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ETA le ofrece al PP el atentado preelectoral que Acebes quiso atribuirle hace cuatro años

Fuentes: Rebelión

Hace cuatro años, Ángel Acebes intentó desesperadamente convencer a los españoles de que los atentados de Atocha eran obra de ETA y no de los islamistas; de esta forma conseguiría el PP que la violencia etarra adquiriese protagonismo en la preocupación de los ciudadanos y la derecha rentabilizara su propuesta política de represión y línea […]

Hace cuatro años, Ángel Acebes intentó desesperadamente convencer a los españoles de que los atentados de Atocha eran obra de ETA y no de los islamistas; de esta forma conseguiría el PP que la violencia etarra adquiriese protagonismo en la preocupación de los ciudadanos y la derecha rentabilizara su propuesta política de represión y línea dura. La rápida reacción ciudadana y las burdas mentiras dejaron al descubierto la patraña y los españoles votaron contra quienes les intentaron engañar. Estuvieron durante estos cuatro años, junto con algunos medios de comunicación, instigando la teoría de una conspiración que habría ocultado la participación de ETA, cuando no de los servicios de seguridad, en aquellos atentados. Ahora ETA, con el atentado a un ex concejal, les ha echado una mano: ya han conseguido el PP, Acebes, Jiménez Losantos y Pedro J. Ramírez el atentado preelectoral de ETA. Podría haber sido más redondo con una víctima del PP, pero así también puede servir, pensarán algunos.

Hace más de diez años, durante un viaje por Guatemala, tuve una larga charla con algunos especialistas de la misión de paz de la ONU que intentaban sacar adelante un acuerdo entre la guerrilla de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) y el ejército guatemalteco. Después de muchos rones se soltaron a hacerme confidencias y reconocieron su convencimiento de que el propio ejército hacía tremendos esfuerzos para no terminar con una guerrilla cuya presencia era anecdótica. Incluso, me contaron, cuando los militares tendían una emboscada a los guerrilleros, siempre dejaban que se escaparan algunos, porque lo que más temían es que se diera por disuelta y el ejército perdiera su protagonismo, su presupuesto, sus privilegios y su poder de interlocución si no había un grupo armado ilegal al que enfrentarse.

Cada vez estoy más convencido de que en España hay muchos que han respirado tranquilos y asegurado la vigencia de su discurso, su autoridad y su poder después de este atentado. Por eso, El Mundo y Libertad Digital no dejan de recordar en sus informaciones que el etarra que ordenó el atentado había negociado con el gobierno.