Tengo dificultades para mantener el mismo ritmo en la trocha. ¡Esta es una locura! le digo a Mirian. Santrich, sin visión, con una mano en su palo tallado y forjado y la otra mano guiada por la guerrillera Tania, casi corre en la trocha, llena de piedras, palos y ramas de los árboles en la […]
Tengo dificultades para mantener el mismo ritmo en la trocha. ¡Esta es una locura! le digo a Mirian. Santrich, sin visión, con una mano en su palo tallado y forjado y la otra mano guiada por la guerrillera Tania, casi corre en la trocha, llena de piedras, palos y ramas de los árboles en la hermosa selva. Pero parece que conoce el lugar y anda como «Pedro por su casa».
-Por aquí hay hojas de. . . , y Santrich menciona un árbol o vegetación cuyo nombre para mi es idioma martiano.
Paramos y la pareja natural, Santrich y Mirian, empiezan a hablar sobre su interés común; hierbas y medicina natural.
– Esta selva tiene todo esto, tan rica en recursos naturales, lejos de las corporaciones farmacéuticas y sus químicas, agrega Mirian y los dos siguen oliendo hojas y raíces como si fueran venados. Aprovecho a respirar y relajarme de este Maratón Fariano.
El comandante guerrillero sufrió glaucoma durante varios años y finalmente perdió la visión, pero es más activo que cualquier guerrillero y parece que no hubiera nada que le impida movilizarse.
En la tarde nos sentamos, rodeados de una naturaleza maravillosa, como es la selva colombiana, y charlamos sobre la perspectiva de un proceso de paz y la situación política actual en el país. Unos meses después, nos topamos nuevamente en la Habana y lo que era un «Secreto de Estado» esa tarde en la selva, ya fue público a principio del mes de octubre de este año. Nosotros desconocíamos totalmente el hecho de que gobierno y guerrilla ya llevaban dos años preparando el terreno para el Proceso de Paz.
Y en este reportaje realizado hace algunos meses atrás allá en su sitio en la montaña, presentamos los planteamientos de Jesús Santrich, uno de los representantes de la guerrilla en la Habana.
No descansa, no lo dice él sino que lo vimos durante los días en la selva. Muchas veces despertábamos a las 3 y media de la madrugada, escuchándolo conversar y planear el programa del día con sus más cercanos mandos del frente. Y no solamente habla, sino canta y declama también poemas. Con su laptop con el programa para ciegos, no hay nada ni nadie que lo pare o impida de tomar parte muy activa de la lucha del pueblo colombiano. La entrevista abajo es un vivo ejemplo de eso.
Dick Emanuelsson (DE): Aquí estamos, en algún lugar de las montañas de Colombia y tenemos el honor de tener aquí al comandante Jesús Santrich miembro e integrante del Estado Mayor Central de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo. Muchísimas gracias, comandante, por permitirnos tener el honor de encontrarnos con usted para tomar parte de su experiencia. Nosotros quisiéramos hacer algo diferente a lo que hacen los grandes medios de comunicación que solamente transmiten una cosa superficial de las acciones de las FARC. Queremos llegar, no tanto al fondo, pero saber, por ejemplo, quiénes son los comandantes que están detrás de esto que algunos politólogos mencionan como fenómeno en este siglo XXI, de la guerrilla de las FARC que ya lleva más de medio siglo en la lucha por la Nueva Colombia. Usted, por ejemplo, ¿cuándo y dónde nació, a qué edad decidió ingresar para intentar cambiar este país?
Jesús Santrich (JS): Ante todo un abrazo fariano, bolivariano, marulandista para todos los que acceden a este importante medio de comunicación alternativo. Contentos, también de poder expresar nuestras ideas que siempre procuran estar pegadas a los criterios de verdad.No es tan importante decir quiénes somos nosotros, si esa expresión no está ligada a los proyectos que tenemos, siempre ligados al pueblo. Como usted lo ha dicho, yo soy Jesús Santrich, de un rinconcito apartado de Colombia, el departamento de Sucre, al norte de la costa caribe colombiana. Ahí nací hace unos 45 años.
