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Entrevista a Michael Löwy, uno de los primeros estudiosos del pensamiento del Che

Ernesto Che Guevara. Sombras y luces de una memoria siempre presente

Fuentes: contretemps

Traducido para Rebelión por Caty R.

 

Imagen del Che y su memoria en Francia

Nadie puede negar que en la actualidad la imagen del Che se ha convertido en un fenómeno comercial, sin embargo, ¿cree que eso tiene aspectos positivos? ¿Qué piensa de películas como la de Soderbergh (1) que juegan en un doble aspecto: la voluntad de que el gran público descubra al Che y que al mismo tiempo produzcan beneficios?

No podemos hablar de aspectos positivos, se trata simplemente del síntoma de un interés, de una simpatía, de una atracción que no siempre es muy política, pero que existe y da testimonio de algo. Eso no tiene aspectos positivos ni negativos, pero es interesante porque manifiesta un cierto estado de ánimo, sobre todo entre los jóvenes.

Con respecto a las películas de Soderbergh, éstas se rigen por las leyes del beneficio, como todo el cine. No son muy políticas. Se concentran en la faceta del combatiente heroico, el mito, la biografía. Sin embargo, la lucha y los retos políticos de la vida del Che se abordan de una forma muy limitada. Esos son los límites de la película. Al mismo tiempo, vemos que el cineasta simpatiza con el Che, y una vez más el punto más interesante de la película es sobre todo su éxito, que de nuevo indica un interés del público por saber más sobre el Che, por conocer mejor su biografía. Este aspecto es un auténtico síntoma representativo de una cierta manifestación pero sigue siendo superficial. La película en sí misma no es mala, pero no es muy profunda.

Su último libro (2) sobre el Che Guevara, ¿puede ser un despertador de la conciencia? ¿Y quiénes son los destinatarios? ¿Los jóvenes, la clase política?

En realidad no está destinado a la clase política, sino a todas las personas que se politizan, que se interesan, jóvenes o menos jóvenes, ¿Que si es un despertador de conciencia? Las personas que compran el libro ya tienen una conciencia, si no la tuvieran no harían nada o, como mucho, comprarían una camiseta. El libro puede ayudarles a profundizar esa conciencia, a conocer mejor los desafíos políticos más allá de la biografía, más allá de lo que hace Soderbergh. El libro puede desempeñar ese papel de ayudar a dar un paso más en el conocimiento del mensaje del Che, un mensaje revolucionario, anticapitalista, un socialismo diferente. Nos gustaría que las personas que lo lean quieran traducir esas ideas a la práctica, y esperamos que quieran comprometerse políticamente, que militen en los movimientos sociales, en el «Nuevo Partido Anticapitalista». Pero no hay una relación directa entre el libro y una práctica política.

¿Cómo ha evolucionado la percepción de la figura del Che en Francia?

En los años 60 hubo una primera percepción del Che por la izquierda radical. Especialmente en las Juventudes Comunistas Revolucionarias, JCR (3), en torno a Bensaid (4) y Jeannette Habel (5), para quienes Guevara es tan importante como Trotski, de quien traducían los textos. Fue una referencia importante para las JCR y también para otros, especialmente para algunos que se reivindicaban maoístas. Algunos se consideraban «guevaristas», como Debray (6) por ejemplo. La recepción de Guevara fue importante, estuvo presente en Mayo del 68 y en los años siguientes. Y no sólo el Che guerrillero, ellos reivindicaban precisamente su crítica de la Unión Soviética, su concepción del socialismo. Al Che se le veía como un pensador marxista en los años 60-70.

Reinterpretación de la imagen del Che

En el Che Guevara hay aspectos que si se malinterpretan pueden suscitar contradicciones, como es el caso de su autoritarismo. ¿Se puede explicar, sin embargo, por las condiciones extremas de la guerrilla?

No creo que se trate únicamente de la guerrilla. El aspecto autoritario está presente en el Che, sobre todo al principio, porque una parte de su formación política se hizo en el movimiento comunista estalinista. En algunos de sus textos, cuando era muy joven, escribió «viva Stalin», eso demuestra que aceptaba, hasta cierto punto, esa visión autoritaria de la política que era la del movimiento comunista estalinista. Al principio admiraba la Unión Soviética, admiraba el campo socialista y los consideraba un modelo a seguir.

