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Entrevista con el Secretario General de la Confederación de Trabajadores Bancarios de Chile, Luis Mesina

«Frente a la deuda usurera, moratoria general de los trabajadores y el pueblo»

Fuentes: Rebelión

Luis Mesina es el actual Secretario General de la Confederación de Sindicatos de Trabajadores Bancarios de Chile, la única multisindical que agrupa a los asalariados del sistema financiero que opera en el país. Luchador social desde muy joven en la Unidad Popular, luego en los años negros de la resistencia ante la dictadura militar, es […]

Luis Mesina es el actual Secretario General de la Confederación de Sindicatos de Trabajadores Bancarios de Chile, la única multisindical que agrupa a los asalariados del sistema financiero que opera en el país. Luchador social desde muy joven en la Unidad Popular, luego en los años negros de la resistencia ante la dictadura militar, es uno de los dirigentes sindicales del país que no tiene pelos en la lengua.

  -¿Cuáles son las características centrales del negocio de la deuda en Chile de 2011?

«La banca que opera en Chile, en el último período ha venido concentrándose con fuerza: prácticamente cuatro bancos concentran el 60% del total del mercado financiero, y dos de ellos condensan el 40% de las utilidades totales de la industria. Las instituciones más grandes son el Santander, el Banco de Chile, el BCI, Corpbanca, Itaú, y el BBWA. Los usuarios en general, se encuentran indefensos frente a un sistema que actúa con la más absoluta desregulación y flexibilidad. La banca como se entendía en el pasado, como institución que intermediaba entre quienes tenían dinero y quienes necesitaban comprarlo, ha sido superada por el desarrollo histórico.»

  -¿De qué manera?

«La banca sigue cumpliendo el rol de intermediador: compra dinero muy barato y lo vende muy caro. Pero además, ha incursionado en otras áreas que tradicionalmente no eran parte de su negocio, como los factoring, los seguros, las inversiones. Ello le ha reportado un aumento considerable de rentabilidad sobre el capital que invierte y que se traduce en utilidades gigantescas que no guardan ninguna relación con la dimensión de la crisis que ha experimentado la economía nacional e internacional desde el 2008. Como la banca es la única industria intermediadora, vende el dinero de manera usurera y sin contemplaciones. Como si fuera poco, grava con condiciones perversas a los usuarios del sistema, y no presta ningún tipo de apoyo al fomento de la economía chilena.»

  El Banco Central

  -¿Qué ocurre con la recurrente autonomía del Banco Central, institución superestructural del sistema financiero?  

«Desde el punto de vista jurídico el Banco Central es una entidad autónoma, porque «no depende» del gobierno de turno. Sin embargo, está regido por una Ley Orgánica que le otorga atribuciones y derechos, donde su rol fundamental es controlar a través de la tasa monetaria y la política cambiaria, la política económica del país. Su papel eje es tratar de dirigir algunas de las variables que, a juicio de la política que se esconde tras los operadores del BC, responden a intereses definidos por escenarios totalmente distintos al nacional. Esto es, controlar la inflación, mantener las cuentas fiscales en orden (no gastar más de lo que se percibe), controlar la balanza comercial y de pagos, gobernar la emisión del dinero. Ello lo hace a través de la tasa de interés y el tipo de cambio. Así pasa que cuando el tipo de cambio tiene fluctuaciones descontroladas, el BC ingresa al mercado comprando o vendiendo divisas. Aquí no estamos frente a un mercado financiero que se mueve con las leyes clásicas, transparentes, autónomas, independientes de la oferta y la demanda por un bien que se llama dinero. El BC direcciona el dinero sobre la base de participar o no en el marcado financiero.»

-¿Y la autonomía en qué queda en los hechos?

«En consecuencia, la autonomía es relativa. Hay una plena coherencia entre los ministros de Hacienda con los presidentes del Banco Central. En los últimos 20 años, no ha habido contradicción entre quien opera como jefe de la Cartera de Finanzas con el presidente del BC. Responden como un todo único a una política diseñada en el concierto internacional, y coinciden con lo acordado en el Consenso de Washington de 1990, al igual que en casi todo el Continente.»

