El pasado 6 de diciembre se ha publicado el barómetro mensual de diciembre de la acreditada agencia de investigación 40dB.
El objeto de estudio demoscópico no puede ser más relevante: las características de los electorados, principalmente de las izquierdas, con la vista puesta en las elecciones generales de fin de 2023 y, en particular, los escenarios posibles de división o unidad de la izquierda del PSOE y su configuración interna, así como sus implicaciones para la gobernabilidad progresista en la próxima legislatura. En un reciente artículo “Una solución pactada para sumar”, expongo el marco general. Aquí, tras algunas matizaciones metodológicas y conceptuales, utilizo los propios datos de la encuesta para explicar el perfil ideológico de las izquierdas y los principales problemas de la gente, así como los escenarios electorales de la izquierda alternativa en que puede multiplicar o restar, la composición de los electorados y las transferencias de votos.
Precisiones metodológicas y conceptuales
Ya he avanzado la valoración positiva de esta encuesta de 40dB pionera y de calidad para poder abordar con bases objetivas este tema complejo, controvertido y crucial, y más allá de las interpretaciones periodísticas y políticas de sus resultados. La encuesta observa los estándares básicos de calidad científica para la investigación social: Una muestra de 2.000 personas, con un margen de error muestral de +/- dos puntos porcentuales y un nivel de confianza del 95%. No obstante, señalo tres aspectos concretos a matizar: La distorsión representativa por clase social; la verosimilitud de ese escenario de división, junto con el papel de Izquierda Unida y el estatus de En Común Podem (y Galicia en Común), y la identificación y nominación de ese espacio del cambio.
La distribución por clase social de la muestra (con pequeñas diferencias entre la real y la ponderada), a mi modo de ver, tiene un sesgo con sobrerrepresentación de la clase alta/medio alta (40,7%) e infrarrepresentación de la clase media baja/baja (31,7%), la típica clase trabajadora, aunque se puede aproximar el dato de la clase media (27,7%). Dejo al margen las demás variables, incluida la representatividad de cada fuerza política a partir de los resultados de las elecciones generales de noviembre de 2019.
Por otra parte, como señala la propia encuesta, la muestra de Más País y de Izquierda Unida es pequeña y, como se anuncia, hay que tomarla con reservas y acompañarla de otros estudios cualitativos. Igual sucede con la ausencia de datos distribuidos por Comunidades Autónomas que imposibilita, por ejemplo, valorar las distintas confluencias territoriales vinculadas con el espacio confederal de Unidas Podemos.
Los escenarios expuestos son unas hipótesis extremas. No obstante, en el caso del escenario dividido es admisible la posibilidad de presentarse por separado tres opciones, Sumar, que se constituiría como un grupo político diferenciado, Más País/Compromís/Equo y Podemos. Incluso cabe, la coalición o integración de los dos primeros. Pero por los hechos y las declaraciones es inverosímil la presentación solitaria de Izquierda Unida, que parece que tiende a la alianza con Sumar y no con Podemos, en el ámbito de Unidas Podemos, como sí es preferente para gran parte de las elecciones autonómicas y municipales.
No obstante, el aspecto más controvertido es el encajonamiento de las respuestas en las cuatro opciones estatales que afecta, en particular a En Comú Podem (y otras confluencias territoriales). En este caso no es verosímil la disolución o la división de esa alianza electoral, costosamente construida y de gran influencia política y representatividad, ni siquiera de Podem respecto de Catalunya en Común, por no hablar de IU o de ICV, y aunque ese escenario generara tensiones internas. Así, en los microdatos de las dos mil personas también aparece en Cataluña el voto a Sumar y a Podemos, cuando la fuerza que se va a presentar es la propia confluencia catalana, por mucho que luego, al igual que en el espacio confederal de Unidas Podemos, En Comú Podem, Galicia en Común, se pudiese asociar con Sumar como referencia estatal, así como, desde luego, en el conglomerado unitario, probablemente con su propia sigla como ahora. Además, en algunos aspectos solo aparece Catalunya en Comú y en otros la acumulación de sus datos está en el grupo de fuerzas nacionalistas y regionalistas. En especial, tiene impacto la adición de sus siete escaños que, en ese escenario de división, se adjudican dentro de los veintitrés de Sumar sin valorar su propia autonomía.
