El Canciller de Perú, José Antonio Belaúnde, señaló que «Chile no podrá negar espionaje». El presidente del Perú, Alan García, se reunió con líderes políticos para explicarles las medidas que adoptará su gobierno frente al caso. La diplomacia peruana remitirá al gobierno chileno toda la documentación sobre el supuesto «caso de espionaje militar». La Fiscalía […]
El Canciller de Perú, José Antonio Belaúnde, señaló que «Chile no podrá negar espionaje». El presidente del Perú, Alan García, se reunió con líderes políticos para explicarles las medidas que adoptará su gobierno frente al caso. La diplomacia peruana remitirá al gobierno chileno toda la documentación sobre el supuesto «caso de espionaje militar». La Fiscalía de la Nación de Perú está certificando los «dos mil folios» que lleva acumulados.
Según el Canciller peruano, entre las pruebas incluidas en los folios se adjunta la «remuneración de tres mil dólares mensuales» que habría percibido el suboficial FAP Víctor Ariza enviada desde Santiago de Chile. La documentación judicial será entregada al gobierno de Bachelet a través del encargado de negocios, Andrés Barbé, de la embajada chilena en Lima.
Belaúnde aseguró que «la acusación de espionaje no es contra el país, la presidenta o el gabinete de ministros chileno, sino contra personas que practican hechos delictivos». Ante las pruebas entregadas, las autoridades peruanas demandan una investigación y explicaciones. El gobierno de Chile sigue negando el episodio, a pesar de que no es primera vez que se descubre a agentes de «inteligencia» en un bochorno similar.
Según el premier peruano «se ha identificado a seis personas que habrían colaborado con el presunto espía, una de ellas un suboficial FAP de apellido Ríos que huyó a EE.UU.». La Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de Perú enviará una declaración explicando el caso a los países de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y a la Organización de Estados Americanos (OEA). La declaración se sustenta en tres puntos: – repudia el espionaje, – denuncia el afán armamentista de Chile y, – confirma la voluntad integradora del Perú.
Ante el Ministerio Público del Perú, Víctor Ariza confesó que «vendió información secreta a los militares chilenos Víctor Vergara y Daniel Márquez». Ambos supuestos efectivos de inteligencia de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) habrían viajado a Lima a negociar directamente con Ariza Rodríguez, «la compra de información sobre la situación de las aeronaves de combate y los planes de guerra del Perú».
Tras ser descubierto, Ariza confesó que «todo empezó cuando en el 2002 el alto mando FAP lo envió a la embajada de Perú en Santiago de Chile a ocupar la posición de auxiliar del agregado aéreo, coronel FAP Carlos Samamé Quiñones». Mientras cumplía su función, se sumó al Círculo de Auxiliares de las Fuerzas Armadas y Policiales Extranjeros Acreditados en Chile (Cafape), donde conoció a Víctor Vergara. En Perú, se reincorporó a la Dirección de Inteligencia de la FAP (Difap) y «comenzó a vivir problemas económicos al separarse de su esposa y de sus dos hijos tras iniciar una relación sentimental con una suboficial PNP, con quien tuvo una niña».
«Los US$ 500 que ganaba no le alcanzaban para sostener a las dos familias. Entonces apeló a la amistad con el sargento Vergara Rojas y le escribió un correo electrónico relatándole su situación. Este respondió que iba a ayudarlo y propuso un encuentro en Arica. La cita se produjo entre el 24 y 25 de julio de 2004. Ariza viajó por tierra sin autorización de su comando y Vergara le dijo que estaba dispuesto a pagarle US$ 3,100 mensuales a cambio de recibir por courier información pública que se difundiera sobre las fuerzas armadas de su país en el Perú», relata el periódico La República de Perú.
«Era una forma encubierta de medir hasta qué punto Ariza podía servir a intereses chilenos, pero poco a poco se le solicitaba material más preciso. En la debilidad por la carencia de dinero de Ariza, el chileno encontró una puerta abierta para demandarle información de mayor relevancia. La captación de Ariza fue tan importante que Vergara le dijo que iría a Lima con otro compañero a coordinar mayores despachos», agrega.
El fiscal peruano Jorge Chávez dice: «El movimiento migratorio del ciudadano chileno, el sargento Víctor Vergara Rojas, muestra los diferentes ingresos y salidas del país. Según inteligencia de la FAP, él sería la persona que establecía contacto con Víctor Ariza Mendoza para obtener información clasificada de Perú relacionada con defensa nacional». Según el periódico, no aparecen los ingresos y salidas del agente chileno Daniel Márquez Torrealba, «por lo que se presume que pudo haber usado una identidad falsa».
