El domingo 23 de octubre se realizarán en Chile elecciones municipales para elegir a 342 alcaldes en todo el país. De este modo se entrará en una dinámica electoral que ya no se detendrá hasta diciembre del 2017, cuando se lleven a cabo las elecciones presidenciales y parlamentarias. Los partidos políticos tradicionales, los movimientos emergentes […]
El domingo 23 de octubre se realizarán en Chile elecciones municipales para elegir a 342 alcaldes en todo el país. De este modo se entrará en una dinámica electoral que ya no se detendrá hasta diciembre del 2017, cuando se lleven a cabo las elecciones presidenciales y parlamentarias.
Los partidos políticos tradicionales, los movimientos emergentes y los futuros candidatos han estado esperando estos comicios municipales con cierta expectativa, pues es la primera cita electoral que se realiza desde que en 2014 el país entró en una vorágine de denuncias por corrupción política que han afectado -por igual- a la derecha, a la Concertación y al candidato presidencial «progre», Marco Enríquez Ominami. Sólo la izquierda extraparlamentaria no se ha visto involucrada, lo que, en el marco de su debilidad político-institucional, le da cierta fortaleza.
En todo caso, las expectativas de muchos ciudadanos por conocer y luego analizar los resultados de las elecciones del domingo se han visto ensombrecidas por un escándalo (otro más) que dejó perpleja a la clase política: a medio millón de chilenos y chilenas les cambiaron el local de votación sin previo aviso ni autorización.
De este modo, Guillermo Ponce, un ciudadano residente en Santiago, se acaba de enterar que en el Servicio Electoral (Servel) figura como inscrito en….la Antártica. Otro santiaguino apareció inscrito un poco más cerca….en Isla de Pascua. Ni los famosos se salvan, la diputada comunista Camila Vallejos denunció que tampoco podrá votar en su comuna por estos cambios inconsultos de domicilio, y el diputado de izquierda, Gabriel Boric, el líder de la izquierda emergente, quien reside en Punta Arenas, la ciudad más austral de Chile (y del mundo) apareció inscrito en Santiago y tampoco podrá sufragar en su comuna.
El Servel culpa al Registro Civil, el Registro Civil al Servel, la derecha culpa al Gobierno por incompetente, el Gobierno señala que a tan pocos días de las elecciones hay que buscar soluciones y no ganancias política, etc. Lo único claro, y que a estas alturas nadie discute, es que Chile tiene un Servicio Electoral no confiable. Ya en las elecciones municipales del 2012 hubo una diferencia en el recuento de un millón de votos entre las papeletas de alcaldes y las de concejales, un millón de votos que simplemente nunca aparecieron en la contabilidad electoral; además se denunció que compañeros y compañeras detenidos desaparecidos durante la dictadura figuraban en las listas del Servel. Efectivamente, víctimas de la dictadura quedaron finalmente incluidas en el padrón electoral y hasta tienen designada mesa y local de votación. «Mi papá no es un vivo, no es un muerto; es un desaparecido, pero legalmente no existe. Es una paradoja, pero también es una ofensa», dijo entonces Lorena Pizarro, ex presidenta de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
«Si todo esto hubiese ocurrido en Venezuela, el caso ya habría sido denunciado en la OEA», señaló el senador Alejandro Navarro – quien hace poco renunció a la alianza de gobierno- frente a este bizarro panorama electoral.
Tal ha sido el escándalo que el gobierno, como siempre reaccionando tarde y mostrando nula capacidad de anticipación – lo que ya parece ser una marca de la gobernanza bacheletista- anunció el sábado 15 que tratará de resolver la situación con una reforma constitucional, una «ley corta», le han llamado. Para ello habrá sesiones especiales del parlamento donde se tratará de resolver de algún modo el entuerto para que puedan votar todos los afectados por los cambios de domicilio. Pero como aún nos rige la Constitución de Pinochet, cualquier modificación constitucional requiere quórums altísimos (cerca del 60%), es decir, el visto bueno de la derecha. Y ésta se ha mostrado reticente a apoyar el proyecto. De hecho, está condicionando su disposición para negociar a la salida de la Ministra de Justicia, de quien depende el Registro Civil.
Frente a este cuadro kafkiano, es muy probable que la altísima abstención registrada en las elecciones municipales pasadas (57%) aumente.
Lamentablemente la izquierda chilena, que se ha fortalecido socialmente, no ha logrado llegar con fuerza a esta contienda, a pesar de que están todas las condiciones objetivas dadas para irrumpir con fuerza en el escenario electoral. Sin embargo, la dispersión lo impide: 12 partidos de izquierda en cinco listas distintas se presentan con sus candidatos este domingo.
La única excepción ocurre en Valparaíso, la tercera ciudad del país, donde se unió toda la izquierda tras un candidato joven, Jorge Sharp, ex dirigente estudiantil, quien ha logrado romper en una excelente campaña el binominalismo conformado por la derecha y la Concertación. Las encuestas lo sitúan en empate con los otros 2 candidatos, si llegara a salir elegido, su triunfo tendría un impacto político nacional e indicaría de modo contundente que el único camino para romper el binominalismo y comenzar a golpear en serio al neoliberalismo es la unidad de la izquierda.
http://www.celag.org/chile-entre-el-escandalo-y-la-abstencion/