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Entrevista al sociólogo Marcos Roitman Rosenmann

«Es necesario reconstruir la historia de América Latina»

Fuentes: La Jornada

El entrevistado, Roitman Rosenmann, es doctor en Sociología y profesor Titular de Estructura Social de América Latina en la Universidad Complutense de Madrid, columnista de La Jornada, El Clarín de Chile y la página española REBELION.ORG. A continuación presentamos la segunda mitad de la entrevista exclusiva con este reconocido intelectual, cuya primera parte está publicada […]


El entrevistado, Roitman Rosenmann, es doctor en Sociología y profesor Titular de Estructura Social de América Latina en la Universidad Complutense de Madrid, columnista de La Jornada, El Clarín de Chile y la página española REBELION.ORG. A continuación presentamos la segunda mitad de la entrevista exclusiva con este reconocido intelectual, cuya primera parte está publicada en Clarín.

– ¿Cómo les explicas a tus alumnos el panorama actual de América Latina?

– Busco romper tópicos. No intento darles información. Les trato de formar en sus realidades disímiles. En otras palabras les hago leer autores desde propuestas contradictorias. Teorías de la modernización, de la dependencia, neoliberalismo, colonialismo interno, sociología de la explotación, desarrollo y subdesarrollo. Les empapo de autores latinoamericanos. La mayoría no han oído hablar de González Casanova, Celso Furtado, Ianni, Do Santos, Stavenhagen, Ribeiro, Sunkel, Florestán Fernandes, Leopoldo Zea, Mauro Marini, Germani, Antonio García, Zavaleta, O Donnell, Lechner, Hernando de Soto, Agustín Cueva, por citar algunos. Y recuerdo que han pasado por asignaturas como reforma del estado, regímenes políticos, geopolítica e ideologías contemporáneas en América Latina. Mi asignatura, estructura social, es de último curso. Eso sí, leen autores ingleses, estadounidenses, españoles y sus propios enseñantes. Todo un símbolo de colonialismo intelectual. Mis colegas me apodan el indio Roitman porque enseño sobre autores latinoamericanos y acabo mi curso con un texto del subcomandante Marcos: A la guerra por la palabra de editorial Rizoma. Ya me han llamado la atención y eso que hay libertad de cátedra.

– El sábado 6 de mayo, en La Jornada, escribiste sobre la desinformación que existe en España contra el proceso boliviano, incluso vos comparas lo hecho por Evo con la nacionalización del cobre hecha por Salvador Allende. ¿Qué miras en Evo Morales? ¿Qué se puede hacer contra la desinformación inducida en España y México sobre los procesos bolivarianos de nuestra América?

– En Evo Morales veo una posibilidad de refundación de un proyecto de izquierda para Bolivia. Una concepción de nación y Estado que recupere la identidad de un país roto desde el siglo XIX. Más de dos tercios de su territorio han sido esquilmados en guerras sucesivas y donde la mayoría de la población, más del 50 por ciento indígena ha sido relegada, explotada y marginada del proceso de toma de decisiones. Creo que se abre un proceso nuevo donde la propuesta constituyente y la redefinición de estado-nación compromete el MAS y toda la alternativa que una buena parte de la izquierda latinoamericana se juega en Bolivia. Ya se lo jugó en 1952 y la contrarrevolución acabó por diluir los cambios. Hoy la esperanza está en no confundir los procesos sociales y políticos con las personas y en esta lógica creo que Evo Morales expresa un proyecto nada improvisado y muy trabajado. Más que desinformación, estamos ante un proceso de contra-información. La única manera de romper esta dinámica es formar, dar argumentos, construir ciudadanía y no mentir, decir toda la verdad aunque duela. Usar los medios de comunicación públicos, sin demagogia y con calidad. Crear opinión e instruir, movilizar, no adoctrinar. En eso consiste el secreto. Es realizar una contra-información, dado que existe un cuasi monopolio de medios privados que desvirtúan y dominan la televisión, los periódicos, las revistas y las radios. Se trata de construir democracia como práctica social de control del poder, la gente no es tonta, sabe discernir y podrá romper el mecanismo de la mentira social.

