Gonzalo Martner es el secretario general del Partido Socialista de Chile. En su juventud, en tiempos del gobierno de Salvador Allende, militó en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), mientras que su padre Gonzalo fue el director de la Oficina de Planificación económica (ODEPLAN) con rango de ministro. El MIR y su actual partido fueron […]
Gonzalo Martner es el secretario general del Partido Socialista de Chile. En su juventud, en tiempos del gobierno de Salvador Allende, militó en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), mientras que su padre Gonzalo fue el director de la Oficina de Planificación económica (ODEPLAN) con rango de ministro. El MIR y su actual partido fueron golpeados con crueldad y saña por la represión de la dictadura militar: miles de sus militantes fueron asesinados y hechos desaparecer tras sufrir las torturas más atroces en lugares de imborrable memoria como Villa Grimaldi.
Según informó el diario mexicano La Jornada, el pasado 26 de agosto, tras conocer el histórico desafuero de Pinochet por la Corte Suprema, Martner no se demoró en afirmar que aceptaría que la justicia librara al tirano de cumplir su previsible condena por su responsabilidad en la siniestra Operación Cóndor por unas supuestas «razones humanitarias» no previstas en la legislación penal chilena.
La falta de consecuencia de los renovados socialistas chilenos no deja de sorprendernos y evidencia el grado de connivencia de la Concertación con el pinochetismo y las Fuerzas Armadas.
No bastó con que fuera el socialista Juan Gabriel Valdés, como canciller del presidente Eduardo Frei, quien terminara de concretar la operación que en marzo de 2000 permitió el regreso del general golpista de Londres libre de la extradición a España. En 1976, Valdés era colaborador de Orlando Letelier en Washington cuando éste fue asesinado de manera brutal, con un coche bomba, por la DINA con la ayuda de algunos de los terroristas cubanos excarcelados estos días por la presidenta de Panamá.
No bastó con que el presidente Ricardo Lagos fuera uno de los adalides del retorno de Pinochet de Londres con la excusa de que era posible juzgarle en Chile. Una vez de vuelta, su gobierno maniobró para apartar al dictador del juicio por los crímenes de la «caravana de la muerte». Y no dudamos de que ahora hará lo mismo.
Gonzalo Martner, como secretario general del PSCh, representa a un partido que entregó a sus mejores dirigentes y militantes en la lucha por el socialismo durante los mil días de presidencia de Allende y los años posteriores de la lucha antifascista. Salvador Allende, Arnoldo Camú, Exequiel Ponce, Carlos Lorca, Michelle Peña, Claudio Lavín, Vicente Ramírez y tantos socialistas asesinados por los subordinados de Pinochet no merecen afirmaciones como la citada de Martner.
El juicio y la condena a Pinochet, posible ahora por la Operación Cóndor gracias a la lucha de la izquierda y del movimiento de derechos humanos, es imprescindible para derrumbar la ominosa impunidad vigente en Chile desde el final de la dictadura con la complicidad de la Concertación. Quienes se oponen a ella desde fuerzas democráticas y pretendidamente de izquierda, como Martner, padecen un singular «síndrome de Estocolmo», que afecta en particular a quienes hace mucho ya que renunciaron a los ideales del socialismo, al legado político y ético del Presidente Allende, y no han vacilado en aceptar la herencia política, institucional y económica de la dictadura militar.