El tercer aspecto, que no solo tiene valor simbólico sino que expresa su perfil ideológico-político y su estatus unitario o diferenciado, es su denominación y su sigla. Hasta hace poco se utilizaba la expresión de ‘espacio del cambio’. En la encuesta se utiliza la palabra ‘izquierda’ en los dos escenarios ‘Unión de la izquierda’ y ‘División de la izquierda’; me parece razonable, considerando que en torno al 80% de su electorado se autoidentifica como de izquierdas (el 55% en el caso del Partido Socialista, al que también se considera de izquierdas) y dando por supuesto que no es exclusiva esa pertenencia, sino que hay un porcentaje pequeño de personas centristas y de derechas.
Igualmente, la denominación ‘Izquierda del PSOE’ puede ser aceptable si se clarifica su significado; está claro que las políticas y el proyecto transformador que representa este espacio del cambio (real y sustantivo) es más profundo y consecuente que el de la dirección socialista, así como la media ideológica de su electorado está algo más a la izquierda. Pero, tal como expongo en otra parte, hay que advertir que la distribución de ambas fuerzas progresistas se produce en todos los segmentos, desde la extrema izquierda hasta el centro, y esa expresión podría confundir al adjudicar la representatividad exclusiva de los sectores más radicales, cuando el PSOE (incluso según los datos del CIS) tiene una representatividad similar que UP en el electorado de extrema izquierda y es similar en la izquierda, adquiriendo ventaja en el centro izquierda o izquierda moderada.
O sea, desde el punto de vista de sus electorados, ambas fuerzas son relativamente paralelas, ligeramente más a la izquierda en el caso de las fuerzas del cambio. No obstante, tiene otros componentes políticos e ideológicos diferenciadores, aunque con presencia en todos los segmentos de la izquierda o del centro izquierda. Al mismo tiempo, hay que precisar cierta diferenciación político-ideológica e identitaria con las bases sociales socialistas. Así, la identificación ideológica del electorado del cambio la defino como de progresismo de izquierdas, con fuerte componente social popular, feminista y ecologista, aparte de federal/confederal, y más allá de los componentes más tradicionales en el campo socialista, más envejecido. En ese sentido, prefiero otras denominaciones utilizadas mediáticamente como frente amplio e izquierda transformadora o izquierda alternativa, sin descartar grupo o fuerza progresista.
Con respecto a la sigla, está pendiente de su formalización por parte de Yolanda Díaz y su equipo tras el proceso de escucha y la elaboración programática de sus treinta y cinco grupos de expertos. Sumar hasta ahora tenía un sentido doble. Por un lado, era un movimiento ciudadano y, por otro lado, sería una plataforma política para apoyar su candidatura y articular su campaña en las elecciones generales de fin de año 2023. Pero, en este caso, y es una virtud de la encuesta con los dos escenarios, puede tener un doble desarrollo y distinta función: por una parte, un grupo político adicional junto con otros, en el escenario de división; por otra parte, en el caso de la unión y compartiendo con otros, un conglomerado o frente amplio que ya no sería ni se llamaría Sumar sino que estaría abierto al proceso negociador colectivo y plural.
La falta de reconocimiento mutuo y negociación leal entre los diferentes grupos políticos abocaría a un Sumar limitado, con una simple (y disminuida) recomposición del electorado alternativo. Dicho de otra forma, lo que multiplica, aparte del liderazgo de Yolanda Díaz, es sobre todo la configuración unitaria del espacio del cambio de progreso con una dinámica plural e integradora en los planos estatal y territorial. Lo primero es necesario, pero sin lo segundo es incapaz de desencadenar la dinámica general ilusionante y los buenos resultados electorales y políticos que vaticina la configuración del frente amplio, y solo consistiría en una trasferencia de voto, con similares resultados globales: escasa suma de votos y ligera disminución de escaños. Evitar esa necesaria negociación para una solución pactada y unitaria, imponiendo el marco organizativo de su primacía dirigente, es divisivo, incluso restaría respecto de la situación representativa actual con un fiasco de expectativas. Luego vuelvo sobre ello.
Perfil ideológico-político y problemas de la gente
En el adjunto gráfico expongo los datos sobre la ideología de los electorados de ambas fuerzas progresistas, el PSOE y el conjunto de la izquierda alternativa o espacio del cambio, en el escenario de su unión y aquí bajo de sigla de Sumar, tal como expresa la encuesta de 40dB.
