El 19 de septiembre de 1973, ocho días después del golpe de Estado que derrocó a Allende, Pablo Neruda es trasladado en ambulancia desde su casa de Isla Negra a la Clínica Santa María, en Santiago, donde permanecería hasta su salida hacia México, en un plan elaborado, con participación del gobierno mexicano, para sacarlo del […]
El 19 de septiembre de 1973, ocho días después del golpe de Estado que derrocó a Allende, Pablo Neruda es trasladado en ambulancia desde su casa de Isla Negra a la Clínica Santa María, en Santiago, donde permanecería hasta su salida hacia México, en un plan elaborado, con participación del gobierno mexicano, para sacarlo del país hacia un exilio que podía ser el comienzo de una resistencia desde el exterior a las intenciones de Pinochet.
En el camino desde Isla Negra a Santiago, la ambulancia en la que va Neruda es seguida de cerca por el automóvil en el que va Manuel Araya, su chofer y guardaespaldas. Durante el traslado, son detenidos varias veces en la ruta y revisados. Pero llegan a la clínica, que será el lugar en el que Neruda muera, el 23 de septiembre. La versión oficial dice que fue a causa de su cáncer de próstata, pero a mediados de este año, Manuel Araya comenzó a hacer temblar esta historia, al revelar que Neruda fue asesinado mediante la colocación de una inyección en el estómago, en la mañana del 23 de septiembre, que le provocó la muerte.
Manuel Araya fue detenido ese mismo día por los carabineros, horas antes del deceso del poeta, y trasladado al Estadio Nacional, lugar de encierro escogido por los golpistas.
Las huellas de la inyección en el cuerpo de Neruda estaban, el plan para huir del país era concreto, la posibilidad de una actividad de resistencia desde el extranjero no era ajena, los tiempos se ajustan a las posibilidades de un asesinato…
Todo parece concordar con la versión que Manuel Araya, 38 años después, por fin puede revelar mediante una denuncia realizada a través del Partido Comunista de Chile, al que tanto él como Neruda pertenecían en 1973.
Por eso, MDZ online viajó a Chile tras los pasos del posible asesinato de Pablo Neruda, y nos entrevistamos con el juez Mario Carroza, ministro de la Corte de Apelaciones y quien está a cargo del expediente Neruda (1.038-2011), que nos recibió en su despacho.
A continuación, una charla en profundidad sobre la causa Neruda, la condición en la que se encuentra, su parangón con otro caso de relevancia y sus posibles consecuencias.
– ¿Por qué el chofer de Pablo Neruda se decide cuarenta años más tarde a hacer la denuncia?
– No sé cuáles son sus motivaciones, algo explicó él cuando se lo entrevistó. Nosotros, dentro de lo que era el marco de una activación de procesos de derechos humanos, donde la Corte Suprema dio ciertas directrices y dictó un autoacordado, recibimos numerosas querellas, entre las cuales estaba la de Salvador Allende, y también recibimos la de don Pablo Neruda, que se iniciaba por algo distinto, porque era en razón de los dichos que había hecho el secretario de él. La motivación del señor Araya, entiendo yo, de alguna manera es que comprende que llega el momento de hacerla, porque no había sido escuchado, porque él dice que en reiteradas oportunidades manifestó esta situación pero no había sido escuchado, y tal vez, como se da el caso de Salvador Allende, el de Bachelet y otros que se están revisando, entonces, se acerca al partido y ahí puede entregar su versión de lo que había sucedido en la Clínica Santa María.
– Que es la misma clínica en la que muere Eduardo Frei, que luego se demostró que había sido asesinado. ¿La metodología con la que fue asesinado Frei, sería similar a la empleada para matar a Neruda?
