Interpol es la organización de países más grande del mundo después de la ONU. Sin embargo, es poco lo que se sabe de ella y del papel que jugó en la trágica historia del siglo XX y de lo que va corrido del XXI. POLO repasó no sólo las páginas ocultas de la historia de […]
Interpol es la organización de países más grande del mundo después de la ONU. Sin embargo, es poco lo que se sabe de ella y del papel que jugó en la trágica historia del siglo XX y de lo que va corrido del XXI. POLO repasó no sólo las páginas ocultas de la historia de la Organización Internacional de Policía Criminal, sino también su accionar en el contexto geopolítico actual.
En 1923, la idea de que las diferentes policías del mundo cooperaran para capturar delincuentes comunes que delinquieran en más de un país, o que se refugiaran más allá de las fronteras donde cometieron la fechoría, motivó la creación de Interpol en Viena. Sin embargo, algunos investigadores se han puesto a buscar -en lo que queda de archivos- la otra historia, esa escrita en letra pequeña, la que casi nadie se atreve a recordar ni mencionar, aún hoy.
Según el periodista Laurent Greilsamer, subdirector del diario francés Le Monde y autor del libro ‘Interpol, la sede de la sospecha’, fueron los gitanos nómadas, estigmatizados como delincuentes, una de las mayores preocupaciones de las policías europeas de los años 30. Interpol creó fichas donde se censaba a los miembros de ese pueblo, incluso en contravención a los propios estatutos de la organización, los cuales prohíben la persecución de cualquier persona por motivos políticos, religiosos o raciales.
No fue un azar que la Alemania nazi se interesara en esos expedientes y que la sede de Interpol fuera traslada a Berlín desde 1939. Todo el mundo conoce el final de la historia: millones de gitanos y judíos fueron aniquilados en cámaras de gas.
¿Al servicio de la CIA?
Aunque pudo deshacerse en gran medida de ese pasado tomando disposiciones tales como trasladar su sede a París después de la Segunda Guerra y desaparecer gran parte de sus archivos -de forma accidental en medio de la guerra, o voluntaria para destruir pruebas-, todavía hoy Interpol parece no crear conceso a su alrededor.
Para analistas y defensores de derechos humanos, las nuevas actividades de Interpol, como la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, pueden ser la fachada para otro tipo de móviles. Y es que, si bien la organización defiende su imparcialidad por el hecho de ser financiada por los países miembros (187 en total), Greilsamer muestra cómo a mediados de los años 70 el Congreso de EE.UU. aprobó un importante aporte a la organización por medio de la Agencia para el Desarrollo Internacional -USAID por sus siglas en inglés-, organismo presente en nuestro país en el marco del Plan Colombia.
Sin embargo, un informe del General Accounting Office -la Contraloría gringa- revelaría que esa donación (de 135 mil dólares) tenía un fin preciso: servir de forma encubierta las actividades de la CIA en regiones claves para los intereses de ese país, como lo son América Latina y el sudeste asiático. A los miembros europeos de Interpol este aporte no pareció gustarles del todo, pues consideraron que inclinaría la balanza del lado norteamericano. ¿Es consecuencia de ello que hoy Europa prefiera contar con su propio sistema de policía, Europol, antes que pasar por Interpol?
El secretario de Interpol, el estadounidense Ronald F. Noble -antiguo subdirector del Tesoro de EE.UU.- escribió en julio de 2007 en el Nuevo Herald sobre la posible creación de un fichero mundial de personas condenadas por terrorismo y detenidos en lugares diferentes al país de origen. De acuerdo con algunas ONG este proyecto afectaría en espacial a inmigrantes sin papeles y presos políticos. Pero además presenta otros aspectos: para muchos no es posible abordar el tema del terrorismo internacional desde una óptica exclusivamente militar.
El experto francés en temas de policía, Frédéric Poquin, plantea que cada país tiene su propio terrorismo: «En Francia es considerado un acto terrorista sabotear el itinerario de un tren y retrasarlo para hacer reivindicaciones sociales y políticas. Los que lo hacen son detenidos y condenados como terroristas y ello ha despertado un intenso debate en ese país. ¿Pero cuál es la noción de terrorismo en Colombia?», se pregunta este experto. ¿Son los actos de los paramilitares terroristas? ¿O sólo los de la guerrilla?