Se distribuye en siete opciones, desde extrema izquierda (0) hasta extrema derecha (10), aunque hay que constatar que cada segmento tiene un peso demográfico distinto que pongo entre paréntesis: 0 y 1, extrema izquierda (7,8%); 2 y 3, izquierda (o izquierda transformadora) (22,4%); 4 centro izquierda (o izquierda moderada) (10,0%); 5, centro (23,6%); 6, centroderecha (o derecha moderada) (9,4%); 7 y 8, derecha (14,2%), y 9 y 10, extrema derecha (5,8%). He añadido el porcentaje de respuesta ‘No sé’ (6,9%), que es significativo en el caso del PSOE, en el escenario de unión de la izquierda alternativa o frente amplio.
Como se ve, la pertenencia a las izquierdas alcanza al 80% en el caso de Sumar (como unión de todo el espacio del cambio), con minorías significativas en el centro y el centro derecha. El máximo porcentaje, superior a un tercio, se sitúa entre la extrema izquierda y la izquierda transformadora en cuyos tramos supera en representatividad al PSOE.
En el siguiente gráfico expongo la posición ideológica de los cuatro dirigentes más significativos de las izquierdas: Pedro Sánchez del Partido Socialista, Íñigo Errejón, de Más País, Yolanda Díaz de Sumar y Jone Belarra de Podemos. Comparo las opiniones de los electorados de los tres actuales grupos políticos progresistas, PSOE, Más País y Unidas Podemos, tal como indica la encuesta de 40dB; además, señalo cuál es la media de la identificación ideológica de cada uno de esos tres electorados por parte de la población. Todo en la escala de Izquierda (0) a Derecha (10).
No comento los datos que son suficientemente expresivos. Solo destaco dos aspectos. Uno, la discordancia de los electorados de cada una de las tres fuerzas en la valoración del presidente, Pedro Sánchez. Su base social socialista lo coloca en la izquierda moderada -centroizquierda lo llama la encuesta- (4,2), y la de Unidas Podemos en el centro (5,2). Otro aspecto es la ubicación por parte de la población en general de los tres grupos políticos en la izquierda transformadora (que incluye los segmentos 2 y 3), aunque con una gradación, desde UP, significativamente, más a la izquierda que MP y éste, a su vez, un poco más a la izquierda que el PSOE y cercano a él.
En el adjunto gráfico he seleccionado la opinión de los votantes de Unidas Podemos con respecto a los cinco grupos políticos de las izquierdas, para explicar sus diferencias y similitudes, en relación con cuatro temas de relevancia pública para una identificación sociopolítica y comprobar sus afinidades políticas: Comprometido con la clase trabajadora, Escucha a la ciudadanía, Comprometido con el feminismo y Comprometido con los colectivos vulnerables. Cabe destacar las altas valoraciones que tienen sobre Podemos, particularmente en el compromiso con el feminismo, y la distancia significativa respecto de la también bien valorada opinión sobre Sumar, aunque lo ponen por debajo incluso en la escucha a la ciudadanía. Al contrario, en los cuatro casos considerados hay una escasa valoración del PSOE y de Más País y un criterio intermedio en el caso de Izquierda Unida.
En la siguiente tabla destaco los porcentajes de la población a los que le preocupan, bastante o mucho, los seis problemas más relevantes que, como se puede observar, tienen un impacto material y vital fundamental para la gente. Constituyen los retos para las instituciones y las fuerzas políticas, empezando por el primero y muy generalizado, la inflación y el coste de la vida, que implican la necesidad de unas políticas públicas más contundentes, una regulación de los mercados y los beneficios empresariales y un freno a la devaluación salarial.
Los siguientes problemas, ¿Te preocupan bastante o mucho? | % población |
La inflación y el coste de la vida | 95,5 |
La dependencia energética | 88,3 |
Las desigualdades sociales y la pobreza | 87,3 |
El paro | 82,3 |
El cambio climático | 81,2 |
La guerra de Ucrania | 80,7 |
La inmigración | 58,4 |
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La situación económica de tu hogar/familia | % población |
Ahorran | 45,7 |
Llegan justos de fin de mes | 37,3 |
No llegan a final de mes | 17,0 |
Fuente: 40dB, Barómetro de diciembre de 2022, con elaboración propia.
La segunda tabla expone los tres grandes segmentos en que se distribuya la sociedad respecto de la situación económica de su hogar o su familia: los que tienen una posición económica holgada (45,7%), los que llegan justos a fin de mes (37,3%), en una dinámica precaria, y los que no pueden afrontar todas sus necesidades de gasto (17%), en una trayectoria de empobrecimiento. Es decir, aunque como se ha anticipado, en la muestra hay una sobrerrepresentación de las clases alta/media alta y una infrarrepresentación de las clases media-baja/baja o clase trabajadora, hay una mayoría de más del 54% con grandes dificultades socioeconómicas y constituye un desafío para la credibilidad de las fuerzas progresistas y su gestión reformadora.
