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Entrevista a la escritora y periodista Rose Mary Espinosa: «Nos enfrentamos al énfasis del best seller»

Fuentes: Rebelión/Clarín de Chile

México DF.- En entrevista exclusiva con Clarín.cl Rose Mary Espinosa (1969), habla de la novela Mi cuerpo en tus manos (Editorial Terracota, 2009): «Esto ocurre en vida y presencia, luego Aurora se asoma desde otra dimensión o detrás de la puerta y lo ve hojear sus diarios íntimos, es una intromisión, sentir que alguien te […]

México DF.- En entrevista exclusiva con Clarín.cl Rose Mary Espinosa (1969), habla de la novela Mi cuerpo en tus manos (Editorial Terracota, 2009): «Esto ocurre en vida y presencia, luego Aurora se asoma desde otra dimensión o detrás de la puerta y lo ve hojear sus diarios íntimos, es una intromisión, sentir que alguien te traspasa, te hunde los dedos y destaza, quedas desnudo, es una vejación que tiene que ver con que ya no estás ahí, ya no puedes hacer nada, los diarios son tus despojos, tu cadáver, no sabes qué pasará con tu palabra una vez que mueres»

Autora de: Una vez tu cuerpo (2002) y Mi cuerpo en tus manos (2009). Periodista titulada por la Universidad Iberoamericana, con especialización en Comunicación Política por la Universidad Complutense de Madrid, Rose Mary Espinosa ha colaborado en Letras Libres, Gatopardo, Día siete, Etcétera, Confabulario, Reforma y El Financiero, actualmente cuenta con un espacio en MVS Televisión, en la revista GQ-México y en El Tiempo de Monclova. Mientras termina la edición de dos antologías, la primera sobre su columna Beso de Ángel -que solía firmar con seudónimo-, y un segundo libro de poesía, confiesa que ya redactó el eje narrativo de su nuevo proyecto: «Estoy escribiendo otra novela, sobre la cata de vinos y la cata de amantes, como dos temas paralelos»

MC.- ¿Eras conciente que al interrumpir la escritura de tu novela mediante capítulos cortos provocarías una peculiar angustia en el lector?

RE.- Tal vez no fui consiente per se de la brevedad y cantidad de los capítulos, lo que sí tenía claro era la sensación de vivir y luego pensar cómo recordaría estas vivencias, quizá por eso la fugacidad que quería reflejar al decir: «estoy aquí, cómo será todo cuando ya no esté; ahora amo, cómo será cuando ya no me amen, quién estará en la habitación cuando me vaya». Esa era mi óptica, preguntar cómo serían -en el futuro- las cosas cuando yo no esté.

MC.- ¿Recuerdas tu estado anímico al escribir el escenario onírico de la novela?

RE.- Correspondió a varios cambios en mi vida, estaba embarazada de mi segunda hija, mi matrimonio tenía sus altibajos; había un ánimo de reclusión solitaria en la escritura, sobre todo por los lugares que iba conociendo, los viajes que hice no eran hilarantes, ni efusivos, eran de introspección y recogimiento. Es lo que ahora recuerdo, pero muchas veces embelleces la memoria.

MC.- Me gustó la metáfora de la protagonista de tu novela, -Aurora- al descubrir que sus diarios fueron subrayados, dice: «Sentí como si alguien hubiese hundido sus manos en mi cuerpo hasta atravesarme y sacarme todo… para dejarme sin voz interior» (pág. 176), ¿no es demasiada potestad la que le otorgas al lector?

RE.- Esto ocurre en vida y presencia, luego Aurora se asoma desde otra dimensión o detrás de la puerta y lo ve hojear sus diarios íntimos, es una intromisión, sentir que alguien te traspasa, te hunde los dedos y destaza, quedas desnudo, es una vejación que tiene que ver con que ya no estás ahí, ya no puedes hacer nada, los diarios son tus despojos, tu cadáver, no sabes qué pasará con tu palabra una vez que mueres.

