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Gabriel Boric: «La política es para mejorar la calidad de vida a nuestro pueblo con el pueblo»

Fuentes: El Ciudadano (Foto: Jesús Martínez / El Ciudadano)

Gabriel Boric Font, el Presidente más joven del planeta y que lidera un profundo proceso de transformación social en Chile, es observado con atención. En entrevista con El Ciudadano se reconoce como un punk en su juventud y hoy muy preocupado por la «fractura social» que existe en nuestro país. «La constitución no puede entenderse como una constitución de revancha. Yo no quiero hacerle a quienes nos impusieron la constitución del 80 lo que ellos nos hicieron en ese momento», reflexiona el mandatario.

Asumir transformar la realidad no sólo desde tu cotidiano, si no yendo a la conquista de los espacios de poder, es un desafío político que una generación de jóvenes asumió hace ya buen lustro y de ell@s uno con una carrera política vertiginosa, es el Presidente de la República de Chile: Gabriel Boric Font.

Sonó mi teléfono un  día por la tarde noche y devolví el llamado. Me informaban que el día jueves el presidente concedería una entrevista para El Ciudadano. Confirmé nuestra asistencia y la entrevista se realizaría, pero ocurrió finalmente un viernes 3 de junio con lluvia  que desde la costa viajó a Santiago.

Llegamos al Palacio, y mi colega Manuel me dice que nunca ha estado en La Moneda. Siempre hay una primera vez le respondí. Nos hicieron pasar al Salón Amarillo, en memoria a José Miguel Carrera, casi en su puerta de entrada, un busto del compañero Presidente, Salvador Allende.

Medité entonces si en la entrevista, debía llamarle al Presidente, Compañero Presidente, o si alguna vez los pueblos de Chile le llamarán así.  Bebí café con leche y repasé las preguntas.

Gabriel Boric es el presidente electo con mayor aprobación ciudadana de los últimos 30 años de historia republicana. Ha sido protagonista del proceso de transformación social que vivimos, desde las calles y desde la institucionalidad.  

Comanda una selección de jóvenes profesionales y cuadros también más experimentados, desde el poder que le confiere la democracia y el Estado. Es heredero de un país “fracturado socialmente” como él mismo reconoce,  un Chile víctima de un modelo neoliberal aplicado a ultranza con consecuencias sociales que nos llevaron hasta el hastío y nos tienen escribiendo una Nuevo Contrato Social.

Ingresa el presidente respondiendo un mensaje en su teléfono y lo guarda. Nos saluda amablemente a cada persona del equipo. Reposa de un intenso día unos minutos y regresa a la sala. Unos niños le visitan, les saluda. Me dice Bruno, pregunta lo que quieras y comienza la entrevista.

Mundo interior

–Presidente,  alguna vez pude ver un cajón con distintos casetes de usted [ríe]. Me acuerdo que estaba “Fiesta” de Los Fiskales, otro de Los Miserables, uno de Metallica, por ejemplo. Usted en su juventud ¿Qué se sentía más, punk o metalero?

–Yo era punketa. Punketa y un poco grunge. Me tocó lo que dejó la ola del grunge. Teníamos en Punta Arenas un circuito de bandas punk. Escuchaba mucho Fiskales. Punk argentino, Fun People, Loquero, bueno 2 minutos por cierto estaba permanente ahí. Pero a la vez, mientras escuchábamos eso, vacilábamos mucho en las tocatas, también Metallica, Radiohead. En esa época estaba AudioSlave (ya había terminado SoundGarden) Deftones me acuerdo. No, era disfrutar mucho, mucho, mucho  la música en mi adolescencia. Todavía de hecho. Soy muy melómano. Y esos casetes todavía los tengo. Todavía tengo esa colección de casetes. Y el “Fiesta”, bueno, mi favorito es el “Traga”, pero el “Fiesta” es un gran, gran disco.

–Entonces ¿De qué forma la música influye en su formación política? Por ejemplo, las letras de las bandas ¿Recuerda alguna en particular?

–Buena pregunta. Cuando yo empecé a escuchar a Los Prisioneros, antes de que se volvieran a juntar. Te acuerdas que hicieron ese concierto en el Nacional que debe haber sido en 2003 ó 2002, por ahí. O el 2001 quizás…No, el 2001 debe haber sido ese concierto…Y ahí rayé con sus letras. Cuando escuché, por ejemplo, no sé, me acuerdo ¿Por qué los ricos? “Por qué por qué los ricos tienen derecho a pasarlo tan  bien si son tan imbéciles como los pobres”. Mira el concepto de igualdad llevado desde la desfachatez propia del gran Jorge González. O “No necesitamos banderas” son temas que me volaron la cabeza. Después lo empecé a complementar, no sé, con lo que escuchaba de Silvio [Rodríguez]. Bueno, toda la nueva trova cubana. Me marcó mucho en las primeras reflexiones. “Hoy mi deber”, “Playa Girón”, por cierto. Y el punk también tenía su buena dosis de contenido político. Primero más contestatario, pero después también había un punk más propositivo. Pienso en Bad Religion, que con Greg Graffin tenían una elaboración bien profunda. Así que la música siempre ha estado ahí. Y hasta el día de hoy la sigo escuchando. La discografía de [Bob] Dylan. La música actual. Nano Stern, Camila Moreno…bueno, tantos, tantos que hay y que uno podría nombrar.

–Usted también es amante de la poesía. Lo hemos escuchado, en distintas ocasiones, citar a ciertos autores. En este momento que estamos cruzando como pueblos de Chile, en este proceso de transformación profunda. Estamos redactando un nuevo contrato social…Hay algún verso que se le venga a la cabeza y que describa este momento que estamos cruzando como sociedad.

