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Fue ayer

Fuentes: Rebelión

Estaba bebiendo un vino tinto en la tasca y me froté los ojos con fuerza. Pero era verdad: un palestino en el suelo era rematado como un oso pardo por policías israelíes. Y me acordé del judío alemán Erich Fried y de su poesía ¡Höre, Israel!, que es grito de un judío, perseguido por los […]

Estaba bebiendo un vino tinto en la tasca y me froté los ojos con fuerza. Pero era verdad: un palestino en el suelo era rematado como un oso pardo por policías israelíes. Y me acordé del judío alemán Erich Fried y de su poesía ¡Höre, Israel!, que es grito de un judío, perseguido por los nazis, a los judíos actuales, asesinos de palestinos:

Als wir verfolgt wurden

war ich einer von euch.

Wie kann ich das bleiben

Wenn ihr Verfolger werdet?

Eine Sehnsucht war

wie die anderen Völker zu werden,

die euch mordeten.

Nun seid ihr geworden wie Sie.

Ihr habt überlebt

Die zu euch grausam waren.

Lebt ihre Graumsamkeit

in euch jetzt weiter?

Cuando fuimos perseguidos

fui uno de vosotros,

¿cómo seguir siendo

cuando sois perseguidores?

Anhelo vuestro fue

ser como los pueblos

que os asesinaban.

¡Ya sois como ellos!

Habéis sobrevivido

a quienes os torturaban.

¿No pervive hoy

su tortura en vosotros?

Siempre me resultó difícil entender por qué las fuerzas aliadas en la Segunda Guerra Mundial, sabiendo como sabían que existían los campos de concentración nazis y las matanzas, que allí se llevaban a cabo, no fueron liberados hasta una vez ganada la guerra y sí bombardeadas antes, sin descaro, otras grandes ciudades alemanas, donde vivían millones de personas civiles.

Hoy tengo la respuesta. Hoy lo sé y os puedo decir sin miedo a errar: Los gobiernos occidentales, nuestros gobiernos, que hablan de paz, solidaridad, humanidad, derecho, terrorismo, Dios, la virgen y los santos… me han aclarado al solidarizarse y aplaudir la actuación de Bush en Irak, de Israel en Gaza, cuando observan con silencio y respeto a Guantánamo, cuando meten el palo por el culo a detenidos en comisarías españolas y condecoran a un torturador de checas como Melitón Manzanas. Sencillamente nuestros gobiernos son asesinos y criminales, igual que lo fue Hitler y su gobierno.

Y ante estos gobiernos me viene al recuerdo aquella poesía, escrita a la muerte del fiscal general de la República Federal de Alemania, Siegfried Buback, asesinado por la RAF a tiros en la calle:

1.-

¿Qué decir

de un hombre muerto,

yerto en la calle

y cosido a tiros

a quien no conocía

y creía saber poco

por alguna de sus palabras

y algunos de sus hechos?

2.-

Este pedazo de carne

fue en tiempos un niño,

que jugaba.

Este pedazo de carne

fue un padre,

que amó.

Este pedazo de carne

creía hacer justicia

y provocaba agravio.

Este pedazo de carne

fue un hombre,

y muy probable

hubiera sido mejor hombre

en un mundo mejor.

3.-

¿Pero es suficiente?

¿No podría decirse lo mismo

de otros hombres,

que, empuercados y condenados

por su fama de inhumanos,

han hecho historia?

4.-

Lo que consideró justo

hizo

estremecer a gentes.

Lo que consideró justo

desacreditó

a la misma justicia

Su despedida

fue

igual que todas las necrologías.

5.-

Lo que hizo

en vida

me dejó frío.

¿Debe enternecerme

ahora

su muerte?

6.-

El pavor ante él

ayudó a endurecer

corazones,

como el suyo

su muerte

ayudará

a proseguir su obra,

su muerte

contribuirá

a distorsionar su imagen,

a tapar una injusticia,

de la que este hombre

sólo era parte.

Pero no por eso

puedo yo aprobar

su muerte,

que me espanta

casi tanto

como su vida.

7.-

Hubiera sido mejor

que un hombre así

no hubiera muerto así.

Mejor hubiera sido

que un hombre así

no hubiera vivido.

Otra poesía de lamento del poeta judío alemán, Erich Fried, nacido en Viena en 1921, a quien se le concedió en 1973 el premio nacional austriaco de poesía y que, como judío que se sentía corresponsable de la agresión de su pueblo contra los árabes, destinó la mitad de la dotación para dos líderes de la Liga israelita de Derechos Humanos, y de la otra mitad una parte para pagar las costas de un abogado de Hamburgo en pro de unos palestinos juzgados en la República Federal de Alemania. Grito de este judío alemán, que hoy se hace más denuncia si cabe contra la inhumana masacre de Israel contra el pueblo palestino y contra la no menos inhumana colaboración, sumisión y magnicidio de nuestros gobiernos asesinos, que padecemos.