En este momento de crisis de las conversaciones entre el Gobierno de Santos y el Ejército de Liberación Nacional – ELN, es necesario revisar los fundamentos sobre las que están sostenidas. El compromiso de explorar una salida política a esta guerra, lo sustentamos en la voluntad de cambiar, que demostremos cada parte. Haber pactado un […]
En este momento de crisis de las conversaciones entre el Gobierno de Santos y el Ejército de Liberación Nacional – ELN, es necesario revisar los fundamentos sobre las que están sostenidas.
El compromiso de explorar una salida política a esta guerra, lo sustentamos en la voluntad de cambiar, que demostremos cada parte. Haber pactado un cese bilateral de 101 días, significó un salto cualitativo para este proceso de solución política, porque demostró que si es posible cambiar la tradicional doctrina, de «dialogar en medio del conflicto», sustentada por el presidente Santos.
En los Acuerdos de Quito del 4 de septiembre, pactamos que:
«Se realizará una evaluación que permita identificar aciertos y aspectos por mejorar. Como resultado de lo anterior, y del desarrollo de la Agenda, se propondrá un nuevo cese, que deberá ser cualitativamente superior al acordado ahora».
Por tanto, cuando el presidente Santos retiró su Delegación de la mesa, el 10 de enero, justificándose en un supuesto incumplimiento del ELN -por nosotros no querer prorrogar automáticamente este cese-, actúa estando mal asesorado o demuestra no conocer los acuerdos.
La Delegación de Diálogo del ELN cumplió la cita del 9 de enero en Quito, y allí permanece dispuesta para iniciar el Quinto ciclo de conversaciones, con instrucciones precisas de evaluar el cese y pactar uno nuevo que supere falencias que tuvo el anterior; además de dar inicio a un Gran Diálogo Nacional, que desarrolle la participación de la sociedad colombiana en el logro de un pacto de paz.
Durante todo el mes de enero y hasta ahora, prosiguen en medio del conflicto las comunicaciones entre las dos partes, debido a que la Delegación del Gobierno se levantó de la mesa.Desde el 10 de febrero, una parte de nuestra Delegación de Diálogos retornó a Colombia, para consultas sobre cómo superar esta crisis y la otra parte sigue en Quito esperando a la Delegación gubernamental.
Llamamos a las mayorías de Colombia que quieren la paz, para que sigan presionando un pronto reinicio de la Mesa de conversaciones y para que se retome el logro de dialogar cobijados por un cese bilateral.
Nos preocupa que en vez del análisis objetivo de esta crisis de la mesa, quieran sustituirlo con exigencias de exterminio del contradictor. Llamamos a no dejar prosperar las faltas a la verdad, como fermento del odio, porque la historia demuestra que así comenzaron grandes tragedias, como la del Holocausto ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial.
En medio de esta contienda electoral, les recordamos a las colombianas y colombianos, que dentro de la normatividad histórica del ELN, seguiremos cumpliendo el precepto de:
«No impedir el ejercicio del voto, ni obligar al pueblo a votar».