Durante la era Bush se habló de una guerra preventiva contra el terrorismo, a lo cual Interpol pareció apostarle, a juzgar por las palabras del secretario Noble publicadas por el Nuevo Herald en julio de 2007: «El mundo necesita un grupo especializado multinacional, multilingüe y fuerte, dedicado a la lucha contra el terrorismo, que funcione 24 horas al día y 7 días a la semana».
¿Pero en la administración se dejará de hablar efectivamente de enemigos y ejes del mal para tratar de entender el fenómeno terrorista en una dimensión más diplomática, política e histórica, que militar y policiva? Al menos esta última posición pareció quedar sentada en el discurso que ofreció Obama en El Cairo a comienzos de junio. ¿Interpol le seguirá el paso a la nueva política exterior estadounidense?
Interpol y el computador de Reyes
Por lo pronto, la intervención de la Policía Internacional en el examen del computador de Reyes dejó mucho que desear para bastantes observadores -no sólo de los países vecinos de Colombia, sino también de EE.UU. y Europa-, por la forma politizada y llena de imprecisiones con la cual la organización internacional intentó avalar la supuesta ausencia de manipulación de datos en los computadores.
Lo cierto es que el contenido de éste es utilizado aún hoy, quince meses después del hallazgo, para señalar no sólo a cuanto opositor se convierta en un palo en la rueda de la segunda campaña reeleccionista y la aprobación de los TLC con EE.UU., Canadá y la UE, sino también a los países que curiosamente representan un ‘problema’ para EE.UU. en la región, como lo son Ecuador y Venezuela.
En un comunicado de prensa de junio de 2008 Interpol tuvo a bien aclarar: «basándose en el estudio de toda la información y el material proporcionados por Colombia, incluido un informe oral confidencial, INTERPOL pudo convencerse, y así lo hizo constar claramente en su informe, de que las pruebas informáticas cuyo análisis forense se le había solicitado fueron decomisadas en el campamento de los terroristas de las FARC el 1 de marzo de 2008 y pertenecían a Raúl Reyes».
Sin embargo, la pregunta obvia es: si la participación de Interpol se limitaba a un análisis técnico en cuanto a si los discos duros habían sido manipulados o no -sin importar el contenido- ¿por qué llega Interpol a la conclusión de que el computador fue decomisado en Ecuador y pertenecía al número dos de las Farc? Deja mucho que desear, por otro lado, que los discos duros y demás pruebas hayan sido transportados al lugar donde se hizo el examen forense en la valija diplomática de funcionarios colombianos. Algo que terminaría por romper del todo la cadena de custodia, ya que según el informe de Interpol ésta ya se había roto: «Entre el 1 de marzo de 2008, fecha en que las autoridades colombianas incautaron a las FARC las ocho pruebas instrumentales de carácter informático, y el 3 de marzo de 2008 a las 11.45 horas, momento en que dichas pruebas fueron entregadas al Grupo Investigativo de Delitos Informáticos de la Dirección de Investigación Criminal (DIJIN) de Colombia, el acceso a los datos contenidos en las citadas pruebas no se ajustó a los principios reconocidos internacionalmente para el tratamiento de pruebas electrónicas por parte de los organismos encargados de la aplicación de la ley».
Interpol ya no quiere al DAS
Tal y como lo registraron los medios de comunicación, en mayo pasado Interpol decidió que el DAS no siga siendo su interlocutor en Colombia y pidió a la Policía Nacional asumir esas funciones. ¿Se habrán sentido atracados en su buena fe al haberle creído a las autoridades colombianas en el tema del computador de Reyes, cuando hoy se sabe que esas mismas autoridades son acusadas de haber perpetrado interceptaciones telefónicas ilegales, en el caso del DAS, y de falsos positivos, en el caso de las FF.AA.?