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¿Ganamos?

Fuentes: Rebelión

El año pasado tuve la osadía de imaginarme y esbozar algunos puntos que parecían relevantes para transformar las movilizaciones de estudiantes en un vigoroso movimiento estudiantil [1] , influido por lo que veníamos haciendo desde hace algunos años. A fines de ese 2010, y ya conociendo la mano ultra, ultraconservadora y ultra-neoliberal del ministro de […]

El año pasado tuve la osadía de imaginarme y esbozar algunos puntos que parecían relevantes para transformar las movilizaciones de estudiantes en un vigoroso movimiento estudiantil [1] , influido por lo que veníamos haciendo desde hace algunos años. A fines de ese 2010, y ya conociendo la mano ultra, ultraconservadora y ultra-neoliberal del ministro de educación, me las di de oráculo y advertí humildemente que nos veríamos las caras este 2011 [2] . Y bueno, aquí estamos, cumpliendo siete meses del más grande y poderoso movimiento estudiantil que ha conocido la historia de este país.

¿Qué hemos ganado en estos duros siete meses de marchas, paros, tomas, criminalización, apaleos, violencia institucional, guanaqueos, creatividad, represión, hostigamiento, ninguneo de la clase política binominal, violación de derechos humanos?

Muchos dirán que no hemos ganada nada. Y estoy de acuerdo: la demanda de educación pública y gratuita para tod@s no será correspondida por esta institucionalidad agónica y sus zombies binominales; al día de hoy, aún no hemos ganado la gran demanda… Aún.

Pero la de los objetivos explícitos alcanzados no es la única medida que puede aplicarse a un movimiento que, como el estudiantil, ha tenido alcances históricos. Sus logros no explícitos o no intencionales han tenido y tendrán importantes consecuencias a futuro. Para empezar, terminamos con el mito fundacional que se impuso con esta «democracia», ese del «no estamos ni ahí» con la política y que fue popularizado por los «expertos» en base a la constatación simplona de que no nos inscribíamos y no votábamos. Como si el voto en esta institucionalidad pudiera cambiar algo, sí así fuera, a los jóvenes no se nos permitiría votar, de otro modo no me explico porque no quieren ni siquiera hacer el esfuerzo por la reforma para la inscripción automática, para las próximas elecciones municipales.

Los jóvenes siempre estuvimos interesados en participar y en hacer política, y lo hicimos siempre fuera de los límites de la «política tradicional», siempre en espacios alternativos a ese achatado e inocuo espacio binominal que te absorbe los sueños, la coherencia, la consecuencia y que incluso te hace subir de peso y volumen, como bien lo puede atestiguar la figura del actual presidente de la JS.

Fueron los pingüinos del 2006 quienes comenzaron a botar ese mito, pero este año ya se les cayó encima. Hoy sólo queda un ícono kitsch del «no estoy ni ahí», el Chino Ríos y para pocos de mi generación es un modelo a seguir por lo que dice o hace fuera de las canchas.

Cambio de paradigma, la hegemonía neoliberal-conservadora en retirada

Si eso del fin de la historia había llegado y se había materializado en algún lugar, ese lugar sin duda fue Chile, pues en los 90s y 2000s se impuso un pensamiento único, una idea monotemática, un visión individualista y autocomplaciente de la sociedad sintetizada en el sálvese quién pueda. Aun cuando existía un pensamiento alternativo y contra-hegemónico que fue la semilla de lo que hoy está dando frutos, para entontonces fue incapaz de sortear los escollos del binominalismo.

La hegemonía neoliberal impuso solo una visión de la realidad sobre la sociedad, negó el acceso a una educación decente y a otros derechos sociales, provocó un apagón cultural y enalteció un sentido común conservador, a todas luces una sociedad de mercado pensada en clave derechista, el sueño del gremialismo estaba cumplido, con la complicidad de la Concertación y la ayuda de los medios de comunicación y el establishment en su conjunto.

