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Entre Martí, Marx y Mariátegui

Fuentes: Rebelión

José Carlos Mariátegui fue un original defensor del marxismo. Su nombre simboliza lo auténticamente latinoamericano. Con su obra escrita y práctica negó la dimensión eurocentrista que, a lo largo de la historia, han intentado otorgarle a la filosofía marxista sus enemigos. Demostró el carácter abierto del marxismo-leninismo como teoría científica y revolucionaria, que incorpora constantemente […]

José Carlos Mariátegui fue un original defensor del marxismo. Su nombre simboliza lo auténticamente latinoamericano. Con su obra escrita y práctica negó la dimensión eurocentrista que, a lo largo de la historia, han intentado otorgarle a la filosofía marxista sus enemigos. Demostró el carácter abierto del marxismo-leninismo como teoría científica y revolucionaria, que incorpora constantemente nuevos elementos surgidos de las condiciones materiales y espirituales de vida de cada sociedad y de cada época histórica, y por tanto, como teoría inconclusa, que no podrá nunca concluir.

Mariátegui se opuso a la asimilación del marxismo como dogma, lo aplicó a la realidad latinoamericana como instrumento metodológico, a fin de comprender y transformar el orden de cosas en una región insertada en un mundo donde ya se expandían las relaciones capitalistas de producción, y los países de nuestra América actuaban en condición de periferia, marcados por una crisis estructural y arrastrando el lastre de las viejas relaciones de producción de tipo feudal. Era necesario transformar esa realidad y a ello encaminó su práctica revolucionaria.

¿Conoció Mariátegui la obra de José Martí?

La conoció y la admiró, tanto como admiró Martí a Carlos Marx de quien dijera que «Como se puso del lado de los débiles merece honor». (1) Fue Martí un pensador político-social. Su filosofía está dispersa en toda su obra y se revela como sistema de ideas acerca del problema del hombre. Su ideal fue el mejoramiento humano, el logro de la dignidad plena del hombre.

Martí reconoció los valores humanos universales por encima de cualquier prejuicio de tipo racial, se opuso al odio de razas «…porque no hay razas […]. El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra: dígase hombre, y ya se han dicho todos los derechos […]». (2)

Su latinoamericanismo es contrario al chovinismo y al regionalismo. Creía en la necesidad de impedir que Estados Unidos se expandiera por nuestra América. Pudo visionar la vocación internacional del capital; que se materializaba en la expansión de los monopolios, que se sentaban como gigantes a las puertas de todos los pobres.

Martí hizo una interpretación de la historia que se correspondió en diversos aspectos con la concepción materialista de la historia, la cual es el fundamento teórico de la filosofía marxista-leninista. Valoró en qué medida el desarrollo de la conciencia está determinado por el contenido y el carácter de las relaciones sociales en que ella se desenvuelve y que motivan a los hombres a pensar de una forma u otra, a trazarse determinadas metas. Por tal motivo planteo la necesidad de crear un hombre nuevo, cualitativamente superior, un hombre culto y preparado para el ejercicio de la libertad, para pensar y hablar sin hipocresía, forjado en una auténtica Universidad latinoamericana, y conocedor de la historia de América, para dirigir la nueva República formada con todos y para el bien de todos, y cuya ley primera sería «…el culto a la dignidad plena del hombre». (3)

Valoró acertadamente el papel de la personalidad en la historia, la relación del héroe con su pueblo y la responsabilidad individual de la personalidad porque «nada es un hombre en sí, y lo que es, lo pone en él su pueblo […]». (4) y «…porque la grandeza de los caudillos no está, aunque lo parezca, en su propia persona, sino en la medida en que sirven a la de su pueblo; y se levantan mientras van con él, y caen cuando la quieren llevar detrás de sí».(5) En fin, es el pueblo el verdadero artífice de las revoluciones.

