Varios integrantes y colaboradores de la oenege Bakeaz han lanzado a mediados de febrero, y «por iniciativa propia», una campaña para saldar «una de las deudas contraídas por esta organización». En concreto, se trata de «un préstamo avalado personalmente por el fundador y director de Bakeaz estos años, Josu Ugarte, por un importe cercano a […]
Varios integrantes y colaboradores de la oenege Bakeaz han lanzado a mediados de febrero, y «por iniciativa propia», una campaña para saldar «una de las deudas contraídas por esta organización». En concreto, se trata de «un préstamo avalado personalmente por el fundador y director de Bakeaz estos años, Josu Ugarte, por un importe cercano a los 35.000 euros, cuya no cancelación supondría la pérdida de su vivienda».
Bakeaz es una organización no gubernamental dedicada a la investigación fundada en 1992 por personas vinculadas a la universidad y al ámbito del pacifismo, los derechos humanos y el medio ambiente. El 8 de noviembre de 2013, la Asamblea General de Bakeaz inició el procedimiento de liquidación de la asociación «porque las deudas y los riesgos asumidos ya no eran ni son soportables». Apenas un año antes, en diciembre de 2012, el Gobierno vasco otorgó a Bakeaz el Premio René Cassin de Derechos Humanos de ese año. Este galardón, una distinción honorífica y 12.000 euros, reconoce a personas o colectivos que, por su trayectoria, se hayan comprometido con la promoción, defensa y divulgación de los derechos humanos.
Según los promotores de esta iniciativa, «la prolongada crisis ha acabado con el proyecto Bakeaz, siempre frágil y delicado desde la perspectiva de su viabilidad económica, pero que se había mantenido gracias a la enorme generosidad de muchas personas». En su carta, los integrantes de la Junta Directiva y colaboradores de Bakeaz que avalan esta campaña piden que cada quien haga sus aportaciones económicas para cancelar la deuda «en la medida de sus posibilidades» y «evitar las graves consecuencias que acarrearía a nuestro compañero y amigo» Josu Ugarte. Según ha podido saber Mar de Fueguitos, hasta el pasado 1 de abril la cuenta abierta en Kutxabank para «reducir la deuda de Bakeaz» había recibido 35 aportaciones y recaudado 13.000 euros.
Denuncian la mala gestión de su director y de la Junta Directiva en la crisis que ha llevado al cierre de esta ONG
Mar de Fueguitos ha conversado con un grupo de extrabajadores de Bakeaz, despedidos en diciembre del 2011, para conocer su opinión sobre la carta que por iniciativa propia han enviado varios integrantes y colaboradores de esta organización solicitando aportaciones económicas para cancelar parte de sus deudas. En concreto, se trata de un préstamo avalado personalmente por el fundador y director de Bakeaz, Josu Ugarte, por un importe cercano a los 35.000 euros y cuya no cancelación supondría la pérdida de su vivienda.
Para este grupo de extrabajadores de Bakeaz «es muy probable que muchas de las personas que hayan recibido esta carta en la que se solicitan aportaciones, e incluso algunos de quienes la firman, aun siendo socios y socias, no estén al tanto de la situación en la que han quedado las seis personas que trabajaban en Bakeaz y que fueron despedidas en diciembre del 2011». Por eso, añaden, «nos parece de justicia que quienes reciban esta solicitud de ayuda tengan información no solo de la deuda contraída con el director sino también de la deuda con el resto de la plantilla. Nuestro compromiso con Bakeaz merece al menos este reconocimiento».
Las personas extrabajadoras de Bakeaz son «conscientes de la delicada situación en que se encuentra el director de Bakeaz», al que, afirman, «no le deseamos ningún mal». Sin embargo, también quieren dejar claro que «él no es el único que ha tenido problemas por la situación de Bakeaz ya que quienes trabajábamos allí hemos soportado cinco meses sin cobrar ningún sueldo, nos han despedido sin ningún finiquito y hemos tenido que esperar más de dos años para poder cobrar del FOGASA sólo una parte de nuestra deuda». Además, añaden, «nuestras situaciones personales no han sido nada fáciles en este tiempo ya que la crisis que ha sacudido y sacude al sector ha hecho que encontrar un trabajo digno se nos haya vuelto casi misión imposible».
