Traducido para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Rechazamos que nuestro país sea convertido en un Estado mercenario. Denunciamos la muerte de 12 subsaharianos, deportados recientemente desde el norte de Marruecos hacia el desierto de Béchar.
El 27 de febrero de 2004 el Estado marroquí aceptó repatriar a todos los emigrantes subsaharianos y de otras nacionalidades que desde hace 12 años hubieran transitado por Marruecos y fueran interceptados por España.
El gobierno marroquí acepta hacer este trabajo sucio y reconduce a las personas repatriadas no hacia sus países, sino que los deportan a las fronteras de los países limítrofes sin respetar las convenciones internacionales en materia de emigración y del derecho humanitario internacional.
Desde 2002 se está llevando a cabo este comportamiento ilegal «en materia de reconducir a la frontera» sin ninguna reacción por parte de los partidos en el gobierno o de la «oposición parlamentaria». Es, además, lo que anima al gobierno español a exigir cada vez más.
A raíz de los trágicos acontecimientos de Ceuta y Melilla, que a finales de septiembre de 2005 ocasionaron al menos ocho muertos y varios heridos, Marruecos envió a varios centenares de soldados a contribuir, al lado de los soldados españoles, a vigilar el muro de la vergüenza que separa Ceuta y Melilla del resto del territorio marroquí. Así, centenares de inmigrantes subsaharianos fueron detenidos en el norte de Marruecos y algunos de ellos fueron llevados al desierto de Béchar donde una gota de agua tiene el precio del oro. Según información obtenida el 5 de octubre de 2005, 12 de ellos murieron de enfermedad y sed.
Denunciamos este comportamiento inhumano que no sirve a los intereses de nuestro pueblo. Los subsaharianos deportados transitan por Marruecos desde 2003 sin que se hubiera registrado incidente alguno, excepto que algunos medios que no son más que la voz de su amo habían empezado últimamente a sembrar el temor y la xenofobia para preparar a la opinión pública para lo peor.
Nuestros hermanos africanos inmigrados no son criminales ni terroristas; de lo único que tiene miedo el imperialismo europeo es de sus esperanzas y su lucha para sobrevivir. Sus ancestros han sido dominados por el colonialismo europeo, sus riquezas han sido expoliadas y su medioambiente destruido por las multinacionales; su dignidad ha sido pisoteada por las dictaduras instaladas por este mismo imperialismo. Lo único que les queda a los inmigrantes clandestinos, lo mismo que a los marroquíes, es ir a vender su fuerza de trabajo, y en las peores condiciones, para poder sobrevivir. Así pues, ¿qué es lo que quiere el gobierno marroquí al hacer de gendarme de la Unión Europea? Sabe muy bien que lo único que harán las deportaciones será engendrar el odio de los pueblos africanos hacia nuestro pueblo.
El poder [marroquí], en vez de aprovechar la ocasión para exigir la negociación acerca del futuro de Ceuta, Melilla y los islotes ocupados, permite que el Comisario Europeo insulte nuestra inteligencia. Europa, tierra de asilo y de los derechos humanos, propone al gobierno marroquí 40 millones de euros para vigilar fronteras que nosotros hemos cuestionado siempre. ¡Europa quiere convertir a Marruecos en un Estado mercenario!
Más aún, el Comisario Europeo quiere convertir a Marruecos en un guardián de rehenes. Quiere que el gobierno marroquí retenga a los clandestinos que, según él, «entren ilegalmente en suelo español desde el territorio marroquí».
Frente a esta peligrosa escalada por parte de la Comisión Europea que quiere hacer de nuestro país el gendarme de Europa para que vigile en el norte y oeste de África los desplazamientos de las poblaciones, hacemos un llamamiento a todos los demócratas sinceros de Marruecos, del Magreb y de Europa para que manifiesten su indignación frente a esta máquina infernal de la represión financiada por la Unión Europea y ejecutada por el poder marroquí.
Secretaría Nacional
Annahj Addimocrati
www.annahjaddimocrati.org
Rabat, 5 de octubre de 2005