Multiplicar o restar
En la tabla adjunta expongo los principales resultados en votos y escaños de las distintas fuerzas de izquierda, diferenciando el Partido Socialista del espacio del cambio o frente amplio, dejando la sigla Sumar, junto con Podemos, Izquierda Unida y Más País/Compromís, para los resultados en el escenario de división de la izquierda del PSOE, tal como distribuye la encuesta de 40dB.
VOTOS (%) | PSOE | UP | MP | Podemos | IU | Frente Amplio | Sumar | Total izda. | Total FA |
Elecc. 2019 | 28,3 | 13,0 | 2,3 |
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| 43,6 | 15,3 |
SIN SUMAR | 27,4 | 11,4 | 3,6 |
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| 42,4 | 15,0 |
UNIÓN F.A. | 24,8 |
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| 18,7 |
| 43,5 | 18,7 |
DIVISIÓN F.A. | 25,0 |
| 1,9 | 5,9 | 2,4 |
| 9,1 | 44,3 | 19,3 |
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ESCAÑOS |
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Elecc. 2019 | 120 | 35 | 3 |
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| 158 | 38 |
SIN SUMAR | 112 | 30 | 4 |
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| 146 | 34 |
UNIÓN F.A. | 96 |
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| 57 |
| 163 | 57 |
DIVISIÓN F.A. | 104 |
| 2 | 7 | 0 |
| 23 | 136 | 32 |
Fuente: 40dB, Barómetro de diciembre de 2022, con elaboración propia.
Como se ve, el total de votos de las izquierdas apenas se modifica en cualquier escenario y respecto a los resultados de las elecciones generales de noviembre de 2019 y la propia estimación de la encuesta en los tres supuestos: sin la presencia de Sumar, con la unión y con la división de la izquierda del PSOE. No obstante, hay un desplazamiento de entre ochocientos mil y hasta un millón de votos (entre un 3% y un 4%) desde el Partido Socialista hacia el frente amplio en las dos hipótesis, de unión y de división. Paradójicamente, el frente amplio consigue más votos en el caso de ir divididos, por el rechazo de algunos sectores a la compañía y el liderazgo de otros grupos yendo juntos en la misma candidatura.
Dicho de otra forma, el ir separados no penaliza la participación y el apoyo electoral al conjunto de grupos políticos del espacio alternativo; lo que si penaliza ostensiblemente es su traslación a escaños, dada la restricción de la ley electoral que castiga su adjudicación en las provincias pequeñas, mientras, pasando del 15% y siendo tercera fuerza, por delante de VOX, facilita su acceso en las provincias medianas. Además, con la división, el conjunto de las izquierdas baja 22 escaños hasta 136, desde los 158 de 2019; tendría 27 escaños menos que si se produce la unión de la izquierda alternativa que alcanzaría 163 escaños, mientras las derechas se quedarían con 159 escaños (con 151 en 2019).
Por otra parte, comparadas las dos hipótesis con los resultados de la encuesta sin la participación de Sumar, es decir, manteniendo el grupo confederal de Unidas Podemos/En Comú Podem/Galicia en Común, junto con Más País/Compromís, el electorado del conjunto del espacio del cambio apenas varía. Se quedaría en el 15%, respecto al 15,3% de las elecciones de 2019; lo que se produce es un pequeño desplazamiento del voto de los primeros a los segundos de apenas punto y medio (1,6% menos en UP y 1,3% más en MP), lo que se traduce en un total de 34 escaños (30+4), en vez de 38 (35+3).
O sea, este escenario sin la presencia de Sumar refleja la poca aportación que podría producir este para el ensanchamiento electoral. Así, la participación de Sumar en un escenario de división tiene un nulo efecto real para la ampliación de escaños. En esa circunstancia, solo supondría una trasferencia de voto -significativo- de las dos partes, UP (25,9%) y MP (39,4%), hacia Sumar que, con la recuperación de 4,3 puntos porcentuales (del PSOE), sumaría hasta el 9,1% del electorado; pero como ha quedado dicho esa situación restaría la representación parlamentaria hasta los 32 escaños desde los 34 que le da la encuesta a UP/MP sin Sumar y de los 38 que poseen actualmente.