En diciembre de 2011, las seis personas que trabajaban en Bakeaz, todas salvo su director, Josu Ugarte, fueron despedidas en bloque. Desde la dirección de la ONG se planteó entonces que la única manera de que Bakeaz pudiera pagar sus deudas era manteniendo la actividad de la ONG a toda costa. Así, durante el año 2012 y el primer trimestre de 2013, buena parte de la plantilla despedida continuó trabajando para Bakeaz. Eso sí, a partir de entonces como autónomos, para ahorrar costes a la ONG y con la consiguiente pérdida de derechos laborales. Con todo, el nuevo plan resultó un fracaso hasta el punto de que estos trabajadores volvieron a acumular más deudas y quedarse sin poder cobrar por las tareas subcontratadas entre una y tres mensualidades.
Para este grupo de extrabajadores de Bakeaz con los que ha conversado Mar de Fueguitos, «el impacto de la difícil situación de Bakeaz que llevó al despido de los seis trabajadores en diciembre del 2011 podría haberse reducido con una mejor gestión de la Junta Directiva. Ante lo que se mostraba como una catástrofe evidente, la Junta postergó la toma de decisiones hasta que ya fue demasiado tarde. A pesar de las solicitudes de la plantilla, que reiteradamente colaboró aportando ideas para mitigar los efectos de la crisis e insistió en la urgencia de adoptar medidas, la Junta Directiva siempre nos dio la espalda».
A juicio de este grupo de extrabajadores de Bakeaz, a día de hoy son dos las diferencias entre su situación y la del director, Josu Ugarte. «La primera es que él, como director de Bakeaz, pudo intervenir en la gestión y en las decisiones que tomó la organización para afrontar su crisis. Nosotros, sin embargo, no. Desde que las deudas comenzaron a crecer en Bakeaz, la Junta Directiva se comportó siempre de una manera absolutamente vertical, rehuyendo a los trabajadores, no facilitándonos información, sin ni siquiera analizar en ningún momento nuestras propuestas. La segunda diferencia es que Josu Ugarte, el director, pudo compartir toda la información y sus propuestas con la gente socia. Nosotros, no. En ningún momento, tuvimos la posibilidad de mostrar nuestra propia voz y percepción sobre cómo estábamos viviendo las cosas y en qué situación nos encontrábamos. Así, a día de hoy estamos seguros de que la gran mayoría de socios y socias de Bakeaz no sabe aún lo que sucedió, porqué se cerró su organización». En opinión de este colectivo de extrabajadores, «la forma de actuar de Bakeaz no tuvo nada que ver con los principios que supuestamente defiende y proclama, en ningún momento apostó por la participación ni protegió los derechos de los trabajadores».
Por último, este grupo de extrabajadores de Bakeaz recuerda que cuando fueron despedidos «no hubo un llamamiento similar al que se ha hecho ahora a la gente socia, a amigos y simpatizantes para tratar de cubrir nuestra deuda, la contraída con los trabajadores, lo cual hubiera sido un gesto de agradecer. No sólo por tratar de devolvernos lo que legítimamente nos correspondía, sino por reconocer la labor y esfuerzo que en su momento hicimos para sacar esta organización adelante».
Bakeaz es una organización no gubernamental dedicada a la investigación fundada en 1992 por personas vinculadas a la universidad y al ámbito del pacifismo, los derechos humanos y el medio ambiente. El 8 de noviembre de 2013, la Asamblea General de Bakeaz inició el procedimiento de liquidación de la asociación «porque las deudas y los riesgos asumidos ya no eran ni son soportables». Apenas un año antes, en diciembre de 2012, el Gobierno vasco otorgó a Bakeaz el Premio René Cassin de Derechos Humanos de ese año. Este galardón, una distinción honorífica y 12.000 euros, reconoce a personas o colectivos que, por su trayectoria, se hayan comprometido con la promoción, defensa y divulgación de los derechos humanos.
Blog del autor: http://mardefueguitosblog.wordpress.com/