Sin embargo, muy pronto muestra una sensibilidad antiburocrática, radical contra los privilegios. Desde el principio, y de forma creciente, es sensible a la cuestión de la libertad de expresión, de opinión. Afirmó que las divergencias no se arreglan a porrazos. No creo que la guerrilla fuese la causa esencial, aunque pudiese reforzar ciertas prácticas del mando. Son los límites de su formación política, pero muy pronto el autoritarismo cedió el paso a esa sensibilidad democrática radical, antiburocrática, igualitaria. Fidel Castro ha experimentado la misma evolución. Antes de empezar la guerrilla se definía como jacobino, y también tenía ese aspecto autoritario. La guerrilla pudo reforzarlo pero no era el punto de partida.

Parece que se ha establecido una reescritura histórica negativa cuando se habla del Che (UMAP (7), el verdugo de «La Cabaña» (8), el Che sexista…) ¿Cómo se puede explicar esta propaganda «antiguevarista» mientras que los escritos del Che, por lo tanto huellas históricas, parecen demostrarnos lo contrario?

El Che no era ni más ni menos sexista que la media de los militantes revolucionarios de América Latina de esos años. Ignoraba las cuestiones feministas. Son limitaciones obvias, pero no propias del Che.

Por principio, nosotros estamos contra la pena de muerte, humanamente es inaceptable, por lo tanto no vamos a justificar ni esas ejecuciones ni otras. Admiramos mucho a los sandinistas porque cuando llegaron al poder abolieron la pena de muerte. Sin embargo hay que tener en cuenta el contexto. En Cuba, tras derrocar una dictadura feroz, la multitud reclamaba justicia y estaba dispuesta a hacerla ella misma linchando a los responsables de la represión, los asesinos, los torturadores, los jefes de policía. Se instituyeron los tribunales para evitar que esa justicia popular expeditiva juzgase a los verdugos. Era una justicia relativamente expeditiva, pero los tribunales escuchaban y juzgaban aunque a menudo condenasen a muerte. En comparación, no es muy diferente de lo que hicimos en Francia cuando la liberación. Establecimos tribunales excepcionales y condenamos a los colaboracionistas. En Cuba ejecutaron a 500 ó 600 personas, en Francia por lo menos diez veces más. Los que llaman al Che «verdugo de La Cabaña» deberían decir «De Gaulle, los resistentes, una banda de verdugos y asesinos» Nadie ha dicho nunca eso en Francia salvo la extrema derecha fascista.

Si por principio estamos contra la pena de muerte en Cuba en 1960, en China, en Estados Unidos, en Francia cuando la liberación, entonces condenemos el principio en todas partes del mundo. Pero decir que sólo el Che fue un asesino es absurdo. Se puede decir que estamos ante una política de guerra fría, de doble rasero: si nosotros actuamos así, tenemos razón, pero si los demás actúan de la misma forma, entonces ellos cometen un error. Es la ideología de la Guerra Fría. Hay que relativizar las cosas a la luz del contexto.

He leído cosas sobre los campos de trabajo, y también los testimonios de personas que trabajaron con el Che. No niego la existencia de esos campos, pero no parece que fueran «gulags» tropicales, ya que el Che enviaba allí a sus colaboradores por un período de semanas o un mes. No me parece un buen método, pero tampoco hay que exagerar, esos campos eran campos de trabajo a los que el Che enviaba a sus colaboradores por pequeños problemas y ellos volvían y retomaban su trabajo como antes.

Machover (9) presenta al Che como un ser sanguinario, atraído por la muerte, que arrastró consigo vidas enteras a un combate inútil y perdido de antemano. ¿Cómo se pueden decir esas cosas sabiendo contra qué luchaban los jóvenes y esas organizaciones? ¿Por qué los gobiernos actuales toleran ese punto de vista y no rinden un homenaje a la «Junta de Coordinación Revolucionaria» (10) creada en abril de 1974?