– Aparentemente, desde un punto de vista de una analogía, podríamos decir que sí, pero las épocas son distintas, entonces yo no sé si los elementos que se tenían en el año en que muere don pablo Neruda a la época en que muere don Eduardo Frei, la tecnología, era la misma, o las sustancias eran las mismas, pero en las formas en que aparentemente se gestan, yo entiendo que son parecidas.
– Usted dijo que Araya habría entendido que llegó el momento. ¿Llegó el momento a nivel justicia? ¿Chile está atravesando un tiempo de revisión profunda de estos casos de delitos de lesa humanidad?
– El Poder Judicial ha entendido que, dentro de lo que son las violaciones a los derechos humanos, fundamentalmente a raíz de la violencia política, en cuanto a lo que son desapariciones y muertes, no así en cuanto a la tortura, porque en este momento está en funcionamiento la Comisión Valech, encargada de revisar todas estas situaciones que no fueron tan conocidas en ese tiempo pero que sí ocurrieron, el Poder Judicial, decía, empieza a revisar todo este proceso, a ver si hay antecedentes o si no los hay, fundamentalmente movido por la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, que es un poco la que promueve, conversando con la Corte Suprema, revisando con los ministros que llevan las causas de derechos humanos, esta situación, y la Corte Suprema la recoge y dicta este autoacordado.
– La denuncia del posible asesinato viene de una sola persona, pero me imagino que tiene que haber otros elementos alrededor como para darle vía judicial.
– En ese minuto, cuando el señor Araya da esta información, obviamente que hay elementos a los que era necesario llegar para establecer si era cierta o no. Uno de ellos fue una declaración que prestó respecto del embajador de México en ese entonces, que estaba en el Consulado en ese momento y el Partido Comunista lo acompañó. Por otro lado, había que ver si efectivamente lo de la inyección, lo del elemento que se le aplica al poeta era efectivo, si había veracidad, entonces se llega al doctor, se llega a la enfermera. Ahora, la clínica no tenía muchos elementos, no ha cooperado lo suficiente, porque dice que muchos de los antecedentes ya no los tiene, la ficha clínica tampoco la tiene, o sea, esto se ha reconstruido más que nada por testigos que estaban en ese minuto en la Clínica Santa María, y así se pudo ir recopilando información, porque este doctor dice que atiende a don Neruda, que estaba sufriendo, que tenía una cierta crisis, pero eso es lo que él explica, que le aplica la inyección y después lo deja en manos de otro doctor, y a ese doctor se lo está tratando de ubicar. Entonces, en razón de esos parámetros de ir investigando las situaciones es que se va logrando que lo que al menos dice Araya tiene cierto grado de verosimilitud, porque efectivamente él es detenido, es llevado al estadio, y hay varios de los elementos que él incorpora en su declaración que son comprobados en el tiempo. Lo otro hay que verlo desde el punto de vista técnico, que ya sería ver si es efectiva o no la aplicación de una sustancia distinta y si con una exhumación puede comprobarse, porque, además, don Pablo Neruda fue sepultado y después exhumado, hubo una reducción y la reducción se llevó a Isla Negra, en definitiva, lo que vamos a encontrar si fuéramos y exhumáramos sería la reducción, y hay que ver si de esos restos es posible llegar a colegir que efectivamente pudo haber una sustancia distinta a la que se señala.
– ¿Y el camino de la exhumación está avanzado?
– En este minuto estamos enviando toda la información, todos los antecedentes que tenemos y los que podamos recopilar, al Servicio Médico Legal a fin de que nos señale si con estos restos que tenemos es posible llegar a establecer que hubo una sustancia extraña. Si ellos nos dicen que sí, entonces, bueno, habría que resolver la exhumación.
– Vuelvo al caso Frei. En ambos hay una coincidencia con la ficha médica. La de Frei desaparece durante 20 años y reaparece en el Hospital de la Universidad Católica y la de Neruda aún no ha podido ser encontrada. ¿Se sigue también esa pista?
