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Bases norteamericanas

Fuerza imperial, antiimperialistas y gobernantes tributarios

Fuentes: Rebelión

Según la aceptación del gobierno colombiano, Estados Unidos realizará operaciones en siete bases, Malambo, Apiay, Palanquero, Bahía Málaga, Cartagena, Larandia y Tolemaida y sus aviones podrán aterrizar en cualquier lugar del país que consideren conveniente. Obama informó que se enviarán tropas adicionales y el Jefe del Comando Sur de USA que no se ha determinado […]

Según la aceptación del gobierno colombiano, Estados Unidos realizará operaciones en siete bases, Malambo, Apiay, Palanquero, Bahía Málaga, Cartagena, Larandia y Tolemaida y sus aviones podrán aterrizar en cualquier lugar del país que consideren conveniente. Obama informó que se enviarán tropas adicionales y el Jefe del Comando Sur de USA que no se ha determinado el tipo de material que se llevará a las bases. Como objetivos de la fuerza militar extranjera se mencionan el narcotráfico, el terrorismo y Obama se refirió a «una preocupación legítima con la actividad de las (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) FARC en la frontera «, es decir la intervención en el conflicto político interno y la presencia en zonas vecinas a Ecuador y Venezuela.

«No he autorizado una base militar estadounidense en Colombia, no me lo han pedido», desmintió e l presidente norteamericano. Explicó que sólo se ha actualizado un acuerdo de seguridad de muchos años.

Según sus palabras los gobiernos latinoamericanos y los medios de comunicación no han entendido el acuerdo al hablar de bases militares.

El presidente colombiano, Álvaro Uribe, hizo una gira por siete países sudamericanos para explicar el plan militar con EE.UU. Parte de su argumentación la había dado el ministro de defensa: «no son bases norteamericanas, son colombianas». En Lima, Uribe subrayó que el acuerdo militar con Estados Unidos no contempla la presencia de tropas norteamericanas en Colombia a pesar que la Casa Blanca había decidido lo contrario.

La respuesta de algunos gobiernos fue un rechazo absoluto a las bases.

El presidente Hugo Chávez de Venezuela afirmó que las bases norteamericanas podrían escalar «una guerra en Sudamérica», especificó entre su país y Colombia, instigada por el imperio. Contestó a la afirmación de Obama: «Cómo que no son bases, quién se va a comer ese cuento de que… los militares colombianos son los que van a comandar eso. ¡Mentira!». Dijo que se trata de una amenaza militar norteamericana por el petróleo y la política antiimperialista venezolanos. Junto con armarse y cerrar relaciones comerciales con Colombia su gobierno abre vías pacíficas para encontrar una solución.

Fidel Castro escribió al respecto: «no se arma Venezuela contra el pueblo hermano de Colombia, se arma contra el imperio, que intentó derrocarlo ya y hoy pretende instalar en las proximidades de la frontera venezolana sus armas sofisticadas».

El presidente Evo Morales le expresó a Álvaro Uribe el rechazo de su gobierno a la presencia militar estadounidense en Colombia. Adelantó que su país planteará en la próxima Cumbre de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) una resolución «para que no se acepte ninguna base militar, ningún extranjero armado, uniformado, en Sudamérica y Latinoamérica».

El ministro de Seguridad de Ecuador, Miguel Carvajal, afirmó que con la instalación de las bases la estabilidad en la región estará en juego.

El gobierno uruguayo expresó también su desaprobación a las bases militares extranjeras. Luego de la visita de Uribe el presidente Vázquez manifestó que «la posición histórica del Uruguay (es) contraria a la existencia o establecimiento de bases militares extranjeras no sólo en el país, sino también en cualquier territorio de América Latina».

Otros gobiernos de la Región, en cambio, apoyaron a Estados Unidos dando su aprobación a la instalación en Colombia de las siete bases norteamericanas.

El mandatario peruano, Alan García, definió a Uribe como «gran amigo» y agregó que en Perú » siempre estaremos respaldando el trabajo fundamental que ha hecho usted».

En Chile al término de la reunión de la presidenta Bachelet con Uribe el canciller declaró «La presidenta… ha reiterado (…) que Chile respeta… las decisiones políticas de cada país en este continente, y en este caso particularmente de Colombia». «¿Cómo nos vamos nosotros a involucrar en parecernos bien o mal que haya acuerdos militares de un país con otro? Nosotros respetamos», precisó. Contrariando ese respeto a las «decisiones políticas de cada país» la Cámara de Diputados chilena condenó el «abuso de poder» en Venezuela por el cierre de unas radios.

Brasil por intermedio del ministro de Relaciones Exteriores apoyó el interés de Estados Unidos al decir que la instalación de bases militares estadounidenses en territorio colombiano, es una materia exclusiva «de la soberanía colombiana, siempre y cuando se limite» a su territorio. La condición de limitarse los militares extranjeros a operar en Colombia es simplemente formal. El gobierno de Lula da Silva sabe que el imperio nunca limita sus injerencias en otros países y él mismo ha denunciado la reactivación de la IV Flota y el interés norteamericano por su petróleo atlántico y la Amazonia. Conoce que en el año 2010, el gobierno de Estados Unidos empleará 2 200 millones de dólares a través del Departamento de Estado y la USAID para promover sus políticas en otros estados.

Para conocer la verdadera independencia de los gobiernos autodefinidos como respetuosos de la soberanía de otros habría que ver qué harían si en Latinoamérica de establecieran, por ejemplo, bases militares rusas, chinas o iraníes por invitación de algún país latinoamericano.

Una posibilidad es interpretar la política internacional de los países tributarios como ejecución de las directrices de Estados Unidos.