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Farc desmiente que haya asesinado al padre de Uribe Vélez

Fuentes: Junge Welt/Ancol

«Uribe Vélez es la punta de lanza en América Latina su labor es desestabilizarla. Obedece a una política imperial dirigida y financiada por Washington. Por eso llamamos la atención a los pueblos hermanos y amigos de la justa lucha social y política de la FARC, a estar vigilantes. Su actual ministro de relaciones exteriores, Fernando […]

«Uribe Vélez es la punta de lanza en América Latina su labor es desestabilizarla. Obedece a una política imperial dirigida y financiada por Washington. Por eso llamamos la atención a los pueblos hermanos y amigos de la justa lucha social y política de la FARC, a estar vigilantes. Su actual ministro de relaciones exteriores, Fernando Araujo, alias ‘chambacú, es un ladrón de cuello blanco y fue elegido en ese puesto por estar retenido por las FARC durante seis años precisamente por desalojar de unos terrenos a una comunidad de afrodescendientes para cederlos a las mafias gobernantes de la costa atlántica, escribe Raúl Reyes, lider de las Farc en columna publicada en el diario alemán, Junge Welt.

 

No se puede hablar exclusivamente de que Uribe Vélez (2002- ) haya sido escogido por Washington y la oligarquía colombiana para suceder en la presidencia de nuestra patria a Andrés Pastrana (1998-2002). La aplicación de la extraterritorialidad de la política estadounidense en la región andina para sus intereses que mejor en un individuo ligado a las mafias del narcotráfico y escuadrones de la muerte, conocidos como «grupos paramilitares»

Uribe Vélez, reseñado por el departamento de Estado yanqui con el número 82 al lado de «prestigiosos mafiosos» como el tristemente célebre, Pablo Escobar Gaviria. Su prontuario delictivo ‘duerme transitoriamente’ en los archivos de la CIA, la DEA, en la lista Clinton y en la sede de la embajada gringa en la capital colombiana.

Cuando desean presionar algún acuerdo comercial leonino ó como sucede en estos precisos instantes de disputas políticas entre demócratas y republicanos por el reemplazo del señor de la guerra, George Bush, Jr, los desclasifican. Sin dudas podemos afirmar, la Casa Blanca no tienen amigos sino intereses. El Mesías Uribe, con el argumento falaz de que las FARC habían asesinado a su padre un reconocido narcotraficante del departamento de Antioquia, engolosinó aún más al gobierno de los Estados Unidos.

Álvaro Uribe y su ministerio de exteriores han entendido a la perfección ese rol. Destruyeron la comunidad Andina de Naciones, han intentado torpedear la expansión del MERCOSUR, firmaron el TLC haciendo oídos sordos a las críticas fundamentadas de las organizaciones colombianas y de países hermanos. Hoy su misión es actuar en el Plan Puebla Panamá para beneficio de los voraces interés del imperio estadounidense. Es tan evidente el papel de esquirol del gobierno colombiano que el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, criticó la participación de Uribe en la cumbre México y Centroamérica por los conflictos regionales que a su juicio Colombia (Uribe…) a provocado en Centroamérica.
Uribe Vélez recibió de su antecesor el Plan Colombia y su brazo La Iniciativa Andina, ambos confeccionados en la Casa Blanca en idioma inglés. Planificados para conservar la hegemonía republicana y demócrata en el continente suramericano. No solo era necesario destrozar la resistencia insurgente y popular colombiana sino también involucrar a gobiernos vecinos, fundamentalmente los fronterizos para que sirvieran de ‘yunque’ en esta embestida imperial.
Sin embargo, los pueblos bolivarianos de Ecuador y Venezuela han frustrado las pretensiones del dúo Bush-Uribe.

Reiteradamente las Fuerzas Militares de Colombia violan la territorialidad ecuatoriana y con el supuesto falso de acabar con los cultivos tradicionales de coca han fumigado con el mortal veneno Glifosato, envenenando animales, quemando matas de plátano y de maíz, incrementando las enfermedades en las comunidades indígenas y campesinas de la región al tiempo que contaminan la mayor riqueza hidrológica del mundo en la frontera común de Ecuador/Colombia.

A pesar de que sus planes fracasan día tras día. Su mayor ambición sigue vigente. Asesinar al presidente de la republica bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías. Es necesario recordar que Andrés Pastrana en Colombia y Francisco Flores en El Salvador fueron los primeros gobiernos en reconocer el gobierno de facto del señor Pedro Carmona Estanca alias ‘Pedro el Breve’ después del golpe mediático en contra de Chávez de abril 11 de 2002. Hoy este sujeto goza del refugio político en Colombia con la benevolencia del presidente Álvaro Uribe Vélez.

No contento Uribe con este desafuero con la legalidad internacional violando flagrantemente la autodeterminación de los pueblos, intentó cumplir según su glosario de misiones fraguando y coordinando desde Bogotá el magnicidio en la figura del Presidente Chávez Frías ubicando en la afueras de Caracas a 500 paramilitares colombianos disfrazados de soldados venezolanos. Plan criminal abortado por la solidaridad existente entre las dos naciones fronterizas. Pesaron más los valores bolivarianos heredados de nuestro Libertador Simón Bolívar que los emanados de la Doctrina de Seguridad Nacional o Seguridad Democrática de Uribe.

Uribe Vélez es la punta de lanza en América Latina su labor es desestabilizarla. Obedece a una política imperial dirigida y financiada por Washington. Por eso llamamos la atención a los pueblos hermanos y amigos de la justa lucha social y política de la FARC, a estar vigilantes. Su actual ministro de relaciones exteriores, Fernando Araujo, alias ‘chambacú, es un ladrón de cuello blanco y fue elegido en ese puesto por estar retenido por las FARC durante seis años precisamente por desalojar de unos terrenos a una comunidad de afrodescendientes para cederlos a las mafias gobernantes de la costa atlántica.

El Canciller es la cuota política de las mafias y la oligarquía de la costa atlántica en el gobierno actual.
Este peligro solamente desaparecerá con la renuncia inmediata de Álvaro Uribe de la presidencia junto a su combo de compinches y escuderos, para iniciar la construcción de la Nueva Colombia en cabeza de un nuevo gobierno pluralista de reconstrucción y reconciliación, garante de las salidas políticas, la dignidad y la soberanía de la Patria.

* traducido por Romana Manzio