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¿Es el islam una religión violenta?

Fuentes: orientxxi.info

La cuestión de la violencia en el islam aparece de forma recurrente en los medios. Más que las demás religiones, el islam estaría inclinado a la violencia por razones que tendrían que ver con el propio texto del Corán, o la personalidad de su fundador Mahoma, presentado tanto como jefe guerrero como jefe religioso. «Yavé, […]

La cuestión de la violencia en el islam aparece de forma recurrente en los medios. Más que las demás religiones, el islam estaría inclinado a la violencia por razones que tendrían que ver con el propio texto del Corán, o la personalidad de su fundador Mahoma, presentado tanto como jefe guerrero como jefe religioso.

«Yavé, tu Dios, te los entregará [esos pueblos] y los conturbará con gran conturbación, hasta que desaparezcan; entregará en tus manos sus reyes y harás desaparecer sus nombres de debajo de los cielos; nadie podrá resistirte hasta que los hayas destruido».

¿Este llamamiento al genocidio está escondido en el Corán? No. Es un extracto del Antiguo Testamento (Duteronomio 7, 23-24), donde también se puede leer:

«El Eterno habló así a Moisés: «Tratad a los madianitas como enemigos y destruidlos; …matad de los niños a todo varón y de las mujeres a cuantas han conocido lecho con varón». (Números 25-31).

¿Tendría el Nuevo Testamento un mensaje más pacífico? El propio Jesús afirma:

«No penséis que he venido a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada. Porque he venido a separar al hombre de su padre, y a la hija de su madre, y a la nuera de su suegra, y los enemigos del hombre serán los de su casa». (Mateo X, 34-36).

Se pueden también evocar estas otras palabras del Cristo:

«Cuanto a esos mis enemigos que no quisieron que yo reinase sobre ellos, traedlos acá y delante de mí, degolladlos» (Lucas XIX, 27).

Justificar las alianzas y las guerras

El Corán, a su vez, abunda en citas aterradoras. ¿Más que en los demás textos sagrados? La historiadora Jacqueline Chabbi ha realizado una lectura antropológica de ese texto, y no duda en comparar los pasajes violentos incriminados del Corán con los pasajes comparables de la Biblia 1/. Para ella, la violencia contenida en el Corán es, en definitiva, menor que la que se encuentra en la Thora, por la simple razón de que se inscribe en el marco de relaciones tribales en las que la guerra se para rápidamente, pues la ley del talión pone en peligro la propia supervivencia de los grupos en conflicto.

Hay que señalar igualmente que las épocas en que estos textos fueron elaborados no se prestaban al respeto de los derechos humanos o de un derecho de la guerra, y que a nadie se le hubiera ocurrido, o a casi nadie, poner en cuestión la pena de muerte.

Menos que causas de guerras, los textos sagrados han podido justificar en diferentes épocas la violencia. Pero ésta no estaba siempre dirigida contra los «enemigos de la fe». Como recuerda el antropólogo británico Jack Goody a propósito del imperio otomano, que se convirtió en «un elemento clave de la política europea» en el siglo XVI:

«En 1539, cuando no logra ponerse de acuerdo con los protestantes, Carlos V intenta negociar una tregua con los otomanos. En Hungría, cuando Fernando de Habsburgo se hace proclamar rey, su rival Juan 1º Zapolya se alía con el sultán para defender su trono. Fernando había buscado en su momento los mismos apoyos, como otros antes o después que él: Francisco 1º, para enfrentarse al poder imperial; Isabel I para hacer bloque contra las potencias católicas» 2/.

Y cada soberano encontró en los textos religiosos con qué justificar estas alianzas contra natura.

Sin embargo, el papel de las religiones en las guerras, en los siglos XIX y XX no parece determinante. La campaña de Rusia decidida por Napoleón Bonaparte en 1812 fue una «espantosa tragedia» que prefiguró la violencia de la primera guerra mundial3/. Y en cuanto a los dos conflictos mundiales del siglo XX, la religión solo jugó un papel secundario, cuando las ideologías laicas, comunistas, nacionalistas, nazis y fascistas ocuparon un papel central en ellas.

