En un reciente conversatorio sobre el Acuerdo Estado colombiano- Farc-EP (Habana.2016) habido con ciudadanos europeos, algunos comunistas, otros de izquierda y algunos más simplemente demócratas; uno de ellos bastante conocedor de la realidad colombiana y lector bastante bien documentado, me lanzó como si fuese una puñalada la siguiente pregunta:
¿En un Estado que pretende ser una democracia normal, puede un partido político, que dice ser de izquierda, ceñirse a la legalidad y tener objetivos nobles y altruistas como la superación de la miseria y el terrorismo de Estado, puede estar dirigido por sicarios?
Atónito, lo único que pude fue contra preguntar qué quería significar. Muy seguro, el interlocutor me citó 6 novelas colombianas basadas en la imagen pública ampliamente difundida por los medios de comunicación colombianos, o “tipología del sicario”, incluso relacionada históricamente con la Violencia política en los dos últimos siglos de la historia de Colombia: La de Bahamón Dussán de 1988. La de Víctor Gaviria 1991. La de Fernando Vallejo 1994. La de Jorge Franco 1999. La de Arturo Alape 2000. Y la de Alejandro López 2012; cuyos rasgos más sobresalientes que van más allá de la definición etimológica o significado de que el “sicario es un asesino que ejecuta individualmente a su víctima a sangre fría, por encargo, prebendas o dinero”, y enumeró así:
1-Efectivamente es un hombre joven cuya especialización es la fugacidad de su acción (sea en una motocicleta o a pie) y con una gran puntería.
2- De extracción urbana, pero de origen agrario (hijo de exiliados campesinos de la violencia estatal en el campo) asentado en una barriada miserable, suburbana descompuesta socialmente, ruinosa y penetrada por la ideología narcotraficante imperante en la sociedad colombiana de hacer mucho dinero de manera fácil para darlo a su madre y hermanos menores, y si sobra y queda vivo, darse él el gran lujo de los señores ricos que viven en Miami. Es decir, con unos antivalores bastante bien definidos entre los cuales está incluido el consumo de narcóticos.
3-Cuya psicología bastante elemental incluso infantil muy ligada a la madre, compartida por los otros jóvenes del grupo, gallada o parche; tiene como base el amor a las armas, la muerte como una mercancía con un valor de cambio dado, desprecio por la vida, temeridad absoluta, e indolencia ante el sufrimiento humano.
4- Que incluso puede tener motivos ideológicos. “Todo depende del encargo” y por lo tanto fácilmente infiltrable o permeable por los servicios secretos del Estado, las agencias antinarcóticos extranjeras, o por los mismos carteles de los narcotraficantes.
5- Su individualidad que puede llegar a máximo tres o cuatro acompañantes, ayudantes o “campaneros”, le permite una gran fluidez conspirativa, y la posibilidad de actuar en “Red Urbana”, con nombre de prócer
-Bueno, todo eso es cierto le respondí a mi interlocutor, pero, ¿Qué tiene que ver la izquierda con esto? Es fácil, me replicó: -Desde el punto de vista jurídico y con la tipología que ustedes los escritores de novelas colombianos han dado, se puede analizar las confesiones que han hecho los miembros de la dirección de las antiguas FARC, hoy partido de la Rosa, ante la Justicia especial para la Paz, tribunal creado por el Acuerdo de la Habana mencionado y que están difundidas ampliamente por la mayoría de los medios de comunicación de toda Colombia y cuya versión más periodística me voy a permitir leer, y leyó lo siguiente:
Esto fue lo que dijo Lozada ante la JEP sobre el crimen de Álvaro Gómez
En el caso de Gómez Hurtado, Lozada explicó que el líder conservador, desde la creación de las Farc, era visto por esa organización como una de las personas responsables de haber desatado el conflicto con el Estado.
Haber conocido los horarios en que el líder conservador Álvaro Gómez Hurtado daba clases en la Universidad Sergio Arboleda habría desencadenado el plan que finalmente terminó acabando con la vida del expresidente de la Constituyente y excandidato presidencial el 2 de noviembre de 1995.
Así lo explicó ante los magistrados de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y representantes de las víctimas el senador del partido de las Farc Carlos Antonio Lozada, quien en ese momento se desempeñaba como comandante de la red urbana Antonio Nariño, que reconoció haber ejecutado tres de los seis homicidios de impacto político que fueron admitidos por las Farc recientemente.
Lozada dijo que estos crímenes perpetrados por la guerrilla no fueron parte de un plan muy estructurado, sino que más bien eran provocados por alguna circunstancia coyuntural, como tener acceso a información de la víctima o que hubiera un hecho que pudiera facilitar el crimen.
En el caso de Gómez Hurtado, Lozada explicó que el líder conservador, desde la creación de las Farc, era visto por esa organización como una de las personas responsables de haber desatado el conflicto con el Estado.
Sin embargo, al tener acceso a los horarios en los que el líder conservador daba clases en la Universidad Sergio Arboleda, la red urbana Antonio Nariño solicitó en ese momento autorización para cometer el delito al Bloque Oriental, que comandaba en ese momento Jorge Briceño, alias ‘Mono Jojoy’, y la obtuvo.
Incluso, contó Lozada, el crimen se cometió en poco tiempo, menos de un mes después de dada la orden, porque estaban cerca las vacaciones universitarias y tenían que ejecutarlo antes de que llegaran.