Es cierto que existió el asunto de «La Cabaña», pero el mejor ejemplo de que el Che no era en absoluto un verdugo sanguinario es cómo trataba a sus prisioneros. En el diario Pasajes de la guerra revolucionaria cuenta cómo actuaba, exigía que sus soldados respetasen a los prisioneros. Hay testimonios de personas que vieron como prohibía que se atacase a los prisioneros, y en Bolivia existen montones de pruebas. En El diario de Bolivia, muchos pasajes confirmados por testigos lo demuestran. Por ejemplo, los guerrilleros estaban ocultos en las montañas de Bolivia, dos oficiales del ejército los espiaban y fueron capturados. En cualquier ejército del mundo, cuando se captura a un espía se le fusila, es la ley de la guerra, sin embargo, el Che no sólo no les fusiló, sino que les impartió una clase de política para explicarles los objetivos de la rebelión y después los liberó. Hay otra anécdota típica sobre el Che. La contamos en el libro. Ernesto podía ver a los soldados desde donde estaba escondido. Pasó un camión del ejército con los soldados dentro, el Che se preparó para disparar, no corría ningún riesgo, él estaba en alto y los soldados abajo, pero vio que tenían frío, iban tapados con una manta, y sintió compasión, le dieron lástima. Ése era el verdugo sediento de sangre.

Tampoco se puede decir que le atraía la muerte y que emprendió una batalla inútil y perdida de antemano. Sin duda creía en lo que hacía, y aunque cometió errores para él no se trataba de una batalla perdida de antemano. En absoluto era un suicidio político. Pensaba que había una posibilidad, y no estaba totalmente equivocado, porque Bolivia era un país con una dictadura, un país en el que había una tradición de lucha, obreros, campesinos, una izquierda. Pero es verdad que el Che no supo cómo integrarse en esos movimientos sociales, cómo aliarse con ellos. Tuvo problemas, fue traicionado por los partidos de izquierda. Al principio, dichos partidos le apoyaban, después le dejaron caer, pero su lucha no era absurda ni estaba perdida de antemano. Los que le acompañaron en su combate sabían lo que hacían, no obligó a nadie. Dijo «los que quieran venir conmigo, que vengan». Además eran sus amigos, sus antiguos lugartenientes… los que aceptaron, arriesgaron sus vidas y no murieron todos, algunos sobrevivieron.

Lo mismo se puede decir de todos los jóvenes que lucharon en la «Junta de Coordinación Revolucionaria», las personas del MIR, las personas de la guerrilla brasileña, de todos los que lucharon contra las dictaduras en América Latina. Muchos murieron, otros sobrevivieron, no era un combate inútil, ni absurdo, ni perdido de antemano; el problema real se basa en el hecho de que la gente piensa que si perdieron fue porque no tenían razón. Es una forma determinada de escribir la historia que debemos rechazar totalmente, es el punto de vista del vencedor, los ganadores vencieron porque tenían razón, los perdedores perdieron porque estaban equivocados.

En efecto, habría que rendir homenaje a aquellas personas de la «Junta de Coordinación Revolucionaria» que intentaron heroicamente, con grandes dificultades, luchar contra las espantosas dictaduras en América Latina; no triunfaron, fracasaron, fueron abatidos y sin duda cometieron errores. Se pueden cuestionar sus estrategias y sus tácticas, pero no su valentía y su dedicación. En primer lugar, intentaron hacer lo que era necesario, es decir, enfrentarse a las dictaduras. Estoy de acuerdo, sería necesario rehabilitarlos, pero por desgracia no se da el caso. Como mucho se está empezando a perseguir a los militares asesinos y torturadores en algunos países, y ya es un paso.

También se acaba de publicar un manuscrito del Che que ha estado en el cajón durante 30 años, hay que preguntar ¿Por qué? Dicho manuscrito es una crítica del manual económico-político soviético, y es muy interesante porque muestra hasta qué punto el Che en la última etapa (1966) era crítico con el modelo soviético en todos los ámbitos, incluidas la libertad de expresión, la democracia, el modelo económico basado en la economía de mercado… y la ausencia de internacionalismo. En otras palabras, se trata de una crítica en regla del modelo soviético. Vemos que el Che intentaba crear un modelo socialista alternativo. Es muy importante, aunque sea fragmentario, aunque los contenidos sean sobre todo notas y comentarios. Es un documento muy interesante, está bien que se haya publicado y es una lástima que se no publicase treinta años antes.