–A mí me hace muy bien en los momentos difíciles releer este hermoso soneto de Óscar Hahn que es “El doliente”. No lo recuerdo exactamente de memoria, pero dice algo así como “Pasarán estos días como pasan todos los días malos de la vida. El sol será sin mancha concebido y se pondrá nuevamente en tu costado. Y tú te preguntarás aturdido, sin brújula y con frío, cómo he podido llegar a puerto con las velas rotas. Y una voz te dirá: ¿Es que acaso no lo sabes? Los mismos vientos que arruinaron tus naves son los que hacen volar a las gaviotas. Esta idea de que en la tempestad hay aprendizaje y de que vamos a poder salir adelante, pese a lo duro del momento, es algo que se me reverbera permanentemente en el ejercicio del cargo. Ahora, en términos de poesía hay tanto. A propósito del discurso de la cuenta pública citaba un poema que me gusta mucho de la Stella Díaz Varín que se llama “La palabra”. Allí se pregunta dónde estará esa palabra que escondimos justo antes de terminar la infancia, y lo dice dialogando con un amigo de la infancia, y que ya en el zenit de la vida no logra encontrar. Yo me imaginaba que esa palabra era dignidad. Que es la palabra que tan fuerte nos ha resonado durante los últimos años en Chile. Entonces, la poesía para mí es también iluminadora y muchas veces me sorprende que hay gente, generalmente vinculada a otras ideologías políticas que las nuestras, que te dice: que andas leyendo poesía, cómo es posible que te dediques a eso si hay tantos problemas. La poesía es un lenguaje también. Nosotros no podemos hablar solamente en código de la angustia del presente. Tenemos que también saber aproximarnos a la realidad desde otros lenguajes. Yo creo que la poesía ayuda mucho a eso.

– ¿Cómo ha sido para su vida personal el convertirse en Presidente de la República? ¿Es una tarea con la que se va todos los días al sueño y con la que amanece?

–Justo hoy día alguien me lo comentaba. Tuve una entrevista con un canal mexicano. Tenemos una gira ahora a América del Norte. Lo que pensaba es que pese a que esto es todos los días y todo el día, uno nunca se acostumbra. Es bueno no acostumbrarse. Es bueno mantener alguna dosis de incomodidad. Es bueno tener, mientras uno habita el cargo y se sumerge también en los ritos republicanos que constituyen la República de Chile (valga la redundancia), también el tener una chispa de rebeldía frente a eso. Porque si uno se acostumbra, uno se empieza a convertir en lo que durante tanto tiempo criticamos. Uno se empieza a acomodar y empieza a ver las críticas de una manera corporativa. Se empieza a asociar solamente con la elite. Yo creo que es súper importante mantener un grado de incomodidad con los cargos y los privilegios que estos traen asociados. Los privilegios en el sentido de la disociación que se produce con cómo vive la gran mayoría de los chilenos. Yo estoy en un palacio, te das cuenta. Estamos grabando acá en el Palacio de La Moneda. Es tremendamente simbólico, histórico e importante, pero no es la realidad en la que vive la mayoría de las familias chilenas. Para mí es importante estar permanentemente en la calle, salir, conversar. No disociarse. Ahora, la vida cambia mucho. Yo igual llevo hartos años con hartos niveles de exposición desde que era dirigente estudiantil, pero evidentemente esto es un nivel que no conocía, pero estoy contento.

–Usted se ha definido a sí mismo como un socialista libertario de izquierda ¿Nos puede dar más luces sobre el significado de la definición?

–Tengo un compromiso profundo e irreductible con la idea de igualdad y justicia. Creo que nuestros pueblos no pueden disfrutar ni alcanzar la libertad si es que no generamos las condiciones de igualdad para que puedan desarrollarse. Creo que eso ha sido ignorado durante demasiado tiempo por las elites predominantes en la mayoría de nuestras naciones. No digo que yo lo vaya a resolver, no me siento caudillo, ni creo tener todas las respuestas. Creo que la pregunta por la igualdad sigue estando plenamente vigente. Libertario es importante. Hay algunos momentos en la historia en que ciertas vertientes del socialismo renunciaron a la libertad e incluso a la libertad individual de pensamiento. Ahí yo recojo mucho el pensamiento libertario de Albert Camus que fue capaz de rebelarse contra cualquier tipo de totalitarismo. Sea este rojo o azul. Y mantengo siempre presente esa enseñanza que él da en sus crónicas, que yo la he citado muchas veces y la tengo de frase de cabecera, que es que la duda debe siempre acompañarnos y debe perseguirnos como una sombra. Porque cuando uno pone en duda sus convicciones te permite, justamente, ir reforzándolas y mejorándolas. Y no ser una suerte de robot autómata que trata de aplicar ciertos principios dogmáticos a toda costa aunque no tengan que ver con la realidad. Soy una persona de izquierda, porque he bebido de las tradiciones de la izquierda latinoamericana en particular. Que han empujado las grandes transformaciones sociales en nuestro continente. Soy heredero de ellas para bien y para mal, en sus errores y en sus aciertos, y espero estar permanentemente aprendiendo de ello.

MEDIOS DE COMUNICACIÓN

– ¿Qué sensación le produce haber sido nominado por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del mundo?

–Me cuesta asirlo. Creo que uno siempre debe manejar estos reconocimientos con mucha humildad y no permitir que se te suban los humos a la cabeza. Porque, además, lo que estamos llevando adelante está todavía por hacerse. Y yo soy presidente de Chile con solamente dos meses y medio en ejercicio y tenemos que probar que somos capaces de, desde el programa que le hemos comprometido al pueblo de Chile, mejorar las condiciones de vida del pueblo de Chile. Por lo tanto, los reconocimientos siempre se agradecen y si uno puede ocupar esas plataformas para poder contar de mejor manera y aprender y dialogar con más gente con la cual uno tenga que aprender, bienvenido sea. Pero no nos podemos marear por eso. Por los resultados nos conocerán. No por los nombramientos en revistas internacionales.

–Como medio hemos seguido su trayectoria desde su época de dirigente estudiantil, diputado, Presidente de la República. ¿En su época de dirigente leía El Ciudadano y qué rol le adjudica a todo este proceso de transformación a la prensa alternativa en general?

