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Entrevista a Guillermo Teillier, secretario general del Partido Comunista

«Esta alianza se proyecta más allá de quién sea el presidenciable»

Fuentes: El Siglo

Elegido por el último Pleno de su Comité Central para ocupar el cargo de Presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier conversa con El Siglo luego de la histórica reunión en el Edificio Diego Portales en el que un grupo de partidos, movimientos y personalidades del mundo social y político suscribieron la «Convocatoria a una Asamblea […]


Elegido por el último Pleno de su Comité Central para ocupar el cargo de Presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier conversa con El Siglo luego de la histórica reunión en el Edificio Diego Portales en el que un grupo de partidos, movimientos y personalidades del mundo social y político suscribieron la «Convocatoria a una Asamblea Nacional por la Democracia y la Soberanía Popular». Por esos mismos días, se estrenaba en el Teatro de Bolsillo, del Barrio Brasil, la versión teatral de su novela «De Academias y Subterráneos».

-¿Cuál es su evaluación de la firma del documento en el Diego Portales?

«A mí me parece que es un paso muy importante. Una muestra de madurez de todos los protagonistas de este acuerdo, porque se produce después de varios meses de discusión -yo diría un par de años-, en que se ha puesto en el tapete la necesidad de unir a todos los que están contra el sistema neoliberal. Y para ser francos, hay que decir que había muchas diferencias entre distintos sectores de izquierda; diferencias lógicas, no estamos diciendo que eso sea negativo; pero también había prejuicios y desconfianzas, las que se han ido borrando en la medida que hemos ido conversando, acercando posiciones, y nos hemos dado cuenta de que nuestros objetivos son muy coincidentes. Al hacer un estudio somero de las plataformas o los programas de los que están participando, vemos que en un 85% son coincidentes.

Es importante porque no sólo es una alianza que va a participar en la actual coyuntura electoral, sino que se proyecta tras grandes objetivos transformadores de la sociedad chilena».

-¿El universo antineoliberal limita con este pacto…?

«No. Tal como hemos dicho nosotros y otras fuerzas, esto sigue abierto, es un llamado a todos los que quieran participar por cambiar este sistema. Y el llamado a realizar una asamblea, los días 27 y 28 de mayo, es a toda la sociedad chilena, a las organizaciones sociales y en especial a las de base, a personalidades, a gente del mundo de la cultura, la diversidad sexual, los mapuches, los ecologistas, que de distintas maneras se pronuncian contra el sistema neoliberal».

-¿Qué importancia tiene o qué lugar ocupa esta experiencia en América Latina?

«Nosotros tenemos relaciones con varios partidos, algunos de ellos en el gobierno -como Venezuela, Cuba, Uruguay- y con muchos otros conglomerados políticos, tanto comunistas como no comunistas, que están en una postura antineoliberal. Desde luego que tenemos un interés muy grande en conocer lo que está ocurriendo en cada una de esas experiencias, cada una con sus particularidades y buscando el mismo fin. Hemos encontrado, por otra parte, que hay una mirada distinta hacia Chile después de la votación que sacamos el 31 de octubre del año pasado y sobre todo después de los funerales de Gladys, que ha sido una manifestación que, entre otras cosas, exigía precisamente a los partidos, movimientos y organizaciones sociales de izquierda que nos pusiéramos de acuerdo lo antes posible y que firmáramos este pacto.

Yo estuve en Buenos Aires en un homenaje que se hizo a Gladys, y la concurrencia, de unas 500 personas, era de dirigentes de prácticamente todos los partidos políticos de Argentina, gente de gobierno, parlamentarios, cuerpo diplomático acreditado, dirigentes sociales, sindicales, y chilenos que están exiliados en Argentina de todos los colores políticos, todos ellos muy interesados por saber cómo va esto de la unidad en Chile, cómo nos vamos a plantear. Y allí surgió una cosa que me parece muy interesante: la Fedache, que es la Federación de Asociaciones Chilenas Argentinas en el Exilio, junto con otras organizaciones de exiliados, firmaron con Ricardo Lagos un acuerdo para otorgarles el voto a los chilenos que se encuentran en el exterior. Allí hay comunistas, socialistas, PPD y radicales, y todos se han dado cuenta que Lagos no les ha cumplido y no les va a cumplir. Y por lo tanto todos ellos -me lo manifestaron ahí mismo- no se plantean trabajar o votar por un candidato de la Concertación, sino que quieren participar de este movimiento que está naciendo y que ven como la única esperanza para ser tomados en cuenta en toda su integridad y también votar y participar en las elecciones».