DE: Cómo fueron sus circunstancias familiares, vivía en el campo, en la ciudad, en ese departamento de Sucre.
JS: Ese es un departamento, sobre todo, de producción ganadera, agropecuaria, así es como estuve muy ligado al campo. Mi vida está ligada a esas pequeñas poblaciones, mi padre es hijo de una familia pobre, mi madre también, pero ambos tuvieron la posibilidad, por el esfuerzo de su familia, de formarse, educarse, terminar sus estudios primarios y secundarios y hasta acceder a los universitarios. En esa misma dinámica nos formaron a nosotros, en el trabajo en la tierra, con los animales, la formación en el hogar, primero que todo. Tuve una formación muy humilde, apegada a los intereses del colectivo y desde allí es cuando uno va formando su propia concepción de la vida, pegada más a los intereses de la sociedad que a los intereses personales.
La Tierra en pocas manos en Sucre
DE: El departamento de Sucre, usted dijo, es una zona de ganadería y la tenencia de la tierra también es algo muy particular en Colombia, ya que está en manos de pocos terratenientes.
JS: Si, claro, la máxima concentración de la tierra se da en la costa caribe colombiana y el departamento de Sucre es uno de los lugares donde existe, sobre todo, latifundios y donde existen gamonales, personas con muchísimo poder económico que tienen en condiciones laborales casi coloniales a los campesinos que tienen que vender su fuerza de trabajo. Un ordeñador que está comenzando su jornada laboral a las 2 ó 3 de la madrugada la termina después de las 4 ó 5 de la tarde, su tiempo de descanso es muy limitado si es que a eso se le puede llamar descanso. Esto dicho para colocarlo como uno de los tantos ejemplos que puede haber ahí, que son comunes a los de toda la costa caribe y a las grandes zonas de extensión latifundista que hay en toda Colombia.
DE: Justamente, lo que usted menciona sobre el tratamiento hacia los peones, la primera entrevista que hice fue en Casa Verde, en el año 1988 a una guerrillera que creo que se llamaba Oneyda. Decía que en el campo de Santander a los trabajadores los trataban peor que a los animales de los terratenientes.
JS: Las condiciones laborales en Colombia, en general son precarias y lo que se ha venido dando a lo largo de la vida republicana, que traicionó el proyecto libertario de Simón Bolívar, es un empobrecimiento creciente en Colombia. Fíjese que de 45 ó 46 millones de habitantes, mas de 30 están en condiciones de pobreza y de esos 30, alrededor de 12 millones de colombianos viven en situación de indigencia. No alcanzan, quizás, a medio salario mínimo. Esa situación es común y en el campo se extrema, sin condiciones de salubridad, sin vivienda, donde la educación falta y es remota la posibilidad para que los niños accedan a ella. Es una situación común en Colombia y la pobreza irrita a través de la resistencia. Y la resistencia armada es una de las voces que hay a lo largo y ancho del país.
«Soportar las condiciones de miseria»
DE: Me decía también esa compañera que prefiere mil veces poner el pecho antes de vivir en condiciones tan infrahumanas, tan crueles, y la gente del campo vive bajo esa condición por los terratenientes.
JS: Los azotes de la indigencia son peores que las balas de una confrontación directa, nosotros hacemos resistencia, hacemos un sacrificio por ese pueblo. Pero ese pueblo hace un sacrificio mayor al tener que soportar las condiciones de miseria que por tantos años y por una consideración tan mezquina, ha impuesto la oligarquía aquí, en Colombia. Y nosotros tenemos un gobierno apátrida. No solo el gobierno actual sino la secuencia de gobiernos bipartidistas, liberales y conservadores que han entregado los intereses nacionales, los intereses patrios a los intereses transnacionales. En esta etapa todo se ha profundizado, no se han solucionado los problemas que han generado el conflicto colombiano y más bien se agrava en la firma de los TLC. Los proyectos o las famosas locomotoras santistas, que lo que están, es entregando los recursos naturales y la capacidad de trabajo que tiene el pueblo colombiano, al llenar los bolsillos o al saciar la voracidad de las transnacionales.