–No solo leía El Ciudadano. Más de una vez lo repartí afuera de los metros. Me acuerdo que con las ediciones a veces quedan algunos turros de ejemplares y con compañeros del Movimiento Autonomista, estudiantes autónomos, de lo que había sido gente que había militado en la Surda salíamos a repartir. Muchas veces tratamos de imitar cosas que hacía El Ciudadano. Por ejemplo, me acuerdo que hicimos la revista Mala Clase desde la FECh. Tratamos de tener algún nivel de circulación nacional y ahí me acuerdo que cuando hicimos ese experimento en la FECh fue una gran escuela periodística para muchos compañeros y compañeras, pensaba lo difícil que era para los medios independientes sostenerse porque el trato con suplementeros, kioscos, con la distribución era imposible. Nosotros no pudimos sostenerlo. Me acuerdo haber leído un libro que es la Historia de Chile en el siglo XX, que es de Alfredo Joselyn-Holt, Sofía Correa (si bien recuerdo), que cuenta que llegada la democracia hubo una decisión política de cortar el financiamiento internacional que le llegaba a muchos medios que eran opositores a la dictadura, porque ahora nos podíamos arreglar solos. La consecuencia de eso fue que la revista Apsi, el diario La Época, El Fortín Mapocho y todos estos otros medios alternativos al consenso hegemónico en términos de modelo económico fueron desapareciendo de a poco. Recuerdo que los que se trataron de formar como Rocinante y 7+7, les costaba mucho sostenerse. En ese sentido, me saco el sombrero (que no tengo en este momento) por la pega que ha hecho El Ciudadano de mantener una prensa alternativa que hoy día también está vigente. Están en boga [los medios alternativos] y en buena hora con los medios nuevos y con las nuevas tecnologías y con la facilidad de acceso de información para levantar canales comunitarios. Es una pega que es tremendamente destacable. Sí pues, leía El Ciudadano, leía mucho The Clinic en esa época. Bueno, también la revista de la Surda. 

–Todas las federaciones de estudiantes del país deberían tener sus publicaciones impresas…

–La experiencia de la revista Claridad de la Federación de Estudiantes de los años 20 fue súper importante. Hicimos Bello Público mucho tiempo. Se sostuvo harto tiempo. Esa fue una iniciativa que se logró sostener harto tiempo en la Federación. Otra revista que no es académica, no es de coyuntura diaria, es Palabra pública. La está sacando la Universidad de Chile. La recomiendo también y sé que la entregan gratuitamente. Bienvenida toda la diversidad de las voces. Nos acostumbramos mucho a que la única voz posible era la de El Mercurio y La Tercera. Eso no tiene por qué ser así.

– ¿Qué se va a hacer desde el Ejecutivo para democratizar las comunicaciones en nuestro país?

−Este tema es súper delicado, porque cada vez que se habla de la importancia de tener nuevas voces hay que gente que escucha amenazas a la libertad de prensa. Entonces, yo quiero partir siendo muy claro y enfático en que nosotros vamos a defender a rajatabla la libertad de prensa. En el sentido, de que jamás vamos a intervenir en los contenidos que se decidan publicar por parte de los diferentes grupos editoriales. Dicho esto, nosotros creemos que hay que estimular un sistema más diverso de medios y por eso es que estamos trabajando desde la Secretaría General de Gobierno en un convenio con universidades en el norte, centro y sur del país para poder recoger los debates académicos que han habido al respecto e incentivar la existencia de nuevas voces. Y esto, ojo que en Chile lo vemos como algo muy extraño y hay gente que se asusta, pero cuando uno revisa la prensa chilena de todo el siglo XX e incluso antes. Incluso, te voy a decir más, desde la época de la Independencia, es tremendamente diversa. La prensa impresa, cuando abdica Bernardo O´Higgins en 1823, había más diversidad de medios impresos de lo que podemos encontrar hoy en algunos lugares. Entonces, yo invito a que esto no sea motivo de temor, sino de que escuchemos nuevas voces y que la democracia se profundiza cuando es más gente la que habla y no menos.

−Usted ha sido víctima de fake news en las redes sociales ¿Cuál es la que más le ha dolido? ¿Qué podemos hacer para frenar estas noticias falsas en las redes sociales que se expanden mucho más rápido que una verdad?

−Me han acusado de cuestiones insólitas. Lo más doloroso es cuando involucran a la familia. Cuando hacen aseveraciones sin ningún tipo de fundamento. Creo que no vale la pena reflotarlas para no darles el gustito. Pero ahí, hay una responsabilidad de cada uno de los que están mirando también. Porque muchas veces las fakes news corren para la izquierda y para la derecha. Desgraciadamente no es un atributo propio solamente de quienes piensan distinto a nosotros. Las fakes news también las he visto difundirse con demasiada facilidad. Incluso nosotros hemos caído alguna vez por adherentes. Entonces, revisar la fuente. Siempre preguntarse cuál es el respaldo de esto. Cómo puedo verificarlo. Tener una dosis de escepticismo frente a lo que se publica es totalmente necesario. Como ustedes saben, una vez que se publica una mentira, la mentira se difunde mil veces más que el desmentido después de esa mentira. Ahora, esto es otra reflexión, la manera de enfrentar las noticias falsas no es mediante la censura previa. Eso es algo que voy a defender. Tiene un costo. Pero no creo que uno pueda tratar de limitar previamente los contenidos que se emiten.

Hago la siguiente lectura. Se ha conquistado el poder del Estado para desde ahí impulsar una serie de transformaciones. No obstante, en el Chile actual hay dos poderes que aún son lejanos para avanzar en las transformaciones. Uno de ellos es el de los medios de comunicación y el otro es el económico.  ¿Cómo desde el Estado se va a emparejar la cancha en estos dos ámbitos donde no se tiene el poder para avanzar en estas transformaciones?

