Pobre, por decir lo menos, el artículo que Gabriel Ángel, publicó en VOZ N.º 3030, correspondiente a la semana del 27 de mayo de 2020, en relación con el nombramiento del hijo de Jorge 40, como Coordinador de la Oficina de Víctimas del Ministerio del Interior. No es un nombramiento polémico, es una ofensa al pueblo colombiano, una cachetada al acuerdo de paz y una burla a las víctimas.
Es verdad, los crímenes no se heredan, pero la moral si, y las riquezas generadas con esos crímenes también. Jorge 40, no solo asesinó a miles de colombianos, sino que, despojó de sus tierras a miles de campesinos que aún hoy, siguen deambulando por las ciudades colombianas, desterrados y esperando que los victimarios los reparen, Jorge 40, no ha reparado a nadie, no ha colaborado con la justicia, no ha denunciado a sus cómplices y no la hará, porque no hay al interior de esa estructura paramilitar que hoy gobierna a Colombia, ninguna contradicción, ninguna ruptura, por eso, los hijos y herederos de los jefes paramilitares, están hoy gobernando a Colombia.
Los herederos del paramilitarismo, no solo se han beneficiado y se siguen beneficiando de las riquezas conseguidas con el accionar político y militar del jefe del Bloque que sembró el terror en el Norte del país, sino que, están de acuerdo con su comportamiento y continúan defendiendo e impulsando su herencia política, no solo son sus herederos, son sus reemplazos mientras regresan.
Uno de los problemas de Colombia, es precisamente ese, que los herederos, hijos, esposas, tíos, hermanos, sobrinos, de los jefes paramilitares son los que siguen gobernando el país, herederos de sus fortines políticos, no solo los han mantenido, sino que al regreso, los encontrarán fortalecidos, intactos, mucho más fuerte. En el Senado, en la Cámara, en las gobernaciones, alcaldías, concejos y en los partidos políticos que gobiernan y deciden el futuro de los pueblos de la Guajira, Cesar, Sucre, Magdalena, Atlántico, Córdoba, se encuentran los hijos y familiares de los responsables de la violencia, la corrupción, la discriminación política, que fue implementada, por el accionar paramilitar y que hoy sus herederos continúan desarrollando, por eso, no se ha terminado el asesinato de líderes sociales, el despojo de tierras, el desplazamiento forzado, es decir, en Colombia, la postura criminal si se hereda y por eso, el nombramiento del hijo del mayor depredador político de la Costa Norte en el cargo de quienes deben velar por la reparación de las víctimas, es una afrenta contra todos los que creyeron en una salida democrática a un conflicto que degradó tanto al pueblo colombiano.
Y no se debe preocupar Gabriel Ángel, porque los hijos de los combatientes farianos que firmaron el acuerdo de paz, tengan que arrastrar por el resto de sus vidas con el rótulo de ser hijos de combatientes revolucionarios, siempre y cuando, el comportamiento futuro de esos antiguos combatientes sea el del compromiso con la ética revolucionaria, con la fidelidad a los principios políticos y humanistas que le dieron origen a las guerrillas en Colombia, el compromiso de reparar a las víctimas, de luchar por la construcción de un país democrático, incluyente; si ese es el rótulo que deben cargar, deberían sentirse orgullosos; pienso, que los hijos de Mandela se deben sentir orgullos de arrastrar con ese rótulo, pero, justificar y considerar que el nombramiento del hijo del responsable de miles de víctimas como un nombramiento polémico, es un mal indicio para las víctimas que esperan por parte de las FARC, una actitud de compromiso con la verdad, la reparación y la no repetición, no parece ser cierto, que las víctimas estén primero.
El hijo de Jorge 40, no es un actor inocente, hace parte de la cúpula política que dirige este país, es socio, cómplice, militante activo del partido del Jefe Político de ese andamiaje paramilitar, todas las tierras despojadas continúan escondidas en manos de testaferros y continúan asesinando y desplazando a las víctimas reclamantes, es decir, no solo heredaron sus beneficios, también sus acciones. Su nombramiento es un mensaje claro, no habrá reparación, no habrá verdad y si, se repetirá la historia, como se viene repitiendo, porque hay una actitud complaciente y justificadora del accionar violento y criminal.
La posición de Gabriel Ángel, que parece ser la posición de la Dirección de las FARC y de todo ese Partido político, es lamentable, por que no es con esa actitud complaciente y poco revolucionaria como las FARC se van a convertir en un partido político respetado, el establecimiento no les va a perdonar jamás su historia de lucha y de compromiso revolucionario, pero si se quieren ganar el apoyo y respeto del pueblo colombiano, que debería ser el objetivo a conseguir, solo con un comportamiento ético intachable y con un deslinde claro y contundente con el oportunismo político, se podrán acercar al corazón del pueblo, claro, si conquistar el corazón de los colombianos es el objetivo.
No solo es el hijo de Jorge 40, quien está al frente de un sector tan importante en la implementación de los Acuerdos de Paz, en toda la estructura del gobierno, los hijos de los jefes paramilitares y de los condenados por la parapolítica y la corrupción ocupan cargos importantes y determinantes en desarrollo de la política estatal, eso hace parte de la estructura paramilitar del partido político que gobierna y que ellos defiendan ese accionar paramilitar está bien, pero que la izquierda justifique y de alguna manera defienda eso, no tiene presentación.