El académico y analista político asegura que la derrota del Partido Comunista en el Colegio de Profesores marca un hito que lo asemeja a las tiendas de centroizquierda en la postdictadura. Respecto a la irrupción del ‘Panzer’ en la carrera presidencial, Águila afirma que la disputa entre Insulza y Atria representa la disyuntiva del socialismo […]
El académico y analista político asegura que la derrota del Partido Comunista en el Colegio de Profesores marca un hito que lo asemeja a las tiendas de centroizquierda en la postdictadura. Respecto a la irrupción del ‘Panzer’ en la carrera presidencial, Águila afirma que la disputa entre Insulza y Atria representa la disyuntiva del socialismo de optar entre la «regresión hacia las lógicas de gobernabilidad concertacionista o, bien, continuar avanzando en el nuevo ciclo de transformaciones y nuevas formas que se abren en 2011».
Durante esta semana se han vivido hitos políticos que han remecido el corazón de la Nueva Mayoría. Por una parte, el ahora ex agente chileno ante La Haya José Miguel Insulza dejó su cargo para aventurarse en la carrera presidencial y disputar con el académico constitucionalista Fernando Atria, y tal vez también con el ex Presidente Lagos, la representación del Partido Socialista en las posibles primarias del oficialismo. Todo esto en la previa del Comité Central del PS, mañana sábado, sin la presencia de la timonel de la colectividad, Isabel Allende, quien se restará del encuentro por razones de salud.
Por otro lado, el Partido Comunista ha tenido una semana negra.
Después que se posicionara de parte de los trabajadores del sector público en la discusión por el reajuste, votara en contra de la propuesta del Ejecutivo en dos ocasiones, sufriera una reprimenda pública del resto de los partidos de la Nueva Mayoría y, finalmente, terminara absteniéndose de votar en la aprobación del reajuste, vivió una dura derrota en las elecciones de uno de los principales gremios del país, el Colegio de Profesores.
El analista político y académico de la Universidad de Chile Ernesto Águila, militante PS que respalda la candidatura de Atria como apuesta por reemplazar las lógicas neoliberales en las que ha vivido esa parte de la izquierda chilena, desmenuza una compleja semana para el oficialismo y las perspectivas para el futuro político del PS y el PC en la Nueva Mayoría.
El vaciamiento de lo social en el Partido Comunista
La aplastante derrota que sufrió el Partido Comunista en el Colegio de Profesores, ante la candidatura de la lista «Disidentes Unidos», distintas agrupaciones a la izquierda del PC que se aglutinaron en medio de las movilizaciones del año 2014 por la carrera docente, causó un fuerte remezón al interior de dicha colectividad, pero también consolidó una tendencia a la baja en la dirección de las organizaciones sociales, el principal capital político del PC.
Según Águila, hay dos procesos que influyeron en esta derrota. Por un lado, «el recambio generacional dentro del Colegio de Profesores, que aunque no es el caso de Mario Aguilar (presidente electo del Magisterio), pero sí de muchos de los pingüinos de 2006, de los universitarios de 2011: son como la misma generación que sobre todo en comunales y regionales se han hecho presentes en esta elección, y ha significado un recambio importante. Allí hay un tema generacional que se observó cuando hubo un conflicto en los últimos dos años».
A ello se le suma una nueva dinámica de los colectivos políticos, de los actores sociales, «es una generación que ahora llega al sindicalismo, con dirigentes más jóvenes y a estructuras más tradicionales como el Colegio de Profesores. Ese recambio generacional se está produciendo, y estas nuevas generaciones no están, o vienen poco vinculados a los partidos históricos», agrega.
Por otra parte, el analista señala que «evidentemente hay un desgaste también muy grande de Jaime Gajardo y de esa generación de la Nueva Mayoría. Creo que al PC le está pasando lo mismo que le pasó al Partido Socialista y a la Democracia Cristiana desde los años 90, y parte de los 2000, e incluso que le pasó a Revolución Democrática en los dos años que estuvo en el Ministerio de Educación, y es que se vaciaron socialmente».
A juicio de Águila, es «muy difícil ser del Gobierno de la Concertación y de la Nueva Mayoría y, al mismo tiempo, poder ser representativo de los movimientos sociales. Estos gobiernos no tienen un diseño que permita desarrollar políticas públicas de manera integrada y participativa de los actores sociales».
En opinión del académico, la lógica de la Concertación y de la Nueva Mayoría establece que los movimientos sociales son «grupos de presión», al igual que en el pensamiento conservador. En cambio, «en el pensamiento más tradicional de la izquierda los movimientos sociales siempre encarnaron una conflictividad social más real, y sus propuestas eran parte del crecimiento de la política. Pero esa idea tradicional de izquierda se pierde en los 90, en los 2000, incluso en la Nueva Mayoría no renace», recalca.
Para Águila, el Partido Comunista está chocando con esta lógica de la Nueva Mayoría y, por lo tanto, vive «el vaciamiento de lo social» al interior de sus filas. Pero para un partido con arraigo social este vaciamiento no es intrínseco a la incorporación de un Gobierno, el problema es que el mandato de Michelle Bachelet «no incluye una gobernabilidad participativa, eso hace crisis con todos los partidos que quieran tener presencia en el activo social», agrega el analista.
Esto trae consigo «una situación bien crítica para el PC y en algún sentido también para el Partido Socialista, porque en realidad son partidos que tienen justificación en la medida que tienen una presencia social y un rol de representación de conflictos y principalmente en el mundo laboral», puntualiza.
