Han pasado ya varios años del inicio del Plan Colombia, la llegada masiva de dinero procedente fundamentalmente de Estados Unidos para luchar contra el narcotráfico, según argumentaban ¿cuál es su balance? El Plan Colombia ha tenido diferentes variantes. En algún momento lo tomaron como Iniciativa Regional Andina para implicar a todos los países de la […]
Han pasado ya varios años del inicio del Plan Colombia, la llegada masiva de dinero procedente fundamentalmente de Estados Unidos para luchar contra el narcotráfico, según argumentaban ¿cuál es su balance?
El Plan Colombia ha tenido diferentes variantes. En algún momento lo tomaron como Iniciativa Regional Andina para implicar a todos los países de la región y en especial a Ecuador y a la revolución en Venezuela. Tras el 11-S se produce una importante variante, lo que se presentó bajo un plan de lucha contra el narcotráfico pierde su careta y se dice que tiene como objeto la lucha contra el terrorismo. Es decir, el Plan Colombia empieza a galopar como lo que originalmente fue, la lucha antisubversiva en el continente.
Después, con la llegada de Uribe, pasan a delinear el Plan Patriota para propinar golpes estratégicos a las FARC. Ya se han gastado 3.000 millones de dólares que deberían haber permitido tener el control del cincuenta por ciento del país y no lo han logrado. En el sur de Colombia se encuentran en una encrucijada sin salida porque no contaban con la capacidad de una guerrilla militar e ideológica que está utilizando las unidades tácticas de combate y la guerra diluida. El ejército colombiano está teniendo 1.200 bajas al mes, entre muertos y heridos. El número de lisiados por las minas es cada vez mayor, los soldados caídos en emboscadas y por francotiradores son numerosos, también los que son víctimas de la malaria y las lesmaniosis, unos quinientos al mes. Se están produciendo amotinamientos de las tropas y se ha querido mantener en secreto el secuestro hace un mes de un helicóptero por parte de unos soldados que exigían que los sacaran de la selva.
El Plan Colombia es un fracaso y todavía más el Plan Patriota. Las FARC, como organización político-militar, no puede ser vencida por las armas del estado colombiano por mucho dinero de inteligencia norteamericana que tenga. Es ese apoyo el que instiga la guerra y es responsable de la muerte de miles de colombianos. Sin esa ayuda el régimen fascista colombiano sería incapaz de mantenerse.
¿Cuál es entonces la situación militar tras la inyección económica del Plan Colombia?
En este momento la situación militar para el estado es más desfavorable que cuando empezaron los diálogos con Pastrana. Ya se han gastado todos los recursos, los de Estados Unidos y los de la burguesía colombiana. Todos los días hay al menos tres combates en el sur del país. Ellos han llegado al límite máximo de operatividad militar y nosotros aún tenemos más capacidad porque no tenemos prisa.
¿En qué momento se encuentran las negociaciones para un intercambio de prisioneros con el gobierno colombiano? ¿cuántos militares y policías hay actualmente en poder las FARC?
Tenemos entre prisioneros políticos y de guerra a 57 personas, algunas de ellas llevan con nosotros hasta seis años. Entre ellos hay tres oficiales de la inteligencia norteamericana, de la CIA. Estamos dispuestos para el canje humanitario. Nosotros hemos nombrado una comisión negociadora para realizar ese intercambio, tenemos nuestros voceros y hemos reclamado garantías para nuestra comisión y la del gobierno, lo que supone el despeje de la fuerza militar de la región de San Vicente de Caguán y Cartagena del Chairá, en el Caquetá.
Por su parte, el gobierno dice que no habrá despeje ni ha nombrado comisión negociadora, ha propuesto que la negociación sea por internet, como si eso existiese en la selva colombiana. Está utilizando populista y demagógicamente el intercambio humanitario tomándolo como bandera reeleccionista. Eso es una irresponsabilidad porque por otro lado busca rescatarlos a sangre y fuego poniendo en inminente peligro a sus retenidos.
Los medios no cesan de difundir acusaciones a las FARC por cometer crímenes de guerra e incluso por reclutar a menores, ¿qué tienen que añadir a ello?
Hay una campaña de desinformación y desprestigio de nuestra organización. Quienes posean un mínimo conocimiento de lo que son las FARC saben que es una organización político-militar alzada en armas contra el estado colombiano y su régimen que busca cambios profundos. Tenemos cuarenta años de existencia y pasamos de ser una organización guerrillera a conformar un ejército popular. No cometemos crímenes de guerra y en nuestros estatutos recogemos principios que van más allá del derecho internacional humanitario. Hemos respetado la vida de quienes se rinden en combate, damos trato digno a los prisioneros de guerra y tratamos de aliviar la pérdida de su libertad.