Reescritura ideológica de la memoria del Che

¿Cómo se puede explicar que la memoria del Che, que desapareció durante muchos años, se redescubra ahora? ¿Significa que el Che va más allá del icono romántico? ¿En Europa se le considera un auténtico teórico marxista?

La memoria del Che nunca desapareció totalmente, siempre ha estado presente, a veces un poco marginada. Podemos decir que ha sufrido la curva ascendente y descendente del estado de ánimo, de la conciencia, de la lucha revolucionaria en el mundo. Primero conoció un gran auge en los años 60-70, después un declive en los 80 con el punto más bajo en 1991, con el «fin de la historia», de la utopía, la muerte de Marx, el fracaso de los sandinistas (11), la anunciada disolución de la Unión Soviética. Pero, muy rápidamente, la imagen del Che vuelve al primer plano cuando resurgen las ideas radicales anticapitalistas y revolucionarias. Y no es por casualidad que el primer movimiento que relanzó una dinámica radical, utópica y revolucionaria fueran los zapatistas en 1994. Éstos se formaron en el guevarismo, por lo tanto es lógico que empiece un nuevo ciclo radical con el guevarismo.

Sin embargo para la mayoría de las personas, incluso las que le tienen simpatía, el Che continúa siendo el icono, es decir, que conocemos muy pocos elementos de su biografía; el hecho de que alguien tenga la valentía de dejar su puesto de ministro para relanzar la lucha revolucionaria impresiona porque es un comportamiento insólito en los altos cargos políticos. Existe ese lado romántico que suscita la simpatía. Películas como las de Soderbergh contribuyen a extender esta imagen, pero su pensamiento se conoce mucho menos. Están las obras publicadas, los libros, pero se difunden mucho menos. En la medida en que aparece un interés renovado por la teoría marxista, la gente va a interesarse por leer los escritos del Che; la gente se interesará y se fijará en ese aspecto.

Quienes conocen América Latina, los que han seguido la historia del pensamiento en América Latina, consideran al Che un pensador marxista, pero la mayoría de la gente, incluso quienes le tienen simpatía, le consideran y le ven como el guerrillero heroico. En este aspecto hay que trabajar para mostrar al público que era un pensador marxista interesante, innovador. Por otra parte, éste es el objetivo del libro.

La figura del Che en la actualidad, ¿no podría haberse vuelto apolítica, por encima de las divisiones políticas? (Entre ciertos líderes trotskistas hay quienes afirman que el Che era trotskista. ¿Por qué asistimos a este intento de apropiación? ¿No se trata, finalmente, de una idea que limita la aportación del Che?

Cuando existe un personaje tan popular, todo el mundo intenta apropiárselo. Dicho esto, si tomamos seriamente sus escritos, podemos ver que no era estalinista, quizás muy al principio, pero después se disoció del estalinismo. En las notas sobre el manual soviético trata a Stalin de criminal, no le hacía ninguna ilusión. Tampoco fue trotskista, su idea de la revolución permanente no la descubrió leyendo a Trotski (12), sino a través de su propia experiencia como les pasó a otros, a Mariatégui (13), por ejemplo, que por otra parte la denominaba «revolución ininterrumpida». Al principio, el Che no conocía los escritos de Trotski, no se sentía demasiado atraído por los trotskistas cubanos, que eran un poco delirantes y aparecían en una corriente vinculada a Posadas. Después empezó a descubrir los escritos de Trotski y encontró que había cosas interesantes. Cada vez se interesó más, y la prueba es que partió a la guerrilla boliviana con las obras de Trotski, porque las consideraba importantes. Hay un cuaderno de notas que requisaron los militares todavía inédito, salvo en italiano curiosamente, en el que hay numerosas notas sobre los escritos de Trotski. En resumen, no podemos decir que se convirtió en trotskista pero tuvo un interés creciente por él.

Guevara es un personaje del que no se puede apropiar ninguna corriente: ni maoísta, ni trotskista, ni estalinista, y mucho menos socialdemócrata. Era guevarista, era él. Tenía su propio pensamiento autónomo, que en determinados aspectos puede estar próximo a tal o cual corriente. Su pensamiento político no se puede identificar con ningún movimiento tradicional de la izquierda europea internacional.