Ante este complejo panorama, Águila señala que el Partido Comunista tiene dos posibilidades: «Terminar siendo un partido exclusivamente gubernamental o, bien, intentar ser un partido que articule una presencia en lo social y en lo político. Que sea capaz de establecer un puente entre estos», pero para lograr lo segundo necesita de una Nueva Mayoría «compatible con ser parte del mundo social sin descapitalizarse, implica una nueva forma de relación entre Gobierno y sociedad, que hasta el momento no se ha observado».
La encrucijada socialista
Otra sorpresa de la semana fue la consolidación de José Miguel Insulza como precandidato presidencial. Su anuncio cayó en medio de una serie de tensiones internas en el Partido Socialista por el candidato presidencial. La derrota de los grupos que buscaban que la colectividad se cuadrara tras Ricardo Lagos, luego de la bajada de Isabel Allende, hizo que aquellos que buscaban tener una primaria interna en el partido se reactivaran. De esta forma, aquellos que respaldan la candidatura de Fernando Atria y el núcleo más duro de Allende se resistieron a darle el apoyo a Lagos y obligaron al sector concertacionista a reaccionar.
«La candidatura de Insulza responde en medida importante a que él cree que tiene la posibilidad razonable de ser el candidato del Partido Socialista, en la medida que pueda enfrentarse en una primaria al otro candidato, que es Fernando Atria. Luego de la bajada de Isabel Allende es el de mayores posibilidades de ganar una primaria en el PS», afirma Águila. Agrega que Insulza «no cree que Lagos vaya a la primaria, porque efectivamente ambos disputarían un espacio muy parecido. Más bien sus expectativas están dadas en que Lagos no va a continuar porque no va a despegar en las encuestas. Por lo tanto, por esa vía, si gana su nominación en el PS y si Lagos no avanza, podría generar un grado de expectativa interesante en una primaria con Guillier y con el candidato de la DC».
Para Águila, la candidatura del ‘Panzer’ representa «lo mismo que Lagos: reivindicar lo que fue la Concertación e intentar retomar esa lógica de transversalidad. Hay una cierta nostalgia del binominalismo en la candidatura de Insulza. En este sentido, lo nuevo, lo especialmente nuevo en el PS, es que exista una candidatura como la de Fernando Atria». En la visión del académico, Atria «representa una impugnación a una hegemonía neoliberal dentro del Partido Socialista, que se instaló en un determinado momento, y que hoy día está siendo impugnado, yo diría con mayor fuerza argumentativa, mediática y social que en anteriores oportunidades en el Partido Socialista, y con mayores posibilidades de confrontarla».
Esta confrontación entre Insulza y Atria representa una disyuntiva al interior del PS, optar por la «regresión hacia las lógicas de gobernabilidad concertacionista o, bien, continuar avanzando en el nuevo ciclo de transformaciones y nuevas formas que se abren en 2011. Es realmente una disyuntiva de tipo histórica para el Partido Socialista», apunta Águila.
Pero, además, las primarias al interior del PS pueden determinar la carrera presidencial de la Nueva Mayoría. Según Águila, «el triunfo de Insulza puede significar un potenciamiento futuro de Lagos y no de Guillier, pero un triunfo de Atria podría traer un potenciamiento de Guillier por sobre Lagos; está subyacente en esta primaria que probablemente vivirá el Partido Socialista».
Respecto al próximo Comité Central del PS, Águila estima que estará marcado por el fracasado intento de «haber proclamado allí a Lagos, eso es lo que se pretendía, pero hoy se le ve pocas posibilidades». Ante este panorama, la disputa se dará en torno a las primarias, y si estas deben desarrollarse con «solo militantes del partido o ser ciudadanas. Me parece que se va a llamar a elecciones internas del Partido Socialista, se van a adelantar un poco para el 26 de marzo, y también puede que coincidan ambas elecciones. O bien, puede que se elija el Comité Central y posteriormente se retome allí el tema de una elección primaria que hasta el momento tiene solo dos candidatos, pero podrían ser más», adelanta el académico.
A juicio de Águila, «las tensiones van a estar en torno al mecanismo y cuáles son los plazos para hacer eso. Porque también está el miedo de que esto no debe resolverse a la brevedad, sino más bien en marzo, abril o mayo». Lo importante para el núcleo del PS es «ganar tiempo», sostiene Águila, y de esta forma tomar decisiones basados en el despliegue de los candidatos presidenciales, que también puede incluir un candidato de la Democracia Cristiana.
Asimismo, el académico asegura que existe un punto que puede tensionar al socialismo y a la Nueva Mayoría, y es la Asamblea Constituyente. Las definiciones en cuanto al mecanismo para obtener una nueva Constitución van a marcar un «clivaje al interior del PS y en las elecciones», afirma Águila. Pero no solo marcarían a la Nueva Mayoría sino también a las fuerzas que se articulan fuera del sistema binominal: «Hay un grado de cercanía programática importante con los que hoy día conforman este eventual Frente Amplio y, por lo tanto, no es descartable que existan simpatías entre distintas candidaturas para el ámbito parlamentario», indica Águila.
Según el académico, la línea divisoria de la Asamblea Constituyente «pone a algunos sectores de la Nueva Mayoría mucho más cerca del Frente Amplio que de los propios candidatos de su actual coalición. Va a ser clave si se puede hacer un gran pacto transversal que se exprese en votaciones, entre todos aquellos que ven al Parlamento como el gran espacio para construir una nueva Constitución Política, y para desneoliberalizar a la sociedad chilena, en la construcción de una nueva Constitución vía Asamblea Constituyente. Eso separa dentro de la Nueva Mayoría y construye puentes con el Frente Amplio», concluye.