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Declaración del Consejero Indígena Urbano

» Es impresentable que un grupo de mapuche rinda honores al mismo Ejército que mató impunemente al pueblo «

Fuentes: Rebelión

Una vez más un grupo de mapuche ha desfilado en la parada militar que se realiza cada 19 de septiembre en Santiago, en «homenaje a las glorias del Ejército» y agradecimiento a éste por sus gestas militares y labores en beneficio de la comunidad, según se proclama en el guión del evento. En realidad, esperaba […]

Una vez más un grupo de mapuche ha desfilado en la parada militar que se realiza cada 19 de septiembre en Santiago, en «homenaje a las glorias del Ejército» y agradecimiento a éste por sus gestas militares y labores en beneficio de la comunidad, según se proclama en el guión del evento. En realidad, esperaba que la situación de años anteriores no se repitiera hoy y que se tomara en cuenta la opinión de los que nos hemos opuesto a esta acción desde ocasiones anteriores.

Es inaceptable e impresentable que un grupo de mapuche rinda honores al mismo Ejército del Estado chileno que mató, violó y robó impunemente al pueblo que aquellos dicen representar.

Las Fuerzas Armadas chilenas no han sido capaces de pedir perdón hasta el día de hoy, de aquellos crímenes que hacen de la mal llamada «Pacificación de la Araucanía» una mancha en la historia de Chile. Estos crímenes sólo fueron una fase del genocidio de larga duración que ha sufrido nuestro pueblo desde 1536. Su brutalidad fue renovada por las mismas Fuerzas Armadas (más modernizadas) desde agosto de 1973, cuando se reiniciaron los actos de genocidio y etnocidio de antes, durante y después del golpe de estado de 1973. Luego vino la contrarreforma agraria, la entrega de tierras mapuche a latifundistas y transnacionales, y culminó el etnocidio con el Decreto-Ley 2.568, inconstitucional por no existir constitución a la fecha de su dictación, y no derogado hasta el día de hoy en los 16 años de los gobiernos llamados democráticos.

La Concertación por la Democracia (que firmó el llamado Pacto de Nueva Imperial en 1989 junto a la mayor parte de las organizaciones indígenas que hicimos frente a la dictadura), el gobierno de Ricardo Lagos (en el cual se instituyó este desfile de mapuche en homenaje al ejército) y todos los poderes del Estado de Chile siguen en deuda con los pueblos indígenas, al no dar el paso al reconocimiento constitucional de nuestros pueblos originarios. Pero reconocimiento digno y no del modo que se nos quiso dar hace poco tiempo en una fallida reforma constitucional que nosotros mismos rechazamos por ineficaz.

Los mapuche y otros indígenas urbanos que rinden homenaje a las fuerzas armadas chilenas, en Santiago y otras localidades, realizan actos como éste a mero título personal, ya que no representan en forma alguna el sentir de nuestros pueblos. No se ha buscado el parecer de nuestras organizaciones, se ha hecho a espaldas de nuestros dirigentes. Solo podemos suponer que estas acciones buscan compensaciones de tipo personal, conseguir espacios de poder o recursos materiales. No es legítimo argumentar que mediante estos homenajes nuestro se hace presente en un espacio de honor de la chilenidad. Desde 1810, ese espacio de honor se perdió durante la llamada «Guerra a Muerte», luego con la «Pacificación» y recientemente, en 1973, por el «Pronunciamiento Militar» con el cual se nos implantó el neoliberalismo a sangre y fuego. No hay honor en rendir homenaje a una institución cuyos crímenes de guerra (condenados por convenciones internacionales y que afectaron a chilenos, mapuche, aymara, etc.) hayan sido cometidos a título personal o en ejercicio de la función institucional, siguen impunes hasta el día de hoy.

Hablo con la verdad, me baso en los informes de las comisiones Rettig, Valech y de Verdad Histórica y Nuevo Trato, y pìdo cumplimiento de las recomendaciones de esta última, tal como lo hice como comisionado al presentar mis objeciones junto a otros hermanos de mi pueblo.

Como representante de los indígenas residentes en las ciudades de norte a sur del país, y conociendo nuestro sentir como descendientes o deudos de las víctimas de los horrores de las invasiones de los siglos XIX y XX, lamento esta situación que afea el proceder de algunos indígenas, especialmente mapuche.

José Llancapan Calfucura es miembro de Consejero Indígena Urbano