El movimiento estudiantil colombiano ha estado signado por un vaivén constante; unos ires y venires a lo largo de su trayectoria que ha dejado victorias, avances, pero también muchos estancamientos, lo cuales han producido un inmovilismo y un limitado accionar defensivo que ha sido nombrado en muchas ocasiones como «el coyunturalismo del movimiento estudiantil». En […]
El movimiento estudiantil colombiano ha estado signado por un vaivén constante; unos ires y venires a lo largo de su trayectoria que ha dejado victorias, avances, pero también muchos estancamientos, lo cuales han producido un inmovilismo y un limitado accionar defensivo que ha sido nombrado en muchas ocasiones como «el coyunturalismo del movimiento estudiantil». En ese sentido, en el marco de la actual coyuntura que busca responder principalmente al problema de la desfinanciación de la educación superior pública quisiéramos dejar algunas reflexiones. El movimiento estudiantil colombiano ha estado signado por un vaivén constante; unos ires y venires a lo largo de su trayectoria que ha dejado victorias, avances, pero también muchos estancamientos, lo cuales han producido un inmovilismo y un limitado accionar defensivo que ha sido nombrado en muchas ocasiones como «el coyunturalismo del movimiento estudiantil». En ese sentido, en el marco de la actual coyuntura que busca responder principalmente al problema de la desfinanciación de la educación superior pública quisiéramos dejar algunas reflexiones:
1. El acercamiento a otras experiencias de organización y movilización estudiantil e incluso popular, así como la construcción de memoria histórica, puede evitar un presentismo que cierra el diálogo con otras generaciones que también se enfrentaron a retos, discusiones y obstáculos similares, y que pueden permitir a las generaciones de estudiantes actuales un aprendizaje político con perspectiva histórica.
2. El desarrollo de un permanente trabajo organizativo y político de base que permita retomar experiencias pasadas, pero también que resulte creativo puede ayudar al movimiento estudiantil a salir de su eterno retorno a un punto cero, es decir, a la pérdida constante de acumulados organizativos y políticos que imposibilitan la construcción de una perspectiva estratégica y que desemboca en una capacidad limitada de actuar en las coyunturas.
3. El movimiento estudiantil, al igual que otros movimientos sociales, no puede ser comprendido como una agrupación o una masa homogénea. En su interior, hay distintos actores, apuestas políticas, formas de ser, sentir, pensar y vivir en el mundo, y como consecuencia, hay disputas, tensiones y conflictos. De ahí, que hacer una lectura adecuada y rigurosa del movimiento nos permitirá construir apuestas y caminos más certeros y adecuados. Nuestro accionar político y organizativo debe tener presente esto para no caer en prácticas vanguardistas, mesiánicas o miopes.
4. La construcción de un movimiento estudiantil unitario, pero no homogéneo es una tarea fundamental para superar el fraccionalismo. Sin embargo, la pregunta central es ¿cómo lo hacemos? De ahí que, el diálogo cultural y de saberes se presente como una opción válida y efectiva para la construcción de un tejido social sólido.
El diálogo nos permite reconocernos como sujetos y actores dentro de un movimiento, al tiempo que nos posibilita crear vínculos y construir caminos comunes. Esto no significa la ausencia de conflicto, por el contrario, implica el desarrollo de un conflicto con capacidad creadora, aunque también destructora en la medida en que, estamos dispuestas a exponer nuestras ideas e incluso a romperlas, deformarlas y recrearlas con las otras. No obstante, esto solo será posible en la medida en que haya una voluntad política para construir colectivamente y un ejercicio de la política en donde la ética juegue un papel central. Por este motivo, aunque el diálogo debe ser nuestro sur, debemos tener cuidado con ser ingenuas, pues podemos terminar acumulando a proyectos políticos que reproducen las lógicas del sistema actual.
5. Si nuestra apuesta es superar el inmovilismo y el limitado accionar defensivo del movimiento estudiantil debemos apuntar a su organización. Esto implica la construcción de formas organizativas de abajo hacia arriba, es decir, desde las unidades más locales hasta su articulación nacional; fomentando espacios y mecanismos permanentes de participación democrática directa. Así como la construcción pliegos de exigencia y planes de lucha locales que estén articulados a un programa común que tiene como base las particularidades de los programas y las instituciones educativas y las necesidades de las comunidades educativas, los territorios y el pueblo.
Hoy, esta posibilidad de organización se ve representada en la construcción de consejos estudiantiles y de la Unión de Estudiantes de Educación Superior (UNEES), espacios que, aunque con grandes problemáticas y retos, se presentan como un fermento interesante de organización y democracia estudiantil y universitaria que vale la pena potenciar.
6. Insistiendo en que la lucha es larga y no siempre acumulativa, es importante construir espacios de autocuidado y cuidado colectivo. Bien sabemos que, aunque el movimiento estudiantil tiende a ser una expresión viva de la creatividad y una cuna para la esperanza, también suele ser un espacio para la desilusión y la frustración.
Por este motivo, la construcción de un tejido social sólido que contenga una perspectiva de largo aliento es algo clave, pues permite generar capacidad de frustración, además de comprender que la construcción de la educación y el mundo que soñamos no es algo que surge de la noche a la mañana, sino que requiere esfuerzo, dedicación y mucha paciencia. Esto no significa un conformismo ante las derrotas o un falso triunfalismo, significa el reconocimiento de los errores, la reflexión permanente y la puesta en marcha de toda nuestra capacidad creadora.
Este es un llamado a la incomodidad, a la inquietud y al constante cuestionamiento. Es un llamado a un diálogo sensato y sincero. Es un llamado a superar el inmovilismo, el vanguardismo, e incluso, a problematizar el accionar de nuestros propios proyectos políticos en la construcción del movimiento estudiantil en el país.
Fuente original: https://alestudiantil.wordpress.com/2018/10/22/entre-la…iano/