−Hablábamos algo de la importancia de que tengamos una diversidad de medios mucho más plural. Que, ojo, no significa generar a medios que sean ad later del gobierno de turno. Los medios que se transforman en panfletos, la verdad es que pierden inmediatamente toda credibilidad. Déjame darte dos ejemplos para decirlo con nombres y apellidos. Cuando uno lee El Líbero, por ejemplo, un medio de derecha. Cualquier cosa que salga de ese medio evidentemente tiene un sesgo que es tan brutal, es tan tendencioso, que la verdad no colabora, desde mi punto de vista, al debate público. Eso no significa que tenga que ser censurado por ningún motivo. Qué bueno que puedan expresar su opinión.  Lo mismo me pasaba con medios como Cambio 21. Parecía un panfleto de defensa de los gobiernos de turno en su momento. Entonces, necesitamos medios que sean críticos, que incomoden al poder. Que tengan una línea editorial que sea pública y verificable. Y que se debatan ideas en torno a eso. Pero que haya más diversidad. No puede ser solamente los del consenso hegemónico neoliberal. Entonces, yo espero que eso lo podamos estimular. Pero, insisto, creo que no es deseable que el Estado incentive medios que sean para alabar al gobierno de turno. Eso, siempre creo que hace mucho daño. Sobre lo otro, la concentración del poder económico, la dicotomía no es solamente Estado/mercado. La dicotomía yo creo que tiene que ver incluso con mercado/democracia. Por qué. En Chile el nivel de concentración económica que tenemos nos lleva a que el 87% de las ventas estén concentradas en las grandes empresas. Siendo que las PYME otorgan prácticamente el 50% del empleo. Cuando hablamos de democratizar la economía, estamos hablando de incluir más sector privado. Pero del sector privado no hablamos solamente de los grandes grupos económicos. Hablamos de la familia. Las cooperativas. Las organizaciones comunitarias. Que también puedan jugar un rol económico y no sean solamente grandes grupos con agendas propias de acumulación, rentistas, muchas veces, que escapan a todo el límite de lo razonable. Ahí el Estado puede jugar un rol de apalancamiento de ciertas inversiones estratégicas como en temas energéticos o transportes. Por ejemplo, los trenes que vamos a impulsar en nuestro gobierno. En minería, vamos a impulsar la Empresa Nacional del litio o mejorar la regulación para que pueda haber mejor competencia.

−Sí, cómo el Estado le mete mejor competencia al mercado…

−Exactamente. O sea la ley de compras públicas, por ejemplo, cómo hacemos para que tenga incentivo hacia las pequeñas y medianas empresas y no solamente se concentre en los grandes proveedores. Son discusiones que estamos llevando adelante en conjunto con, justamente, las organizaciones y agrupaciones PYME.

−Hoy existen actores de la comunicación que son carácter supranacional. Me refiero a las redes sociales ¿Cree usted que estos actores debiesen regirse en el territorio nacional según la ley chilena?

−Creo que es un poco ingenuo pensarlo de esa manera. Estamos en un mundo cada vez más interconectado y pensar que vamos a poder contener esa fuerza creativa y/o destructiva a nivel de fronteras nacionales me parece que es…tengo un poco de voluntarismo, con esto no estoy diciendo que tengamos que renunciar a nuestra soberanía legal, en ningún caso, pero creo que la solución pasa más por impulsar legislación internacional. Esto no lo pienso solamente en materia de comunicación. Por ejemplo, en impuesto hay una agenda, de hecho vamos a conversar ahora en la Cumbre de Las Américas (a la que voy a ir), de generar impuestos globales y evitar la generación de paraísos fiscales. O establecer ciertas reglas mínimas de contratación y condiciones laborales. Lo mismo, puede perfectamente correr para los medios de información.

− ¿Se acuerda de la Tasa Tobin del movimiento Attac?

−Me acuerdo perfectamente. La idea de la constelación posnacional. O la idea de la “Paz perpetua” que hablaba Kant hace tanto tiempo y pensar cómo podemos organizarnos globalmente en un contexto en el que todos dependemos de todos a estas alturas y pretender encerrarse creo que es la pregunta que debemos responder la comunidad internacional hoy día.

Internacional

−En Latinoamérica se avizora un ciclo de gobiernos progresistas. No lo sabemos, pero Petro puede triunfar en Colombia. AMLO está en México. Posiblemente, Lula vuelva en Brasil.  ¿Cuáles son los desafíos para la integración Latinoamericana y qué rol le gustaría a usted personalmente jugar en ello?

−A mi me gustaría que seamos capaces que en América Latina independiente de quienes sean los futuros gobernantes de los países hermanos a los cuales señala, seamos capaces de tener una sola voz en temas que son trascendentales como por ejemplo, la crisis migratoria. Enfrentar el cambio climático, la crisis climática o cuestiones globales como la pandemia. A qué me refiero. Nosotros somos parte del Sur Global. Cómo es posible de que en las últimas COP América Latina no haya tenido prácticamente ninguna relevancia en la lucha contra la crisis climática. Nosotros, países desarrollados y muchas veces explotados en conjunto con los de África y de Asia, debiéramos levantar la voz con mucha más fuerza para exigir a los países del primer mundo que cumplan con los compromisos no solamente del Acuerdo de París, sino más allá.

−Una articulación del Sur Global…( vino a mi cabeza la A.A.A)

−Una articulación del Sur Global. Debiéramos ser capaces de hacerlo más allá de las legítimas diferencias que podamos tener en otros planos. Porque nos estamos yendo al despeñadero. En cambio, estamos permanentemente hablando solo de Venezuela, Cuba. Son los temas que te ponen en la agenda internacional. Y sería. Yo digo, tenemos muchos, muchos más temas de los que hablar y por los cuales alzar la voz en América Latina. La defensa de la Antártica, por ejemplo. Un tema que va a ser trascendental en el futuro del mundo. Donde Chile y Argentina tienen un papel fundamental que jugar. La defensa del Amazonas. La defensa del Amazonas no es solamente cuando Bolsonaro niega la importancia. La defensa del Amazonas no es un problema solamente de Brasil. Es el pulmón verde de todo el mundo. Entonces, yo espero que seamos capaces de ponernos de acuerdo en tener una voz más unificada en este tipo de temas. A propósito de la crisis migratoria. Tenemos tres grandes flujos migratorios hoy día. Bueno, hay varios. En el mundo está el de Siria que ya lleva un buen rato. El de Ucrania, que lleva más de 5 millones de desplazados. Y el de Venezuela. Ningún país puede hacerse cargo por sí solo. Ni un grupo de países. Debemos tener mayor cooperación internacional para poder abordar estas crisis humanitarias. Al final son personas de carne y hueso las que están migrando, más allá de si te gusta o no el gobierno donde se produce la migración. Más allá de las causas de la guerra, hay personas de carne y hueso, familias que la están pasando mal. Y como comunidad internacional nosotros nos preocupamos cada uno de encerrarnos en nosotros mismos. Tenemos que colaborar para que ante esa tragedia podamos reaccionar humanamente.

−En esa línea, y pensando en nuestro nuevo contrato social, que en los próximos 20 ó 30 años los estados se transformen en estados plurinacionales, cree que sería una fórmula para solucionar temas migratorios.

