Y es que es en este justo punto en donde reside la diferencia radical entre Gustavo Petro como hombre de Estado y de Gobierno y todos sus competidores juntos ubicados en el eje del centro izquierda.

Si entre De la Calle, Fajardo, Petro y otros aspirantes a la presidencia hubiese sido posible una mega-consulta interna, quizá esta situación de remontar en un contexto muy adverso se habría evitado. Es más, sumando los votos de estos tres candidatos casi que se hubiese podido ganar en primera vuelta. A la consulta propuesta por Carlos Caicedo le rehuyó Humberto de la Calle y Sergio Fajardo se negó porque creía que tenía cierto pedigrí político. Los únicos que aceptaron el reto de la consulta fueron Caicedo y Petro. Clara López y De la Calle se retiraron al final.

En el fondo los que dicen formalmente que quieren erradicar las prácticas y malas artes de Uribe y los suyos, son los que más han contribuido a que ellos y sus prácticas se mantengan dada su mezquindad y el endo-canibalismo que caracteriza y ha caracterizado al pensamiento de centro izquierda. De algún modo un sector de la izquierda se merece la derecha que tiene. Hoy muchos de los que se dicen demócratas y de izquierda le niegan el apoyo a Gustavo Petro. Nada nuevo. Esto mismo hizo la izquierda representada en el Partido Comunista en 1948 con Jorge Eliécer Gaitán, pues prefirieron votar al gris Gabriel Turbay y no al caudillo liberal. La historia se repite, sólo que guardando las espacio-temporalidades de rigor.

A pesar de esto, líderes como Antanas Mockus han leído e interpretado el momento y en consecuencia han optado por el compromiso de intentar cambiar lo realmente existente. Su apoyo aunque implícito, al parecer, es edificante y constructivo. A este digno y valeroso ejemplo se suman muchos senadores y representante a la cámara del Partido Verde. Igual cosa han hecho muchos de sus militantes. Este mismo camino ha emprendido el Polo Democrático Alternativo, salvo su presidente Jorge Enrique Robledo que sigue a esta hora buscando vanas justificaciones que alivien su esquizofrénica actitud de querer votar en blanco. Y mientras Humberto de la Calle justifica su voto en blanco en una pretendida coherencia, cientos de miembros de la Juventudes Liberales han expresado la decisión de apoyar la candidatura de Petro. Definitivamente, los Jóvenes Liberales están por encima de sus pretendidos estadistas.

Como epílogo, lo único que me queda decirle a Robledo, Fajardo y De la Calle es que reconsideren su posición, pues es inaceptable e inexplicable la misma. A Fajardo en concreto le recuerdo algunas palabras de José Osvaldo Lezama, Premio Nacional de Matemáticas cuando le dice:

Un verdadero matemático [Fajardo lo es] cuando ve que no puede resolver un problema, y un par brillante como Gustavo Petro, tiene alguna posibilidad de resolverlo, le alegra y lo alienta para que haga el intento, no es actitud propia de un matemático sabotear una eventual solución, ni tampoco expresar públicamente que esa persona no es capaz de resolver un problema, y asumir la actitud de «como yo no pude nadie puede». Tal actitud es arrogante, irresponsable, poco constructiva y contraria a la ética científica. (Lezama, 2018). [14]

Por lo demás, que no impere la desesperanza aprendida. La remontada es difícil pero no imposible. Todos y todas nos merecemos un país distinto y unos gobernantes distintos y decentes. Juntas y juntos podemos.