«Ariza reconoció que le pidieron informes sobre compra de armamento, planes estratégicos, la disposición de combate de aeronaves y planes de guerra de las Fuerzas Armadas, además de fotografías de bases aéreas y de los aviones de guerra. Para tener la información, Ariza recurrió a colegas en la Difap: Víctor Buendía Rodríguez, Omar Flores Arrazábal y Justo Ríos Aguilar. Pero desde 2006, Ríos laboró en el Comando de Operaciones, donde está la información sobre dispositivos de combate en caso de agresión externa, algo por lo que los chilenos mostraron gran interés. Ariza remitía los datos al e-mail que le indicaron los chilenos: [email protected], dato que los peritos corroboraron. El espionaje le resultó tan rentable que llegó a acopiar US$ 120 mil y se dio el lujo de tener una tercera pareja, Medileydi Tarrillo Gutiérrez, a quien mantenía junto a los hijos de esta. Para determinar si el contacto de Ariza era Vergara, la Difa filtró información falsa al espía peruano sobre la adquisición de cazabombarderos rusos Sukhoi-30. Ariza, efectivamente, remitió el material comprobándose el espionaje», agrega.
«La información falsa estaba en la computadora intervenida de Ariza», señala la acusación de la Fiscalía peruana.
«Como parte de las coordinaciones de espionaje, Ariza hizo contactos en Chile y también en Argentina. El objetivo era reunirse con el chileno Víctor Vergara Rojas. ‘Estas visitas han sido para entregar información sobre operatividad de aeronaves de combate y proyectos FAP en repotenciación del sistema de armas de la institución y otros», dice la acusación de la Fiscalía. ‘Esta presunción se corrobora con el mensaje que Ariza envía a un tal Víctor, y que éste sería el chileno Víctor Vergara Rojas, quien según se sabe tendría el grado militar de sargento’, agrega.
Chile no ha reconocido, hasta ahora, lo sucedido. Las autoridades lo niegan, y los políticos se muestran compungidos e indignados por las declaraciones del Perú. Vocación de víctimas podría decir alguien, cuando la inmensa mayoría de nuestras autoridades han sido siempre victimarios. Prefieren negarlo, como niegan la justicia y la verdad a las víctimas de las violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura de Pinochet, como niegan los derechos a los profesores, pobladores, mujeres, jubilados, y un largo etcétera; como niegan y reprimen, balean y asesinan a los indígenas mapuches; como niegan que sus políticas destruyen el medioambiente y territorios ancestrales como El Tatio, Chañaral, Huasco, o el Lago Budi, por nombrar algunos.
Chile esconde su cabeza. Tapa oídos y cierra ojos, danzando en la enfermiza y farandulesca morbosidad del poder, que aletarga y alimenta la indiferencia de casi todos. Niños mapuches han sido baleados, pero el gobierno prefiere decir que los culpables son sus padres que los ocupan de «escudos». ¿Dónde están los cuerpos de los detenidos desaparecidos, donde están los restos de los ejecutados políticos? Chile no sabe. Los que saben, ¿serán los mismos que espían?, ¿serán los mismos que mandan a espiar?, ¿serán los lacayos y yanaconas del poder, de este poder…?
«Las imputaciones de este supuesto caso de espionaje han dado lugar a una desafortunada e inédita secuencia de declaraciones ofensivas y provocadoras por parte de las más altas autoridades de ese país, incluyendo al presidente Alan García, el que decidió convocar al Consejo de Seguridad del vecino país para analizar el caso», indica un texto aprobado por la Cámara de Diputados chilena por inmensa mayoría. Texto que respalda la conducción de esta situación por parte de la Presidenta de la República, el Ministerio de Relaciones Exteriores chileno y todos los demás personeros de gobierno y oposición. El nacionalismo fascista pareciera alinear a todos los sinvergüenzas. Nada dice sobre el fondo del asunto, el supuesto caso de espionaje, las pruebas que tendría el gobierno peruano, la grave afrenta chilena contra Perú.
Según la Agencia EFE, Bachelet habría dialogado con el presidente Alan García por el caso. «El ministro de RR.EE. no ahondó en mayores detalles porque aseguró no tener conocimiento sobre lo que se conversó en la cita. Además, reiteró que Chile ‘no practica el espionaje’ y trasladó a Perú la responsabilidad de investigar el caso de una supuesta red dedicada a esa actividad en su territorio».
Fuentes del Ministerio de Defensa de Perú señalan que el caso «se conocía con anticipación», pero se guardó absoluta reserva por tratarse de un asunto «muy delicado». Un juez peruano ha pedido arrestar a dos suboficiales peruanos y a los dos supuestos militares chilenos implicados. Conociendo a nuestras autoridades es muy probable que Chile niegue la extradición. Por algo el asesino y genocida Fujimori intentó quedarse acá en Chile, aunque ya nadie lo recuerde.
La vocera del Ejecutivo chileno, la ministra Secretaria General de Gobierno, Carolina Tohá, negó que el Gobierno chileno esté implicado en el caso de espionaje: «Somos serenos, pero también firmes, y Chile no tiene nada que ocultar», dijo. El Presidente García suspendió un encuentro que tenía programado con Bachelet en Singapur, en el marco de la Cumbre de la APEC y llamó a consultas a su embajador en Santiago de Chile, Carlos Pareja.
«La trayectoria de Chile es muy conocida en el mundo entero, de cómo no sólo predicamos el principio de transparencia, sino que también lo aplicamos», se atrevió a decir Tohá a los periodistas. Nada más alejado de la realidad.