-¿Cuál es el objetivo auténtico del Banco Central, entonces?

«La práctica señala que los roles jugados por los Bancos Centrales en nuestra Región tienen como propósito último garantizar la aplicación de un modelo «de desarrollo» que tiende a favorecer la inversión extranjera, a permitir y facilitar el libre tránsito de los capitales foráneos sin ningún tipo de regulación. Por eso en las últimas dos décadas, el ‘encaje’, que era una condición para que el capital ‘golondrina’ no actuara generando crisis de liquidez en los países, fue eliminado por el gobierno del democratacristiano Frei Ruiz-Tagle. Por eso, una vez eliminado el ‘encaje’, la crisis de 1998 nos golpeó tan fuerte. Pero esto no es una decisión que emana de los intelectuales del Ministerio de Hacienda; viene del Consenso de Washington. Todo esto se aplica también en Europa y se resume en el sometimiento al Fondo Monetario Internacional.»

‘No pagamos más’

-La Asociación de Bancos -gremio banquero- se solaza permanentemente de su eficacia…

«Si se analiza el comportamiento de la banca respecto de la crisis de 1982, donde el Estado de Chile debió concurrir con miles de millones de dólares para salvar la industria financiera, por cierto que la banca se ha portado bien a ojos de las instituciones internacionales, en especial, en relación a las normas de Basilea I, II, III; que tienen como propósito cautelar que el capital invertido por las grandes corporaciones financieras esté mucho más protegido. Por eso la banca chilena y latinoamericana el 2008, no sufrieron con tanto rigor las consecuencias de la crisis financiera mundial. Ya se habían tomado las medidas para contar con un Estado construido sobre la base de la especulación y no de la producción; es decir, se constituye para favorecer el capital especulativo y no el productivo. Y el capital financiero busca rentabilidad mediante la expoliación a los sectores demandantes de crédito, los denominados sectores medios y pobres. De ahí la arrogancia y soberbia de los representantes de la banca del país.»

-El actual Presidente del Banco Central, José De Gregorio, hace unos días sostuvo que no había explicaciones «convincentes» para la existencia tasas de interés que superen el 30% en los créditos de consumo…  

«La Confederación de Trabajadores Bancarios desde hace tres años, viene haciendo pública su denuncia respecto de la desigualdad que existe en la aplicación de la política crediticia a los usuarios. Hemos denunciado la diferencia de tasas con que opera el sistema financiero y que explica, entre otras cosas, el gran margen de utilidades que tiene. La industria compra dinero prácticamente a tasa cero, y su mayor fuente de financiamiento es el Banco Central, además de los clientes que depositan, cuya tasa es menos que cero; y muy poco lo obtiene de los créditos internacionales. Pero presta el dinero a 30, 40, 50 veces más que el valor real. Esto es absolutamente inmoral. Jamás debería permitirse un enriquecimiento sin causa, porque hasta el enriquecimiento que ha sido cuestionado a lo largo de la historia por medio de la plusvalía y la apropiación privada de la producción social, en este caso es brutal. Ni siquiera se encuentra una explicación en las fuentes del pensamiento de aquellos que han defendido las políticas monetaristas, los liberales a ultranza. Es una riqueza que se le arranca al pueblo chileno de manera inmoral. Las utilidades de la banca que opera en Chile le permite pagar a sus altos ejecutivos, como en el caso del Santander, bonificaciones de hasta US$ 2 millones 500 mil dólares anuales. Ello es una agresión, una insolencia sobre la que nuestro pueblo, en la medida que tome conciencia, debe rebelarse para remediar el abuso del Estado, que de la mano con los gobiernos de turno, permite que esta industria se comporte salvajemente contra las mayorías.»

-Las casas comerciales, o retailer también venden créditos de consumo a tasas todavía más altas…

«Aquí lo único que se necesita es que la gente asuma la decisión, contra la usura y la inmoralidad, de declarar la cesación de pago definitivamente, como lo hizo Argentina. Todos los trabajadores y chilenos deben decir, ‘no pagamos más’. Esa es la única solución: una moratoria general de los trabajadores y el pueblo.»