−Yo creo que son fenómenos distintos. Porque la plurinacionalidad de los estados creo que tiene que ver más con el reconocimiento de un proceso previo. En particular, en los países que fueron conquistados, hace ya varios siglos, donde hubo un exterminio, masacre y negación permanente de los pueblos indígenas. Y donde hubo también el caso de las comunidades afrodescendientes. Creo que la plurinacionalidad…

−Podría servir para entendernos como ciudadanos del mundo…

−Interesante. Creo que se puede también desde esa manera. Los estados-nación tal como los conocemos hoy día son de principios del siglo XIX y por lo tanto tienen una corta historia en la historia de la humanidad. Yo no tengo ninguna duda de que vamos a seguir avanzando en la reafirmación de las identidades culturales. Pero la difuminación cada vez mayor de las fronteras nacionales como los ámbitos en donde se ejerce el poder. Eso, las multinacionales lo demuestran permanentemente. Para eso tenemos que prepararnos. Tenemos que estar más abiertos a la integración con el mundo. Y ahí aprovecho la instancia de ratificar algo que pareciera que durante algún tiempo se nos olvidó. Chile es profundamente latinoamericano. Tenemos que estar orgullosos de nuestras raíces latinoamericanas. Una cosa que se sabe poco respecto del proceso de Independencia. Después de independizado Chile, en 1818, uno de los temas más importantes para los próceres de la Independencia era cómo independizar a todo el continente y la ayuda que nos prestamos con la Gran Colombia, con Argentina, con Chile, Perú fue tremendamente relevante.

− ¿Nos independizamos realmente o cambiamos la corona española por otra corona?

−Nooo. Yo soy de los que creen que nos independizamos. Y la gesta patriótica de no someterse a una bandera extranjera, a tantos miles de kilómetros de distancia, es algo que no se puede soslayar. Pero evidentemente en el tiempo son necesarias más independencias. Allende hablaba de que en los años 70 era necesaria la segunda independencia de Chile, la independencia económica. Los Prisioneros hablaban de la Independencia Cultural, no sé si te acuerdas, en ese temazo de Jorge González. Pero yo creo que está bien que nosotros ratifiquemos nuestro orgullo nacional. Yo me siento muy orgulloso de ser chileno, pero me gusta también esa vieja característica de la izquierda del internacionalismo. De reconocer de que también somos ciudadanos del mundo. Como ha sido la historia de toda la humanidad.

−Hay un conflicto de larga data y que ocurre en tierra santa. Un conflicto histórico donde hay agresiones que no han terminado desde Israel hacia el pueblo palestino. El conflicto es permanente y no parece tener solución. ¿Qué se le ocurre a usted, qué debiesen hacer los presidentes del mundo para solucionar este tema?

−Sería muy arrogante de mi parte pensar que desde acá, desde Chile, vamos a tener la solución. Pese a que la solución es relativamente simple. En el sentido de que es cumplir con el derecho internacional y respetar, en este caso, las fronteras de 1967. Por lo tanto, terminar con la ocupación ilegal de territorio palestino por parte del Estado de Israel. Y reconocer la existencia de los dos estados. Yo creo que por ahí pasa y todos debiéramos de ser mucho más enfáticos en exigir aquello. Que es un mínimo. Tuve la oportunidad de estar en Palestina e Israel. Estamos ante un pueblo al cual le instalaron un muro entremedio de sus ciudades. Estamos en un lugar donde no los dejan tener su propio dinero. En donde para entrar al país hay que entrar por las fronteras del Estado que los oprime. Me cuesta entender cómo la comunidad internacional sigue tolerando aquello. Creo que tenemos que ser mucho más claros en nuestra exigencia en hacer valer el derecho internacional.

ECONOMÍA bajo la mirada de Gabriel Boric

−Uno de los puntos que se ha criticado desde la izquierda fue su decisión de nominar a Mario Marcel en Hacienda ¿Cuáles fueron las razones que lo llevaron a su nominación y si usted se encuentra satisfecho con su desempeño?

−No solamente satisfecho. Estoy tremendamente contento y agradecido de la disposición de Mario Marcel de haber asumido la responsabilidad de Ministro de Hacienda. Creo que en las críticas que por parte de ciertos sectores se han esgrimido a la gestión del Ministro Marcel en su momento como presidente del Banco Central son injustas y no están fundadas precisamente en los datos, sino más bien en percepciones que no se sustentan en un debate con argumentos sólidos. Mario Marcel es una persona profundamente progresista. Es una persona comprometida con la construcción con un Estado que garantice derechos sociales universales. Y con algo tan básico que yo también comparto, que es el tener orden en las finanzas públicas, el creer en las reglas fiscales. El ser ordenados macroeconómicamente no tiene por qué ser un atributo de las derechas. Desde la izquierda también tenemos que ser capaces de ser responsables. Por eso para mí es un lujo poder contar con un ministro como Mario Marcel y estoy muy contento de que sea nuestro ministro de Hacienda.

−Y qué le dice a esos agoreros del caos que decían que si Boric llegaba a la presidencia iba a haber una debacle en la economía.

−Creo que no vale la pena responderles, porque ese discurso de los agoreros del caos lo hemos escuchado permanentemente. Se escuchó para el ‘88, para el plebiscito. Después incluso para la elección de Aylwin. Para la reforma tributaria del ’92. Cuando fue la elección de Lagos/Lavín. Lo dijeron con el apruebo. Ahora seguramente lo van a decir con el plebiscito del 4 de septiembre. Lo dijeron  respecto a nosotros. La verdad es que el cuento de “Pedrito y el lobo”, yo creo que ya les queda chico.

−En estos momentos en la historia de la humanidad es el momento en que se imprime a mayor velocidad el dinero. Los sistemas centrales del sistema financiero internacional tienen una velocidad de impresión gigante y eso es también producto de lo que está generando la inflación que tenemos actualmente. O sea impresión de dólares a una velocidad vertiginosa. Lo mismo en la banca central europea. Qué vamos a hacer, porque cuando Estados Unidos se resfría, estornuda, nos llega a todos los países de Latinoamérica. Qué vamos a hacer para enfrentar las consecuencias de la inflación en nuestro país. La gente está muy preocupada con el alza del costo de la vida.