Actualidad del socialismo guevarista: ¿Qué continuidades?

En la actualidad el capitalismo se tambalea… ¿La reflexión guevarista podría ser el punto de partida de una nueva alternativa socialista en América Latina?

El pensamiento político de Guevara no puede ser el punto de partida del nuevo socialismo de América Latina. Puede contribuir, ya contribuye a la reflexión y a la acción para una nueva alternativa socialista. Muchos de los que están en el proceso de lucha por una alternativa socialista, la que ahora denominan «el socialismo del siglo XXI» en América Latina, tienen referencias en el Che, bien sea el EZLN (14), Evo Morales (15), Hugo Chávez (16) o Rafael Correa (17). Pero van más allá de lo que era el movimiento guevarista, que persiste, pero de forma marginal.

El antiguo movimiento aún permanece de alguna manera en Argentina. En Colombia sigue existiendo un movimiento guerrillero guevarista. En Chile están intentando reconstruir el MIR. También hay personas que se autoproclaman guevaristas de forma más directa, pero se trata de movimientos un tanto marginales. Algunas fuerzas importantes, por ejemplo el MST (18) brasileño, se identifica con Guevara, no es un movimiento guevarista pero para ellos el Che es una inspiración muy presente, uno de sus iconos, porque descubrió la importancia del campesinado en la lucha, porque quería acabar con el imperialismo, porque era anticapitalista. Es una referencia fundamental, mientras que en los años 60-70 Guevara era sobre todo una referencia para los movimientos guerrilleros que querían copiar el modelo cubano. En la actualidad son otros aspectos del Che-héroe los que movilizan, tomamos su figura de una manera más general. El Che es más que una táctica, que una estrategia de lucha, que la guerra de guerrillas, es más que un «foco rural» (19); es la encarnación de una revolución, de una lucha revolucionaria sin concesiones contra el capitalismo, el imperialismo. La cuestión del socialismo era fundamental para el Che y para las personas que se identifican con él y se reivindican como sus herederos. El Che decía: «No hay otra revolución que hacer, o revolución socialista o caricatura de revolución» Es una idea que está muy presente en esos movimientos en América Latina.

Da la impresión de que el Che está muy instrumentalizado en Cuba y en cambio otros, como Evo Morales por ejemplo, tienen menos necesidad de él en la construcción del socialismo en el proceso boliviano. ¿Cómo es en realidad?

Guevara está muy instrumentalizado en Cuba porque estableció los fundamentos sociales de la isla, pero ambos aspectos están presentes. Por una parte, existe en tanto que referencia destinada a reemplazar lo que se escapa, el mito del socialismo real, por lo tanto se le instrumentaliza, en parte, para legitimar al gobierno. Por otra parte, al mismo tiempo entre los dirigentes cubanos hay una adhesión sincera a las ideas del Che. Es una mezcla de ambas cosas. La utilización no es completamente inocente, pero tampoco es una mentira. No quieren engañar a la gente. El Che desempeñó un papel tan importante en la revolución, en la cultura de la revolución cubana, que esa paradoja es normal.

Por otra parte, la imagen del Che es necesaria para Morales porque para muchos bolivianos el Che representa, encarna el radicalismo. La imagen es necesaria, pero en ningún caso suficiente.

La cátedra «Che Guevara» de Néstor Kohan (20) ha terminado recientemente, ¿cómo se puede explicar esto mientras se está redescubriendo y profundizando el pensamiento del Che? ¿Sigue siendo tan inquietante? ¿Incluso para los gobiernos de izquierda?

Existe un conflicto interno, pero Néstor Kohan continúa con sus actividades bajo otro nombre. Sigue identificándose con el Che y publicando sobre él.

