En el marco de las actividades por el Día Internacional de la mujer, las feministas de la organización Manifa Łódź salieron a las calles de la ciudad a exigir a las autoridades mayores políticas de igualdad.
Bajo el lema: La Tierra es hembra, Ziemia jest Kobietą organizaciones ambientales, ecologistas y antifascistas se sumaron a la marcha exigiendo entre otras cosas, mayores políticas ambientales, educación sexual en las escuelas, cese de la intervención de la Iglesia católica en los asuntos del Estado, y cese de la represión y “cancelamiento” que sufren las activistas feministas.
Sobre el último punto, las compañeras de Frente Feminista Radical Perú realizaron un manifesto dirigido principalmente a la comunidad latina que vive en Polonia, y a todas las hispanohablantes que viven en Łódź.
Durante la marcha, sucedieron varios incidentes que ratifican el hecho de la represión patriarcal y la necesidad urgente de que quedarnos calladas y continuar en la lucha por los derechos de las mujeres.
Manifesto FFR Perú
Łódź – Polonia 7 de Marzo de 2020
Las mujeres somos la mitad de la población mundial. No somos una minoría, ni un colectivo, ni un grupo pequeño.
A pesar de ser la mitad de la población mundial, no estamos representadas equitativamente en las decisiones políticas, sociales y económicas en una medida justa e igualitaria, esto debido a que en todas las sociedades patriarcales actuales, las mujeres somos oprimidas por el sistema, directamente en relación a nuestro sexo, hemos sido relegadas al ámbito doméstico por nuestra capacidad reproductiva, recayendo en nosotras las cuestiones de cuidados de manera obligatoria y muchas veces sin opción a elegirlas.
En las sociedades patriarcales las mujeres no somos libres, y tengamos en cuenta que aunque aparentemente nosotras lo seamos, hay muchas mujeres y niñas que aún ahora en pleno 2020 siguen siendo oprimidas por su sexo.
Estamos hablando de niñas de 12 años que son obligadas a contraer matrimonio con sus violadores para que estos queden impunes de sus delitos, un promedio de 13.000 matrimonios legales al año solo en Estados Unidos.
Estamos hablando de 200 millones de mujeres y niñas que han sido condenadas a la mutilación genital femenina en 30 países donde hay datos al respecto para controlar su desarrollo y deseo sexual por razones netamente religiosas.
Estamos hablando por ejemplo de leyes que pretenden legalizar la prostitución en España y por tanto el proxenetismo y la trata de personas, como si fuera un derecho de los hombres comprar el acceso sexual al cuerpo de las mujeres.
Estamos hablando de proyectos de ley que con una fachada progresista mantienen los mismos principios patriarcales contra los que las feministas venimos luchando hace varios siglos, como eliminar del código penal la figura de feminicidio en México, un país en el que son asesinadas diez mujeres al día debido a la violencia machista.
Estamos hablando de eliminar la categoría mujer como hembra adulta humana, y por tanto las implicaciones en los derechos fundamentales de las mujeres, así como el análisis feminista de nuestra opresión por razones de sexo.
La censura que sufrimos las activistas feministas debido a que denunciamos este tipo de situaciones es escandalosa. No es un secreto que en los últimos años, plataformas masivas como Facebook y Twitter hayan tomado una postura abiertamente misógina ante los discursos feministas, censurando las cuentas de activistas y organizaciones de mujeres, que en nombre de los “patrones de conducta de la comunidad” cancelaron las cuentas de mujeres importantísimas para la lucha feminista.
Medios hispanohablantes como Plataforma Anti Patriarcado, Patrulla Feminista, Abolición Madrid, Las Brujas del Mar, Frente Feminista Radical – Perú, Mujeres por la Abolición y un gran número de páginas han sido censuradas por tener un discurso abiertamente feminista crítico de las políticas misóginas de sus respectivos países.
Las activistas han tenido que reconstruir sus redes para poder seguir informando sobre la situación de las mujeres, y al buscar nuevas plataformas, la censura es siempre la misma. Facebook, oculta publicaciones y perfiles feministas, mientras que en grupos e incluso páginas es posible encontrar contenido pornográfico y pedófilo.
Twitter es el ejemplo más claro, es la plataforma en la que más feministas hemos sido censuradas, sin embargo entre sus políticas de comunidad, han dado carta abierta a los pedófilos para discutir sobre sus crímenes como si fuera una “orientación sexual”.
Android e IOs se organizaron para en cuestión de días eliminar la plataforma de mujeres Spinster, creada por M.K Fain y un grupo de mujeres australianas que exigían una plataforma libre de machismo para el intercambio feminista. La plataforma tuvo que ser creada nuevamente para su uso público. Sin embargo seguimos esperando que para temas de violencia contra la mujer, las mismas empresas actúen con esa celeridad.
Esto no sucede únicamente en redes sociales, la política no solo de ultraderecha sino de izquierda se organiza para censurar a feministas cuando criticamos sus intereses más misóginos.
En España, la Izquierda Unida ha expulsado al Partido Feminista liderado por Lidia Falcón, por el hecho de que históricamente viene criticando duramente el giro neoliberal que las propuestas “progresistas” han tomado en España, propuestas que de convertirse en ley, atentan directamente contra la libertad sexual de las mujeres y sus derechos fundamentales.
Sucedió algo similar con Woman’s Place UK quienes fueron expulsadas del Partido Laborista británico y quienes ahora vienen siendo acosadas duramente por los transactivistas quienes las amenazan públicamente y sin ningún temor.
La británica Magdalena Berns en su momento, también fue víctima de ataques violentos por ser crítica con los conceptos neoliberales de “género” al exponer el acoso al que eran y son sometidas mujeres lesbianas y como eran excluidas de sus propios espacios seguros en Gran Bretaña.
Las campañas de desprestigio a mujeres como la periodista canadiense Meghan Murphy, la escritora y activista Julie Bindel, la escritora británica J.K. Rowling, y un sinfín de mujeres que han sido censuradas por el simple hecho de posicionarse contra de las políticas neoliberales y patriarcales en sus respectivos países, nos pone en alerta sobre el contraataque patriarcal al trabajo de las feministas y mujeres organizadas.
En Latinoamérica la filósofa de la UNAM, Laura Lecuona, la dominicana Raquel Rosario Sanchez, y una serie de activistas que fueron atacadas o censuradas por sus ideas feministas. Aún recordamos a Marielle Franco, activista brasileña por los derechos de las lesbianas y mujeres precarizadas, cuyo asesinato aún sigue sin resolverse.
En redes sociales, la violencia con la que son atacadas las mujeres que administran plataformas feministas es descomunal, y solo demuestra el grado de misoginia que se ha naturalizado al punto de normalizar la violencia contra las mujeres, tanto de manera simbólica como material, al pretender legalizar políticas que atentan contra los derechos de las mujeres.
No nos callaran, ahora más que nunca debemos mantenernos unidas y hablar sobre la represión que sufrimos, por el bien de nuestras hermanas, madres, abuelas… por el bien de todas las mujeres que como nosotras sufren la falta de libertad de esta sociedad patriarcal.
Aunque se empeñen en minimizarnos no podrán hacerlo, porque somos la mitad de la población mundial y ya no tenemos miedo.
Foto: Tomek Ogrodowczyk
Sobre la autora: Filósofa, escritora y activista peruana actualmente de paso por Polonia. Especializada en Estudios de Género y la mujer. Trotamundos por naturaleza y Feminista a tiempo completo.