Las resistencias al pensamiento hegemónico contribuyeron al desarrollo de nuevas organizaciones sociales y políticas, que hoy, fruto del movimiento estudiantil y la acumulación de las anteriores luchas políticas, han ido generando un quiebre en la hegemonía. El síntoma más clara es que que, hoy, para ningún chileno es ya natural endeudarse por 30 años con la banca por educarse en instituciones que no aseguran futuro laboral ni nada parecido a una educación decente. Eso se puede notar en la micro, en la calle, en la feria, y en el amplio apoyo que han tenido nuestras ideas.

Hemos sido capaces de cuestionar el modelo de educación de mercado y el temor de los pocos defensores que le van quedando, principalmente una minoría, sus ideólogos, herederos y administradores, es que si los estudiantes cuestionaron el sistema educativo del neoliberalismo, ¿por qué no lo podrán hacer con el sistema de salud, con la explotación de los recursos naturales, con los servicios públicos, con la banca y los intereses, con el trabajo?

No ha sido fácil alcanzar esto, teniendo todo en contra, cuestionando uno de los pilares sobre los que se sostiene el modelo que hoy tanto criticamos, y sin olvidar nuestra demanda por educación pública y gratuita para todos/as, hemos avanzado muchísimo. Al mismo tiempo, despertamos a ese gigante dormido de la larga pesadilla del trasnoche neoliberal que sufrimos, ese gigante que hoy le llamamos ciudadanía, pero que yo prefiero llamarle PUEBLO, con mayúsculas, que se mueve consciente de que lo que estamos haciendo por los que vienen. A nosotros, nos ha movido la solidaridad y la responsabilidad por el futuro, mientras que a los binominales herederos del pasado la desesperación por perpetuar un modelo fracasado.

El solo cuestionamiento al pensamiento hegemónico es un avance, aun más es una derrota por goleada y en su propia cancha, cuando las ideas que levantamos son aceptadas como justas por la amplia mayoría de los/as chilenos/as.

El futuro

Debemos ser capaces de analizar lo que hemos hecho estos siete meses de movilización, hacer la autocrítica y asumir las responsabilidades por los aciertos y los errores. Al mismo tiempo, es menester profundizar los debates internos para fortalecer nuestras propuestas, que como sabemos, no se agotan con la aprobación de un presupuesto más.

Es importantísimo que la CONFECH se transforme en el espacio estudiantil democrático que congregue a todos los estudiantes de Chile. Esta CONFECH debe incorporar a colegios, liceos, centros de formación técnica, institutos profesionales y universidades, superando las lógicas que nos dividen entre estudiantes A y estudiantes B. Todos/as queremos un sistema de educación público y gratuito para construir una sociedad justa. Aspiramos a contar con una organización que refleje la diversidad y heterogeneidad de sus componentes, debe ser el reflejo del Chile que imaginamos los estudiantes, democrático, diverso, respetuoso y con una estructura acorde al siglo XXI, no debe ser copia, si no la más genuina expresión de la creatividad de la juventud chilena.

A la par, debemos articularnos con todos y todas que están por construir de verdad y en serio un Chile diferente, con un sistema público de educación que sea motor para terminar con las desigualdades que nos avergüenzan y para el cambio social integral que urge construir.

Para las izquierdas la tarea más importante es sincerar sus posiciones, definirse si seguirá promoviendo la focalización de los derechos universales, si estamos por transformar radicalmente Chile o estamos por mantener la herencia y a los herederos de la Dictadura, si queremos cambiar Chile completo o solo un poquito. Esa es tarea para la casa, que debemos hacer hoy con miras al futuro.

En el balance final, sí hemos ganado. No todo, pero no pudimos más, no porque así lo quisiéramos, si no más bien, porque esta institucionalidad no nos permite ir más allá: el murallón de la Constitución de Pinochet-Lagos nos detuvo. Por ello es más que necesario continuar construyendo el camino hacia la Asamblea Constituyente Originaria, pues si el modelo institucional no cambia, nada cambiará, y esa es la responsabilidad de todos los que queremos un Chile bien diferente.


[1] «¿Estudiantes + Movilización =Movimiento estudiantil?» http://is.gd/IRwIQz

[2] Sr. Lavín: Nos vemos el 2011 http://is.gd/w02WDi