Juventud Comunista y la UP
DE: Cuéntenos, cuándo empezó su actividad política, a empezar a preocuparse a pesar que uno está rodeado por las circunstancias políticas, sociales o económicas y sabiendo que el departamento de Sucre fue terriblemente golpeado por el militarismo y también el paramilitarismo donde tenemos el odiado jefe paramilitar, Cadena, que mutilaba a las víctimas en su propia finca. ¿Cuándo comenzó usted a reaccionar contra esas barbaridades?
JS: Bueno, la violencia en Colombia tiene muchas décadas de desarrollo, pero digamos que desde los 40 hasta acá se ha intensificado y que en tiempos del uribismo se desbocó y tomó visos más graves que los de esa violencia que describen muchos historiadores, muchos «violentólogos» de la década del ’40. Del ’48 hacia acá. En el caso mío la ligazón con el campo, con la tierra, con la miseria de la gente, fue a temprana edad. Pero uno no entra a hacer conciencia de eso, hasta que tiene algún contacto en los establecimientos de secundaria, o en las universidades donde hay un trabajo intenso de las organizaciones políticas y alternativas en Colombia. Entonces, yo podría decir que a nivel familiar uno va generando una sensibilidad social muy grande, de nivel a los problemas tan grandes que hay en el nivel inmediato. Pero ya cuando se llega a la secundaria, indudablemente, está la influencia de algún sector de la docencia que es muy consciente en Colombia. O de compañeros y compañeras que hacen un trabajo político de formación y de educación popular y lo va a uno ligando. Yo diría que por ahí, desde los 12 ó 13 años, yo comencé mi ligazón con la Juventud Comunista colombiana y en adelante bajo las orientaciones políticas e ideológicas que ha tenido el movimiento comunista en Colombia. Entonces, yo estuve vinculado a la juventud comunista desde los 12 ó 13 años y luego me vinculé al partido cuando surgió la Unión Patriótica. Desde un principio fui parte hasta que, no digamos que solo es la situación violenta lo que a uno lo obliga. Más que una obligación por las circunstancias es un compromiso que a uno lo obliga y que se adquiere por las convicciones. Desde niño se fueron sembrando en mi corazón, en mi sentimiento, en mi racionalidad.
A la guerrilla
En el caso mío no fue que yo me vine a la guerrilla por una presión, que si, la ha habido, porque sobre toda la militancia popular en Colombia está el peso del terrorismo de estado, que se expresa en momentos muy terribles como ese del exterminio de la UP. Pero independientemente de ese exterminio yo tengo una convicción respecto a Esa es una convicción.
DE: ¿Cuando ingresó en las FARC y fueron los primeros combates, sentía temor?
JS: Yo me vinculé a las FARC -la vinculación a las FARC no es, necesariamente agarrando el fusil con las manos- sino los principios, los propósitos de interés nacional, de interés patrio. De acercamiento para las reivindicaciones que están levantando para los oprimidos, esa es la primera vinculación que se hace a las FARC. En ese sentido gran parte del pueblo está vinculado a las FARC, en sentimiento, con el corazón. Y luego, a agarrar un fusil que es bastante complicado porque tiene una serie de implicaciones mayores, digamos que se da después del año ’91, cuando yo ya termino mi carrera universitaria en la Universidad del Atlántico, en la costa caribe colombiana, allí decidí pasar a filas. Antes ya estaba vinculado en la ciudad, Barranquilla, en los trabajos que desarrollan los frentes guerrilleros que hay en la costa, que son de orden político, de organización clandestina de masas, de concientización a la gente respecto a los múltiples problemas que tiene el país. Entonces la vinculación a las FARC no implica solamente tener el fusil en las manos, sino sobre todo tener los sentimientos bolivarianos, los sentimientos de apego a los intereses populares. En ese sentido cualquier persona que tenga esa vocación se puede decir que es un integrante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, el Ejército del Pueblo.
DE: ¿Claro, porque las tareas son múltiples, no?
