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Epílogo del libro Procès d’un homme exemplaire

Eric Toussaint, lanzador de alertas

Fuentes: CADTM

Traducido para Rebelión por Caty R.

En nuestra Europa de la conciencia homogeneizada, del consenso confuso, de la razón de Estado triunfante, cualquier idea de ruptura con el orden mortífero del mundo aparece como una utopía e incluso, más comúnmente, como un delirio (2).

Entre nosotros, en el mejor de los casos, un revolucionario se considera un excéntrico simpático, una especie de vagabundo espiritual, un iluminado inofensivo o un marginal pintoresco, en el peor un revoltoso inquietante, un desviado o un loco. Las oligarquías del poder financiero globalizado gobiernan el planeta. Su ideología legitimadora: un economismo riguroso, un chovinismo fanfarrón, una doctrina de los derechos humanos de doble rasero, ¿exagero? Estados Unidos, Francia, Bélgica y muchos otros Estados occidentales albergan dentro de sus fronteras democracias reales, vivas, respetuosas de las libertades y reivindicaciones que benefician a sus ciudadanos. Pero en sus imperios neocoloniales, frente a los pueblos periféricos a los que dominan, esas mismas democracias de Occidente practican lo que Maurice Duverger denomina «fascismo externo»: Desde hace 50 años en muchos países del hemisferio sur todos los indicadores sociales (salvo el indicador demográfico) son negativos. La desnutrición, la miseria, el analfabetismo, el desempleo crónico, las enfermedades endémicas y la destrucción familiar son consecuencias directas del intercambio injusto y de la tiranía de la deuda. Las democracias occidentales practican el genocidio por indiferencia. Régis Debray señala: «Hacen falta esclavos para los hombres libres» (3). ¡Es el precio de la frágil prosperidad de Occidente!

Los pueblos de los países pobres se matan a trabajar para financiar el desarrollo de los países ricos. El Sur financia al Norte, y especialmente a las clases dominantes de los países del Norte. En la actualidad la herramienta más poderosa de la dominación del Norte sobre el Sur es el garrote de la deuda.

Los flujos de capital Sur-Norte sobrepasan los flujos Norte-Sur. Anualmente los países pobres envían a las clases dirigentes de los países ricos mucho más dinero del que reciben de ellos en forma de inversiones, créditos de cooperación, ayuda humanitaria o la denominada ayuda al desarrollo.

Ya no hacen falta ametralladoras, napalm o tanques para someter a los pueblos. Ahora se encarga la deuda.

La deuda externa es un arma de destrucción masiva. Somete a los pueblos, destruye sus aspiraciones independentistas y asegura la permanencia del dominio planetario de las oligarquías del capital financiero.

En 2013 cada cinco segundos muere de hambre un niño menor de 10 años. 57.000 seres humanos mueren de hambre todos los días. Más de 1.000 millones de los 7.000 millones de seres humanos que somos están desnutridos de forma grave y permanente. En un planeta en el que según la FAO se podría alimentar normalmente (2.200 calorías por individuo adulto diarias) a 12.000 millones de seres humanos.

África es el continente que -con respecto a su población- cuenta con el mayor número de personas hambrientas: el 36,2% en 2012. En cifras absolutas es Asia la ganadora de esta dramática cuenta. El garrote de la deuda externa impide a los países más pobres realizar las inversiones mínimas y urgentes para su agricultura.

Los 54 Estados de África de los que 37 son países casi puramente agrícolas, con grandes tierras fértiles, poco poblados, tuvieron que importar alimentos en 2012 por un importe de 24.000 millones de dólares debido a la falta de inversión en la agricultura. Faltaron semillas seleccionadas, abonos minerales y abonos orgánicos. Hay menos de 250.000 animales de tiro en el continente y menos de 85.000 tractores. En 2013 la hoz y el machete continúan siendo todavía las principales herramientas de producción.