La lucha de clases es la vía que propone el marxismo para lograr la emancipación de la clase obrera, sin embargo, en el contexto histórico-social en que desarrolló su labor Martí, era urgente el logro de la unidad entre todos los cubanos para alcanzar la independencia nacional. En la sociedad cubana de entonces la clase obrera era minoritaria y se concentraba fundamentalmente en la industria tabaquera. Predominaba el colono; un ente social surgido a partir de la concentración del capital, y que fue una de las fuerzas motrices en la guerra de 1895. El proletariado agrícola se había nutrido con la presencia de los esclavos liberados en el año 1886, que igualmente tuvieron un rol significativo durante la guerra. La lucha de clases no era entonces una necesidad histórica de primer orden.

De Martí diría José Carlos Mariátegui: «La identidad del hombre hispanoamericano encuentra una expresión en la vida intelectual. Las mismas ideas, los mismos sentimientos circulan por toda América indo-española. Toda fuerte personalidad intelectual influye en la cultura continental. Sarmiento, Martí, Montalvo, no pertenecen exclusivamente a sus respectivas patrias; pertenecen a Hispano-América […].» (6)

A diferencia de Martí, Mariátegui tuvo que aplicar la teoría marxista-leninista de la lucha de clases, a fin de poder ofrecer soluciones prácticas a la cuestión indígena y su vínculo con la clase obrera de Perú y con el proletariado mundial.

Mariátegui comprendió que el indígena es revolucionario cuando tiene ante sí la perspectiva de su tránsito hacia el proletariado, y defiende no sus intereses presentes; sino los futuros. Cuando abandona sus propios puntos de vista para adoptar los del proletariado. El proletariado, a su vez, no puede emanciparse si no emancipa al mismo tiempo a todas las clases oprimidas, la lucha del proletariado contra la burguesía es, primeramente una lucha nacional por su forma, aunque no por su contenido, ya que el proletariado de cada país debe luchar, en primer lugar, contra su propia burguesía.

Abordó la cuestión indígena como un problema económico, «… que tiene sus raíces en la propiedad de la tierra.» (7) Analizó como en Perú, al igual que ocurría en el resto de Latinoamérica, la contradicción entren fuerzas productivas y relaciones de producción tiene sus especificidades, por tratarse de países donde predominan las relaciones de producción capitalistas, pero están presentes fuertes rezagos feudales con relación a la forma de propiedad sobre la tierra, con predominio del latifundio feudal, la servidumbre y el bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas.

Su labor más importante fue la construcción del Partido Socialista de orientación marxista-leninista, que recibió ese nombre para aprovechar las posibilidades legales de la época. A partir de mayo de 1930 fue denominado Partido Comunista. Este Partido se creó con el objetivo de trabajar con las masas obreras y campesinas, a fin de lograr la organización clasista para enfrentar a la burguesía nacional y al imperialismo extranjero; defender los intereses de los trabajadores de la ciudad y el campo, a partir del impulso a los sindicatos de fábricas, industria, y de una confederación central nacional; formar y orientar a un Partido de clase, que respondiera a las condiciones concretas de Perú, e incluyera a las masas de obreros y campesinos organizadas. La organización sindical junto al Partido Socialista desarrollaría una táctica de frente único o alianza con organizaciones y grupos de la pequeña burguesía, siempre que sus objetivos y reivindicaciones se correspondieran con el movimiento de masas.

La genialidad política de Mariátegui se manifestó abiertamente en el llamamiento a la unidad y al frente único. El frente único no anulaba la personalidad política y filiación de los que lo componían, «… no significa confusión ni la amalgama de todas las doctrinas en una doctrina única. Es una acción contingente, concreta, práctica […]. Cada cual debe conservar su propia filiación y su propio ideario […]. Pero todos deben sentirse unidos por la solidaridad de clases […]. La existencia de tendencias y grupos definidos y precisos no es un mal, es por el contrario la señal de un período avanzado del proceso revolucionario […]». (8)

El Programa del Partido Socialista Peruano partió de una valoración de la realidad internacional, del «… carácter internacional de la economía contemporánea que no consiente a ningún país evadirse de las corrientes de transformación surgidas de las actuales condiciones de producción». (9)

