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Entrevista a Diego Marín Verdugo, autor del documental "EEUU v/s Allende"

«Es importante que los jóvenes conozcan la verdad sobre el derrocamiento de Allende»

Fuentes: Rebelión

Con investigaciones basadas en el libro Salvador Allende. Cómo la Casa Blanca provocó su muerte, de la periodista Patricia Verdugo, se estrenó en Chile, en el Cine Arte Alameda, el documental «EEUU V/S ALLENDE». Una importante contribución para la comprensión de uno de los más trágicos acontecimientos en la historia contemporánea de América Latina. Sobre […]

Con investigaciones basadas en el libro Salvador Allende. Cómo la Casa Blanca provocó su muerte, de la periodista Patricia Verdugo, se estrenó en Chile, en el Cine Arte Alameda, el documental «EEUU V/S ALLENDE». Una importante contribución para la comprensión de uno de los más trágicos acontecimientos en la historia contemporánea de América Latina. Sobre el documental, conversamos su director Diego Marín Verdugo, hijo de la connotada periodista.

– El título del documental anuncia una lucha bastante desigual.

Todo se resume en dos voluntades, Henry Kissinger y Richard Nixon, que controlaban la política norteamericana. Ellos deciden derrocar a Salvador Allende desde antes de que asumiera, y cuando llega a la presidencia lo derriban. Esos dos hombres representaban todo el poder de Estados Unidos.

– ¿Cómo se logra financiar un documenta de este tipo? Lo pregunto considerando que lo que se critica es el poder.

En un principio pensé en conseguir financiamiento en Chile, creyendo que habría algún interés de parte del gobierno, pero sólo encontré puertas que se fueron cerrando una tras otra. El proyecto lo comenzamos a desarrollar con mi madre en vida. Un mes después de su fallecimiento, en enero del 2008, se contactaron conmigo de TELESUR consultándome por el proyecto. Les respondí que estaba listo para filmarse pero faltaba el financiamiento. Entonces, ellos aportaron una parte del dinero para coproducir el documental con una productora en España que yo había fundado: «El viaje producciones». El Films se hizo pensando en una versión para televisión que debía presentarse para el natalicio de Salvador Allende. El documental se pasó en TELESUR y duraba cincuenta minutos. La versión para cine, que presentamos ahora, dura alrededor de diez minutos más. Tiene secuencias nuevas y más documentos desclasificados. Para alargarla intenté conseguir financiamiento en Chile trayendo la película hecha y ni siquiera así se pudo. Tampoco a través de los fondos concursables se logró financiamiento.

– ¿Qué argumentos usaron para rechazar el financiamiento?

Fueron argumentos técnicos que no corresponden a la realidad. Quizá haya influido que hay una crítica a la Concertación. Una reflexión final sobre ese conglomerado.

– Lo central del documental es desenmascarar al gobierno de EEUU y su política de acciones encubiertas ¿Está satisfecho en ese sentido?

Pienso que el desconocimiento, en especial por parte de los chilenos, respecto a la gravedad y profundidad de la intervención norteamericana se debe a varios factores, entre ellos el carácter de encubrimiento de las acciones de los agentes estadounidenses, muy bien urdidas. Todo era un secreto para la inmensa mayoría, pero finalmente la verdad afloró cuando en 1975 un informe entregado por senadores norteamericanos que investigaron documentos secretos dieron a conocer las acciones de los servicios de seguridad en Chile. Evidentemente en esos años el llamado informe Cherch no tendría espacio en los medios de comunicación para ser difundido masivamente. En el año 1999 el presidente Clinton dice que estos archivos se deben desclasificar, que los chilenos tenemos derecho a saber qué nos pasó. Es muy triste tener que escuchar que alguien en USA tenga que decidir que tenemos derecho a saber qué fue lo que realmente sucedió en nuestro país en aquellos años.

A partir de ese momento mucha gente, entre ella mi madre, acceden a ese material y hacen un trabajo de investigación e interpretación para ir reconstruyendo de qué manera intervinieron en Chile los servicios de seguridad norteamericanos.

