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Similitud en la estrategia del PP tras el 14 M con las llamadas “revoluciones democráticas” triunfantes en la Europa del Este, el Caucaso o Asia Central

¿Está en marcha una «revolución azul»?

Fuentes: Rebelión

A ningún observador debería de pasar desapercibida la similitud de la estrategia del PP tras el 14 M, con las llamadas «revoluciones democráticas» triunfantes en la Europa del Este, el Caucaso o Asia Central. Este modelo de asalto al poder, teorizado y desarrollado en el marco de la Guerra Fría, por Gene Sharp desde la […]

A ningún observador debería de pasar desapercibida la similitud de la estrategia del PP tras el 14 M, con las llamadas «revoluciones democráticas» triunfantes en la Europa del Este, el Caucaso o Asia Central.

Este modelo de asalto al poder, teorizado y desarrollado en el marco de la Guerra Fría, por Gene Sharp desde la Albert Einstein Institution para el «posible uso de la desobediencia civil por parte de la población de Europa Occidental ante una hipotética invasión de las tropas del pacto de Varsovia» , se convierte, con la llegada de Georges Bush, en unos de los elementos centrales -junto a la integración de las ONGs- del dispositivo estadounidense de ingerencia e intervención exterior articulado en torno a la agencia oficial de ayuda al desarrollo -United States Agency for Inernational Development (USAID)- junto a fundaciones y organismos como: National Endower Democracy (NED), National Democratic Institute for International Affair (DNI), International Republican Institute (IRI), Global Strategy Group, Lberty Foundation, etc. Instituciones públicas y privadas estadounidenses que colaboran activamente con la FAES de José María Aznar.

«Revolución de la Libertad», por ejemplo, es el titulo de un ciclo de conferencias (noviembre 2004 – mayo 2005) organizado por la FAES en el que participan entre otros Francis Fukuyama, George Schltz, Ehud Barack, Richard Perle o Rober Kagan.

Este modelo de derrocamiento de gobiernos, no es nuevo, ha sido usado con profusión por parte de EEUU como un elemento más -junto a la intervención armada- en su estrategia de rediseño del mundo de acuerdo a sus intereses imperiales.

Desde principios de los noventa es una estrategia usada para desestabilizar y derrocar gobiernos contrarios a los intereses norteamericanos: en Birmania, el establecimiento de la Alianza Democrática; en Taiwán, formación y triunfo del independentista Partido Progresista Democrático; China, Tiananmen (1989); los países Bálticos, Lituania(1991); intentos de producir una «revolución violeta» en Irak; Serbia, en el 2000; Kosovo, el movimiento de Ibrahin Rugova; Georgia, «Revolución de las Rosas», noviembre 2003; Venezuela, los sucesos de Agosto del 2004; Ucrania, la «Revolución Naranja» de noviembre-diciembre 2004; Kirguiztán, la «Revolución Amarilla» o «de los Tulipanes» en marzo 2005; Líbano, la Revolución de los Cedros en marzo 2005; o Ecuador, la revuelta de los «forajidos» en Abril 2005; son algunas de las intervenciones más relevantes realizadas con la participación de la Albert Einstein Institution.

Un estrategia de asalto al poder que se sustenta en la combinación de los medios de comunicación internos, organizaciones de la llamada «sociedad civil», un apoyo mediático (creación de una «opinión pública mundial» favorable) y político exterior. Todo financiado y asesorado por fundaciones e importantes (por su audiencia mediática) ONGs internacionales.

La política del PP tras el 14 M se ajusta a este modelo:

– Negar la legitimidad del gobierno: «llegó al poder por el 11 M». Esta ha sido la línea conductora de la estrategia del PP. Sobre esta deslegitimación se construye toda la política de oposición, buscando en un primer momento la celebración de elecciones anticipadas, para posteriormente limitarse a la creación de un ambiente de continua inestabilidad política mediante una política de enfrentamiento radical permanente.

– La utilización de los medios de comunicación como auténticos medios de propaganda goebbeliana. Encargados de crear una sensación de inestabilidad y crisis, en un ambiente de odio al discrepante: conmigo o con los terroristas. La difusión y repetición de autenticas mentiras como forma de crear una corriente de deslegitimación del poder. El conjunto de medios privados, nutridos por los creadores de opinión amamantados en los «laboratorios de ideas» neoconservadores participan en esta estrategia, pero destaca la galaxia de medios, fundamentalmente digitales, que gira en torno al agujero negro formado por Libertad Digital y la COPE.

– La refundación ideológica del PP como partido neonacionalcatólico. Versión patria de los neocon norteamericanos, o del neofascismo europeo en todas sus variantes (Le Pen, Berlusconi, etc). Reconstrucción del viejo discurso -nacionalismo español y clericalismo- de la derecha para tiempos de «guerra global contra el terrorismo».

– La actuación exterior de Aznar dirigida a deslegitimar el Gobierno de Zapatero. Actividad que cuenta con el apoyo financiero, organizativo y político de las instituciones públicas y privadas norteamericanas. Acompañado con la negativa de Bush a recibir al presidente del gobierno, mientras recibe al ex presidente.