-¿No es un poco secundario el voto de los residentes en el exterior, frente a los más de dos millones de potenciales electores que se restan de la participación electoral en Chile? ¿Dónde pone el acento, tanto el Partido Comunista como la nueva Alianza?

«El acento lo ponemos en terminar con la exclusión; en este caso, terminar con el sistema electoral binominal. Y por eso es tan importante que se inscriban aquellos que no lo han hecho por desconfianza hacia el sistema electoral binominal, hacia la forma de hacer política, pero que si se decidieran su voto tendría un valor estratégico extraordinario. Podría llegar a ser un acontecimiento histórico porque bastaría que se inscribieran para terminar con la exclusión. Claro, siempre que votaran por la izquierda, por los excluidos, por quienes los pueden representar y están llevando adelante una nueva forma de hacer política.

En ese sentido es importantísimo lo que ha planteado la CUT con su llamado a conformar un movimiento nacional y patriótico contra la exclusión. Sabemos que ya están respondiendo los estudiantes universitarios, conversamos con la Federación del Cobre, que está de acuerdo, las agrupaciones de DDHH, algunos organismos de carácter cultural y, si a esto se agregan los chilenos que están en el exterior, estamos conformando un movimiento patriótico que puede alcanzar una potencialidad muy grande y obligar a que realmente las cosas cambien en el país».

-¿Qué significación tiene la presencia de nombres históricos de la democracia cristiana, y otras personalidades de origen concertacionista, en esta unidad antineoliberal?

«Significa mucho, y es reflejo de lo que está ocurriendo en la base y que ya ocurrió el 31 de octubre.

El que vengan a firmar este pacto personas como Carlos Tomic, hijo de Radomiro Tomic, nos indica que si planteamos nuestra política con claridad, con transparencia, y nuestros objetivos son claros, se puede realmente democratizar el país, permitir la participación popular, que es lo que todos exigen, recuperar nuestra soberanía nacional, nuestra riqueza.

El pueblo está despertando y en ese despertar se mezclan, tanto personas que han creído en la Concertación, como otros que nunca hemos creído en ella, y se puede empezar a formar una fuerza de carácter distinto, mucho más extensa y que realmente va a incidir en el devenir de este país».

-Uno de los asuntos que surgen en algunos sectores de la convergencia, es el mecanismo para designar al candidato presidencial: ¿cómo se garantiza que de allí no surja un quiebre o un menoscabo de esta unidad?

«Yo tengo una muy buena impresión de que, por lo menos los conglomerados principales de esta alianza, están dispuestos a pasar más allá en el tiempo, independientemente de quién sea el candidato a la Presidencia de la República. Y así tiene que ser, porque si el candidato no es el que preconizamos los comunistas, nosotros vamos a apoyar lealmente al que sea. Y lo mismo esperamos respecto de los otros partidos y movimientos. Dentro de ese marco, es que estamos discutiendo.

Ahora se ha constituido una comisión ad hoc, que es la que tiene que dirimir el asunto. A mí me parece -ésta ya es una opinión personal-, que la asamblea ya es una gran cosa, porque va a ser representativa de la base; en que las bases van a elegir sus delegados, después de discutir, hacer aportes, disentir, etc.

Allí se ha dicho que para realzar más la participación popular se va a llamar a consulta. Podemos imaginar dos tipos de consulta: una, que sea muy vinculante con la elección del candidato único, y por lo tanto sería una especie de primaria; y otra en que la consulta ratifique planteamientos programáticos, que a lo mejor consulte sobre el perfil de un candidato o que diga cuáles son los 3 que mejor le parecen, o vote por 1, 2 ó 3… O sea, que dé un margen también de discusión política. Porque hay que ver que el candidato que salga concite la unidad de todos, nos dé garantía a todos de eso.

