1. En el marco de la crisis económica mundial en curso, fundada sobre la sobreproducción de capital financiero a través de las denominadas «burbujas», que ha devenido en que el imperialismo norteamericano aumente estratosféricamente su deuda pública y privada (déficit estructural), y sostenga aún su poderío mediante la preeminencia del dólar como divisa hegemónica y […]
1. En el marco de la crisis económica mundial en curso, fundada sobre la sobreproducción de capital financiero a través de las denominadas «burbujas», que ha devenido en que el imperialismo norteamericano aumente estratosféricamente su deuda pública y privada (déficit estructural), y sostenga aún su poderío mediante la preeminencia del dólar como divisa hegemónica y la superindustria armamentista; en Chile los trabajadores y los pueblos, explotados y oprimidos, sufren los efectos tardíos (pero no por ello, menos severos) de la crisis multidimensional del capital. El Producto Interno Bruto (PIB) arrojó una contracción de -4,5 % en el segundo trimestre de 2009 respecto del mismo trimestre del año anterior. Según el Banco Central, la demanda interna se desplomó un 10,6 % debido a la fuerte caída de las inversiones e inventarios. Los últimos 7 meses, las exportaciones de cobre y sus derivados han disminuido un 46 %; el sector maderero durante el segundo trimestre del año, un 32 %; la pesca, un 27 %, y la Industria, un 17 %. Según Inversiones Security, a fines de 2009, el PIB se habrá derrumbado en un -2 %. Por su lado, la banca es la única industria que ha mantenido sus ganancias mediante la restricción del crédito, el no traspaso de la baja de las tasas de interés del Banco Central a los usuarios y pymes, el aumento de las provisiones en relación a las colocaciones, y la intensificación de la explotación de sus funcionarios. En tanto, la destrucción de fuerzas productivas se traduce en más de un millón de desempleados; la proliferación del trabajo informal, subcontratismo, comercio ambulante y aumento del crimen organizado.
2. Además de los conflictos bélicos que mantiene el imperialismo contra los pueblos de Irak, Afganistán, Palestina, y las tensiones sobre Irán y Corea del Norte, ahora la administración de Obama echa mano a la vieja estrategia ofensiva político-militar contra los pueblos de Latinoamérica. El golpe de Estado en Honduras y la instalación de 7 bases militares en territorio colombiano son parte de la misma escalada de agresión imperialista tendiente a disciplinar, controlar y subordinar al polo de gobiernos de la Región que procura construir un camino independiente para el porvenir de sus pueblos. La gravedad de los hechos pone en alerta al conjunto de los sectores antiimperialistas del Continente y demanda la construcción de agrupaciones de resistencia, solidaridad y denuncia activa frente a los acontecimientos, pasando de acciones reactivas a la iniciativa política. Asimismo, la OEA persiste en su tarea original de imponer los intereses del Estado corporativo norteamericano sobre América Latina, mientras UNASUR, debido a su composición, apoya cínicamente al presidente depuesto de Honduras, José Manuel Zelaya, con el objetivo de que, esta vez, sea desalojado del mapa político hondureño en las próximas elecciones de ese país, con el apoyo político y pecuniario del imperialismo. Al respecto, en Chile, el gobierno de Michelle Bachelet ha sostenido reuniones con el principal satélite de los intereses norteamericanos en América Latina, el presidente colombiano Álvaro Uribe, y, por otra parte, presionada internacionalmente, debió solicitar el retiro del embajador hondureño en el país, cómplice del gobierno golpista en ese territorio centroamericano.
3. Cuando ya resta muy poco para que finalice el gobierno de Bachelet, la mandataria, replicando las políticas norteamericanas, ha construido su propio Eje del Mal en el país. Así, el Eje del Mal criollo estaría compuesto por los mapuche en lucha por sus tierras y su libertad, y el movimiento social y popular en pleno período de recomposición. La ofensiva estatal al respecto es ilustrada trágicamente con el asesinato del peñi mapuche Jaime Mendoza Collío, por medio de una bala disparada por la espalda por un funcionario de la policía militarizada chilena en territorio en conflicto. La aplicación de una política estatal genocida ha traído la reapertura de un nivel de conflictividad que incluye la ejecución de crímenes de lesa humanidad no inferiores a los de los tiempos de la conquista española o de la mal llamada «pacificación» que hizo el Ejército chileno. En lo inmediato, las políticas concertacionistas se han vuelto la prolongación de la dictadura que volvió a quitar a las comunidades las tierras que la reforma agraria les había devuelto y que las dividió en propiedad privada para mejor engañar a sus poseedores y concentrarlas en las grandes transnacionales forestales. En este sentido, resulta imperativo que, con la amplitud, comprensión y lejos de instrumentalizaciones malsanas, dogmáticas y fundadas en la ignorancia, se promueva la alianza urgente entre la lucha mapuche ancestral y la de los intereses históricos de los pueblos y los trabajadores. Sobre ello, la superación de la contradicción capital/trabajo se reúne en un complejo emancipador con las contradicciones capital/naturaleza, y dictadura del capital/concepción plurinacional de convivencia.
