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Este 2025 a seguir levantando sindicatos para luchar

Fuentes: Rebelión

Por su parte, la patronal, además de la ofensiva de precarización de la vida, no escatima en emprender acciones de represión, persecución y criminalización hacia las y los que luchan.

Ya estamos en marzo, y con esto nuevamente vemos que muchas trabajadoras y trabajadores quedan cesantes por no renovación de contrato, por despidos injustificados o por reducción de la fuerza de trabajo, dejando a familias completas sin poder cubrir sus necesidades básicas. Una vez más constatamos que la crisis económica la pagamos las trabajadoras y trabajadores de este país, empobreciéndonos día a día producto del alza del costo de la vida que no cesa, aumentando de manera exponencial mes a mes, siendo casi insostenible para algunas familias poder alcanzar su bienestar completo.

El desempleo se mantiene como una problemática latente en nuestro país, alcanzando, según cifras oficiales, un 8,7% en el trimestre septiembre-noviembre (2024), siendo un porcentaje significativo a nivel nacional. También, existe un aumento del trabajo informal, que se sitúa en un 27% durante el trimestre julio-septiembre (2024), siendo esto, algo preocupante que los medios de comunicación han utilizado para criminalizar, camuflando gran parte de la crisis laboral y la precarización de la vida en medidas relacionadas a la seguridad pública, implementando así, además, políticas orientadas a la represión de quienes buscan poder cubrir sus necesidades más básicas desde el trabajo informal y ambulante.

El desempleo y el aumento de la informalidad, así como de condiciones precarias de trabajo a través del subcontrato, trabajo a honorarios, part time, entre otros, son una expresión concreta de las formas que adquiere la crisis actual del sistema de explotación capitalista. La patronal, en su avaricia de mantener sus ganancias a toda costa, así como las contradicciones propias de un sistema de barbarie, han hecho de la destrucción del empleo, de la sobre explotación y precarización laboral una realidad diaria que vino para quedarse. En ese sentido, es un deber urgente avanzar en los niveles de organización sindical y capacidad de lucha de las y los trabajadores para hacer frente a esta ofensiva patronal.

A pesar de lo anterior, y de que el escenario sea adverso para las trabajadoras y trabajadores de nuestro país, se sigue alzando la voz contra la injusticia, donde el trabajador busca día a día sobreponerse a los embates de la explotación laboral y el desempleo. En esta línea vemos como cientos de trabajadores/as del sector público; funcionarios/as de la salud, educación, manipuladoras de alimentos, trabajadores del transporte de pasajeros terrestre y aéreo, entre otros, han salido a las calles a luchar por sus derechos, pese a las erráticas y oportunistas conducciones que muchas de estas organizaciones tienen. No olvidamos a las trabajadoras de Junji e Integra, quienes fueron reprimidas cuando protestaron afuera de La Moneda, por reivindicaciones justas y promesas incumplidas.

Por su parte, y pese a los bajos niveles de sindicalización, la tendencia al aumento de la huelga, y sobre todo la huelga ilegal, ha sido una tendencia constante de al menos los últimos diez años, demostrando la disposición de lucha de las bases de trabajadores y trabajadoras, que incluso, se atreven a dar peleas aun cuando no se encuentran en períodos de negociación colectiva reglada. Han sucedido múltiples huelgas donde trabajadoras y trabajadores se han unido para enfrentar a la patronal, y que han servido para acumular experiencia de lucha y aprendizajes en torno a la organización para alcanzar justas demandas colectivas, que aportan a una vida digna y bienestar completo.

No es posible perpetuar que una sola familia, en este caso la familia Luksic pueda aumentar sus ganancias en un 90,4% en tan solo nueve años, superando los US$25.700 millones. Ellos con un parcito que se pelean este país como torta de cumpleaños concentran el 49,8% de la riqueza. Y nuestras personas mayores de la clase trabajadora son sometidas a vivir con menos del salario mínimo, salario dictaminado por ellos mismos. La seguridad social para la clase trabajadora es sinónimo de pensiones de miseria, promedio bajo los $250.000, eternas listas de espera para atenciones médicas, salud y educación como negocio, flexibilidad laboral, precariedad laboral, brechas de género en trabajo y seguridad social, entre otras injusticias que viven las familias de la clase.

No olvidamos terribles situaciones como ver a un trabajador quemándose a lo bonzo frente a La Moneda, mientras por el otro lado su hermano de clase por condiciones inhumanas de trabajo es abatido y muere a causa de una extenuante jornada de trabajo o el último acontecimiento de una mujer trabajadora pública agobiada por el maltrato y acoso laboral pierde su vida.

El estado actual de sindicalismo en Chile sigue siendo disperso y atomizado, sin embargo, la corriente clasista y combativa no cesa, al contrario, avanza con la educación y formación de la clase trabajadora, en escuelas y talleres sindicales. Las ideas y denuncias contra el patrón se materializan en las calles y tomamos la responsabilidad de difundirlas en cada rincón del país, apuntando con las ideas clasistas, la organización sindical, la lucha y la unidad, a fomentar el protagonismo de las y los trabajadores.

Por su parte, la patronal, además de la ofensiva de precarización de la vida, no escatima en emprender acciones de represión, persecución y criminalización hacia las y los que luchan. Con una contundente agenda represiva se dispone a fortalecer las herramientas institucionales de contención del movimiento sindical y popular en general. A su vez, no duda en utilizar medios ilegales de matonaje y sicariato para desaparecer y asesinar a dirigentes sindicales y populares. Cabe solo recordar a Alejandro Castro, Macarena Valdés, recientemente la desaparición de Julia Chuñil y el asesinato del compañero Juan Pablo Jiménez que nuevamente conmemoramos el pasado 21 de febrero.

Como Asociación Intersindical de Trabajadoras y Trabajadores Clasistas, AIT, tenemos la convicción que son miles las razones por las cuales las huelgas deben multiplicarse, superar la burocracia sindical, organizarse en cada rincón, educarse junto a la clase, sin temor a las represalias. La patronal teme al trabajador y trabajadora organizado y unido colectivamente por sus justas demandas. Dentro de lo más profundo la patronal teme que los verdaderos productores avancen a la conquista del poder y el control de la producción.

¡¡FRENTE A LAS ALZAS, LAS 500 LUCAS NO ALCANZAN!!

POR PAN, TRABAJO, SALUD, TECHO Y EDUCACIÓN

POR UN SINDICALISMO CLASISTA Y COMBATIVO

Asociación Intersindical de Trabajadoras y Trabajadores Clasistas. AIT