Periodista alemán e investigador de las tramas islamistas en Occidente y de los principales atentados que se le imputan, Elsässer califica de muy oscuro todo lo que rodea a la reciente detención de un comando de Al Qaeda en Alemania y no excluye la participación de los servicios secretos. Jürgen Elsässer, nacido en 1957, es […]
Periodista alemán e investigador de las tramas islamistas en Occidente y de los principales atentados que se le imputan, Elsässer califica de muy oscuro todo lo que rodea a la reciente detención de un comando de Al Qaeda en Alemania y no excluye la participación de los servicios secretos.
Jürgen Elsässer, nacido en 1957, es periodista alemán. En 2005 vio la luz su libro «Cómo la Yihad llegó a Europa», obra en la que investiga la cercanía entre los denominados «islamistas» y los servicios secretos occidentales. El estudio fue traducido al francés en 2006. Ante la detención de una supuesta célula de Al Qaida en Alemania, el libro ha adquirido de nuevo actualidad.
La versión alemana de su libro fue publicada en 2005: ¿Han surgido nuevas evidencias desde entonces?
En 2006 se publicaron las versiones francesa y serbia del libro y añadí un capítulo sobre los atentados de Londres del 7 de de julio de 2005 porque ahí se descubrió también una pista hacia los Balcanes. En TV Fox News, una televisión mainstream, por cierto, un ex agente de inteligencia estadounidense afirmó que el hombre que estaba detrás de los muchachos sospechosos de haber realizado los atentados contra el autobus y el metro había sido un agente del MI6, un árabe, llamado Aswat. En los años 90, este hombre era el responsable del entrenamiento del movimiento clandestino de los albaneses kosovares, el UCK.
En Alemania se acaba de descubrir una célula de Al Qaeda. ¿Aventura la posibilidad de una cierta presencia de los servicios secretos, circunstancia que describe en su libro?
El asunto huele muy mal: los denominados «planificadores del terror» se han comportado de tal manera de que a la fuerza tenían que llamar la atención. Como elefantes, dejaron una pista tan grande por todo el territorio alemán que tenían obligatoriamente que despertar la sospecha. Para poner sólo un ejemplo: en un momento en que se sentían observados, pararon en un semáforo y se bajaron del coche para acercarse al vehículo de los que les seguían y destrozarles los neumáticos. Eso no se hace cuando se quiere cometer un atentado. O estos tipos estaban completamente locos y entonces nunca podrían haber realizado un atentado de tal magnitud, o se sentían seguros durante toda la preparación porque tenían protección desde arriba. Algo más concreto no se puede decir por el momento.
Y las pistas vuelven a terminar en la ciudad alemana de Ulm..
Me parece interesante el hecho de que según el semanario «Der Spiegel» el supuesto cabecilla del grupo, un joven, un tal Fritz G., natural de Neu-Ulm, pertenezca al ámbito de un tal Yessia Yussef, quien durante algún tiempo era informador del servicio secreto interior. Aquel hombre convirtió a Neu-Ulm, siempre según «Der Spiegel», en un imán para todos los islamistas en Alemania. Ulm siempre aparece cuando se habla de islamistas como si fuera un «nido islamista» pero al mismo tiempo es también un centro del servicio servicio secreto interior y de agentes extranjeros de cualquier tipo. Por eso todo lo que tiene que ver con Ulm y también con el nuevo intento de atentar… no está nada claro si fueron los islamistas o agentes secretos o un trabajo común.
Lo que llama la atención es que la Policía o los servicios secretos consiguieran cambiar la sustancia explosiva sin que los integrantes del comando se enterasen. Cómo lo ve usted?
¿Para qué cambiar? ¿Y si lo han entregado directamente? No sería la primera vez. Recuerda el primer atentado contra el World Trade Center en 1993. Entonces también actuaba una tropa de islamistas, absolutamente locos, incapaces de hacer algo. En aquel grupo hubo un agente del FBI que se ocupó de los explosivos. Antes del atentado él debería haberlo sustituido por algún material inofensivo, pero no lo hizo. Hay más casos que éste: en verano del 2006 se acusó a otro grupo de querer haber volado los Sears Towers de Chicago. Otros locos, que recibieron el material del FBI. Después fueron detenidos.
En Alemania ha surgido una nueva pista que conduce a los atentados del 11-S. Según la radio pública WDR, el 9-S un niño escuchó en una mezquita alemana como varios hombres hablaban de que un avión iba a caer en un edificio grande. Al día siguiente lo contó a su profesora que avisó a la policía el 11-S. ¿Cómo valora esta información?
Es un chiste mediático con motivo del sexto aniversario. Es lo mismo que el nuevo vídeo de Bin Laden: hasta el telediario de la primera cadena de TV alemana se ha dado cuenta de que, comparándolo con el último vídeo de hace 4 o 5 años, su pelo ya no es gris sino negro. ¿Eso qué significa? ¿Que Bin Laden sigue la moda de Gerhard Schröder, tiñéndose el pelo? ¿Qué razón debe tener Bin Laden para teñirse el pelo, teniendo en cuenta que en su cultura la sabiduría está vinculada con la edad?
El 11-S ha dividido al periodismo en dos bandos: uno que defiende a ultranza la versión oficial, el otro que la cuestiona. ¿Qué significa eso para el periodismo?
Es decisivo que se investigue seriamente uno los más grandes crímenes en el mundo occidental. El periodismo investigador tendría que seguir todas las pistas e informar sobre todas las contradicciones pero qué está pasando: las supuestas estrellas investigadoras de los grandes medios no sólo esquivan el tema sino encima dan leña a los pocos que, acorde con su profesión, buscan respuesta a las preguntas que siguen abiertas. Toda una profesión ha entrado en una fase de descomposición tal que nadie podría haberlo imaginado años atrás. Es una suerte que la gran mayoría de la población ya no se crea lo que escribe la prensa.