Es absolutamente falso que reclutemos menores de edad, lo prohíben las normas de reclutamiento, ningún menor de quince años puede estar en nuestras filas. Otra cosa es que al pasar por lugares donde ha habido masacres de paras o del ejército tengamos que recoger a huérfanos que llevamos a nuestros campamentos, donde les enseñamos a leer y a escribir mientras logramos entregarlos al cuidado de civiles o de organizaciones serias.
Recientemente durante su estancia aquí en Colombia el Premio Nobel José Saramago ha afirmado que detrás de las FARC no hay un proyecto político sino sólo violencia
Lo primero es que uno se queda perplejo porque en las FARC hemos tenido a Saramago como un hombre inteligente y brillante. Lamentamos esa ignorancia profunda sobre lo que es nuestra organización guerrillera. No somos sólo una organización guerrillera y militar basada en el marxismo-leninismo a la que hemos añadido un pensamiento bolivariano, sino que somos un partido comunista y cada escuadra de las FARC es un célula de ese partido.
Lamentamos que el maestro Saramago haya sido víctima de la desinformación de nuestro detractores. Con mucho gusto lo invitamos a visitar nuestros campamentos y a conocer in situ lo que estos comunistas colombianos estamos aportando al marxismo leninismo y a la revolución continental.
La presencia de presidentes como Hugo Chávez, Kichner, Lula y ahora Tabaré parecen indicar una nueva correlación de fuerzas en Latinoamérica, ¿cómo interpretan ustedes esta nueva situación?
Es evidente que cambios positivos soplan por todo el mundo latinoamericano. Colombia es la excepción, Uribe es el Sharon para América Latina. Pero las cosas también empiezan a cambiar en Colombia. En los últimos meses hemos presenciado marchas masivas de indígenas, huelgas sectoriales y el paro general del 12 de octubre.
Frente a la reelección del presidente Uribe aprobada por el Congreso comienza a aflorar un gran abanico de candidatos. Seguramente desde los centros democráticos y civiles exista la posibilidad de llegar a un candidato único que se enfrente a la opción fascista de Uribe Vélez y que entre a parar la guerra y estudiar las posibilidades de un gobierno de transición que permita una salida política dialogada al conflicto que vivimos.
Nos podemos reinsertar a la ola de cambios en América Latina. Venimos proponiendo un nuevo gobierno de reconstrucción nacional, nosotros estamos dispuestos a tratarlo con todas las fuerzas del país. Creemos que se puede con un programa mínimo llegar a un acuerdo porque el dilema es entre democracia y fascismo.
¿Y en qué consistiría ese programa mínimo?
Nosotros ya expusimos un programa de diez puntos y una agenda durante los diálogos de San Vicente de Caguán (1). Entendemos que quizás no se puedan aprobar esos diez puntos íntegros pero sí una propuesta mínima que lleve a la paz. La propuesta por tanto es un gobierno de transición pero con una democracia real, no lo que hay ahora con la represión de la izquierda. En el plan estratégico nuestro objetivo es la toma del poder, pero depende de a donde las posiciones del régimen nos lleven.
¿Cuál es su opinión sobre las negociaciones del gobierno colombiano con los paramilitares en Santa Fe de Railito?
Eso es una reunión de yo con yo. No se van a desmovilizar, se van a legalizar, aparecerán los perdones, los indultos y seguirá la impunidad.
En el país vecino de Venezuela son frecuentes las acusaciones contra Hugo Chávez de complicidad y colaboración con las guerrillas colombianas, ¿qué responden ustedes?
Hay una profunda tergiversación en cuanto a las relaciones entre Chávez y las FARC. Antes yo le refería que las FARC habíamos agregado al marximo-leninismo el ideario bolivariano. Eso se hizo en 1987 porque oponíamos el ideario de Bolívar a la política monroista en el continente.
En otro marco, Chávez y el Movimiento Bolivariano 200 trabajaban entonces por ese mismo ideario en Venezuela. Hay una afinidad ideológica entre unos guerrilleros aquí en la montaña y unos militares allí en Venezuela. Esa afinidad no se ha revertido en una ayuda material de Chávez al movimiento insurgente colombiano. No hay ningún elemento probatorio por parte de la oposición ni de la seguridad colombiana ni de sus patrones, la DEA, la CIA o el FBI, que pueda demostrar algo más allá de la afinidad ideológica.
