Los días 28, 29 y 30 de abril se realiza en Bogotá el Foro sobre participación política y garantías democráticas, organizado por la Mesa de Conversaciones de La Habana, para escuchar las opiniones y propuestas de la sociedad colombiana sobre el segundo tema de la Agenda de diálogos, especializado en los asuntos políticos. El evento […]
Los días 28, 29 y 30 de abril se realiza en Bogotá el Foro sobre participación política y garantías democráticas, organizado por la Mesa de Conversaciones de La Habana, para escuchar las opiniones y propuestas de la sociedad colombiana sobre el segundo tema de la Agenda de diálogos, especializado en los asuntos políticos.
El evento es gestionado por la Universidad Nacional y el PNUD de Naciones Unidas y cuenta con la participación de 1100 asistentes que intervendrán con sus ideas en las comisiones y plenarias respectivas.
Los puntos del debate y análisis se relacionan con aspectos de la mayor trascendencia para el logro de la paz y la superación de la violencia.
En el Acuerdo especial que sirve de marco de referencia a las conversaciones se señalan los siguientes elementos: i) la democracia como soporte crucial de la paz; ii) la participación ciudadana en la configuración y gestión de las instituciones públicas; iii) las reformas al voto y al sistema electoral; iv) el estatuto de la oposición; v) las garantías y seguridad para los nuevos movimientos políticos; y vi) el acceso a los medios de comunicación.
En el Texto del Acuerdo de La Habana hay lineas políticas que se enlazan con otros temas que se trataran cuando a estos les llegue el turno. Me refiero a la reforma de las instituciones públicas (Y del Estado, de manera general), al fenómeno paramilitar (que conduce al funcionamiento de los aparatos armados que regulan el monopolio de la violencia), a la revisión de los asuntos penales y judiciales, al ordenamiento territorial y al tipo de régimen político (entendido como las reglas de juego concretas de intermediación y las instituciones que operan la organización del poder), al sistema de partidos y los aparatos ideológicos del Estado.
No obstante que los componentes del debate previsto están referidos a componentes parciales del sistema político imperante, materia de importantes exploraciones analíticas como las hechas recientemente por el profesor Alejo Vargas, para decantar iniciativas concretas (1), un acercamiento a la problemática política nos lleva a lo que los expertos denominan «análisis del sistema completo» (whole system analysis) o al análisis sistémico (system
Antes de referirnos de manera más amplia a dicho tópico, es pertinente destacar que los niveles de abstracción tambien obligan el tratamiento de la política y de lo político en niveles un poco más complejos. Me refiero a la pertinencia de abordar el cambio político para la paz, entendido como desarrollo político, modernización, crecimiento, decadencia, transición o revolución.
Dichas lineas analíticas están siendo procesadas con la macro idea de una Asamblea Nacional Constituyente como acto fundacional del régimen para la paz. La controversia aún no logra madurar un modelo concreto pero su historicidad ofrece manifestaciones con enorme potencial como las Constituyentes que se han programado para arribar a un evento nacional que haga el quiebre temporal y la ruptura institucional inexorable.
Lo que llama la atención es que paulatinamente el tema de la Constituyente no se agencia dentro del esquema amicus-hostis (C. Schmitt), a pesar de que la ultraderecha presiona para radicalizar y polarizar con el fin de pescar en río revuelto para sus seis pre candidatos presidenciales.
El «análisis del sistema completo» exige abordar la teoría de la democracia y las características de la misma, para el caso concreto de nuestra formación social; y de igual forma el Estado, su origen y configuración.
De manera universal conviene considerar las siguientes vertientes:i) la comunidad política; ii) el régimen político; y iii) la autoridad.
En el detalle de cada uno de estos campos es indispensable mirar los valores, principios o creencias, dominantes o en competencia, que están en la base de ciertas ideologías y doctrinas que entran más o menos implícitamente en la praxis política, lo que quiere decir que están articuladas en expresiones simbólicas o son las justificaciones latentes del régimen como ocurre con el Estado neoliberal que satura de mercantilismo todos los significantes. Es aca donde cobra relieve la línea analítica de los medios masivos de comunicación.
También las normas que son reglas operativas o «reglas de juego» que especifican los modos en que los miembros del sistema pueden participar y resolver los conflictos. Esas normas están formalizadas en la Constitución y los Códigos y también muchas veces no son formalizadas y consuetudinarias. Son ejemplo, los diversos mecanismos electorales, las leyes de justicia, los derechos civiles y políticos.
Obviamente, están las estructuras de autoridad, es decir, el conjunto de los roles o modelos regularizados de comportamiento y de expectativas acerca del modo en que habrán de comportarse los que ocupan posiciones especiales en la sociedad y el modo en que los demás deben obrar frente a ellos.
Esas estructuras de autoridad/poder que se dividen el trabajo político son de cuatro tipos: i) las estructuras que toman las decisiones (aparato gubernativo); ii) las estructuras de ejecución de las decisiones (aparatos administrativos); iii) las estructuras que tratan de obtener al menos el apoyo y la obediencia de los actores relevantes del sistema o de neutralizar a los oponentes para alcanzar los objetivos propuestos (aparato coercitivo o de enforcement); y iv) las estructuras de extracción de los recursos necesarios para la ejecución de las decisiones (aparato fiscal y monetario).
La autoridad y la comunidad política es otra vertiente a considerar, pues para el orden político las personas, los núcleos sociales y los grupos activos son esenciales. Por supuesto en relación con las doctrinas, las ideologías y las creencias dominantes en la comunidad. Aca nos encontramos con las estructuras de conversión de las demandas como los partidos, los sindicatos y los movimientos sociales.
Sugiero al Foro de Bogota esta ruta como método para construir la sintaxis del sistema político de la paz con justicia social.
NOTAS:
[1] http://www.olapolitica.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.