Para mí por lo menos, en esta hora, es mucho más importante la unidad, preservar esta unidad y también tener una plataforma única. Sin dejar de ser importante el candidato, por supuesto. Un candidato que cuente con el respaldo de todos, que una y que se la vaya a jugar por la plataforma y por los acuerdos de esta alianza, ése es el que nos conviene. Yo creo que todos están en condiciones de hacerlo, pero veamos cuál llena el interés de todos.

Ahora, qué desventaja veo a que se haga una especie de primaria, o de votación directa, vinculante: que se tendría que hacer sin registros. Nosotros no tenemos plata ni para comprar el padrón electoral, que es muy caro -la Concertación lo puede hacer con facilidad-, ni para instalar mesas, ni para trasladar a la gente. Entonces, podría ser una consulta a medias, no lo suficientemente transparente. Eso es lo que me preocuparía, pero tampoco lo descarto. Me preocuparía que se dijera ‘se hicieron votaciones, pusieron mesas pero no había registro, cómo se controla esto'».

-Pero el hecho mismo de que se estén constituyendo organismos de base en todo el país podría hacer pensar que ése es el mecanismo de consulta…

«Es decir, lo que allí se dice es que los organismos de base son los que llaman a una consulta a los que están más allá de esa asamblea, pero que estén dispuestos a participar de un programa antineoliberal. Entonces, es una consulta abierta a las juntas de vecinos, a los sindicatos, etc., pero eso lo tiene que ver esta comisión ad hoc y yo los voy a felicitar cuando salga humo blanco de esas discusiones».

-Estamos en el Primero de Mayo, hay un gran llamado de la CUT, los trabajadores tienen enormes problemas pero hay una reconstitución del movimiento sindical…

«Creo que se ha avanzado en la CUT. Ellos tienen la Plataforma por un Chile Justo. Fueron capaces de hacer un primer paro después de muchos años, hay una mayor cantidad de socios adscritos a la CUT, han terminado con lo que parecía el fin de los movimientos organizados. Se están organizando otros sectores de trabajadores, como los eventuales, los del subcontrato. Hay muchos y gravísimos problemas que la CUT tiene que enfrentar. A mí no me gusta dar consejos desde fuera, para eso están sus dirigentes y los nuestros tendrán que jugar su papel dentro de la CUT para seguir avanzando.

Creo que la CUT debe mirar con mucho detenimiento lo que está ocurriendo en el país, un país que dice que crece cada vez más la economía, pero hay sectores que están cada vez más pobres. Leí el otro día un artículo donde se habla que 400 mil chilenos han reingresado de nuevo al ‘club de la pobreza’. El gobierno dio una señal muy clara de que los chilenos que están bajo el nivel de la pobreza son más del 60%, porque tuvo que dar un bono para 2.400.000 hogares que dijo que eran los más necesitados, los más pobres, y si los multiplicamos por 4 son entre 8 y 10 millones de chilenos, el 60 y más por ciento, porque las mismas estadísticas dicen que en los hogares más pobres son de 4 a 5 personas las que forman la familia.

Estamos llegando al momento en que empiezan a jubilar, a pensionarse, los que ingresaron hace años a las AFP, a este sistema privado que está en manos de las transnacionales, y el 40% de los chilenos que tienen previsión no tienen los fondos suficientes para hacerlo, y les va a alcanzar para un par de años y nada más. Va a ser una tragedia.

Como va a ser una tragedia prontamente el hecho de que el Estado no tome medidas de carácter estratégico para solucionar los problemas energéticos. Hay un estudio que dice que cada chileno podría tener electricidad barata en su casa si se pusiera a andar un plan estratégico y no dependiéramos sólo de las transnacionales y del exterior, si pusiéramos nuestros propios recursos en movimiento. Va a ser una tragedia si no se toman medidas contra la forma como las grandes transnacionales contaminan nuestro medioambiente, se apropian de nuestra riqueza, de las aguas, etc. Si no recuperamos nuestras riquezas básicas va a ser imposible solucionar los problemas de cesantía, de bajos salarios.

Ya hay luchas importantes, como la de los cesantes, que se están empezando a desatar. Yo vi una manifestación de pescadores de Valdivia, magnífica, que se une a la lucha de los estudiantes.