JS: Son múltiples, quizás la tarea que nadie quisiera realizar es la de disparar, esa es una consecuencia extrema que nos toca asumir en la guerra que ha impuesto el régimen. Esto, en el orden de los factores tiene que estar claro, el surgimiento de la resistencia armada, de la insurgencia, es consecuencia de la imposición de un régimen de terror en Colombia. Si ese régimen cesa y si las profundas causas de orden social, cesan, indudablemente la lucha armada tiene que cesar.
El interes por la emisora radial, CRB
DE: Usted es prácticamente uno de los fundadores de la Cadena Radial Bolivariana, aunque ha habido también emisoras y radiocomunicaciones en gran parte del Comando Central como en Casa Verde que tenía su propia radio que se escuchaba en onda corta. Ayer estuvimos en otro campamento viendo a los compañeros trabajando en esa tarea transmitiendo durante 2 ó 3 horas en una región muy grande, cubriendo esas transmisiones. ¿Le gusta ese trabajo, no?
JS: Claro.
DE: Somos colegas.
JS: ¡Somos colegas! Todo trabajo que tenga que ver con difundir aspectos, ideas, mensajes de reivindicación popular que signifique luchar por favorecer a los más pobres, debe ser agradable para cualquiera. Particularmente me siento complacido estando en la Cadena Radial Voz de la Resistencia Bolivariana. Esa es una suerte para toda la insurgencia. Uno podría decir que está entre los fundadores porque así lo ha querido la organización, la dirección. Todos nuestros compañeros que nos proyectan para otro trabajo como una tarea que se nos coloca, pero en esto, está el esfuerzo de toda la organización. Entonces es como usted dice, a la larga o a la corta se han hecho muchos esfuerzos todos estos años pero particularmente después de la 8ª Conferencia y sobre todo desde el año ’95 hasta acá se comenzó a hacer una experimentación a gran escala y todo el país, con la señal VHF, que popularmente conocemos como FM. Se ha hecho una distribución general de esa tarea a nivel nacional y acá en la costa caribe, dentro de esa dinámica, se creó en el año ’96 la emisora Resistencia Caribe, que luego hizo parte de todo ese conjunto de medios alternativos que nosotros manejamos. De revistas, volantes, pegatinas, de señales de emisoras, en fin, hay mucha tarea propagandística incluyendo la propaganda armada, y todo ese conjunto hace parte de esa Voz que nosotros llamamos Resistencia.
En el caso de las emisoras se ha colocado el nombre de Cadena Radial Bolivariana por los principios bolivarianos que nos inspira. En el ’96 surgió esa cadena y ha tenido altibajos. Ahora, con toda esa tecnología militar de punta que los gringos han introducido en Colombia, nos toca cuidarnos mucho de los grandes transmisores que hemos tenido que pasar a transmisores ágiles como los que usted dijo que vio en el campamento. Ahí seguimos la dinámica muy importante porque es un contacto que tenemos con el pueblo y tenemos unos canales clandestinos para también recoger sus inquietudes y lanzarlas por la Cadena Radial Bolivariana que también tiene una presencia en Internet. Las 24 horas estamos lanzando señal. La Radio Móvil se instala en diez minutos
DE: Con ese equipo uno puede llegar también a los campesinos de las diferentes veredas para entrevistarlos, conocer sus propios problemas que tienen. Allá en el Bloque Sur, cuando hice la entrevista con otra emisora, la de Lucero Palmera, se notaba que el campesinado y la población civil está muy interesada por presentar sus inquietudes, sus problemas que están sufriendo en un país en el que el estado los ha abandonado.
JS: Bueno, de hecho estos equipos móviles nos permiten instalar la emisora en diez minutos, en el lugar que nosotros queramos y allí estamos rodeados de mucho pueblo. Lo que no utilizamos es que los campesinos intervengan directamente en la emisora, sino que traducimos lo que ellos nos expresan en formularios, consignas, documentos, editoriales. Evitamos que lo hagan directamente por esa persecución inmensa que en Colombia significa la muerte, la cantidad de fosas comunes que están regadas a lo largo y ancho de la patria. Entonces lo hacemos a través de una interposición, de una interpretación documental que nuestros camaradas hacen, pero la comunicación con la población es permanente. Yo quisiera decir ahora, que usted menciona a Lucero a quien recuerdo con mucho aprecio por todo el papel y la contribución que hizo a la cadena Radial Bolivariana, quiero decir que uno de los fundadores fundamentales de toda esta idea, al lado del comandante Jacobo y del comandante Manuel que fueron sus artífices, es el camarada Simón Trinidad. Los primeros transmisores en la costa caribe viajaron en los hombros del camarada simón.
