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Discurso de Guillermo Teillier, secretario general del Partido Comunista, en la despedida a Gladys Marín

«Gracias, pueblo de Chile»

Fuentes: Agencia de Noticias Mundo Posible

Querida Gladys: Y aquí llegamos a este 8 de marzo con el corazón acongojado: te has muerto. Jamás, en esta fecha tan crucial para las mujeres del mundo, olvidaremos tu paso imperecedero por esta vida. Nuestro más sinceros sentimientos de pesar a su hijos, a su actual compañero, a su familia toda. Nos ha impresionado […]


Querida Gladys: Y aquí llegamos a este 8 de marzo con el corazón acongojado: te has muerto. Jamás, en esta fecha tan crucial para las mujeres del mundo, olvidaremos tu paso imperecedero por esta vida.

Nuestro más sinceros sentimientos de pesar a su hijos, a su actual compañero, a su familia toda.

Nos ha impresionado profundamente ver llorar a mujeres y hombres del pueblo, en las calles, al paso de su cortejo fúnebre. Con ellos lloramos en silencio. Sentimos su pena como nuestra. No es una muestra de debilidad, es el genuino sentimiento de quienes la conocimos, la queremos, la admiramos como una mujer cuya estatura moral y política no tiene parangón en la historia reciente de nuestro país. Es una mujer, que en otra dimensión, pero al igual que el Che Guevara, seguirá alumbrando y abriendo el horizonte de nuestros sueños y esperanzas en los tiempos venideros.

No por casualidad su enfermedad y su muerte han despertado tan extraordinaria corriente de solidaridad que se extiende más allá de nuestras fronteras y de la cual son partícipes gobiernos, partidos políticos, organizaciones sociales, sindicales y culturales y miles y miles, millones de personas, en especial las más humildes de nuestro pueblo y de muchos pueblos hermanos de América.

Gracias pueblo de Chile por la masiva, multitudinaria y conmovedora expresión de fervor popular en las calles de Santiago y a lo largo y ancho de nuestra patria, que es la más grande desde que derrotamos a la dictadura. Gracias pueblo de Chile por este tan hermoso homenaje a la Presidenta de nuestro partido.

Gladys no se ha ido, Gladys, nuestra querida Gladys, se queda con nosotros para siempre en la conciencia y la voluntad del pueblo que vio en su lucha la expresión más clara de sus esperanzas y de sus anhelos, tantas veces frustrados por la falta de democracia y participación popular, por la inmensa desigualdad social y discriminación que predominan en Chile, por la falta de trabajo, por las tremendas falencias en materias de salud, educación, vivienda, por la falta de verdad y justicia.

Honor y gloria a Gladys por su valentía, su honradez, su capacidad intelectual, su pasión revolucionaria, su incansable entrega a la lucha por la felicidad humana, la Paz y la defensa de los derechos humanos, cuya consecuencia para luchar por sus ideales y la lealtad con su pueblo, es exaltada por amigos y adversarios.

Ante esta inmensa expresión popular aparece como ridícula la pretensión de algunos sectores reaccionarios de derecha, que se expresan preferentemente a través del diario El Mercurio, tratando de enlodar, en estos días, el nombre y la trayectoria de Gladys y de hacer creer que con su muerte el Partido Comunista va a desaparecer. Vana pretensión. No pudieron con el genocidio contra nuestro partido durante la dictadura. No han podido con la exclusión que significa el sistema electoral binominal durante todos estos años de gobiernos de transición. No podrán con la insidia y la campaña de mentiras que una vez más lanzan estos sectores contra nuestro partido.

Al contrario de estos vaticinios, podemos decir que el legado que nos deja Gladys, la semilla que ella ha sembrado, comienza a germinar en los corazones y en la voluntad del pueblo. Algo nuevo está naciendo, una fuerza que nos reconforta y nos da aliento para seguir creciendo y luchando por aquello que la misma Gladys nos señaló: unir al pueblo en una gran expresión de alternativa al sistema neoliberal.

La realidad de nuestros sueños está en la lucha y en la unidad, en la voluntad de cada uno de nosotros de hacerla posible. Gladys ya trasciende su vida como el símbolo de estas luchas y estos sueños. Durante el año y medio en que ella libró una dura batalla por superar el cáncer que la afectaba, con extraordinaria entereza nos conmovió con su ejemplo y nos hizo partícipes de su confianza, su esperanza y convicción de que el ideal político y social que alentó su vida, se hará realidad en un futuro no lejano sostenido por los trabajadores, las mujeres y los jóvenes de nuestra patria.

Aunque enferma, Gladys intuía y así nos lo expresaba, que un nuevo momento de asenso de las luchas del pueblo y del crecimiento de las fuerzas de izquierda estaba muy cercano. La más palpable confirmación de esa percepción fue el sorprendente resultado alcanzado en las elecciones de alcaldes y concejales por el Juntos Podemos, que fue una de las mayores alegrías que recibió en las postrimerías de su vida.

Hoy mismo, en estos días, con Gladys y por Gladys estamos viviendo un nuevo momento de maduración de la conciencia y la movilización popular. Desde el pueblo mismo surge la urgencia de la más amplia unidad antineoliberal.

La contribución de Gladys Marín a la unidad de la izquierda, al papel principal de los trabajadores en la vida social, así como a la conformación de la más amplia unidad antineoliberal, conforman una herencia que los comunistas mantendremos sin desviarnos jamás del camino trazado por su ejemplo.