Igualmente, su participación tampoco frenaría el supuesto descenso electoral de UP que, según la encuesta, apenas mueve su electorado, aunque se note el desgajamiento de esas preferencias de voto hacia Sumar en el caso de que se presente. Es decir, su presencia resolvería un mejor acoplamiento de esa cuarta parte de la base social de Podemos y el 40% del electorado de Más país que estarían más cómodos con la orientación, el estilo o la credibilidad de Sumar y dispuestos al cambio de papeleta. Sin embargo, ese trasvase estaría lejos del catastrofismo de la hipótesis de la descomposición y la desafección del electorado de UP, cuya mayoría mantendría. Así, sin Sumar también conservaría el grueso de este ya que, a pesar de cierto desafecto, no se abstendría.
En definitiva, se trataría de un reajuste interno en el que pierden votos y escaños los tres grupos Podemos, IU y MP y gana Sumar, que consigue casi la mitad del electorado alternativo, aunque descontando la representación parlamentaria de las confluencias, que tienen entidad propia, se quedaría con menos de la mitad de los escaños (14 de 32) del conjunto. Y según han dicho sus representantes, en la composición prevista para el grupo parlamentario habría prevalencia de personas independientes y sin pertenencia a ninguna organización partidaria, es decir, solo ‘yolandistas’, con el complemento negociador de parte de su cupo hacia IU y, por supuesto, con el reconocimiento de la autonomía de las confluencias territoriales.
Problema aparte es el encaje de MP/Compromís y el propio Podemos. Este último ya ha avanzado su propuesta, una coalición con Sumar sobre la base del reconocimiento de la representatividad de cada cual, cuestión en disputa. En el caso de los primeros, el aspecto a destacar es la exigencia de su propia autonomía por parte de Compromís y el silencio -atronador- de Más País, cuyo estatus no saldría especialmente beneficioso en ninguna de las hipótesis. Pero, sobre todo, se constataría el cierre de su expectativa de un gran ascenso electoral y un reequilibrio más significativo en el conjunto del espacio del cambio, cuestiones que fundamentaron su separación de Podemos.
Lo que sí ofrecen estos desplazamientos electorales, que analizaremos más tarde, es que Sumar se erigiría como el grupo político mayoritario; pero incluso así estaría en una posición menos determinante que actualmente Podemos, con 20 escaños, respecto del actual espacio del cambio, y que junto a los 2 de Más País, 1 de Compromís, 1 de Alianza Verde, 2 de Galicia en Común, 7 de En Comú Podem y 5 de Izquierda Unida, suman 38 escaños.
Por tanto, como he aventurado en otros textos, la dinámica actual se encamina a una recomposición de la primacía dirigente de la izquierda alternativa, cambiando el actual papel determinante de la dirección de Podemos por el de Sumar, con lo que conlleva de prevalencia en la orientación y gestión política y la distribución de cargos y responsabilidades institucionales, en un marco plural y confederal con diversidad partidaria.
Está claro que con el acuerdo con los grupos nacionalistas, socios de la actual legislatura, en el caso de la unión del espacio del cambio se podría reeditar el gobierno de coalición progresista, aunque en el caso de su división sería mucho más difícil y mayor el riesgo de un Gobierno de las derechas.
Por tanto, el factor decisivo es la unión de las candidaturas de ese espacio, que permitiría además un mejor reequilibrio institucional respecto de la representación parlamentaria del Partido Socialista. Su peso relativo, respecto de la del conjunto de la actual coalición de Gobierno, pasaría de una escasa cuarta parte (24%) a más de un tercio (35%) en la próxima legislatura, con el consiguiente reparto equitativo de las responsabilidades gubernamentales e institucionales, aspecto crucial para la atracción política hacia ese polo y sus principales gestores, así como para su influencia política.
Por último, el escenario unitario es más sencillo. Todos ganan. El problema político aquí es definir cuáles son las causas de esa ampliación del espacio del cambio, ya que se trata de legitimar la apropiación y distribución de los beneficios y erigirse con la representación de su gestión. Y como he avanzado, el motivo principal no es tanto el liderazgo de Yolanda Díaz o el talante más moderado que se aprecia en SUMAR, respecto de Podemos, sino el ejercicio de responsabilidad unitaria y credibilidad gestora del conjunto.