– Sí, se sigue el camino de poder llegar a alguna documentación que tenga la Santa María y que a lo mejor ellos mismos no sepan cuál fue su destino, pero si en algún momento se nos da una pista como para ubicar más información respecto de la situación de Neruda, va a ser seguida. Por ejemplo, tenemos una entrevista en una semana más con el embajador en Francia, don Jorge Edwards, quien habría sido amigo personal de él en el momento en que es operado en Francia y se le detecta este problema del cáncer a la próstata. Entonces, en definitiva, él podría dar los elementos sobre en qué hospital fue atendido y si hay algunos antecedentes médicos de don Pablo neruda allá.
– ¿Y si ese cáncer podría ser fulminante en dos días, como dicen los documentos oficiales que sucedió?
– Por ejemplo. Es que hay varios factores. Se produce una situación entre que lo van a buscar, según algunos testigos, con alguna crisis que tiene don Pablo, y lo trasladan en una ambulancia, pero en el trayecto entre Isla Negra y Santiago hay varios controles, se lo va controlando, entonces sería conveniente saber quiénes lo controlan y en qué estado físico se encontraba, como si por ejemplo él estaba en buen estado físico, si se veía bien o se veía crítico, porque el señor Araya dice que cuando llega a la Clínica Santa María no se veía como que él fuera a fallecer en un lapso muy corto, sin perjuicio de que igual podría darse el desenlace fatal.
– ¿La versión del gobierno mexicano coincide con la de Araya?
– En cuanto al estado en que se veía, sí, no en cuanto a si él fue enviado a comprar una medicina [a Araya se le pide que vaya a conseguir unos medicamentos y cuando sale de la clínica, a las pocas cuadras, es detenido], detalles que agrega el señor Araya en su propia versión. Ahora, ya está comprobado que efectivamente le aplican una inyección, pero unos dicen que es dipirona y otros dicen que es otro elemento. Lo de México viene a reafirmar cómo se encontraba él físicamente un día antes de la muerte.
– ¿Y lo que dice la señora Matilde Urrutia?
– Habría sido vital que ella hubiera podido declarar, pero sin embargo tenemos su propia versión. Existe un libro en el que ella hace sus afirmaciones, pero no hay muchos elementos de los que uno pueda sostenerse como para decir que ella afirmaba esto o lo otro. Yo creo que, fundamentalmente, los elementos dentro del plano que estamos investigando están en la información que se pueda obtener de parte de la Clínica Santa María o de la gente que trabajaba allí, para saber en qué estado lo encuentran, porque, de acuerdo a la enfermera que lo atiende, el médico que señala que debe aplicarse un determinado remedio, todas esas cosas van a deducirse a partir de eso, lo otro se refiere a cómo lo vieron otras personas, que también existen diferencia de opiniones, cómo lo vieron en Isla Negra y demás. Yo fui allá [a Isla Negra] e interrogamos a varias personas acerca de cómo lo vieron cuando él ya regresa de Francia. Algunos lo veían bien, pero hay otras personas que dicen que lo ven más complicado, más atacado por el cáncer.
– Pero, aparentemente, el cáncer ya había sido tratado y no era mortal en ese momento de su vida.
– En ese momento no, por eso esas son las versiones que se están contraponiendo.
– ¿Cómo se afectaría el sistema jurídico chileno si se descubre que Neruda fue asesinado?
– Bueno, desde el punto de vista judicial, lo de Neruda fue algo oficial y que no fue investigado, de tal manera que desde ese punto de vista la versión oficial siempre indicaba que había muerto de cáncer y jamás hubo una investigación o se indagó la posibilidad de la participación de terceras personas en su muerte, de tal manera que el Poder Judicial llega a conocer este caso recién. Ahora, desde el punto de vista jurídico político, yo creo que va a tener consecuencias importantes.
– ¿Puede derivar en la apertura de otras causas a partir de gente que se anime a revelar lo que conoce?