Solo el 3,8% de las tierras cultivables al sur del Sahara son regadíos. El resto es agricultura dependiente de la lluvia, con todos los riesgos mortales que conllevan las veleidades climáticas.

El FMI administra la deuda de los países pobres.

Los mercenarios del FMI son los bomberos del sistema financiero mundial. Cuando es necesario no dudan en convertirse en pirómanos…

En tiempos de crisis aguda, intervienen en los emplazamientos financieros exóticos y así cuidan sobre todo de que ningún especulador internacional pierda su apuesta inicial. The Economist, que no es precisamente un agitador de izquierda, escribe: «…So when sceptics accuse rich country governments of beeing mainly concerned with bailing out western banks when financial crisis strikes in the world, they have a point» (Cuando algunos espíritus escépticos acusan a los gobiernos de los países ricos de desear sobre todo evitar pérdidas a los bancos occidentales durante las crisis, tienen razón) (4).

Para el mantenimiento, la reproducción el fortalecimiento de este orden caníbal del mundo, Jacques De Groote desempeña desde hace decenios papeles claves: director ejecutivo del FMI, director del Banco Mundial, consejero del depredador Joseph Désiré Mobutu, etc.

De Groote está hoy ante el Tribunal Penal de la Confederación Helvética en Bellinzone junto a otros seis acusados checos, según el acta de acusación del Ministerio Público Federal, «por blanqueo de dinero agravado y fraude».

De la trayectoria tumultuosa y sulfúrica de Jacques De Groote, Eric Toussaint ha escrito un libro fascinante, con una escritura brillante y documentación exhaustiva y precisa.

Eric Toussaint es un autor mundialmente conocido y un asesor requerido expresamente por los numerosos gobernantes que pretenden librarse de sus deudas «odiosas» Sus obras científicas son autoridad en todo el mundo, incluso en las cercanías del FMI y el Banco Mundial. La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos (2998), 50 preguntas, 50 respuestas sobre la deuda, el FMI y el Banco Mundial (2002, reditado en 2008), Banco Mundial: el golpe de Estado permanente: la agenda oculta del consenso de Washington (2006), La deuda o la vida (2011), etc., son obras imprescindibles para entender el funcionamiento del actual orden económico mundial implantado por las oligarquías del capital financiero. En esta obra científica rica y abundante, Procès d’un homme exemplaire ocupa un lugar aparte. Jean-Paul Sartre, refiriéndose al trabajo intelectual, establecía una distinción entre las obras científicas, analíticas, de erudición y los «libros de intervención». En estos últimos, el investigador se convierte en «lanzador de alertas». Procès d’un homme exemplaire es un libro de intervención. En el momento en que escribo estas líneas todavía no se conoce el veredicto del Tribunal Internacional de Bellinzone. Por lo tanto, con respecto a Jacques De Groote es necesario -aunque parezca difícil- respetar escrupulosamente la presunción de inocencia.

Sin embargo el libro de Eric Toussaint plantea desde el presente cuestiones inquietantes. ¿Cómo ha podido un personaje como De Groote ejercer impunemente durante más de 20 años en el FMI y en el Banco Mundial sus dudosas actividades? ¿De cuáles protecciones y complicidades se ha servido?

En este magnífico libro están las respuestas.

Notas:

(1) Este texto constituye la contraportada del libro de Eric Toussaint Procès d’un homme exemplaire, Al Dante, Marsella, 2013, http://cadtm.org/Proces-d-un-homme-exemplaire .

(2) Régis Debray, en Le Tiers monde et la gauche, obra colectiva, Seuil, 1979, página 79.

(3) «A Plague of Finance «, The Economist (Londres), 29 de septiembre de 2001. http://www.economist.com/node/796127 .

Jean Ziegler es autor de Destrucción masiva: geopolítica del hambre.

Fuente: http://cadtm.org/Eric-Toussaint-lanceur-d-alerte