– La movilización de «la sociedad civil», en el caso español, se ha basado -hasta ahora- en la movilización de las organizaciones ligadas a las corriente más reaccionarias de la Iglesia católica, siempre con el apoyo de la jerarquía católica. El otro gran polo «de masas» se ha articular en torno a determinadas organizaciones de victimas del terrorismo. Usadas como ariete contra cualquier cambio en la política antiterrorista, convertida -en su momento con el apoyo del PSOE- en una política antinacionalista y de negación de la diversidad.

– Se redescubren los viejos enemigos de la España de siempre. El tradicional enemigo exterior: «el Sur» o el Norte» como dijo Aznar en la Comisión del 11 M. El «moro» y el «gabacho» junto a -el enemigo interior- los socialistas, comunistas y «progresistas trasnochados» son los grandes enemigos que acechan a la patria y a la cultura cristiana.

Repasemos las principales líneas de actuación del PP tras la derrota electoral:

– La ilegitimidad del Gobierno surgido de las elecciones del 14 de Marzo.
La Comisión del 11M: Los atentados cometidos por una alianza entre ETA, los servicios secretos franceses y marroquíes con la colaboración necesaria de miembros de los servicios secretos, de las fuerzas de seguridad y de la judicatura española confabulados para lograr un triunfo electoral del PSOE. Este es la tesis que a lo largo de la Comisión ha ido construyendo el PP -la mayoría de las veces siguiendo la estela creada por sus medios de propaganda- cuyo único objetivo es crear un clima de ilegitimidad del Gobierno salido de las elecciones del 14 M. La causa legitimadora de la mayoría de las «revoluciones de terciopelo» ha sido un proceso electoral o unas elecciones fraudulentas.

– La persecución que padece la iglesia católica.
Asignatura de religión, enseñanza, ley de matrimonios homosexuales, ampliación de los supuestos de aborto, investigación con células madre, etc. La lista con los elementos de enfrentamiento podría ser mas larga, pero se resumen en dos: Acuerdos Iglesia Estado de 1979 y modelo de financiación de la Iglesia. Como ejemplo de estas campañas, podemos señalar la iniciaron al comienzo de la legislatura contra una posible -nunca planteada- legalización de la eutanasia. Una campaña organizada por los grupos cristianos más reaccionarios, que se ha prolongado con «el caso de las Urgencias» del Hospital Severo Ochoa de Madrid, todo ello construido al calor de la retransmisión «urbi et orbi» de la agonía y muerte de JP II y del montaje mediático proveniente de EEUU en torno al caso de la mujer (Terry Schiavo) en coma durante años y en el que los padres «aconsejados por un sacerdote» se niegan a su desconexión de los sistemas que la mantienen en estado vegetativo. Otra muy distinta es la campaña en curso contra el matrimonio homosexual. Es la primera muestra de la Iglesia de Benedicto XVI. Si la última acción de JP II con respecto al Estado Español fue condenar el Plan Hidrológico Nacional, la Iglesia de su sucesor da un paso más y, no sólo, llama a la desobediencia civil, sino que le recuerda al Rey, el caso de Balduino de Bélgica, que abdicó temporalmente para no firmar la ley de divorcio.

– La desintegración de España.
«Nunca nadie hizo tanto daño en tan poco tiempo» dice Aznar. Estamos inmersos en «una deriva desintegradora de España», afirma Rajoy. Y sus editorialistas se despachan: «Pero más grave aún es la deriva de nuestra política interna, en la que el PSOE (…) se ha instalado en una auténtica subversión permanente del orden democrático. Desde hace dos años largos, se ha aliado a los partidos y grupos antisistema para practicar una oposición típicamente callejera y violenta, tratando de lograr por las malas lo que sus escaños no le permitían por las buenas y llegando a la infamia de culpar de la masacre terrorista del 11M al PP para echarle del poder, mediante métodos no por sofisticados menos golpistas, cuya condición liberticida se ha demostrado en la negativa a investigar la masacre y en la sumisión al terrorismo islámico, empezando por la huída de Irak y la ruptura con USA. Después de un año en el poder, la deriva neogolpista del PSOE ha  dado un paso más al romper el acuerdo antiterrorista con el PP, al pactar abiertamente con los separatistas catalanes y vascos mientras se anuncia de forma artera pero nítida el pacto con la ETA, cuya ilegalización como fuerza política ha eludido desvergonzadamente Zapatero. El proyecto es el que se veía venir desde que ZP rompió con la política exterior de Aznar y se instaló en un radicalismo izquierdista apoyado en separatistas y comunistas cuyo objetivo inmediato es destruir al PP y cuyo resultado inevitable es destruir la democracia, puesto que sin alternativa no hay democracia y el régimen de partido único ya lo conocemos por sus frutos mexicanos. O andaluces. O extremeños. O vascos. Pero este proyecto, cuya piedra angular es la omnipotencia mediática del polanquismo y sus satélites, pasa por la rendición ante la ETA y la destrucción del orden constitucional, basado desde siempre en la nación española como sujeto político.»

En resumen, el PP en su política de oposición está usando el manual para «golpes de estado blandos» -quizás porque en su momento no pudo utilizar «el otro»-, hasta ahora parece que no avanza como ellos quisieran, pero es revelador de cual es el panorama político actual y los peligros que representa una derecha social y política instalada en el neonacionalcatolicismo.