El Che inquieta al mismo tiempo a las clases dominantes y a la izquierda reformista. Para las clases dominantes la reacción es el odio y la izquierda reformista se preocupa o le desprecia. En realidad, todo depende de la naturaleza del gobierno de izquierda del que hablemos. Los gobiernos que tienen una dinámica radical, anticapitalista, antiimperialista, antioligárquica, se identifican con el Che, como Venezuela, Bolivia, Ecuador o Cuba. Éstos le reivindican. Por el contrario, los gobierno de la izquierda blanda, social liberal, como Lula en Brasil, Tabaré-Vázquez en Uruguay, Kichner en Argentina o Bachelet en Chile, pueden ir a rendirle homenaje el 8 de octubre, conmemorar su muerte, pero el Che no es una referencia para ellos. Éstos pueden intentar o bien edulcorarle o bien rechazarle.

¿Cree que la izquierda francesa se interesa por las nuevas izquierdas latinoamericanas que buscan otra vía hacia el socialismo?

Todo depende de qué izquierda se trate. La izquierda social liberal, el PS, no se interesa en absoluto más que por la izquierda latinoamericana equivalente, es decir, los social liberales, Brasil y Chile. La izquierda radical, antiliberal, en el sentido amplio, anticapitalista, obviamente se interesa por los intentos del socialismo del siglo XXI en América Latina, que forman parte de las experiencias más alentadoras. Nosotros somos solidarios, los apoyamos de manera crítica. Es una referencia muy importante para nosotros, de la que el legado del Che forma parte. El regreso al Che no es la única, pero es una de las raíces de esta nueva vía.

Existen un desprecio, una desconfianza, un miedo por parte de la prensa burguesa, que no habla y si lo hace es para hablar mal, para tacharlos de populistas y antidemocráticos. Y cuando es imposible decir que las medidas, las decisiones, no son democráticas, prefieren no decir nada. Por eso hay tan poca información.

En un partido guevarista, como tal, empuñar el fusil forma parte de la elección ¿Sería posible en Francia o en América Latina?

En Francia no, las condiciones no son propicias. En América Latina ya existe eso pero, a decir verdad, un partido guevarista sin la elección del fusil es difícil de imaginar, porque ya en la propia definición del guevarismo está ese aspecto de la lucha armada…

En Colombia hay un grupo guerrillero, el ELN (21), que se proclama guevarista de una forma imprecisa, pero en la medida en que tienen una referencia de lucha, es la del guevarismo. Pero ese movimiento no es muy fuerte y está un tanto marginado. El guevarismo, en tanto que lucha armada, ha sido fuerte en el pasado pero se ha debilitado en la actualidad. Colombia es un país especial «una democracia» de muy baja intensidad, un régimen autoritario en el que la policía, los militares y los paramilitares ejercen el poder, matan impunemente a los sindicalistas, a los militantes de los derechos humanos. En resumen, es terrible. En semejante contexto, es comprensible que la gente tome las armas, pero en cambio, en el resto de América Latina, donde por lo menos hay un mínimo de derechos democráticos, no es viable. El propio Che decía que en cuanto hay un mínimo de democracia la lucha armada no se justifica. Un guevarista puro y duro que no empuñe el fusil no tiene mucho sentido. Un movimiento como el de los zapatistas, que nació del guevarismo, que tomó las armas en un momento determinado, se dio cuenta de que en la situación actual de América Latina eso no estaba justificado. Cambiaron de estrategia, de orientación, el movimiento continúa siendo revolucionario y el guevarismo forma parte de sus referencias, pero no es la única. No podemos decir que el EZLN es guevarista.

Sin embargo, un partido anticapitalista en Francia debe tener entre sus referencias centrales el guevarismo, aunque no únicamente. Cuando salió el libro, la prensa francesa intentó decir que ahora Besancenot era guevarista, pero no es cierto. El Che es una referencia, podemos inspirarnos en él, pero no vamos a crear una ortodoxia guevarista.

En relación con el altermundismo, ¿hay una continuidad del Che? ¿Se puede decir que el altermundismo es el auténtico heredero de Guevara y encarna la renovación de la lucha política?