– Víctor Pey me contó que vos fuiste de los creadores de la alianza informativa entre La Jornada y El Clarín de Chile. ¿Cómo surgió la idea? ¿Hace cuánto que trabajas en La Jornada?

– Bueno, siempre se mitifica un poco. Pero constituye secreto de sumario. Lo tendrán que contar más adelante Joan Garcés, Carmen Lira y el propio Víctor Pey en sus memorias. Mi vínculo con La Jornada se lo debo desde luego a Carmen Lira quien me abre las puertas y me invita a colaborar tras las elecciones de 2000 y el triunfo de Fox y el PAN. Aunque todo parte de una entrevista realizada por Miguel Angel Velázquez y Karina Avilés sobre el triunfo del PAN. De allí nace una amistad que se mantiene hasta hoy. Son ellos mis mentores ante Carmen Lira. Espero no haberles defraudado.

– ¿En qué va el proceso del rescate del diario El Clarín de Chile?

– Lo sigo como muchos, con inquietud. No entiendo cómo se puede manipular y caer tan bajo. Gobierno, parlamento, contraloría, jueces en Chile se han unido para crear el mayor fraude político de la historia del país. Todas las instituciones se han unido en el mayor acto de corrupción y violación del derecho internacional de defensa de inversiones extranjeras. Ya no se trata de lo que haga o diga el Banco Mundial. Con sentencia a su favor, el Estado Chileno nunca aceptará la decisión, seguirá la misma línea, profundizando, su objetivo es evitar que reaparezca El Clarín y que en Chile exista realmente libertad de prensa. En eso están de acuerdo todos, sin excepción. Después de tantos años recusarán otra vez al candidato si no pueden, buscarán más actos rastreros. Todo con tal de impedir la salida de El Clarín.
– ¿Qué tal le fue a Michelle Bachelet en España?

– Su imagen como primera presidenta de Chile, hija de general torturado y con un pasado de sacrificio, lleno de espinas y con voluntad de trabajo la convierte en un icono. Es una intocable. Además no debemos olvidar que tiene un muy buen equipo de asesoramiento para el mercado. Se vende como un producto y ella lo hace bien. Cuenta con el aval de Ricardo Lagos que la acompañó en su visita tras bambalinas. Yo diría que es una mujer de cobre y no de hierro, es decir dúctil, ciertamente venenosa que puede aparecer mezclada con metales innobles y con otros también nobles, aunque su pureza sólo es posible si se hace un proceso de limpia electrolítica, en este caso de recuperación ética.

– José Saramago le dijo a la presidenta Bachelet en Madrid: «Hágame el favor de mirar a los mapuches». ¿Qué tanto se sabe en España sobre los presos políticos mapuches?

– De la primera parte, la Presidenta no contestó, se sintió incomoda y además no respondió a Saramago. Este le dijo que sus interlocutores cuando fue a Chile estaban hoy presos. Bachelet guardó silencio. Más adelante le dijo que las multinacionales les estaban aniquilando y exterminando, Bachelet no contestó. Solo se limitó a señalar que en Chile los mapuches son un pueblo que se respeta. Además Saramago le señaló que se les aplican leyes anti-terroristas de la tiranía pinochetista. Bachelet ni se inmutó. Respecto a si en España se sabe sobre los presos mapuches, la respuesta es lacónica: no.

– ¿Y sobre el presidente de la Fundación Neruda que invoca leyes antiterroristas contra dos lonkos mapuche?

– Tampoco, es más, existe un documental muy bueno realizado por un español sobre Endesa que entrevista a dicho personaje y le pregunta en su condición de presidente de la Fundación Pablo Neruda y su contencioso con los lonkos mapuches cuál es su argumento y no tiene más respuesta que la de ser unos terroristas que atacan la propiedad privada. Lo más interesante es que le dice que por favor le recite un poema de Neruda, el que más le guste para concluir la entrevista y se queda mudo. No sabía ninguno. ¡Ese es el presidente de la Fundación Neruda!