DE: Si yo digo Santos, qué dice el camarada Santrich. Algunos politólogos hablan de que el es un ´Ángel de la Paz´ (se escucha la risa de Santrich) Otros, como dice Piedad Córdoba, que es mil veces peor que Uribe. ¿Qué piensa el camarada Santrich?
JS: Yo no se si mil o dos mil, pienso que son cucarachas del mismo calabazo. De ese calabazo oligárquico que le ha entregado la patria a las transnacionales con toda la extracción minera y con todos los proyectos neoliberales para los que Colombia es una punta de lanza contra todo el continente. Pero de verdad que Santos es sinónimo de terrorismo de estado y en eso no nos podemos engañar. Cuando a Santos se lo coloca en un pedestal de paz, es una falacia. Juan Manuel Santos es un instrumento de las transnacionales, es un instrumento del imperialismo y por eso sus ideas de paz siempre van a estar ligadas a una determinación mezquina que es la de exigir la rendición de la guerrilla, la sumisión de la insurgencia y de la resistencia popular. En general, como si el problema de la guerra y de la paz tuviera que ver estrictamente con aspectos de orden militar y pasáramos por alto las razones; las causas de fondo están en la miseria que padece el pueblo colombiano. Entonces mientras Santos no entienda eso, o quizás lo entiende, pero mientras no admitan que resolviendo los problemas de los colombianos, de esos 30 millones que están en condiciones de miseria, mientras eso no se resuelva, en Colombia no va a haber paz. Nosotros, las FARC tienen toda la disposición, los brazos, el corazón abierto para hacer una aproximación, un diálogo que tiene que ser de cara al país, con la participación de las comunidades. Pero eso no es algo que dependa de nosotros solamente. Santos cree que depende solamente de su llave y que la tiene guardada ¿no se en que bolsillo? Este proceso, si alguna vez se inicia, tiene que ser definido y conducido por las mayorías de este país que son los pobres de Colombia. Movilizaciones de las masas
DE: Si vemos también la situación actual en el país, parece también que si el pueblo ha tenido miedo alguna vez, ahora se ha liberado de ese temor a enfrentarse a ese poder fáctico. Vemos, por ejemplo, grandes movilizaciones en Puerto Gaitán, o donde los sindicalistas se unen con la población civil en un solo puño contra las transnacionales. Vemos también a indígenas, negritudes, población civil, en el departamento de Chocó, contra las transnacionales, las mineras también nacionales. Hay 1500 campesinos desde hace ya 4 meses que están ocupando tierras donde el ejército pretende construir bases (en el norte de Cauca), enfrentándose con el ejército. Hay múltiples acciones de las grandes masas en todo el territorio nacional ¿Qué nos indica eso?
JS: En Colombia nunca ha cesado la acción de las masas, este pueblo colombiano es un pueblo con mucha dignidad, lo que pasa es que han tratado de aplastar la dignidad a sangre y fuego. Son miles y miles de muertos producto del terrorismo de estado, son miles, también, los prisioneros políticos que sí, existen en Colombia. La persecución, la muerte, el terror han llevado décadas en Colombia, el pueblo siempre ha estado en resistencia. Lo que pasa es que los grandes medios de comunicación ocultan esa realidad, por eso es tan importante la existencia de medios alternativos que permitan observar cual es nuestra realidad.