MC.- Tu primer libro de poesía se titula: Una vez tu cuerpo (2002) y tu novela: Mi cuerpo en tus manos (2007), ¿por qué la insistencia corporal en tu literatura?

RE.- El título original del libro de poesía era Centinela en el destierro (2002), algo muy conceptual, pero la editorial me aconsejó cambiarle el nombre por el primer verso del poema Incipiente: «Una vez tu cuerpo», porque resultaba más efectivo titularlo así, por la portada de una pintura francesa de un hombre atormentado y desnudo frente al mar, así embonó todo: el erotismo de los poemas y el cuerpo masculino. La novela también tenía otro nombre, se barajaron varios y éste fue el que más gustó, tomé -de entre varios pilares- el título que tuviera más significados: erotismo, violencia, muerte y sangre; camino a la boda de una prima, en el auto pensaba: «cómo te sientes cuando estás en las manos de alguien». A parte tengo otros artículos, por ejemplo, publiqué en la revista Letras Libres el ensayo «Mi cuerpo es tu cuerpo» (febrero, 2006), sobre cómo vas adecuando tu cuerpo a la expectativa del otro. El cuerpo es una constante en mis temáticas y obsesiones.

MC.- Adrián, el coprotagonista de la novela, es un pintor que se gana la vida impartiendo talleres de vitrales, ¿cómo fuiste armando el mosaico psicoanalítico de su frustración?

RE.- Yo notaba que este personaje iba cobrando más presencia, él tenía una batalla por ser un pintor reconocido, por exponer en galerías de prestigio y hacía el trabajo artesanal que despreciaba, así vivía y expresaba esa frustración.

MC.- ¿Por qué abordaste la celopatía como eje en la relación de Aurora y Adrián?

RE.- Desde niña observé la relación demandante de mis abuelos, parecía que iban a terminar y al día siguiente no pasaba nada, ya eran viejitos y los celos estaban todo el tiempo; mis papás reprodujeron el esquemita. Luego vi que los celos no eran exclusivos de la familia, sino que se presentaban en otras parejas de mi generación. Así que lo representé en «Adrián», un pintor que ve la belleza per se y que se encarna, así que cuando su musa observa que él tiene otras musas y se siente desplazada, pero al mismo tiempo comparte el clímax de la creación pictórica, las modelos no sólo son objeto sino parte de la dinámica del pintor; Aurora lo permite y sn embargo lo sufre.

MC.- ¿Leíste la novela «Alta infidelidad» de Rosa Beltrán?, ¿revisaste la literatura de las dos Elenas: Garro y Poniatowska?, ¿qué referentes tenías de los celos enfermizos en la narrativa mexicana?

RE.- Lecturas como tales de literatura latinoamericana no fueron tan directas, o no estaba consiente de que me alimentaran porque lo que yo revisé fue literatura romántica y gótica, por ejemplo, Emily Brontë y Bram Stoker. Buscaba la intromisión de un tercero, como un vampiro, un monstruo, o la figura inocente de una modelo joven para entrar en el triángulo amoroso de Aurora y Adrián, haciendo que despierte una monstruosidad en los celos de ella o la forma en que él la puede reprender. Estudié otro tipo de bibliografía: patologías, diagnóstico, esquizofrenia, trastornos de la personalidad y temas de la veta psiquiátrica.

MC.- Si hubiera que situar la novela, por el aliento gótico, las veredas y montañas, ¿dónde la ubicarías?

RE.- Pensé en el sur de la Ciudad de México, en el Ajusco; quería emparentar mi novela con las «Cumbres borrascosas», y retratar el horror de esta casa al interior de sus paredes, un poco lo que decía Ibsen: «el verdadero infierno está detrás de las puertas, no en las calles». Lo que rodea la casa son los mercados, es la pobreza económica, la gente que condena en silencio, que no te dirige la mirada porque atribuye cosas y les resultas indiferente, en el caso de que no inicien un rumor.

