Mientras se realizaba el Paro Nacional convocado por la CUT, y la movilización más grande convocada por una organización de trabajadores desde el fin de la dictadura, a la que se sumó el movimiento estudiantil, la derecha se fractura en los hechos. La unidad obrero estudiantil sigue avanzando en las calles, con el paro y […]
Mientras se realizaba el Paro Nacional convocado por la CUT, y la movilización más grande convocada por una organización de trabajadores desde el fin de la dictadura, a la que se sumó el movimiento estudiantil, la derecha se fractura en los hechos.
La unidad obrero estudiantil sigue avanzando en las calles, con el paro y movilización del 26 de junio y el Paro Nacional con movilización del 11 de julio. La lucha de clases continua su tendencia a intensificarse. Toda la herencia de la dictadura, conservada y profundizada por la Concertación y la derecha, cruje.
Pero grandes desafíos se preparan. La clase patronal y sus partidos de la derecha y la Concertación, no se quedarán inmóviles: ahora anuncian reformas al régimen político para oxigenarlo, cambiando algo para que nada cambie de fondo. Aunque en este camino, la derecha se fractura, y se preparan fracturas en la Nueva Mayoría. Nuevos engaños para el pueblo trabajador se están cocinando, y hay que prepararse para enfrentarlos poniendo en pie un partido obrero revolucionario.
Reformas al régimen político: Cambiar algo para que nada cambie
Un acuerdo de una parte de RN y la DC junto al PS y PPD anunció cambios al régimen electoral binominal. Fundamentalmente dos son los cambios: por un lado, un redistritaje para permitir que se presenten más candidatos a diputados y poder tanto que entren partidos menores, como romper el corset de los acuerdos obligados en la derecha y la Concertación (pasando de 120 a 150 diputados); por otro lado, crear la figura de senadores nacionales con una circunscripción única, que integre 10 senadores más (pasando de 38 a 48).
El Gobierno reaccionó junto con otra parte de RN y la UDI, anunciando la presentación de otro proyecto de reforma al régimen electoral binominal. Aunque es prácticamente igual.
Se trata de un maquillaje: ninguno de los dos es un régimen proporcional (en el que cada lista tiene derecho a un parlamentario de acuerdo a los votos que obtuvo). Si no que, para Diputados, mantiene el sistema mayoritario, o la cifra repartidora; y para Senadores, mantiene el binominal.
Pero sobre todo, no se habla de los quórums exigidos para cambios constitucionales o en las leyes. Ni menos que menos de la Constitución de Pinochet que sigue en pie casi intacta.
¿Por qué lo hacen? Porque el régimen heredado de la dictadura está cuestionado en las calles, deslegitimado. Y necesitan oxigenarlo, adelantarse para que no sea derribado por la lucha de clases.
Así lo admiten, con todas las letras. El senador RN Chahuan, declaró que «con esto volvemos a canalizar la política desde la calle al Congreso», y que «esto apagará las voces populistas que piden Asamblea Constituyente». El senador DC Patricio Walker a su vez declaró que «tenemos dos caminos: la Asamblea Constituyente y que las cosas ocurran en la calle, en el caos, en la anarquía; y el de la democracia representativa».
Pero en el camino, la derecha se fracturó.
La fractura de la derecha
El anuncio de parte de RN y la DC con el PS y el PPD, fracturó a la derecha. El Gobierno no estaba enterado y atacó al presidente de RN Carlos Larraín. La UDI no estaba enterada y y su presidente Melero declaró que rompió los acuerdos de la Alianza. Senadores y dirigentes de RN como Lily Peres y Espina rechazaron lo hecho por su presidente de partido. El candidato de la derecha, Longueira, tampoco sabía nada.
El Gobierno reaccionó convocando a la otra parte de RN y a la UDI. Y anunciaron un proyecto de reforma propio, que no se diferencia en mucho del anterior (salvo en que no aumenta la cantidad de diputados y senadores). La UDI que se resistía a cualquier cambio, debió sumarse.
La derecha y con ella el Gobierno se fracturaron. Esto que los debilita siempre favorece al pueblo trabajador, porque los debilita, les abre grietas.
Pero sólo si se aprovechan en su favor.
El Partido Comunista nuevamente sostiene por izquierda al régimen
Pero para aprovecharlo a su favor, hay que plantear en la discusión una política independiente de los partidos patronales. El PC en cambio, saludó la iniciativa de RN y la DC: en declaraciones a la prensa, «El líder del partido, Guillermo Teillier, valoró el acuerdo entre RN y la Concertación para modificar el sistema electoral y destacó el «aislamiento» en que quedó el gremialismo tras la presentación de la iniciativa».