El altermundismo es muy importante, hay continuidades del Che en la izquierda del movimiento, pero el altermundismo es un movimiento muy amplio, muy heterogéneo, muy largo, en el que existen corrientes más o menos reformistas que todavía creen en la existencia de un capitalismo keynesiano reformado; también están las corrientes anticapitalistas y, entre ambas, la gente que duda. Hay una unidad contra el neoliberalismo y cada vez más contra el capitalismo. En el último Foro Social Mundial, en Belem (22), los documentos procedentes de la asamblea de los movimientos sociales y de las asambleas temáticas (indígenas, mujeres…), todos se pronunciron en un sentido anticapitalista, es lo que predomina. El Che es una referencia importante, hay una continuidad en la sensibilidad anticapitalista, un interés antiimperialista, el socialismo, el papel de los campesinos. Incluso si dicha referencia se encuentra sobre todo entre los latinoamericanos.

Al mismo tiempo existen diferencias, el movimiento es mucho más amplio. La guerrilla no es un partido político, sino un lugar de encuentros y debates. Hay que decir, como mínimo, que la dinámica del Che era tercermundista, aunque reconocía la importancia de las luchas en Europa. Su preocupación era sobre todo tercermundista, el espíritu de la Tricotinental; su último documento es la carta a la Tricontinental dirigida a los combatientes de África, Asia y América Latina, y corresponde a la situación de los años 60. En la actualidad, el altermundismo es intercontinental; por otra parte, ya en 1996, el zapatismo convocó una conferencia que no era tricontinental, sino intercontinental, e incluso «intergaláctica», porque había estadounidenses y europeos… Estamos, por lo tanto, en una nueva dinámica que ya no es el apoyo de los europeos u otros a las luchas tercermundistas, sino que se trata de una convergencia de luchas contra los enemigos comunes: la OMC (Organización Mundial del Comercio), el FMI (Fondo Monetario Internacional), las multinacionales o el imperialismo estadounidense. Este movimiento, esta fuerza, es muy interesante porque es lo nuevo del altermundismo.

¿Che Guevara puede ser un auténtico referente político e ideológico para el siglo XXI?

Sin duda, pero no el único. Trotski tampoco. En el siglo XXI no tiene sentido ser un trotskista puro y duro o un guevarista ortodoxo. El socialismo del siglo XXI, necesariamente, tiene que ser un producto de la pluralidad, de enriquecimiento por las aportaciones de las diversas tradiciones: trotskismo, guevarismo, tradición libertaria, la Comuna de París… Existen numerosas referencias a las que hay que añadir los movimientos sociales, que no están escritos en el marxismo: el movimiento feminista, el movimiento indígena… Varios de esos movimientos son muy interesantes y debemos aprender de ellos, no sólo impartirles lecciones. El socialismo del siglo XXI debe salir de todo eso, de ese caldo de cultivo. Guevara es un condimento indispensable, da el sabor, pero no es el único ingrediente. Es un pilar necesario si queremos construir ese nuevo edificio.

La gente en general se interesa más por el aspecto espectacular y personal del Che. Pero los que se interesan por el pensamiento marxista deben tomar nota del hecho de que Guevara es un importante pensador marxista y no quedarse en la imagen del guerrillero heroico…

Notas:

(1) Steven Soderbergh: realizador estadounidense. En 2008, su díptico sobre el Che se presentó en el festival de Cannes. La primera película, Che el argentino, cuenta el último año de la revolución cubana, 1958, y se detiene en 1964, en la conferencia de la ONU. La segunda película, Guerrilla, narra el último combate de Che Guevara y su fracaso durante la guerrilla boliviana en 1967.

(2) Olivier Besancenot, Michael Lowy, Che Guevara, une brise qui brûle encore, Mille et une nuits, París, 2007.

(3) JCR: Juventudes Comunistas Revolucionarias (vinculadas a la IV Internacional)

(4) Daniel Bensaid: filósofo marxista y cofundador de la Liga Comunista en Francia. En la actualidad miembro del Nuevo Partido Anticapitalista.

(5) Jeannette Habel: politóloga y profesora universitaria (Institut des hautes études d’Amerique latine), especialista en Cuba. Durante mucho tiempo militó en la JCR y después en la Liga Comunista Revolucionaria.

(6) Régis Debray: escritor y filósofo francés que participó en la guerrilla boliviana donde fue capturado y estuvo preso de 1967 a 1971.

(7) UMAP: Unidad Militar de Ayuda a la Producción, campos de trabajo que existieron en Cuba de 1965 a 1968.