El análisis del esquema monoproductor de Perú; aplicable a todo el continente, y su crisis económica estructural; debido a la dependencia de las economías nacionales con respecto al mercado capitalista, hicieron que Mariátegui adoptará abiertamente el marxismo como método de lucha en la etapa imperialista, y abogara a favor de «… la solución socialista a la cuestión agraria». (10) Se refirió al «… socialismo incaico, que correspondió a condiciones históricas completamente separadas y del cual solo quedan como factor aprovechable dentro de una técnica de producción perfectamente científica, los hábitos de cooperación y socialismo de los campesinos indígenas. El socialismo presupone la ciencia, la etapa capitalista, y no puede importar retrocesos en la adquisición de las conquistas de la civilización moderna […]». (11) Abogó por el socialismo porque «El socialismo no es, ciertamente, una doctrina indo americana. Pero ninguna doctrina, ningún sistema contemporáneo lo es ni puede serlo. Y el socialismo, aunque haya nacido en Europa, como el capitalismo, no es tampoco específico ni particularmente europeo. Es un movimiento mundial […]». (12)

Llamó, al igual que Martí, a la unidad de la América Indo-Española, porque «Estos pueblos, realmente, no sólo son hermanos en la retórica, sino también en la historia […]». (13). Valoró como la causa de la dispersión y la falta de vínculos comerciales, el hecho de que «… entre estos pueblos hispanoamericanos no hay cooperación, algunas veces, por el contrario, hay concurrencia. No se necesitan, no se complementan […]». (14) Vio en la unidad de nuestra América una necesidad histórica una posibilidad real, y no una utopía; porque creyó en el ser humano y en sus posibilidades reales, de ahí que afirmara que «De una comarca de América española a otra comarca varían las cosas, varía el paisaje; pero no varía el hombre […]». (15)

América está despertando luego de un turbulento letargo, ya sabemos lo que ocurre a los pueblos que olvidan su historia. El hombre nuevo de la nueva América debe ser capaz de, como decía nuestro José Martí, insertar en nuestras repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser de nuestras repúblicas.(16) Tenemos el deber de divulgar lo auténtico, lo nuestro, porque «No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica […]». (17)

Notas

1 José Martí: Artículo publicado en La nación de Buenos Aires, en mayo de 1883, O.C, T. IX, Editorial Nacional de Cuba, 1963.

2 ________: «Nuestra América», Revista Nuestra América, Casa de Las Américas, 1974.

3 ________: «Bases y estatutos del Partido Revolucionario cubano», O.C, T.I, Editorial Nacional de Cuba, 1974.

3 Ibídem.

4 _________: «Henry Ward Beecher. Su vida y su oratoria», O.C, T.XIII, Editorial Nacional de Cuba, 1974.

5 _________: «San Martín», Revista Nuestra América, Casa de Las Américas, 1974.

6 José Carlos Mariátegui: «La unidad de América Indo española», Temas de Nuestra América, Biblioteca Amauta, Lima, 1960.

7 _________: «El problema del indio», Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, Era, México, 1979.

8 _________: «El 1ro. de mayo y el frente único», La organización del proletariado…, Ediciones Bandera Roja, Lima, 1967.

9__________: «Programa del Partido Socialista Peruano», La organización del proletariado…, Ediciones Bandera Roja, Lima, 1967.

10 Ibíbem.

11 Ibídem.

12 _________: «Aniversario y balance» Amauta, Año 3, No. 17, septiembre, Lima, 1928.

13 _________:»La unidad de América Indo española», Temas de Nuestra América, Biblioteca Amauta, Lima, 1960.

14 Ibídem.

15 Ibídem.

16________: «Nuestra América», Revista Nuestra América, Casa de Las Américas, 1974.

17 _________: «Aniversario y balance» Amauta, Año 3, No. 17, septiembre, Lima, 1928.