Del mismo modo, a mediados de agosto fue aprobado el proyecto de leyes que criminaliza la protesta social en el país, procurando jurídicamente, contener los eventuales episodios de lucha de clases que se gatillan y gatillarán a causa de la mala vida generalizada de las grandes mayorías nacionales. Como si fuera poco, entre gallos y medianoche, sólo hace unos días fue aprobada la Ley General de Educación que no hace otra cosa, sino consagrar la educación de clases, el negocio de la enseñanza privada y castigar aún más la ya maltrecha Educación Pública chilena.
4. Políticamente, en la vitrina ficticia del diferendo entre ambos rostros del bloque en el poder, la Alianza por Chile y la Concertación, que representan estratégicamente los mismos intereses de la clase minoritaria que domina, Piñera y Frei continúan arrojando promesas demagógicas, en tanto el candidato Marco Enríquez-Ominami, con alta penetración mediática, procura convertirse en alternativa aparente y «transversal», toda vez que su programa y discurso, salvo matices liberales en el campo «cultural», no toca en lo absoluto los intereses centrales de la burguesía (de cuyos miembros también alimenta económicamente su campaña electoral). Un evento grave lo constituye la derechización del Partido Comunista, cuyo pacto «instrumental» para enfrentar las elecciones parlamentarias, muta a alianza cardinal con la Concertación con el objetivo retórico de «formar nuevas mayorías», hipotecando los objetivos fundadores de esa tienda, destruyendo militancia, fortaleciendo desde sus debilidades a la Concertación y sus políticas históricamente antisociales, y ofreciendo su apoyo a Frei entre líneas y antes de la primera vuelta electoral. De este modo, y sin ninguna seguridad de obtener parlamentarios, el PC camina a pasos agigantados a agregarse como apéndice del bloque en el poder, abandonando definitivamente la lucha radical contra el actual orden dominante y antipopular.
5. En el ampliado extraordinario de agrupaciones federadas del Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores (MPT), el pasado 15 de agosto, frente a la coyuntura electoral, democráticamente, se decidió hacer un llamado activo a anular el voto, tanto en las presidenciales, como en las parlamentarias. Los argumentos medulares del voto nulo con contenido, corresponden a que ninguna candidatura en campaña representa la independencia política de los intereses de los pueblos y los trabajadores. El MPT sólo tiene 5 meses de vida y hace poco ha comenzado la labor nuclear de territorializar sus fuerzas en el campo popular de manera organizada política y orgánicamente. Para la Federación, la participación en las elecciones de la democracia de los que mandan, es una táctica que se inscribe en el empleo de todas las formas de lucha contra la hegemonía burguesa, y debe emplearse cuando convenga y existan las condiciones. El MPT se construye desde abajo y, por tanto, debe concentrarse en un proceso dinámico de acumulación de fuerzas sociales en lucha creciente. Ello, en medida determinante, estará sujeto al propio desarrollo de la lucha de clases, actuando como dínamo del movimiento popular, participar-conduciendo, rimando su consolidación y crecimiento en una relación dinámica con la maduración del movimiento popular real. Pese a que al interior del MPT conviven múltiples corrientes y sensibilidades del socialismo anticapitalista, todavía debe ampliarse, tanto hacia el pueblo profundo, como a agrupaciones que todavía no están en su seno. Pasadas las elecciones, en 3 meses más, el cuadro de fuerzas políticas sufrirá un nuevo reordenamiento de acuerdo a los resultados en las urnas.
Al respecto, es dable considerar que pueden provocarse rupturas y resquebrajamientos en movimientos como el MAS de Navarro, nuevas escisiones del PC y del propio PS que, de presentarse el MPT como un continente amplio, mestizo, unitario, radicalmente democrático y con vocación de alternativa política de mayorías, logre funcionar como polo de agrupación de masas con alto poder de convocatoria, espacio de desarrollo político plural (dentro de las coordenadas estratégicas convenidas) y gran organización porosa y numerosa que, con las fuerzas reunidas y las por venir, logre, de menos a más, ingresar a las ligas mayores de la formación política capaz de sintetizar los intereses genuinos de las mayorías expoliadas y comenzar la disputa concreta, en todos los ámbitos, contra la hegemonía del capital y su representación burguesa.
CONSEJO EJECUTIVO del MOVIMIENTO DE LOS PUEBLOS Y LOS TRABAJADORES-MPT
Agosto de 2009