Próximo ya a la cesantía, el senador Camilo Escalona busca una nueva canonjía. Parece haberla encontrado como augur político. Adivina sucesos terribles si la ex Concertación «radicaliza» su programa. Sobre todo, si opta -lo que es muy improbable- por una Asamblea Constituyente. El objetivo de Escalona es claro -y por eso lo aplaude la derecha-: […]
Próximo ya a la cesantía, el senador Camilo Escalona busca una nueva canonjía. Parece haberla encontrado como augur político. Adivina sucesos terribles si la ex Concertación «radicaliza» su programa. Sobre todo, si opta -lo que es muy improbable- por una Asamblea Constituyente.
El objetivo de Escalona es claro -y por eso lo aplaude la derecha-: contener el sesgo «izquierdizante» tomado por Bachelet y cocinar su programa al «baño María» de la DC.
Como los augures de la Roma antigua, que adivinaban el porvenir observando el vuelo de los pájaros y la manera de comer de los pollos, Escalona pretende saber que ocurrirá un caos si Chile avanza resueltamente en su democratización. Para eso, se coloca más cerca de la DC que de su partido. Le duele la trampa que le tendió la comisión política del PS. En cambio, la plana mayor de la DC lo ha declarado republicano ilustre. Lo mismo El Mercurio , la UDI y RN, la flor y nata de la derecha.
Junto con el senador Andrés Zaldívar -otro paradigma en esta republiqueta- son autores de un proyecto para birlar a los ciudadanos la Asamblea Constituyente. Quieren reducirla a una comisión bicameral con los mismos de siempre. Una Constitución ad hoc a las clases dominantes. Fabricada entre cuatro paredes como en un fumadero de opio. Si no se hace así, afirma el adivino, tiempos terribles se descargarán sobre la República. La derecha abriría la jaula de los leones, como en el 73.
Sus siniestras predicciones las corroboran el apoyo mercurial, la derecha política y económica, y la DC. Gracias al ex presidente del PS el país asiste a una nueva campaña del terror. Pero esta vez un «socialista» le hace el juego a los enemigos jurados de la democracia. Sin embargo, a todo augur le llega su Teodosio, que eliminó la casta -y emolumentos- de los «escalonas» romanos. En Chile será el pueblo, convertido en dueño de su destino, el que lo haga.
Publicado en «Punto Final», edición Nº 783, 14 de junio, 2013