Que hay una alzada es cierto, pero ahí no empieza la resistencia del pueblo colombiano, todo eso significa que hay una crisis mundial de orden sistémico del capitalismo. Una crisis que los expertos auguran como irreversible y dentro de esa crisis está también Colombia, donde el laboratorio de experimentación del neoliberalismo lleva años profundizando la miseria de este tiempo. Quizás, la expresión más terrible que hay es esa situación de indigencia que viven más de 12 millones de colombianos, pero al lado de ellos quienes están trabajando yo lo decía hace un momento, trabajan en condiciones precarias y ese ejemplo que usted acaba de mencionar, el de Campo Rubiales que es un campo de extracción petrolera que es el más grande del país y que tiene ganancias multimillonarias, allí más de 12 mil trabajadores están tercerizados y viven en condiciones peores que las que describe Gabriel García Márquez en su obra insigne «Cien años de soledad» Protestas y acciones de las masas en toda Colombia Aquí se está peor que en esa época de la United Fruit que también sigue explotando a los trabajadores y alimentando el paramilitarismo Esa situación de Campo Rubiales es una pequeña expresión de lo que ocurre en el conjunto del mundo del trabajo en Colombia y el pueblo, nuestro pueblo está inconforme, tiene una protesta en el sur, una protesta en el occidente, en el oriente, en el Cerrejón, en las Aguas de Ibirico, en las minas de oro en Antioquia, una protesta en el Quimbo. Toda esta situación de depredación de los recursos naturales que pretende, en rápido tiempo y en forma desbocada el imperialismo, está colocando en una situación de miseria mayor al pueblo colombiano, la gente no aguanta tanta opresión, tanto aplastamiento y bueno, en consonancia con lo que ocurre en el contexto internacional, en Colombia también hay una resistencia ocultada, vedada por los grandes medios de comunicación. Creo yo que lo que requeriría es cohesionarla, los múltiples pedazos, los múltiples actores juntarlos para hacer un gran levantamiento que uno es como que respira y el aroma está ahí. El pueblo colombiano no necesita la espuela de nadie para encontrar el camino, pienso yo. Y la insurgencia tiene que estar a la altura de las aspiraciones de ese pueblo, no ser inferiores y coadyuvar también desde la organización clandestina. Coadyuvar con el movimiento bolivariano porque en el caso de las FARC nosotros contamos, además del partido clandestino, además del ejército revolucionario que son las FARC y sus milicias, contamos con un movimiento clandestino amplio que está en el seno de lucha popular haciendo su aporte. No conduciendo, porque nosotros no tenemos esa intención vanguardista sino de aportar al proceso de resistencia y de levantamiento de la dignidad de los intereses del pueblo colombiano. Entonces nosotros estamos ahí, eso se nota en todos los sectores del movimiento social, los trabajadores del campo están en resistencia. El movimiento estudiantil ha hecho unas expresiones maravillosas y creativas de lo que piensa y siente y de su capacidad para ayudar a colocarle un nuevo rumbo a este país por la senda de la igualdad y de la justicia social. Nosotros confiamos en esa capacidad del pueblo, creemos que podemos estar ahí construyendo y lo vamos a hacer.
«Neoliberalismo no avance a trocha y mocha»
DE: Y los medios de comunicación, Santos, los generales, ellos no tienen otra explicación que detrás de esa inmensa ofensiva popular está justamente el fantasma de las FARC. Incluso la Marcha Patriótica con 1700 organizaciones se concentró el 23 de abril en la Plaza de Armas en Bogotá y también detrás de esa Marcha, insinuaba que estaban las FARC y al mismo tiempo dicen que ustedes están derrotados.
JS: El terrorismo de estado tiene esa particularidad, el carácter de estigmatizar para luego proceder a aniquilar como se hizo con la UP. No sería extraño que ese terrorismo de estado, en cabeza del presidente Santos, proceda contra cualquiera de los movimientos organizados que hacen parte de la resistencia popular en Colombia. Nosotros vemos con buenos ojos que existan organizaciones como la Marcha Patriótica o como el Polo Democrático, o como la Minga Indígena; hay tantas expresiones de lucha del pueblo colombiano que entre otras cosas son diversas que nosotros nos encontramos complacidos de que el neoliberalismo no avance a trocha y mocha por las ciudades de Colombia y sin dudas nosotros también estamos en ese torrente popular.