−Junto con la seguridad, el alza del costo de la vida es de las principales preocupaciones de nuestro pueblo hoy día. Y eso nosotros lo tenemos súper claro y hemos actuado en consecuencia. Por eso creamos y levantamos el “Plan Chile Apoya”, en donde hemos movilizado más de 3 mil 700 millones de dólares para justamente enfrentar esto en diferentes aristas. Desde apoyos a sectores específicos que han quedado más rezagados como el turismo, la industria cultural gastronómica. O la baja en el precio de la parafina. O la contención del alza del precio de los combustibles que está muy mediada por las condiciones de la guerra en Ucrania. Ahora, la inflación tiene diferentes causas. No se ve que vaya a cejar. Esto lo he conversado con colegas presidentes, primeros y primeras ministras, en el mundo es una realidad que se está viviendo en prácticamente en todos los países del orbe. Y…

−Es que no pueden parar de imprimir…

−Pero es que no es solamente parar de imprimir. Puede ser parte, pero tenemos un problema de encarecimiento producto del alza del precio de los combustibles que te afecta toda la cadena de distribución. También el lock down de China. No sé si han visto esta imagen que es muy fuerte de los puertos. El puerto de Shangai está tratando de cómo entrar los barcos. Cuando se te demoran todas las cadenas de suministro, finalmente, todos los precios suben. Hoy estaba conversando con la gente en la Cámara Chilena de la Construcción. Hay un promedio de 15% de alza anual en los materiales de la construcción. Entonces, es muy multifacética la inflación. Es algo que acompañó a Chile durante todo el siglo XX. La logramos controlar. Ahí el Banco Central jugó un rol tremendamente importante. Y por eso es muy importante ser disciplinados en términos fiscales para que no se nos dispare la inflación. Tenemos una inflación alta como no teníamos en mucho tiempo. Pero, todavía… bueno, es cosa de ver la situación de nuestros vecinos que es muchas veces más terrible. En donde derechamente se pierde la noción de los precios en muchos casos.

−Me imagino que esta debacle económica, que es multifactorial como usted la define, esto no significa de ningún modo que habrá una renuncia en las reformas sociales.

−Por ningún motivo. Nosotros venimos por un mandato de cambio y sabíamos que el contexto y escenario económico iba a ser difícil. De hecho, tal como lo decía el mismo ministro Marcel, la necesidad de la Reforma Tributaria justamente ahora en este momento de crisis, es para poder entregar mayores certezas y certidumbre a nuestro pueblo. Si un país que está quebrado y fracturado socialmente tan segregado como está Chile  va a tener muchos problemas para crecer. Entonces, para nosotros el compromiso irrenunciable con las reformas estructurales de la reforma tributaria, la reforma de salud y la previsional. Además de una serie de otras reformas sectoriales importantes es parte de la esencia de nuestro programa. No podemos quedarnos en un gobierno de administración de la crisis. Eso lo tengo absolutamente claro y es el mandato que le he dado a nuestros ministros en todas las conversaciones que tenemos.

−Para llegar a esta hoja de ruta que tiene usted hacia adelante, donde hay una serie de medidas, necesita financiamiento. Para aumentar la recaudación se podrían aumentar el personal de aduanas en puertos públicos y privados, poner a profesionales de la química en las fronteras para saber realmente lo que sale exactamente del país y que se pague por ello. Por ejemplo, aquí hay tungsteno, hay esto de cobre, oro, etc. Que Aduanas pueda hacer esa misión. ¿Lo ve posible?

−Estamos trabajando en diferentes ámbitos. Chile ha ido mejorando, poco a poco, quizás a ritmo insuficiente, la complejidad de su economía y su producción en el área minera. El hecho de que queramos formar la Empresa Nacional del Litio apunta en esa dirección. Además, tenemos que ser capaces de capturar las rentas del súper ciclo del cobre. Y por eso es que parte de la Reforma Tributaria incluye un nuevo royalty minero. Eso por el lado del sector privado, pero además una modernización de CODELCO, que bajo ningún punto de vista puede implicar su privatización. Mayor inversión en estándares ambientales en relación con las comunidades. En energías limpias.

−Y meterle más ciencia y tecnología…

−Eso es importante. Yo espero que nuestro gobierno pueda sentar las bases de un nuevo modelo de desarrollo para Chile. Por eso, hemos destinado, y esto pasó un poco desapercibido en la cuenta, pero es una de las cosas importantes que dijimos: parte importante de los ingresos que se están produciendo por las licitaciones ya hechas del litio las vamos a dedicar mediante CORFO al asentamiento de las bases de un nuevo modelo de desarrollo. Estamos hablando de muchos recursos frescos que hoy tiene el estado chileno y que tienen buena proyección. Lo estamos trabajando con José Miguel Benavente y creo que sería bueno poder conversar con él. Con el ministro de Economía también y con el ministro Marcel para que se sepa de que acá no nos vamos a quedar sencillamente para hacer lo mismo. No queremos que el litio sea el nuevo cobre como el cobre fue el nuevo salitre. Tenemos que meterle más complejidad a nuestra economía. Tenemos que tener transferencia tecnológica, tenemos que tener encadenamientos productivos. Tenemos que tener una lógica mucho más exigente en materias medioambientales y de relación con las comunidades. Y por cierto, una distribución más justa de la renta.

−Qué le gustaría que se fabricara aquí en Chile con el litio.

−Se habla mucho de eso. Nosotros tenemos que aprovechar las ventajas comparativas. No soy experto en la materia ni quien pueda decir cuál es el producto específico que se pueda fabricar aquí. El punto es que no dejemos pasar las oportunidades que tenemos. Hoy el mundo está avanzando hacia la electro-movilidad. La misma guerra en Ucrania ha llevado a la necesidad de muchos países desarrollados de soltarse de la dependencia que tenían de las fuentes energéticas rusas. Por lo tanto ahí, por ejemplo, el hidrógeno verde asoma como una energía tremendamente importante para el futuro del mundo, donde Chile tiene condiciones inigualables para poder desarrollarla. Y así una serie de otras oportunidades. Por cierto el cobre y el litio y las energías renovables no convencionales que nos dan una posición muy expectante de cara a lo que viene en el mundo. Si hacemos las cosas bien a Chile le puede ir muy bien. Yo me la voy a jugar de lleno a que no dejemos pasar esta oportunidad. Insisto, porque esto suena de repente a mucha abstracción, para que nuestro pueblo viva mejor. De eso se trata.