Lozada también contó que la acción fue realizada por cuatro hombres que hacían parte del comando de la red urbana Antonio Nariño, tres de ellos ya muertos: alias “Danilo”, quien falleció en un enfrentamiento con la Fuerza Pública entre Fusagasugá y Arbeláez; “Chayanne”, quien murió como resultado de la masacre de Mondoñedo, que también es objeto de un proceso ante la JEP; “Freddy”, también muerto en esa masacre, y “Sebastián”, quien desertó un tiempo después de las Farc, y Lozada dijo no conocer su situación actual.
Otros crímenes
Lozada también habló de los homicidios del general (r) Fernando Landazábal y los ex comandantes guerrilleros José Fedor Rey y Hernando Pizarro.
En el caso del general (r) Landazábal, señaló que era considerado como un objetivo militar para la guerrilla, no solo por su condición en la Fuerza Pública sino como uno de los “ideólogos de la guerra contrainsurgente”.
Lo que precipitó su asesinato, según la versión del senador, fue que los guerrilleros accedieron a una tarjeta de presentación en la que estaba la dirección de su oficina.
Eso les permitió descubrir que quedaba a pocas cuadras de su casa y que parte de su rutina era hacer un recorrido con cierta periodicidad de su casa hacia su oficina. En ese momento, tomaron la decisión de asesinarlo Según explicó Lozada, en la operación participaron tres miembros de la red urbana Antonio Nariño, comandados por alias “Javier Paz”, quien falleció en 2004, víctima de cáncer. También tomaron parte “Danilo”, que lideró el crimen de Álvaro Gómez, y “Armando”, que murió en 1999, en un enfrentamiento con la Policía.
En el caso de Hernando Pizarro, quien fue comandante del frente Ricardo Franco junto con José Fedor Rey, Lozada explicó que ambos eran considerados como un objetivo por parte de las Farc por haber cometido la masacre de Tacueyó.
Mientras que el asesinato de Pizarro fue cometido por un comando de la red urbana Antonio Nariño, dirigido por Vladimir Zambrano, “Rubén”, que murió después en los hechos de Mondoñedo.
Los guerrilleros se hicieron pasar por agentes de la Fiscalía y se llevaron a Pizarro con una falsa orden de allanamiento. En el camino, Pizarro se dio cuenta de que lo iban a matar y empezó a gritar por la calle pidiendo ayuda, pero no logró evitar el asesinato.
Sobre los crímenes de Pablo Emilio Guarín y Jesús Bejarano, Lozada manifestó que no tenía mayor información porque fueron cometidos por otra célula guerrillera que no estaba bajo su mando. (ver y oír en https://www.vanguardia.com/colombia/esto-fue-lo-que-dijo-lozada-ante-la-jep-sobre-el-crimen-de-alvaro-gomez-BK3194740 )
Luego con gran seguridad el interlocutor dijo: -Tengo entendido que el declarante a quien no conozco es un miembro destacado de la dirección del partido de izquierda de la Rosa, y cuenta con el apoyo absoluto de los demás miembros de la dirección de ese partido, agregando luego: -Vuelvo entonces a la pregunta inicial: ¿en un Estado que pretende ser una democracia normal, puede un partido político, que dice ser de izquierda, ceñirse a la legalidad y tener objetivos nobles y altruistas como la superación de la miseria y el terrorismo de Estado, puede estar dirigido por sicarios?
Impresionado por la tranquilidad del interlocutor, traté de no dejar ver mi intranquilidad, y le respondí: – Su argumentación lo que muestra es que en lugar de una Solución Política al conflicto interno colombiano que se pretendía con el Acuerdo de la Habana mencionado, lo que se ha logrado hasta ahora y se está logrando es darle una solución jurídica, y agregué:
-Muchos de quienes apoyamos sin ningún quiebre la solución Política al conflicto colombiano y la seguimos apoyando, y apoyamos el Acuerdo de la Habana y lo seguimos apoyando; planteamos en diferentes medios que era necesario dar el salto dialéctico de lo militar a lo político, y poner en la dirección del partido que fuera a surgir, personas políticas alejadas de los escenario de la muerte de la confrontación, y más relacionados o surgidos de ambientes democráticos y políticos. Al parecer inicialmente esto se hizo; se nombró en ese tránsito el 5 de diciembre del 2016, a reconocidos personajes de izquierda como voceros del nuevo partido, a los siguientes “civiles” : “En el Senado estarán Jairo Estrada Álvarez, Pablo Cruz y Judith Maldonado, mientras que a la Cámara irán Francisco Tolosa, Jairo Rivera e Imelda Daza, quienes tendrán voz pero no voto en las sesiones” .( Ver https://www.dw.com/es/colombia-farc-elige-a-seis-voceros-representantes-en-el-congreso/a-36772369)
– Eso también es cierto, respondió el interlocutor, pero (casi siempre hay un pero) pudo más la mentalidad militar vertical y burocrática y las ambiciones que acabamos de enumerar de algunos mandos guerrilleros participantes en acciones que se han enumerado, y tales personajes civiles solo quedaron quemados, y muestra de otras ambiciones privadas que se impusieron a toda costa en la dirección de ese malogrado partido que pretendió ser el heredero de las Farc-EP en otros escenarios. Luego agregó:
-Queda pues la decisión judicial a cargo de La JEP para comprobar si en efecto como lo han denunciado antiguos compañeros de armas, algunos de estos mandos guerrilleros actuaron bajo el ENCARGO de una organización de la inteligencia del Estado que los infiltró en el seno de la guerrilla, para que realizaran estas ejecuciones con el fin de desacreditar aún más a esa organización guerrillera y como operaciones de bandera falsa.
Si. Respondí: -Queda eso; la solución jurídica. Luego, me declaré suficientemente ilustrado, con la amargura de poder o no saber responder.