Ante las graves declaraciones del Comandante en Jefe del Ejército, Juan Miguel Fuente-Alba, sobre la situación de los militares que se encuentran detenidos por violaciones a los Derechos Humanos, donde establece, entre otras cosas: «…lo que nos apena es la situación por la cual atraviesan algunas personas que, habiendo pertenecido al Ejército y que hoy […]
Ante las graves declaraciones del Comandante en Jefe del Ejército, Juan Miguel Fuente-Alba, sobre la situación de los militares que se encuentran detenidos por violaciones a los Derechos Humanos, donde establece, entre otras cosas: «…lo que nos apena es la situación por la cual atraviesan algunas personas que, habiendo pertenecido al Ejército y que hoy tienen avanzada edad o situaciones médicas medias complejas, uno podría darles una mirada en términos humanitarios…». Asegurando también que al Ejército le «entristece» ver que «todavía esas personas permanecen ancladas a una situación de hace 40 años». Como Sitios de Memoria, los ex centros clandestinos de detención, tortura y exterminio José Domingo Cañas, Estadio Nacional, Nido 20, Londres 38, Paine y Villa Grimaldi establecemos:
1.-Nos parece profundamente alarmante y peligroso escuchar este tipo de declaraciones de parte del Comandante en Jefe del Ejército, representante máximo ante el Estado de la institución castrense, quien en su rol, no sólo debe resguardar y avalar la institucionalidad en todas sus formas y en cada período de la historia de nuestro país, sino además propiciar una mirada corporativa, orientada a fomentar el respeto a los Derechos Humanos y el rechazo a los crímenes de lesa humanidad. Creemos que en su rango no debiese fomentar una victimización de los perpetradores y una culpabilización, que resulta pavorosa, a las víctimas y sus familiares.
2.- Según las cifras de los informes de las comisiones Rettig y Valech son más de 40.000 las víctimas de la dictadura de Pinochet; de ellas, 38.000 fueron torturadas y 3.065 de ellas están muertas o desaparecidas. La dictadura estableció una política de terrorismo de estado e involucró en su totalidad a las ramas del Ejército, del cual no ha existido un recambio generacional necesario ni un mea culpa acorde al daño realizado a la sociedad civil. Si bien es cierto hay medio millar de militares condenados por violaciones a los Derechos Humanos, por figuras jurídicas como secuestro, desaparición forzada o ejecuciones, tenemos la certeza de que son muchos más los que no han vivido juicio alguno por delitos como tortura o violencia sexual a hombres, mujeres y menores de edad.
3.- Los militares a los cuales se refiere el señor Fuente-Alba con preocupación (muchos de los cuales siguen aumentando sus condenas luego de las investigaciones acuciosas realizada por la justicia y de los que hay una completa comprobación de la participación en los crímenes), se encuentran cumpliendo sus penas en condiciones de lujo, con beneficios carcelarios permanentes como vacaciones, salidas dominicales y visitas sin horarios restringidos. Punta Peuco y el Penal Cordillera son espacios donde se encuentran recluidos ex agentes de la DINA y la CNI de medio y bajo rango, pero también de la alta jerarquía en la ejecución de dichos crímenes, como es el caso de Pedro Espinoza y Miguel Krassnoff o el mismo Manuel Contreras. Ellos tienen en su condición de presos, más gendarmes que el porcentaje de detenidos, grandes espacios para la estadía y la recreación, que en el caso del Penal Cordillera se materializa en casas con dormitorios baños, cocinas y sala de estar, jardines, salas de juego, canchas de tenis y quinchos.
4.- Nos preguntamos, finalmente, como administradores de lugares que fueron destinados al horror y a las peores injusticias ejercidas por soldados chilenos a sus mismos compatriotas, si no resulta forzado, descontextualizado y cruel, que el Comandante en jefe del Ejército apele a razones humanitarias para quienes cometieron crímenes tipificados en el ordenamiento jurídico internacional como de lesa humanidad y que dicho sea de paso, son imprescriptibles según la Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad.
Finalmente exigimos a estos militares condenados que se entregue por fin el destino de los detenidos desaparecidos, en un crimen que por sus brutales características se sigue perpetuando.
Adhieren
Casa Memoria José Domingo Cañas
Comisión Chilena de Derechos Humanos, Ex Clínica Santa Lucía
Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi
Estadio Nacional Memoria Nacional
Londres 38 Espacio de Memorias
Corporación Paine un Lugar para la Memoria