POLÍTICA

Las fuerzas del apruebo lograron un 80% en el plebiscito de entrada. Y se alcanzaron finalmente los 2/3 para hacer las transformaciones profundas que se necesitaban dentro de la Convención Constituyente ¿Usted cree que es posible que estas fuerzas encuentren caminos para sacar adelante el plebiscito de salida?

−Yo espero que sí, por cierto. Y tengo mucha esperanza en el proceso constituyente y la gente sabe cuál es mi posición respecto a esto. Creo que el proceso no ha estado exento de tropiezos, ha habido errores, ha habido situaciones que son indeseables. Pero creo que el texto al que se ha llegado es mucho mejor de lo que tenemos actualmente. Y a lo que yo llamo es a que tengamos generosidad. En qué sentido, en que la constitución no puede entenderse como una constitución de revancha. Yo no quiero hacerle a quienes nos impusieron la constitución del 80 lo que ellos nos hicieron en ese momento. Yo quiero que logremos generar una constitución y través de la práctica y las reformas que sean necesarias, de ganar el apruebo, podamos generar una norma fundamental que sea de encuentro de la mayoría de los chilenos y chilenas.

− ¿Usted ve fracturada a la sociedad chilena?

−No tengo ninguna duda. Creo que la fractura es más profunda de lo que pensábamos.

− ¿Cómo se repara esto? Qué espera usted incluso de las fuerzas de oposición para llegar a una posible reparación. ¿Existe una derecha dialogante?

−Yo creo que existe una derecha dialogante. Yo creo que existe una derecha con la cual es posible conversar y tener acuerdos en ciertos temas que son relevantes. No olvidemos que los acuerdos no los podemos pensar solamente dentro del mapa de los partidos políticos legalmente constituidos y quienes militamos en ellos somos una pequeña minoría y fracción de la sociedad. Creo que el problema más grave que tenemos en Chile es el derrumbe de la capacidad de mediación de las instituciones en general. Entre ellas los partidos políticos. Por lo tanto, la democracia pierde porosidad cuando las instituciones no funcionan. Porque cada individuo se entiende como un mundo en sí mismo. Por lo tanto, cada diferencia se vuelve un abismo. Y cada persona con la que hay una diferencia se vuelve en un adversario. Me ha tocado experimentarlo en carne propia incluso dentro de las fuerzas progresistas o de las fuerzas de izquierda. A lo que llamo es que seamos capaces de poner por delante las tremendas posibilidades que tenemos en torno a las cosas que nos unen, por ejemplo, la construcción de un Estado que garantice derechos sociales universales. Queremos hacer una reforma estructural en Salud para que no siga dependiendo de cuánta plata tienes la calidad de la salud a la que accedes. Cómo no vamos a ser capaces de ponernos de acuerdo en eso. Es una cuestión tan básica. En materia de pensiones las AFPs ya no dan para más. El sistema de capitalización individual no otorga pensiones suficientes para tener una vida digna. Tenemos que cambiarlo. Cómo no vamos a ser capaces de ponernos de acuerdo. Pero, incluso hoy día, aunque nos uniéramos todos los que tenemos representación política no somos mayoría. Tenemos que llegar a acuerdos más allá. Eso no significa claudicar a las convicciones que uno tenga. Significa entender que la política es para mejorar la calidad de vida a nuestro pueblo con nuestro pueblo. No para hacer testimonio que finalmente pueden hacerte sentir muy bien al final del día, pero no le cambiaste la vida a nadie.

−Hay que ser un poco más pragmático…

−Ser pragmático no es contrario a ser idealista. Yo tengo mis convicciones y principios muy firmes y no he renunciado a ello. Por ejemplo, en momentos en que he sido cuestionado. Por ejemplo, cuando firmé el acuerdo por la nueva constitución en noviembre de 2019 lo hice con mucha conciencia. Para poder terminar con la constitución de la dictadura teníamos que conversar en la mesa con quienes pensaban distinto a nosotros.

−La composición de sus equipos ministeriales, de gabinete, es muy joven. Hay gente que ha señalado que le hace falta algunos zorros correteados en algunos ministerios o puestos clave. ¿Coincide con esa mirada?

−Nosotros logramos incorporar a la administración del Estado a una generación que no había tenido la oportunidad de estar. Quizás por eso el contraste es muy grande. Pero la verdad es que también tenemos ministros como Carlos Montes que tiene 75 años y una gran trayectoria política a sus espaldas, como Begoña Yarza, como la Jeanette Vega, Jeannette Jara que es más joven que ellos, pero mayor que nosotros. El mismo Mario Marcel. Juan Carlos Muñoz, Juan Carlos García, que no son de nuestra generación. Yo siento que una de las cosas positivas que logramos en el gobierno es esta síntesis entre diferentes generaciones y experiencias. Estamos todos aprendiendo mucho los unos de los otros.

−Este último tiempo se han hecho visibles las mafias de la madera, mafias en el comercio informal, mafias en el narcotráfico ¿Cómo va a abordar estos problemas sin repetir las recetas que no han dado resultados?

−El tema del crimen organizado es realmente una de las principales amenazas que tenemos hoy en Chile. Mencionabas el narcotráfico, contrabando de madera y armas, trata de personas. Y estamos fortaleciendo, en particular, a la Policía de Investigaciones para poder tener mayores recursos para desbaratar a estas bandas. No vamos a cejar en su persecución, pero también en atacar las causas estructurales que hacen a mucha gente caer en ese camino. El que el camino de la delincuencia sea una opción para alguno es porque no encontraron otro también. Habrá algunos que lo tengan por convicción, pero creo que son los menos. Entonces el Estado no puede contentarse con, por ejemplo, la construcción de un barrio. Tiene que estar allí generando vida social, vida comunitaria. Cuando el Estado retrocede aparece el narco. Cuando le entregamos a estas bandas organizadas el control del espacio público es cuando se pierde la asociatividad. Ahí tenemos una pega, por un lado, desde la perspectiva represiva en términos legítimos, la legitimidad del uso de la fuerza por parte del Estado, y por otro lado, en el enfrentar las tremendas desigualdades que sigue teniendo nuestra sociedad chilena que lleva a mucha gente a seguir ese camino.

−De todos los desafíos que involucra su gobierno ¿Por cuál le gustaría ser recordado el 11 de marzo de 2026 cuando entregue la banda presidencial. ¿Cuál piensa que puede ser su legado?