(8) La Cabaña: fortaleza de La Habana construida en 1763 que sirvió de prisión bajo el régimen del dictador Fulgencio Batista. Tras el triunfo de la revolución en 1959, los procesos y las ejecuciones decididas por los tribunales tenían lugar allí bajo la dirección del Che Guevara.

(9) Jacobo Machover: profesor, periodista, escritor cubano, exiliado en Francia desde 1963. Profundamente anticastrista, ha publicado un libro crítico sobre Che Guevara: La face cachée du Che, Buchet Castel, París, 2007.

(10) Junta de Coordinación Revolucionaria: movimiento creado en 1974. Está compuesto por el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) chileno; el PRT-ERP (Partido Revolucionario de los Trabajadores – ejército Revolucionario del Pueblo) argentinos; los Tupamaros Partido Revolucionario de los Trabajadores – (Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, MLN-T, grupo de extrema izquierda) de Uruguay; y el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) boliviano

(11) FSLN: Frente Sandinista de Liberación Nacional, en el poder desde 1984 tras la revolución. El FSLN perdió las elecciones en 1990 en provecho de una unión liberal apoyada por Estados Unidos.

(12) León Trotski: (1879-1940), revolucionario y político ruso soviético, fundador del Ejército Rojo y de la IV Internacional, se oponía a la burocratización del régimen y a Stalin. Fue asesinado en México por la NKVD, la policía política de la Unión Soviética.

(13) José Carlos Mariátegui: (1894-1930, político peruano, autor de los Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana (1928), fundador del periódico Amauta, foro de expresión sobre el socialismo, el arte y la cultura en Perú y en América Latina. Fue el fundador del Partido Comunista Peruano.

(14): EZLN: Ejército Zapatista de Liberación Nacional, creado el 1 de enero de 1994; la figura emblemática del movimiento revolucionario es el subcomandante Marcos.

(15) Evo Morales: líder sindical y político boliviano de origen Aymara, fue elegido presidente de Bolivia en 2005, su partido político es el MAS, Movimiento Al Socialismo.

(16) Hugo Chávez: presidente «bolivariano» de Venezuela desde 1999, su partido político es el PSUV, Partido Socialista Unido de Venezuela.

(17) Rafael Correa: economista y político ecuatoriano elegido a la presidencia desde 2006, su partido político es Alianza País, que es una alianza de diversos partidos de izquierda.

(18) MTS: Movimiento de los Sin Tierra, organización popular brasileña que milita para que los campesinos brasileños sin tierra dispongan de terrenos para poder cultivar. Se trata del movimiento social más poderoso del continente latinoamericano.

(19) «Foco Rural»: preconizaba la creación de focos de guerrilla que se integran incorporándose progresivamente al conjunto de la población.

(20) Néstor Kohan: autor y politólogo crítico argentino. Ha escrito numerosas obras sobre el marxismo, el Che Guevara y sobre los movimientos sociales de América Latina.

(21) ELN: Ejército de Liberación Nacional, movimiento revolucionario creado en 1964 que se reivindica de Simón Bolívar y de los comandantes Camilo Torres y Manuel Pérez.

(22) FSM: Creado en 2001, el Foro Social Mundial, foro altermundista, se plantea como alternativa al Foro Económico Mundial que todos los años reúne en Davos, Suiza, a los políticos y a los que deciden la economía. La edición de 2009 tuvo lugar en Belem, en el norte de Brasil, a las puertas de la Amazonía.

Michael Löwy es director de investigación jubilado del CNRS, ha publicado varias obras sobre el marxismo, la teología de la liberación, Kafka y Walter Bejamin. Publicó La Pensée de «Che» Guevara: un humanisme révolutionnaire, ed. Maspero, en 1970, reeditada por la editorial Syllepse, París, en 1997 y entre sus últimas obras (con Olivier Besancenot), Che Guevara. Une braise qui brûle encore, Mille et une nuits, 2007.

Camille Pouzol es estudiante en Master 2, Universidad Stendhal Grenoble 3. Está realizando una investigación sobre las imágenes y representaciones contemporáneas de la figura del Che Guevara, bajo la dirección de Franck Gaudichaud.

Fuente: http://contretemps.eu/interviews/ernesto-che-guevara-ombres-lumieres-memoire-toujours-presente