Interpretaciones divergentes

Escritos hace centenares, incluso miles de años, a menudo redactados en términos obscuros, los textos religiosos se prestan a interpretaciones y polémicas. Incluso la Iglesia católica que rige un culto centralizado alrededor del papa -al contrario que el islam- y supuestamente infalible abriga en su seno corrientes diversas que van desde los partidarios de la teología de la liberación a los integristas reaccionarios. En el islam aún más, donde no existe ninguna instancia suprema para zanjar las diferencias, las interpretaciones del texto sagrado han variado a lo largo de la historia. Así, en 1950, las mujeres egipcias salieron a la calle para demandar el derecho a voto; Al-Azhar, la más alta institución del islam sunita, publicó una fatwaafirmando que era contrario a la religión; diez años más tarde las mujeres votaban en la mayor parte de los países musulmanes.

En efecto, existen versículos violentos en el Corán, pero lo que cuenta es la forma en que son interpretados por unas u otras personas. Leamos lo que escribe el jeque Si Hamza Boubakeur sobre este versículo del Corán:

«Combatid por la causa de Dios a quienes os combaten, pero no superéis los límites permitidos, pues Dios no ama a los transgresores» (Surata II, «La vaca», versículo 190):

«Se trata de la condena de todas las formas de tortura y de toda violencia ejercida sobre las mujeres, los niños, los viejos, los esclavos o los religiosos y, de una forma general, de toda crueldad ejercida sobre las personas de quienes no participan en la guerra. Los torturadores deberían meditar esta prescripción coránica. Están considerados igualmente como una transgresión de la ley divina las demoliciones de edificios, las destrucciones de árboles o de cosechas, el incendio, la masacre de animales. Es la condena de la violencia en general, bajo todas sus formas» 4/

No es evidentemente la lectura que hacen los imanes de Al Qaeda o de la organización Estado Islámico.

Los textos religiosos son lo que hacen de ellos las y los creyentes

Para referirse de nuevo al estudio histórico y antropológico del Corán, hay que tener en cuenta el hecho de que los conflictos de la época coránica no implicaban mas que a grupos restringidos y que los anatemas y los llamamientos al combate lanzados por el profeta Mahoma no se dirigían mas que a esos grupos particulares en conflicto con sus partidarios, y no a las demás religiones en general, ya se tratara de las y los cristianos, judíos o sabateos, o incluso paganos. La generalización de los anatemas es una interpretación hecha por corrientes extremistas del islam para sus objetivos político-religiosos. Algunos detractores del islam, equivocadamente, pretenden presentarlos como la interpretación normal, canónica de una religión que presenta, hay que recordarlo, tanta diversidad como el cristianismo.

No es necesario insistir sobre el hecho de que el cristianismo, que se pretende la religión del amor al prójimo, ha podido ser invocado por los conquistadores de América para el exterminio de las poblaciones autóctonas. Pero pretender con ello que esta religión sería la causa de las guerras o de naturaleza violente es una falsa idea. El hecho es que todas las creencias pueden ser movilizadas para conflictos guerreros. El Corán, el Antiguo Testamento o el Nuevo (incluso los escritos budistas) no son ni textos pacíficos ni textos guerreros; ni llamamientos al amor ni llamamientos al odio. Son lo que hacen de ellos las personas creyentes que los interpretan en función de condiciones históricas y sociales siempre cambiantes.

Notas
1/ Jacqueline Chabbi, Les trois piliers de l’Islam. Pour une lecture anthropologique du Coran, Le Seuil, 2017.

2/ Jacques Goody, L’Islam en Europe. Histoire, échanges et conflits, La Découverte, 2004.

3/ Marie-Pierre Rey, L’effroyable tragédie. Une nouvelle histoire de la campagne de Russie, Flammarion, 2012.

4/ Le Coran, traduit et commenté par le cheikh Si Hamza Boubakeur, Maisonneuve & Larose, 1995.

https://orientxxi.info/lu-vu-entendu/la-violence-dans-l-islam,2670

Traducción: Faustino Eguberri para viento sur