– Probablemente, y establecer responsabilidades de quienes pudieron haber intervenido en esos hechos. Si se da el caso de que el sistema para operar de un determinado servicio de inteligencia era este, puede haber ocurrido con muchas personas más.
– Y puede arrastrar hacia arriba también, porque estamos hablando hasta ahora de quienes lo trasladaron, de quienes lo revisaron en el camino, de quienes estuvieron en el hospital, pero no de quienes, en todo caso, tomaron la decisión.
– Entiendo que, como todo servicio de inteligencia, y que me ha tocado investigar muchas causas de derechos humanos, obviamente que las instrucciones vienen de atrás, entonces, es efectivo que esto debería escalar a quienes tuvieron conocimiento.
– Se sabe que Neruda intentaba salir de Chile para llegar a México, desde donde, y esto ya es especulación, intentaría formar una resistencia para sacar del gobierno a Pinochet.
– Efectivamente. Uno puede sacar muchas conclusiones del hecho de que por qué, cuál era la necesidad, si él estaba gravemente enfermo, por qué tenía que ser eliminado, cuál era la razón. Pero también me imagino que en el caso del presidente Frei se preguntaron lo mismo, por qué el presidente Frei era un objetivo. Ahora, el señor Neruda hubiera sido un obstáculo, porque estábamos justo en el período 73, un tiempo muy breve desde que había sido el golpe de Estado, imagino que existía todo uno momento en que los servicios de inteligencia trabajaban febrilmente respecto de ciertas personas.
– Esto de que haya sido tan próxima al golpe su muerte, ¿es otro elemento de análisis o no se puede tomar como tal?
– Hay una situación que se produce y que es que los servicios de inteligencia en esa época no estaban organizados, estructurados orgánicamente como para reprimir en la forma en que lo hace la DINA, como lo hace el CNI. Los servicios de inteligencia, fundamentalmente, comienzan a trabajar y a operar con una sistema que van creando en el camino, porque los servicios de inteligencia como actúan hoy son otros sus parámetros, pero si llega el momento de un golpe de Estado, comienzan a organizarse para ver cómo reprimen en lo inmediato, y supongo que dentro de todas esas mentes febriles pudo haber alguien que pensó que ciertas personas eran un obstáculo, y había que actuar de una forma u otra.
– Porque, siguiendo la suposición de que Neruda fue asesinado, ya había muerto Allende, atentar contra Neruda hubiera jugado internacionalmente en contra del gobierno de facto.
– Claro. Tantos años vivimos, en el caso del señor Frei en la idea de que él había muerto por un problema que se presentó en la operación, y que años después se diga esto no ocurrió así, significa que pudo haber un modus operandi que hacía parecer como una enfermedad que a uno lo iba llevando paulatinamente al deceso, sin embargo, esa enfermedad era utilizada como forma de acelerar la eliminación de la persona, pero esto no deja de ser una teoría.
– ¿Ya hay personas acusadas o al menos sindicadas como participantes?
– No, hasta este momento no. El objetivo fundamental en este minuto es saber exactamente si Neruda pudo o no morir por efecto de alguna sustancia que le fue administrada. La Justicia tarda pero llega, y de alguna manera es posible revivir las cosas con una cierta sensibilidad, tomar decisiones, que a futuro la gente diga se hizo lo posible, los responsables pagaron, y lo fundamental es conocer la verdad, esa que gran parte de la sociedad nunca conoció, como esto del grado de acción que tenían los servicios de inteligencia y otros que no eran inteligencia pero que en forma independiente actuaban, reforzados por el poder que tenían, y creo que ahora, con todo esto, hasta las mismas fuerzas armadas captan el grado de ferocidad con que actuaron.
La entrevista termina. El juez Carroza es un hombre cordial, y nos quedamos conversando unos minutos más. Antes de retirarnos, se nos permite acceder al expediente del caso Neruda. Son 400 páginas de una sola gran duda.