Estamos seguros que tendremos plataforma única de la izquierda, candidato único a la presidencia y una sola lista parlamentaria, con los partidos y movimientos que conforman el PODEMOS, P. Humanista, I. Cristiana, MIR, PC (AP), Bloque Socialista y otros conglomerados como Fuerza Social y la SURDA, entre otros.

En ningún otro lugar podrían encarnarse mejor los ideales socialistas y democráticos por los que luchó siempre Gladys, a veces ante la más grande adversidad, como lo fue la dictadura militar. Gladys dirigió nuestro partido en el interior del país bajo la más estricta clandestinidad y abrazó con decisión el derecho a la rebelión ante la tiranía. Supo vencer el dolor de la detención y desaparición de su esposo el año 1976 en manos de la DINA.

Sin esa decisión de luchar el pueblo habría tardado mucho más en derrotar a la dictadura. Nadie puede desconocer este aporte de Gladys y su partido a la historia de Chile y al proceso de recuperación de la democracia que aún continua, como nadie puede desconocer su aporte a la lucha por la verdad y la justicia que la llevaron a presentar la primera querella por genocidio del principal responsable de violaciones a los derechos humanos en Chile, Augusto Pinochet.

Tencha Bussi de Allende, que fue a decirle el último adiós a nuestra Presidenta reconoció en ella a la gran colaboradora del gobierno popular de Salvador Allende.

En el Ex Congreso hemos recibido los testimonios de centenares de dirigentes sindicales y sociales que nos hablan de la calidad humana de Gladys, de su disposición a escuchar, a estar siempre contribuyendo a la movilización social para buscar solución a problemas ante los cuales por lo general las autoridades o los empresarios hacen oídos sordos.
Así lo han señalado los dirigentes de la CUT, de la ANEF, del magisterio, de la salud, dirigentes de los vendedores ambulantes, de mercados persa, de pobladores, de la diversidad sexual, de organizaciones de mujeres, de derechos humanos, de pueblos originarios, de la tercera edad, de estudiantes, de organizaciones culturales.

Es tal el peso de la contribución de Gladys a la lucha social y al proceso democratizador, es tanto el reconocimiento del pueblo, que el gobierno consideró oportuno declarar Duelo Nacional, hecho que agradecemos profundamente, como agradecemos la presencia del Presidente de la República en el ex Congreso Nacional, de sus ministros, de parlamentarios, de dirigentes de la concertación y la derecha, de autoridades eclesiásticas.

Gladys se merecía además este homenaje porque fue parlamentaria por tres períodos antes del golpe y debió serlo después. Se lo impidió la mantención del sistema electoral binominal impuesto por Pinochet, injusticia que esperamos, tal como lo exigía Gladys, sea reparada antes de las próximas elecciones parlamentarias, con una ley electoral proporcional y democrática.

Agradecemos la presencia de representantes de gobiernos y partidos hermanos de diversos países, entre los que destacan Cuba, Venezuela, Uruguay, Brasil, China, Viet Nam, México, Argentina, Ecuador y Estados Unidos.

Recordemos, compañeros, que en Estados Unidos también existe Partido Comunista y existe izquierda.

Gladys se distinguió por su constante aporte a la solidaridad con los pueblos, por su compromiso de luchar por la Paz, causa, esta última que motivó que fuera una de las tres mujeres chilenas seleccionadas por diversas organizaciones sociales, entre ellas la CUT, para ser nominada entre las mil mujeres para las cuales se está solicitando, a nivel mundial, el Premio Nobel de la Paz. Hasta sus últimos días tuvo en su corazón la solidaridad con los pueblos de Irak y Palestina agredidos por el imperialismo norteamericano y su adhesión a los procesos revolucionarios de Cuba y Venezuela.

Su acendrado internacionalismo fue reconocido por pueblos hermanos. El Consejo de Estado de Cuba le otorgó la Condecoración José Martí, y el Movimiento Sandinista la Medalla Augusto César Sandino, las más altas distinciones que otorgan esa nación y ese movimiento político hermano.

Al entregarle, hace pocas semanas, la Medalla Luis Emilio Recabarren, la más alta distinción del Partido que fundara el Padre de la clase obrera chilena, y que fuera recibida por uno de sus hijos, exaltamos el papel determinante que jugó en la vida de nuestro Partido y de nuestro pueblo.

Querida Gladys, compañera y amiga de tantos y tantos que luchamos contigo. Hoy debíamos entregarte una flor por ser 8 de marzo, pero el pueblo te ha entregado mucho más, te ha entregado su corazón.

Aquí estás, marcando el rumbo, rodeada de jóvenes que te engalanan con la camisa amaranto, a la que tanto querías como símbolo de tus luchas juveniles. Aquí te quedas con nosotros para siempre, con Luis Emilio Recabarren, con Elías Lafertte, con Galo González, con Ricardo Fonseca, aquí te quedas con Julieta Campusano, con Sola Sierra, aquí te quedas con Guacolda, con Fresia, con Gabriela, con Violeta, aquí te quedas con el guerrillero heroico Manuel Rodríguez, con Raúl Pelegrini. Gladys aquí estamos todos contigo, con Víctor Díaz, con Miguel Henríquez, con Víctor Jara, con Pablo Neruda. Aquí estamos Gladys con Salvador Allende. Contigo Gladys somos futuro, contigo Mil Veces Venceremos.

Con Gladys, ¡Mil Veces Venceremos!».