– Hablemos de tu último libro, divides la historia de Latinoamérica de la Revolución Cubana a la Unidad Popular y de la UP al Frente Sandinista; en México analizas la construcción de un Estado multiétnico. ¿Qué posibilidades hay de llegar a ese mundo donde quepan muchos mundos? ¿Por qué dividiste así la Historia?

– Efectivamente, en Las razones de la democracia en América Latina hago una división histórica de las luchas democráticas del siglo XX en función de la construcción de ciudadanía política. Desde esa perspectiva considero que en el siglo XX hay momentos constituyentes. El primero, la Revolución Mexicana de 1910, la lucha contra la oligarquía, el anti-imperialismo y la construcción nacional. La Revolución Cubana abre las luchas democráticas al socialismo y el anticapitalismo y de liberación nacional. La Unidad Popular incorpora la vía pacífica al socialismo con cinco puntos básicos frente a la insurreccional armada. Dichos factores de construcción de la ciudadanía plena se desarrollan en el marco del discurso de Salvador Allende al Congreso Pleno el 21 de Mayo de 1971. La legalidad, la institucionalidad, las libertades políticas, la violencia y la socialización de los medios de producción. Más adelante la Revolución Sandinista se declara como nacional, democrática, popular, antiimperialista y de economía mixta. El concepto de socialismo se difumina y abre una discusión en la izquierda latinoamericana. Mejor leerlo en el libro. Y más adelante el gran aporte está en el EZLN. El desarrollo de un concepto de democracia multiétnica redefiniendo la nación, el Estado, el proyecto y las luchas dentro del neoliberalismo.

Son momentos de inflexión y aportes. Se trata de asumir el debate y volver sobre las alternativas y los proyectos de cambio social. Hay más momentos constituyentes en la historia de las luchas democráticas que es necesario rescatar y repensar desde nuestra realidad contingente. El texto, editado por siglo XXI México, recoge algunas reflexiones de los años noventa. Hoy hay que integrar el proceso boliviano, los cambios en Venezuela, reinterpretar Centroamérica, Cuba, Brasil, bueno toda América Latina y el Caribe. Desde luego los movimientos sociales, pero sobre todo volver sobre la experiencia del EZLN. Es necesario reconstruir la historia de América Latina. El futuro no está diseñado, ésta es mi respuesta al interrogante para que quepan todos los mundos. Crear alternativas en cada lugar. Recuperar la diferencia y hacer historias, romper el colonialismo cultural y sus formas de analizar nuestras experiencias en clave de la agenda neoliberal.

– En tu libro mencionas el proyecto inacabado de América Latina incluso detallas sus límites, pero te revierto la pregunta: ¿Qué limites tiene el neoliberalismo?

– El control del tiempo y del futuro supone uno de los factores claves del poder, en eso consiste la clave del ideario neoliberal. Es el mecanismo para diluir las alternativas y presentar un orden lineal sin posibilidad de abrir la historia a otros posibles contingentes. Así se presenta el neoliberalismo, como el orden que genera una realidad compleja y estable, certera y sistémica, con un lenguaje unívoco. Donde todo está pensado. Pero lo interesante es que no puede por definición detener la flecha del tiempo. Su realidad termina por generar su propia incertidumbre, sometiendo su proyecto a una continua práctica de comerse el tiempo para evitar la explosión de alternativas. Su futuro es su crisis.

– Mi última pregunta: ¿Sobre qué esbozas tu nueva tesis? ¿Da para otro libro?

– Ahora estoy trabajando en la tercera edición corregida de El pensamiento sistémico: los orígenes del social conformismo para siglo XXI. Pero este año sigo escribiendo una historia del siglo XX latinoamericano que se complementa con la maestría del consejo latinoamericano de Ciencias sociales CLACSO que realizó en el Campus Virtual. Supongo que será un libro dentro del año 2007. Se trata de un patrón de análisis que busca romper las tradicionales historias como las de Tulio Halperin. Busco otro principio de explicación. Por ahora llevo escrito unas cien páginas. Veremos en qué acaba. Los estudiantes del campus virtual están respondiendo bien a las clases donde se están exponiendo en forma de borrador, son mis mejores jueces y críticos. De ellos aprendo.