−Si logramos a fines de nuestro mandato que la gente confíe un poco más en la política y en sus autoridades, yo me doy por pagado. Eso se va a producir si es que efectivamente cumplimos con parte importante de nuestro programa. Los cambios no son de la noche a la mañana. En esto no hay atajos. Yo tengo claro que algunos de los objetivos que nos hemos propuesto algunos son de largo plazo, pero creo que para poder lograr cualquier transformación es necesario volver a confiar en nosotros. Si logramos cerrar esa grieta entre instituciones, autoridades y pueblo ya va a ser una gran noticia para nuestro país.

-(Estaba concentrado en la conversación y de pronto veo en frente a Darío, quien sosteniendo la caña con una mano, desprende la otra, para señalarme van quedando solo cinco minutos, obviamente quedarían preguntas, fuera. A pisar el acelerador…)

CUENTA PÚBLICA

−Pasemos a la Cuenta pública. Creo que hay un antes y un después. Yo veía encuestadoras, medios del status quo tratando de imponer agenda. Veo que después de la cuenta pública con esta hoja de ruta y las cien medidas. Veo que hay un proceso inverso. ¿Cómo lo percibe usted?

−Es un trabajo en equipo de mucha gente, pero como decía una vieja canción que todos conocen. Ahora toca a cumplir, a cumplir, a cumplir. Una cosa es el despliegue discursivo y el desplante escénico que hayamos podido tener en ese momento, pero ahora toca transformar esas cosas en realidad. Ahí vamos a estar muy encima de ese trabajo que es por lo cual nos van a juzgar los chilenos y chilenas. Así que en ningún haya que confiarse ni quedarse tranquilos. 

−Usted dijo en la cuenta pública: “en el curso de nuestro gobierno se conmemoran 200 años del Parlamento de Tapihue entre el Estado de Chile y el pueblo mapuche. Tengo la convicción de que el ejemplo de los antiguos parlamentos pueda guiar nuestro nuevo esfuerzo por lograr un entendimiento profundo entre la República y los pueblos que la habitan. ¿Cómo se imagina usted estos parlamentos en la actualidad y desde cuándo los debiésemos empezar a ver?

−Para poder avanzar en esa dirección lo primero que se necesita, de nuevo, es construir confianza. Hay una desconfianza aprendida  muy grande por tantas décadas de ninguneo y de la política de la zanahoria y el garrote que sencillamente no da para más. Nosotros hemos propuesto y hemos puesto sobre la mesa un plan muy ambicioso de restitución y de diálogo para la restitución de tierras que no se quede solo en la tierra sino en el reconocimiento de la interculturalidad, del reconocimiento de la importancia del agua, de la revitalización de las lenguas indígenas. Yo espero que encontremos reciprocidad en aquello. Sé que va a costar, porque hay una desconfianza. Pero, el pueblo mapuche es un pueblo tremendamente dialogante que lo ha demostrado en toda su historia. El parlamento de Tapihue es uno de los ejemplos más potentes de aquello y ojalá que la conmemoración de los 200 años nos sirva para avanzar en la construcción de un nuevo entendimiento entre nuestros pueblos.     

−Tengo la impresión que uno de los anuncios más bien recibidos por la ciudadanía fue el del tren. ¿Cree que va a haber resistencia de sectores transportistas, por ejemplo, los camioneros a este tipo de proyectos?

−Podría haberla, pero la resistencia de grupos de interés no puede detener la voluntad que hemos manifestado desde el gobierno de recuperar la tradición ferroviaria que tenía Chile y por ello vamos a avanzar firmemente por este camino.

−Usted dijo que vamos a seguir buscando incansablemente a los desaparecidos a través de un plan nacional de búsqueda. ¿Desde cuándo procede la implementación?

−Buenos lo estamos trabajando desde el Ministerio de Justicia y con las organizaciones de víctimas y de familiares. Hay gente que dice que ya ha pasado tanto tiempo, pero si no logramos cerrar esa herida. Si no hacemos todos los esfuerzos finalmente se puede terminar imponiendo la impunidad biológica por la muerte de todas las personas que estuvieron involucradas. Si no cejamos con todos los esfuerzos para encontrar a nuestros desparecidos, la verdad es una herida que Chile nunca va a sanar. Eso lo estamos haciendo desde ya. Estamos trabajando desde el Ministerio de Justicia para poder lanzar este plan de búsqueda porque no nos olvidamos que gracias, justamente, a esos desaparecidos es que nosotros estamos acá hoy día.

−Respecto a los muertos del estallido y la víctimas de violación de derechos humanos constatadas por diversos organismos internacionales. Usted dijo que se va a entregar antecedentes a Fiscalía de quienes sean los responsables materiales y las autoridades políticas involucradas en esto. ¿A cuáles autoridades se refiere? ¿Cree que existe evidencia suficiente para constatar que en Chile hubo crímenes de lesa humanidad?

−No me corresponde a mí juzgarlo. Si cometiera el error ahora de hacer afirmaciones de esas características terminaría dificultando la labor de quienes le corresponde hacerlo. Lo que a mí me corresponde como jefe de Estado es entregar todos los antecedentes que estén a nuestra disposición y poner los instrumentos del Estado a disposición de los tribunales internacionales, de las cortes interamericanas, de todos los espacios para que pueda haber verdad, justicia, reparación y, por cierto, el compromiso de no repetición. Para eso hemos estado trabajando en conjunto con la senadora Campillay quien coordina la mesa de reparación que estamos levantando desde el Ministerio de Justicia para que esto no quede en la impunidad.

−Vamos cerrando, le propongo un ping-pong

−Vamos.

−Cariño.

−Necesario para vivir.

− Magallanes.

− Mi identidad más profunda.

−Anarquismo.

−Mira qué interesante. Cuando leí en su momento a Kropotkin, Malatesta, Bakunin, a otros teóricos del anarquismo, la verdad es que había en ellos un espíritu libertario con el cual uno no puede evitar tener cierta simpatía. Pero hoy la manera de avanzar hacia una sociedad más justa es con organización colectiva y creo que el Estado es una tremenda herramienta para aquello y por cierto mediante vías pacíficas y no violentas.

−Lealtad.

−Fundamental para la política y para la vida.

Por

El Ciudadano