Nosotros respetamos al pueblo de Venezuela, nos alegra y admiramos su revolución bolivariana. A Chávez lo tenemos por un antiimperialista, un patriota y un revolucionario. Es un hombre pulcro que busca el bienestar de su pueblo.
El cambio de gobierno en España también ha afectado a la política de este país con Colombia, sirva como ejemplo la suspensión de la venta de tanques al gobierno de Uribe, ¿han percibido ustedes más cambios?
Saludamos la llegada del presidente Rodríguez Zapatero como integrante del PSOE al gobierno español. Lo hicimos en una carta. Son evidentes los cambios que se han producido en Europa con la llegada de Zapatero: el retiro de las tropas de Iraq, el no sometimiento a la política de Bush, la posición frente a Cuba y Venezuela… Todo ello nos indica que Zapatero está por el respeto a la soberanía del pueblo español.
Frente a Colombia, el presidente español ha manifestado su respaldo al gobierno de Uribe en cuanto a inversión social en el país. Seguramente priman razones de Estado. España estuvo altamente vinculada como país facilitador en los diálogos entre la insurgencia colombiana y el estado colombiano. Fue una lástima que se autoexcluyesen de ese importante proceso al agregar a las FARC como organización terrorista, negándonos el legítimo derecho de la consideración de organización alzada en armas contra el estado colombiano y fuerza beligerante, es decir, un movimiento de liberación nacional.
Diciembre de 2004
(1) El programa, de diez puntos al que se hace referencia es el siguiente:
1. Solución política al grave conflicto que vive el país.
2. La doctrina militar y de Defensa Nacional del Estado, será BOLIVARIANA. Las FF.AA. serán garantes de nuestra soberanía nacional, respetuosas de los Derechos Humanos y tendrán un tamaño y un presupuesto acorde a un país que no esta en guerra con sus vecinos. La Policía Nacional volverá a ser dependiente del Ministerio de Gobierno, reestructurada para que cumpla su función preventiva; moralizada y educada en el respeto de los Derechos Humanos.
3. Participación democrática nacional, regional y municipal en las decisiones que comprometen el futuro de la sociedad. Fortalecimiento de los instrumentos de fiscalización popular.
El Parlamento será unicameral. La oposición y las minorías tendrán plenos derechos políticos y sociales garantizándoles el Estado su acceso a los grandes medios de comunicación. Habrá libertad de prensa.
La Corte Suprema de Justicia, la Corte Constitucional y el Consejo Nacional de la Judicatura serán elegidos por voto directo de todos los jueces y Magistrados del país. Moralización de la Administración Pública y de las instituciones civiles y militares del Estado.
4. Desarrollo y modernización económica con justicia social. El Estado debe ser el principal propietario y administrador en los sectores estratégicos. El énfasis de la política económica será la ampliación del Mercado Interno, la autosuficiencia alimenticia y el estímulo permanente a la producción, a la pequeña, mediana y gran industria privada, a la autogestión, la microempresa y a la economía solidaria. El Estado invertirá en áreas estratégicas de la industria nacional y desarrollará una política proteccionista sobre las mismas.
5. El 50% del Presupuesto Nacional será invertido en el bienestar social, teniendo en cuenta al colombiano, su empleo, su salario, salud, vivienda, educación y recreación como centro de las políticas del Estado. El 10% del Presupuesto Nacional, será invertido en la investigación científica.
6. Quienes mayores riquezas posean, más altos impuestos aportarán para hacer efectiva la redistribución del ingreso. El impuesto del IVA, solo afectará bienes y servicios suntuarios.
7. Política Agraria que democratice el crédito, la asistencia técnica y el mercadeo. Estímulo total a la industria y a la producción agropecuaria. Proteccionismo estatal frente a la desigual competencia internacional. Cada región tendrán su propio plan de desarrollo elaborado en conjunto con las organizaciones de la comunidad, liquidando el latifundio allí donde subsista, redistribuyendo la tierra, definiendo una frontera agrícola que racionalice la colonización y proteja del arrasamiento de nuestras reservas.
8. Explotación de los Recursos Naturales como el petróleo, el gas, el carbón, el oro, el níquel, las esmeraldas, etc., en beneficio del país y de sus regiones. Renegociación de los contratos con Compañías Multinacionales que sean lesivos para Colombia.
9. Relaciones internacionales con todos los países del mundo bajo el principio del respeto a la libre autodeterminación de los pueblos y del mutuo beneficio. Respeto a los compromisos políticos del Estado con otros Estados. Revisión total de los Pactos Militares y de la injerencia de las potencias en nuestros asuntos internos. Renegociación de la Deuda Externa
10. Solución del fenómeno de producción, comercialización y consumo de narcóticos y alucinógenos.