En una carta fechada entre el 23 y 24 de noviembre de 1847 escrita desde París, Federico Engels se dirigía a Carlos Marx para retomar los análisis y debates que en favor del proletariado y el comunismo nutrieron sus vidas y amistad, en las líneas vertidas desde la distancia-cercanía que únicamente faculta la comunión de ideas, Engels le decía: “Piensa un poco sobre la profesión de fe. Creo que sería mejor abandonar la forma de catecismo y llamar la cosa así: Manifiesto Comunista”, refiriéndose a la gran obra que en febrero de 1848 vería la luz, revolucionando las interpretaciones filosóficas y económico-sociales que hasta entonces se habían formulado sobre la realidad del capitalismo señalando la necesidad de emancipación de la clase obrera explotada.
En la misiva, Engels anotaba los avances desarrollados evidenciando los esfuerzos teóricos-programáticos que delinearon su quehacer: “Comienzo así: ¿Qué es el comunismo? Y luego voy derecho al proletariado: la historia de su origen, su diferencia con obreros anteriores, el desarrollo de la contradicción entre el proletariado y la burguesía, las crisis, los resultados”. La carta atestigua la colaboración mutua de los fundadores del socialismo científico y muestra las aportaciones que Engels realizó a la interpretación-conceptualización del proletario, tal y como lo había realizado en La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845), describiendo las condiciones laborales y de vida de los obreros de Manchester.
Engels nació el 28 de noviembre de 1820 en la ciudad alemana de Barmen, vinculándose muy joven al estudio de la filosofía idealista de Hegel, pero sus escritos lo condujeron hacia el materialismo compartiendo con Marx esos principios, sus formulaciones sobre el socialismo puede observarse en textos como Principios de comunismo (1847) o Del socialismo utópico al socialismo científico (1880), trabajos que, junto al Manifiesto Comunista (1848), contribuyeron a marcar el rumbo de la lucha clases y la toma de conciencia del proletariado frente a la burguesía opresora.
La obra de Engels mantiene vigencia en muchos campos de discusión, por ejemplo, los diversos escritos que dejó sobre la relación de la humanidad y las sociedades con la naturaleza, un tema de suma relevancia en el contexto de la actual pandemia de Covid-19, así como ante la crisis ambiental que el capitalismo ha provocado; también, su libro Los orígenes de la familia, la propiedad privada y el estado (1884), un análisis pionero sobre las formas opresivas de la familia sobre la mujer y su relación con el Estado, es un texto necesario de retomar para las reivindicaciones actuales; al igual que sus estudios sobre la Dialéctica de la naturaleza (1883) y el Anti-Dühring (1878), propuestas teórico-metodológicas para pensar la dialéctica frente a las ciencias naturales así como ante la ciencia considerada exacta en estos días que vivimos; todo esto, vinculado a sus aportaciones específicas sobre el proletariado, el trabajo-explotación y el carácter científico del comunismo.
El papel central de Engels en el desarrollo teórico del marxismo ha querido ser tergiversado por la propagando burguesa, pero la realidad es que la relación fecunda y orgánica con Marx, permitió que, a la muerte del segundo, fuera Engels el único capaz de dar luz a los tomos dos y tres de El Capital, desde luego, sin olvidar los escritos conjuntos que realizaron. Ambos autores, fueron incasables organizadores de la clase obrera en Europa y el mundo. Hoy, a doscientos años de su natalicio, el mejor homenaje a Federico Engels, es el estudio y difusión entre el proletariado y los oprimidos de sus escritos y contribuciones teóricas para la superación del capitalismo, la construcción del socialismo y la sobrevivencia humana.