MC.- ¿Cuál fue la utilidad de los talleres de la Beca de Jóvenes Creadores en México, de la Fundación UNESCO-ASCHBERG en Francia y del Writers Room de Nueva York?

RE.- Primero asistí a la escuela de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM), ahí retomé el rol alumno-maestro y asistí a clases con figuras como Hugo Arguelles. Después llegaron las residencias artísticas en París y Nueva York, me nutrió la experiencia de salirme del contexto, tener un poco de espacio y perspectiva, volver a las lecturas e investigación, que muchas veces aquí -por la velocidad de la Ciudad de México- no tienes oportunidad. Lo que escribo ahora es de una forma fragmentada, en cambio con los refugios de las becas te puedes dedicar exclusivamente a tu obra.

MC.- Es curioso, pero en la colección «La escritura invisible» -de Editorial Terracota- encuentro 3 coincidencias: Edna Lieberman publicó una novela sobre su fantasma Roberto Bolaño; Isabel Custodio hizo lo propio con Fidel Castro Ruz; y en tu caso, la protagonista es un fantasma en la vida del pintor…

RE.- Alguien me dijo «por qué bautizas al personaje de tu novela con el nombre de un pintor famoso», también lo noté, el tema de volver al recuerdo; Mario, ayúdame a pensar el nombre del pintor (risas). Lo mío es totalmente ficción, a diferencia de Edna e Isabel que sus historias pueden parecer ficción; y sí, tenemos similitudes, no en el tipo de prosa, sino en la estructura de «voy a narrar mi vida con». De repente tengo amigas que se han identificado con la relación de mis personajes, incluso hombres que se han sentido minimizados, satelitales en estas relaciones donde uno tiene el trabajo importante o el más demandante, eso se ve hasta en la personalidad, habrá quien no trabaja y a la vez resulta muy demandante en la relación. Por supuesto noté la temática en común con las mujeres de Terracota.

MC.- ¿Quién te propuso la idea de publicar tu primera novela en la Editorial Terracota?

RE.- En la Editorial Terracota estaban reuniendo manuscritos, me enteré de la convocatoria por Estela Cuellar; tardé 7 años en escribir mi novela, ya la había guardado en un cajón, la había llevado a talleres, con amigos y me dije: «tal vez no sea el mejor tiempo para publicarla», con otras palabras y maldiciones (risas), todo se embellece con la distancia.

MC.- En un ámbito editorial con tintes machistas y de grupúsculos, ¿qué dificultades enfrenta una escritora y periodista?

RE.- Vemos todos los libros que trituran las editoriales en lugar de hacer donaciones a las escuelas y bibliotecas, nos enfrentamos al énfasis del best seller, a la búsqueda de temas taquilleros, por ejemplo la violencia del narcotráfico; las editoriales le brindan toda clase de privilegios a los autores consagrados, ya de entrada el mundo editorial es un filtro con el que pierdes la esperanza. Afortunadamente existen las publicaciones online y blogs, los proyectos alternativos, alejados de los criterios del marketing. Hay muchas anomalías y vicios, desde el machismo, hasta el tráfico de influencias y los lugares comunes de las temáticas.

MC.- Finalmente y después de tu primera novela, ¿qué tienes entre manos por publicar?

RE.- Llevo un año terminando mi nuevo libro, pocos saben que yo tenía una colaboración en el desaparecido periódico Centro, mi columna se llamaba: «Beso de Ángel», quiero revivir al personaje, porque escribía con seudónimo y por fin haré la revelación. Tengo en la mira una antología de poesía, en julio se realiza un festival de poesía en Siria y me han invitado como parte de México. Actualmente estoy escribiendo otra novela, sobre la cata de vinos y la cata de amantes, como dos temas paralelos.

http://www.elclarin.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=21302&Itemid=2729

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