Composición de los electorados y transferencia de votos
El siguiente gráfico detalla, en el caso de división de la izquierda del PSOE y según la encuesta de 40dB, la composición de los actuales electorados de los grupos de izquierdas –Sumar, Podemos, Más País/Compromís e Izquierda Unida– en función del recuerdo del voto que mantuvieron en las elecciones generales de noviembre de 2022. Están agrupados en cinco categorías: PSOE, Unidas Podemos, Más País/Compromís, Otros (donde incluyo pequeños porcentajes de grupos nacionalistas y de derechas), y Abstención.
Como se expresa, la gran mayoría -cerca de los dos tercios- de la intención de voto hacia Podemos e Izquierda Unida procede del voto anterior a Unidas Podemos, aunque es significativo en ambos casos la procedencia de voto del PSOE, en torno al 10%, y de la abstención, en torno al 13%. En el caso de Más País/Compromís, retiene sólo poco más de un tercio de su antiguo electorado, aunque recupera una parte de votos que votaron al PSOE y que ahora constituiría más de otro tercio de su electorado. En relación con el voto estimado hacia Sumar, el 38,5% de su electorado provendría del voto al Partido Socialista, el 29,3% del voto a Unidas Podemos y el 6,4% de voto a Más País; en este caso, con pequeñas diferencias respecto del resto, es de reseñar que en su composición recoge un pequeño porcentaje mayor de votos de otros grupos de derecha y algo menor que los demás de la abstención.
El gráfico sobre las transferencias de voto, en el escenario dividido que plantea la encuesta de 40dB, es muy significativo. Desde las tres fuerzas que se presentaron en las elecciones de 2019, Unidas Podemos y confluencias, Más País/Compromís y Partido Socialista, se detalla la movilidad y trayectoria de los votantes de los grupos políticos en el escenario de división de la izquierda del PSOE.
Hay una limitada fidelidad de voto en los dos casos: del 43,3% en UP que se distribuyen en el 32,2% para Podemos y el 11,1% para IU; y del 38,9% de Más País/Compromís, que además hay indicios de que afectaría, sobre todo, a su electorado fuera de Madrid y Comunidad valenciana, que son sus feudos, en un porcentaje superior a esa media y, como también aparece, el mayor porcentaje de trasvase (39,4%) se realiza de esa fuerza política hacia Sumar.
Por otra parte, en el caso de la trayectoria de votantes de Unidas Podemos que, no olvidemos, se presentaron y conforman el grupo confederal con las dos confluencias, En Comú Podem y Galicia en Común, como ya he señalado respecto de la intención de voto, en la encuesta se fuerza a que se definan por un grupo estatal, y en el caso catalán hay una mayoría que se definen por SUMAR no por Podemos. Pero, todo indica que esas confluencias se mantienen como oferta política y electoral autónoma para las elecciones generales. Es decir, del 25,9% que se cita de transferencia de Unidas Podemos/En Común Podem/Galicia en Común, habría que rebajar el porcentaje del electorado de esas dos confluencias, al menos en torno a la quinta parte del conjunto, similar a su peso electoral, más de cinco puntos porcentuales; o sea, quedaría una transferencia de un 20% del voto del grupo confederal de UP hacia Sumar.
Por otro lado, el PSOE, tiene una mayor fidelidad de voto, casi los dos tercios, con una fuga limitada hacia Sumar (12,4%), aunque al tener un mayor volumen para este grupo político es un refuerzo significativo. Y un último dato, aunque puesto en cuarentena por la posible deficiencia de la muestra, es la fuga del 8,2% del electorado de Más País/Compromís hacia los partidos de derechas.
En definitiva, la línea programática y las estrategias políticas y de alianzas pueden ser objeto de negociación y compromiso, ya que no hay grandes diferencias, aunque sí diversos énfasis y prioridades. Pero la cuestión clave pasa por una solución pactada en la oferta político-organizativa como frente amplio unitario. Supone una articulación negociada y sujeta al principio de realidad representativa, cuyo indicio apunta esta encuesta con las hipótesis planteadas. Habrá que valorarlas en los próximos meses junto con otros estudios demoscópicos, los resultados electorales de las elecciones municipales y autonómicas, así como con las valoraciones cualitativas y realistas de las capacidades y potencialidades de los distintos grupos políticos, desechando corporativismos sectarios y pugnas destructivas. Frente al riesgo de división y sus consecuencias de restar, se trata de la apuesta por multiplicar, con una solución equilibrada.
Antonio Antón. Sociólogo y politólogo.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.