Notas

[1] El Espectador, Declaran de lesa humanidad masacres del Aro y La Granja y el homicidio de Jesús María Valle, Sección Judicial, edición del día jueves 31 de mayo de 2018. [ En línea en] https://www.elespectador.com/noticias/judicial/declaran-de-lesa-humanidad-masacres-del-aro-y-la-granja-y-el-homicidio-de-jesus-maria-valle-articulo-791899 [consultado el día 2 de junio de 2º18]

[2] El País.com.co. Cables desclasificados de EE. UU. asocian a Uribe con narcotráfico en los años 90. Edición mayo 26 de 2018. [En línea en] http://www.elpais.com.co/colombia/cables-desclasificados-de-ee-uu-asocian-a-uribe-con-narcotrafico-en-los-anos-90.html [ Consultado el día 2 de junio de 2018]

[3] Entrevista concedida por Rafael García, ex director de informática del DAS a Noticias Uno. Sf. [En línea en] https://www.youtube.com/watch?v=3PGS1Q4R05U. [Consultado el día 2 de junio de 2018]

[4] Reinoso Rodríguez, Guillermo, Las graves revelaciones del fallo que le devuelve curules al Mira

En 2014 hubo destrucción de material electoral y hasta ‘sabotaje’ del software: Consejo de Estado. Edición digital correspondiente al 5 de marzo de 2018. [En línea en] http://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/revelaciones-del-fallo-del-consejo-de-estado-que-devuelve-curules-a-mira-190246 [consultado el 2 de junio de 2018

[5] Defensoría del Pueblo citado en Todos los Nombres, Todos los Rostros. Informe de Derechos Humanos sobre la situación de Líderes/as y defensores de Derechos Humanos en los Territorios. Informe Especial, Mayo 2018, p, 12.Editado por Cumbre Agraria: Campesina, étnica y Popular, Equipo Operativo Nacional Garatías y Derechos Humanos,, Coordinadora Social y Política «Marcha Patriótica e Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz – Indepaz–

[6] El Universal, Condena de siete años de cárcel para el ‘Mono’ López, edición 10 de febrero del 2012, Sección Regional. [En línea en] http://www.eluniversal.com.co/monteria-y-sincelejo/local/condena-de-siete-anos-de-carcel-para-el-%E2%80%98mono%E2%80%99-lopez-64290 [consultado el 2 de junio de 2018]

[7] El Otro cargo que le fue otorgado a Salvatore Mancuso por los hermanos Juan Manuel y Libardo José López Gómez, fue la Secretaría de Hacienda Departamental, la cual fue ocupada por William Saleme Martínez.

[8] El Universal, Cárcel a Manuel Troncoso (…) el cuñado de Mancuso, edición del 27 de noviembre de 2011. Sección Regional. [En línea en] http://www.eluniversal.com.co/monteria-y-sincelejo/local/carcel-manuel-troncoso-es-el-cunado-de-mancuso-54968 [consultado el día 2 de junio de 2018]

[9] Es hijo del otrora senador Julio Manzur, condenado por la parapolítica.

[10] 10 años Verdadabierta.com, Duro cuestionamiento de Tribunal de Justicia y Paz al Meridiano de Córdoba, sección justicia Transicional, edición del 6 de mayo del 2015. [En línea en] https://verdadabierta.com/duro-cuestionamiento-de-tribunal-de-justicia-y-paz-al-meridiano-de-cordoba/ [consultado el 2 de junio de 2018]

[11] Valdés Correa, Beatriz. El viraje electoral de Córdoba, El Espectador, edición 31 de mayo de 2018. [En línea en] https://colombia2020.elespectador.com/politica/por-que-petro-gana-en-cordoba [consultado 2 de junio de 2018]

[12] El Universal, Mediante derecho de petición, piden demoler monumento a los paramilitares en Montería, edición del 22 de enero de 2011. [ En línea en ] http://www.eluniversal.com.co/monteria/sucesos/mediante-derecho-de-peticion-piden-demoler-monumento-los-paramilitares-en-monteria- [consultado el 2 de junio de 2018]

[13] Fricker, Miranda (2017), Injustica epistémica, Barcelona, Herder. Trad. Ricardo García Pérez.

[14] Lezama Serrano, José. Llamado de atención a Fajardo del Premio Nacional de Matemática, Colombia Plural.

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