Yo decía que este es un momento en el que ser fariano no es agarrar solamente un fusil en la mano, sino compartir nuestros sentimientos bolivarianos, compartir con nuestros sentimientos anti imperialistas, eso significa, también ser fariano y dentro de esos 30 millones de colombianos en condiciones de miseria y más allá con muchos sectores de clase media y alta que tienen concepto de patria y que saben que la avanzada imperialista que hay en Colombia es de sumisión de negación de los sentimientos más profundos de nuestros independentistas. Ahí nosotros también estamos, hay identidad de causa y no somos los culpables, más bien nos sentimos muy satisfechos de que el pueblo colombiano tenga puntos de identidad, porque esta es una organización popular y sería un exabrupto que entre los intereses de reivindicaciones de las mayorías nacionales que claman por la justicia y la paz no haya una identidad con nuestros propósitos y nuestros objetivos. Eso es lo que yo pienso.
¿Cuántos presidentes más?
DE: Bueno, para clausurar esta entrevista, comandante, cuál sería el saludo al pueblo colombiano, particularmente y al pueblo en general sobre esta montaña de Colombia. Cuál es el mensaje ya celebrados los 48 años y luego de que han pasado unos 20 presidentes y todos han dicho que en 3, 6, 18 meses «vamos a acabar con la insurgencia armada en Colombia»
JS: Antes que nada yo quiero disculparme porque no soy muy bueno para hablar en las entrevistas que me generan un poquito de nervios, (risas) a mi no me da miedo decir que me da miedo. Aquí estamos y he tratado de exteriorizar algunas ideas, los sentimientos más inmediatos quizás sin razonarlos mucho pero es lo que nosotros somos en general. Es lo que nosotros anhelamos, estamos siempre muy apegados a los intereses de los más necesitados de los más desprotegidos, con deseo inmenso de que esta guerra culmine una vez que se terminen las causas que la han generado. Nosotros no queremos la guerra, queremos la paz, pero no la paz de los sepulcros sino la paz que indique la solución a esa situación de miseria que viven nuestros hermanos y en general nuestros hermanos a lo largo y ancho de esta Patria Grande Bolivariana de la América nuestra. Esos son nuestros sentimientos, entonces yo debo decir que de ese sentimiento algo puede tener seguro nuestro pueblo: que nosotros no vamos a traicionar esta lucha
«Siempre convocando a la resistencia»
Y ese fin del fin de la insurgencia es una ilusión vana del régimen de terror que impera en Colombia, es una propaganda que apunta al corazón, a la conciencia, a los anhelos del pueblo colombiano para desmotivarlo en su lucha. Hace varias décadas que están diciendo que ya falta poco para derrotarnos y yo creo que lo van a seguir diciendo. Ojala que sea por breve tiempo y que en ese breve tiempo se alcance la solución a los profundos problemas que tiene el pueblo colombiano. Pero mientras éstos persistan nosotros nos vamos a mantener en armas porque somos muy bolivarianos. No hay mejor forma de alcanzar la libertad que luchar por ella. Consideramos que quien esté en condiciones de entregar su vida por los intereses de las mayorías y no lo haga, quizás está cayendo también en el plano de la criminalidad. Nosotros vamos a estar siempre convocando a la resistencia y no a la sumisión, a la lucha. Esa es nuestra convocatoria, a no bajar las banderas de la dignidad, a no permitir que se siga irrespetando la patria, a decir que en Colombia esas bases militares de opresión extranjera, imperialistas yanquis que existen, tienen que salir porque el destino de Colombia debemos regirlo nosotros mismos y no los intereses voraces de quienes explotan el oro, el carbón nuestra biodiversidad y nuestro propio pueblo al cual le chupan la sangre como si fueran vampiros. Entonces, nuestro mensaje es de optimismo, de esperanza. Nosotros tenemos en nuestro corazón, más que en nuestras manos el fusil, tenemos en nuestro corazón el convencimiento de la justicia, tenemos la certeza de que nada nos detendrá como decía el Libertador «mientras el pueblo nos ame». Este es un mensaje no guerrerista sino un mensaje de paz, una paz que debemos lograr resolviendo los terribles problemas sociales que hay en Colombia.