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Errores de la izquierda radical (2)

Fuentes: Rebelión

(La izquierda radical, muy aquejada de extremismo y absolutismo, no sabe que es necesario apoyarse en las fuerzas del contrario para derribarlo; táctica que hay que emplear sobre todo cuando las fuerzas propias son pocas y fragmentadas) 1. Naturaleza del Estado y sistema de gobierno. Mucha gente de la izquierda radical sigue confundiendo la naturaleza […]

(La izquierda radical, muy aquejada de extremismo y absolutismo, no sabe que es necesario apoyarse en las fuerzas del contrario para derribarlo; táctica que hay que emplear sobre todo cuando las fuerzas propias son pocas y fragmentadas)

1. Naturaleza del Estado y sistema de gobierno. Mucha gente de la izquierda radical sigue confundiendo la naturaleza de clase del Estado con el sistema de gobierno. Es más: cuando habla del socialismo, sólo habla de la naturaleza de clase del Estado y se olvida del sistema de gobierno. El Estado español es un Estado capitalista, no porque la clase dominante sea la capitalista, sino porque el modo de producción predominante es el capitalista. Y el hecho de que el modo de producción capitalista sea el predominante, hace que la clase capitalista sea la dominante. El carácter de dictadura estriba en que tanto bajo el punto de vista constitucional como bajo el punto de vista económico, dicho Estado asegura que el capitalismo sea el modo de producción predominante. El reconocimiento de la propiedad privada sobre los medios de producción es la expresión ideológica de esa dictadura. Pero esto no quita que bajo el punto de vista del sistema de gobierno el Estado español sea una democracia. Será todo lo formal que se quiera y todo lo burguesa que se pretenda, pero como sistema de gobierno es una democracia. Desgraciadamente mucha gente de la izquierda radical sólo se preocupa de destacar el carácter de dictadura del Estado socialista, el hecho de que sea la clase obrera la clase dominante, pero se olvida por completo del sistema de gobierno. No ve que la dictadura del Estado socialista significa que este Estado asegura el predominio de la propiedad pública sobre los medios de producción. Pero predominio no significa dominio absoluto. En la primera fase del socialismo, de acuerdo con la experiencia real del socialismo, será necesario la economía mercantil, el pequeño capital y el capitalismo de Estado. De manera que será también necesario, bajo el punto de vista del sistema de gobierno, el pluripartidismo. Es más, la clase obrera no es una clase homogénea, tiene muchos sectores y distintas capas. De manera que lo natural sea que la representación de esa clase no la ostente un solo partido, sino dos o más.

2. Estado y sociedad civil. Hay sectores de la izquierda radical que siguen pensando que el Estado socialista es un Estado cualitativamente nuevo respecto del Estado capitalista y muy superior bajo el punto de vista democrático. Pero la experiencia del socialismo real nos dice que esto no es así. Al igual que la primera fase del socialismo hereda muchas cosas económicas del capitalismo, supone sus condiciones de partida, en el terreno del Estado ocurre lo mismo. El Estado socialista tiene que heredar el Estado de derecho y el Estado democrático, la democracia representativa y multipartidista, de la sociedad burguesa. El socialismo no se construye sobre sus propias premisas, sino sobre los resultados del capitalismo. Dicho de forma más dialéctica: los resultados del capitalismo son los puntos de partida del socialismo. El socialismo podrá acabar de momento con una buena parte de la división social de los hombres en clases, pero no podrá acabar con la división social del trabajo, como la existente entre el ciudadano socialista, que se ocupa de sus intereses particulares, y el político, el representante de los intereses generales. El Estado socialista no debe tratar a los hombres según su pertenencia a determinada clase social, como hacía la Banda de los Cuatro en China, sino como ciudadanos de un Estado de derecho. La división entre Estado y sociedad no podrá ser superado por el socialismo en su primera fase. Y que las sociedades socialistas son más democráticas que las sociedades capitalistas es algo que está todavía por demostrar.

3. De nuevo con la teoría del valor. Heinz Dieterich en un trabajo publicado en Rebelión, titulado «Tres criterios para definir una economía socialista», en el apartado tres, dice lo siguiente: «El segundo criterio de una economía política socialista se refiere a la necesaria ruptura parcial de la lógica del mercado, mediante el establecimiento de áreas de la economía nacional que empiecen a operar sobre los principios del valor objetivo y de la equivalencia. Los economistas burgueses sostienen que no existe un valor objetivo, más allá de los precios». A veces se pone en oposición la economía convencional con la economía marxista allí donde no hay oposición. Afirma Dieterich que los economistas burguesas sostienen que no existe un valor objetivo más allá de los precios. Pues bien: Marx dice lo mismo, pero mejor, de modo más profundo. Escuchémosle en El Capital en la sección dedicada a la forma del valor: «La objetividad del valor de las mercancías se distingue de la Mistress Quickly en que no se sabe dónde encontrarla. En contraste directo con la burda objetividad sensible de los cuerpos de las mercancías, no penetra en su objetividad de valor ni un solo átomo de material natural. De ahí que se puedan dar las vueltas que se quiera a una mercancía, mas como cosa de valor permanece inasequible». Es obvio que Marx piensa como los economistas burgueses: el valor en su forma natural, el valor inherente a las mercancías, el valor entendido como la cantidad de trabajo social medio cristalizado en la mercancía, carece de objetividad: no puede verse ni tocarse. Y en ese mismo apartado de El Capital, Marx añade lo siguiente: «Recordemos, sin embargo, que las mercancías sólo poseen objetividad de valor en tanto son expresión de la misma unidad social, del trabajo humano; que su objetividad de valor, por tanto, es puramente social, y se sobreentiende entonces que sólo puede presentarse en la relación social de una mercancía con otra». También coincide Marx aquí con los economistas burgueses, al afirmar que el valor sólo adquiera objetividad en la relación de una mercancía con otra, en el intercambio. ¿Y que es el precio? La relación que existe entre las mercancías particulares y el dinero, que no es más que otra mercancía, aunque con la función de servir de equivalente general. Afirmar que los precios son los valores objetivos, o los valores existiendo de forma objetiva, como hacen los economistas burgueses, es algo que coincide plenamente con el pensamiento económico de Marx a este respecto. Así que es un error de la izquierda radical establecer diferencias con los economistas burgueses allí donde, de acuerdo con el pensamiento de Marx, hay coincidencias.