En Valparaíso los portuarios están dando la lucha por la previsión. Por todos lados se empieza a desatar la lucha y la CUT tiene que ponerse al frente de todos los problemas, y todo esto ligarlo a la lucha contra la exclusión, porque políticamente ésa es la barrera, el muro de contención a la solución de los problemas de los trabajadores. Mientras exista el sistema binominal y no podamos democratizar el Parlamento, van a seguir imperando las mismas leyes y nada va a cambiar en este país».

-Y la solución para esto de la exclusión, ¿usted la ve como algo fuera del Parlamento?

«Yo la veo como una pelea de masas, de todo el pueblo. Si formamos un movimiento patriótico contra la exclusión, si hay gente de la Concertación, o de la derecha, que quiere venir a pelear contra la exclusión, por favor que venga. Pero no nos vengan con falsas promesas, ‘que le podemos dar un cupo en el Parlamento y que lo vamos a discutir’, no sé en cuántos años más…

La única manera de echar abajo el binominalismo es con una pelea de masas. Y que esta alianza antineoliberal alcance un porcentaje muy alto en las votaciones, lo que hará impresentable que este gobierno, o cualquiera otro, pueda decir en el exterior: ‘allá hay un conglomerado que tiene un 10, un 12, un 15%, pero no importa’… Eso no se lo va a aceptar nadie.

Se puede producir una crisis de representación a corto plazo en este país, pero siempre que se den estos elementos y tenemos que luchar por eso».

-El último Pleno del Comité Central del Partido Comunista decidió designarlo Presidente y a Lautaro Carmona Secretario General. Usted viene desempeñando el cargo superior del PC desde la enfermedad y muerte de Gladys, de manera que esto no es nuevo…

«Yo fui elegido Secretario General cuando Gladys fue elegida Presidenta, ya con un objetivo: que ella pudiera dedicarse más a la representación pública del Partido y a ejercer su liderazgo, que evidentemente lo tenía y que ha quedado comprobado largamente. Yo fui elegido Secretario General con vistas a hacerme cargo más de la chuchoca diaria, como decimos en el Partido, lo que no quiere decir que no viera las cosas políticamente. Se estaba produciendo una división de roles y yo creo que estábamos recién afiatando eso cuando Gladys se enfermó y yo tuve que asumir en la práctica los dos cargos, y aunque hicimos algunas adecuaciones en la Comisión Política igual tratamos de mantener esta división de funciones. El Comité Central acordó mantener lo acordado por el Congreso, que nos pareció lo más justo, que era un mandato del conjunto del Partido. Yo dije que habría preferido seguir siendo Secretario General con Gladys como Presidenta, pero las cosas se dieron así, y Lautaro Carmona fue elegido Secretario General. Ya habíamos hecho un poco el ejercicio de dividir las pegas. Yo no digo que lo estemos haciendo de manera perfecta, nos vamos a equivocar en algunas cosas, tal vez nos peguemos algunos tropezones, pero vamos avanzando y se ha logrado dotar al Partido de conducción eficaz, efectiva, respetada, creo yo de lo que puedo colegir por lo que me ha tocado vivir.

Se echa de menos enormemente la presencia de Gladys, eso es verdad, es imposible reemplazarla, pero el Partido tiene dirección. Además estamos cumpliendo con lo acordado en el Congreso, y creo que se nota que el Partido está creciendo, desarrollando, tiene mayor influencia de orden político, de orden social, tiene mucho mayor repercusión lo que digamos o no digamos en este país. Me parece que es importante».

-Sin que ello signifique que el Partido Comunista se atribuya la autoría principal en esta alianza que se ha conformado, ¿usted la podría calificar como un éxito del PC en la implementación de su línea?

«Creo que sí. Recuerdo que cuando recién salíamos de nuestro Congreso, en las primeras entrevistas que me hicieron yo dije que una de las cuestiones fundamentales por las que íbamos a luchar era por la unidad de toda la izquierda. Incluso dije en entrevistas, en artículos, que ya era la hora de terminar con esta división, con la desconfianza, los malentendidos, y también con alguna desviación de carácter hegemonista, de lo cual nos acusaban al Partido. Creo que ayudó mucho lo que Gladys hizo en el periodo que le tocó encabezar el Partido, incluso cuando estaba enferma, cómo se la jugó por la unidad del pueblo de Chile».