En Chile a la gente se la ha conducido hacia un punto sobre el cual no quieren conocer estos temas, ni cualquier otro que tenga que ver con el pasado reciente. La desmemoria se ha instalado en la gente. Se la ha empujado a participar de ella, instalando un discurso en el cual hablar del pasado es hablar de algo desagradable, aburrido, fuera de foco. La verdad y la justicia se reemplazó por la monserga del perdón, olvido y reconciliación. En esto hay culpa del gobierno, de la derecha y sus medios de comunicación. La información está pero se oculta o distorsiona. Por eso es importante que los jóvenes conozcan la verdad sobre las fuerzas que operaron en el derrocamiento de Allende. Este documental es un aporte a ese conocimiento.

– ¿Qué posibilidades le ve al documental de llegar a la TV?

Sin duda que lo ideal es que este documental pudiera llegar a la televisión pública. La idea es que investigaciones como estas lleguen a la mayor cantidad de gente posible. Veremos que se puede hacer. Televisión Nacional tiene antecedentes de haber tenido un trabajo con documentos desclasificados que, en su momento, Agustín Edwards, dueño de El Mercurio, logró interferir para que no se pasara en TV, aunque me parece que finalmente pudo salir al aire y esto le costó el puesto al director. Hay mucha influencia y poderes interesados en que esta historia no se conozca en los medios nacionales masivos, sobre todo por parte de Edwards. A lo largo de cualquier investigación seria que se haga de la intervención norteamericana en Chile, Agustín Edwards aparecerá siempre como el chileno más involucrado. Es él la persona a la cual se le sindica como el principal responsable de azuzar los ánimos de Kissinger y Nixon en contra de Salvador Allende.

– A propósito ¿qué opinión le merece la TV chilena?

Me parece triste y terrible la situación en que se encuentra hoy la televisión chilena. Es una televisión que no aporta. Sin contenidos culturales serios. Es una televisión sólo dedicada a la entretención, entretención en su mayoría vulgar y supeditada a un modelo de venta inmediata que constantemente está enarbolando los valores que mueven a la sociedad neoliberal. Promueve el hiper consumo y las relaciones a distancia, todo muy frío y vano.
La televisión pública no está cumpliendo el rol social que debería cumplir. Entiendo que la televisión privada pueda abogar por que sea sólo un buen negocio, pero eso no es lo principal en la televisión pública.

– ¿Cómo evalúa la experiencia de TELESUR?

Es muy interesante. Es un canal que transmite para toda Latinoamérica. Y por decirlo de alguna manera podríamos explicar que es como una CNN de la Izquierda. Y si bien en la CNN se siente que su línea editorial está sesgada, a veces en TELESUR se percibe algo parecido, pero sin embargo, en un mundo donde el gran porcentaje de los medios masivos de comunicación están en manos de la derecha, es un respiro y un alivio que exista un medio como TELESUR en manos de la Izquierda. Ha sido una gran experiencia trabajar con ellos.

– En el documental hay entrevistados de derecha, Orlando Sáez y Thieme ¿hay alguna contradicción en sus versiones?

En cuanto a lo que sucedió, me parece que no hay contradicción, están todos de acuerdo en lo brutal que era la intervención norteamericana en Chile. Hay un reconocimiento claro de ello. Sucedió en todos los planos, economía, política, prensa, etcétera. La gente de la derecha sabía perfectamente de los dineros que pagaba la CIA. No hay nadie que diga: no, eso no ocurrió.

– ¿Se podría decir que existe cierta arrogancia en ese reconocimiento?

Sáez hizo comentarios en ese tono, dijo que si él no hubiese apoyado el paro de los camioneros no habría pasado lo que pasó. Afirmando que con ese el paro se acabó la U.P. y lo que vino después sólo fueron «milicos y vacaciones». Descaradamente cuenta como recibía el dinero y las cantidades que entregaba a Patria y Libertad, por ejemplo. Sáez piensa, en la práctica, que él derrocó a Allende.

– ¿Y en el caso de Thieme?

Lo fundamental que él plantea es sobre como le pasaban dinero a Patria y Libertad, dinero proveniente de la CIA. También explica cuál era el rol del movimiento para provocar caos y desorden en el país mediante atentados y paros. Cuenta como fue contactado por el almirante Merino, uno de los ideólogos del golpe, y como la armada les había encargado realizar sabotajes de líneas de tren, gaseoductos y tendidos eléctricos. Pues junto con el paro de octubre esas acciones eran necesarias para estimular la acción de los militares. En el documental queda absolutamente claro como se gestó el golpe de 1973 y quienes fueron los culpables.