Nacho Vegas, músico. El asturiano regresa con ‘La zona sucia’, un disco con licencia ‘copyleft
Aunque su imagen es la de un bohemio taciturno, a Nacho Vegas (Gijón, 1975) se le puede llamar a cualquier hora del día y casi siempre coge el teléfono. Sólo hay una excepción: cuando corre Fernando Alonso. «Las carreras me alegraban los domingos y algunas canciones las hice viéndolas», adelantaba ayer a este periódico. Como buen asturiano, él también sigue la pista de Alonso por los circuitos del mundo. Así se le ocurrió el título de su nuevo disco, La zona sucia, que publica el 14 de febrero, autoeditado y bajo licencia Creative Commons.
¿Y qué es la zona sucia’?
Es la parte de la pista por la que los coches no siguen la trazada y que tiene restos de goma y otras impurezas que ralentizan la velocidad. De alguna forma tiene que ver con mi música: desde la parte limpia no me salen las canciones, me salen de la parte sucia.
Fernando Alonso encarna ciertos valores (el éxito, el liderazgo, la rectitud…), bastante opuestos a los que aparecen en sus canciones. ¿Qué le atrae de él?
Lo que me fascina de la Fórmula 1 es que hay que ser un gran hijo de puta, superambicioso y pasarle por encima a cualquiera. Es un deporte donde no hay compañeros de equipo.
Vuelve a basarse en experiencias propias. ¿No teme repetirse?
Sí, supongo que sí, lo que pasa es que en las canciones no es tan importante lo que cuentas sino la forma cómo lo cuentas. Una misma cosa a los 25 o a los 35 años se ve de forma distinta. Pero sí tengo miedo a caer en lugares comunes. Al menos en este disco casi no hablo de drogas. Ya hubiera sido darle demasiadas vueltas.
El paso del tiempo, ¿cómo cambia la percepción?
Te da una distancia crítica necesaria, pero también te endurece la mirada y eso es un poco peligroso, porque te puede volver un cínico. Hay que conservar cierta inocencia para escribir canciones, que siempre tienen que tener algo puro.
¿En qué sentido le parece peligroso el cinismo?
Para mi generación, el cinismo era como una figura retórica, como el humor o la ironía, simplemente. Pero luego encontré un cinismo distinto, esa actitud posmoderna de pasar de todo y no comprometerse con nada. Eso fue algo que hizo bastante daño a mi generación. Supongo que tiene que ver con el desencanto de los noventa, que además coincidió con el desencanto de las izquierdas.
Usted tiene una conciencia política fuerte. ¿No le sale escribir del tema?
Grabé un par de canciones que dejé fuera de este disco en las que había alguna referencia a la política. Y en otros discos hay canciones que tocan el tema tangencialmente, como Gang Bang o Nuevos planes, idénticas estrategias. Es muy difícil escribir canciones políticas, pocos grupos lo hicieron bien.
¿Algún ejemplo?
Los Housemartins, sus letras no eran nada panfletarias y tenían sentido del humor.
¿Y en español?
No sé [silencio de 30 segundos]. Supongo que algo de la canción de autor. Hombre, en Asturias todos tenemos el recuerdo de cuando éramos guajes y escuchábamos los primeros discos de Víctor Manuel, con canciones sobre la mina como La planta 14. Eran canciones muy chulas.
¿Qué opina de la situación de la izquierda?
Sigue teniendo el lastre de estar más atomizada que la derecha y siempre a la gresca unos con otros. Ahora parece que se están cambiando los papeles: empieza a salir una derecha orgullosa de ser de derechas y políticamente incorrecta. Habría que aprovechar para aglutinar a los partidos que están a la izquierda del PSOE y que tuvieran más presencia.
¿’Reloj sin manecillas’ es la canción más luminosa de su repertorio?
Puede ser, además es una de las más cortas que he hecho. En todo caso, creo que incluso las canciones más duras te tienen que dar una posibilidad de esperanza. Igual es un nuevo camino. La verdad es que nunca había hecho una canción así.
¿Cantaría algo que pudiera hacer daño?
Si puedes evitarlo, no. Hay gente a la que le han dolido mis canciones, pero hay cosas que no puedes evitar contar y nunca sabes cómo le van a afectar a alguien.
¿Escucha sus discos anteriores?
No habitualmente, pero sí lo hice a mitad de la gira del anterior disco, porque quería cambiar el repertorio.
¿Y qué encontró?
Me sentí un poco coñazo, había un montón de canciones demasiado largas y complicadas. Me planteé sintetizar las ideas y así surgen canciones como Reloj sin manecillas o Perplejidad.
¿Qué opina de la crisis de la industria discográfica?
Creo que estaría bien que se hundiera, sobre todo la gran industria. Que la música no quedara en manos de las grandes corporaciones, sino que fueran pequeños sellos los que la movieran, que la gente hiciera las cosas con pasión.
Decide autoeditarse y publicar el disco con una licencia copyleft0. ¿Por qué?
Es importante que el artista se reserve ciertos derechos y poder permitir compartirlo siempre que no haya propósito comercial.
Pero las canciones siguen registradas en la SGAE, ¿no?
Sí, se puede hacer. Tienes que hacer un pequeño papeleo, pero la SGAE lo permite, aunque no les ha hecho nada de gracia.
Fuente: http://www.publico.es/culturas/357932/estaria-bien-que-la-industria-se-hundiera