Hace así de sostén por izquierda del régimen, como lo hace también en su pacto político con la Concertación dando vida a la Nueva Mayoría. Porque lo que buscan con estas reformas los partidos patronales de la derecha y la Concertación, es intentar impedir el desarrollo de los procesos de la lucha de clases. Justamente cuando sigue intensificándose. Ahora, con el Paro Nacional convocado por la CUT.
La clase trabajadora entra a escena
El Paro Nacional del 11 de julio convocó a la movilización -llamada por los trabajadores- más grande desde el fin de la dictadura. Más de 100.000 en Santiago, y más de 50.000 en Regiones, los trabajadores y sus organizaciones sindicales y de la izquierda recorrieron las calles de todo Chile. El movimiento estudiantil, aunque en un momento de retroceso tras la lucha de estos últimos meses, se hizo parte de la convocatoria y la movilización. La unidad obrero estudiantil en las calles del 26 de junio sigue avanzando.
El mismo día, en Brasil se realizaba también un Paro Nacional, y se suman a las movilizaciones y paros de los trabajadores de Argentina y Bolivia. En todo el Cono Sur latinoamericano comienza a entrar la clase trabajadora.
Y en Chile, fue antecedido por paros en todos los sectores de la economía, en todo el país. Entre estos paros, los de los trabajadores mineros, y los trabajadores portuarios con un paro de 22 días en abril.
Un día antes del Paro Nacional, el miércoles 10 de julio, ya se realizaron las primeras acciones de lucha: Acciones el día previo: CUT y estudiantes se tomaron la Inspección del Trabajo penquista. Estudiantes y trabajadores realizaron una toma pacífica en la Seremi del Trabajo en Los Ríos. Se enciendieron barricadas en el frontis de la Universidad de Playa Ancha. Hubo cacerolazos en Santiago (frente a La Moneda, en Lo Espejo, en Conchalí), también en Puerto Montt.
El 11 de inauguró con la lucha callejera. Por la mañana, cortes y barricadas en las calles y las rutas, esta vez, protagonizadas muchos de ellos por los trabajadores. Entre estos: En Santiago: 20 barricadas; concentraciones de dirigentes de la CUT en diferentes puntos de la ciudad; manifestación de trabajadores aeronáuticos y funcionarios de la aerolínea LAN, en la zona de embarques, con retrasos de los vuelos; una quema de un bus del Transantiago. En Calama, barricadas en los accesos a las rutas que dirigen hacia algunas mineras como Chuquicamata, Ministro Hales, RT y Gaby; barricadas en las vías del tren. En la III Región de Atacama: Trabajadores mineros bloquean acceso a El Salvador. En la VIII Región del Bio Bio: 7 barricadas en Concepción; barricadas en Chiguayante, Coronel, Lota, Hualqui; los sindicatos 1 y 3 de trabajadores de la Universidad de Concepción se tomaron la Avenida Chacabuco. En la V Región de Valparaíso: 5 barricadas en Valparaíso; 2 barricadas en Viña del Mar; barricadas en la línea férrea de Merval y Errázuriz. Bloqueo de ingresos en las divisiones Salvador, y en Andina en la Región de Valparaíso. En Iquique, barricadas en la zona sur de la comuna, en el sector Bajo Molle. En la VI Región Lib. B. O’Higgins, barricadas en acceso a El Teniente. En Chiloé: se tomaron el acceso al puente Pudeto, en la salida de la comuna de Ancud, y barricadas en varios puntos de la isla. Trabajadores de ENAP realizaron una ocupación pacífica de la Rotonda Concón. En Valdivia, funcionarios de la UACH bloquean accesos a campus, y hubo barricadas en 3 puntos de la ciudad. En Ancud, barricada en la Ruta 5 Sur a la altura del sector Mutrico.
El paro fue casi total en el Sector Público, Municipalidades, Correos (aunque el Gobierno diga que fue de solo un 5%); en la Salud hubo paros parciales y brazos caídos; paros parciales también en la minería. En el sector privado, con mayor dificultad para paralizar por la dictadura patronal, hubo simpatía y acciones de solidaridad.
La movilización en Santiago reunió a más de 100.000 trabajadores y estudiantes. Las columnas sindicales predominaban. Entre ellas, banderas de la CUT, de la ANEF, de la Salud, estudiantes, trabajadores del cobre, del Colegio de Profesores, trabajadores de Subus, de Walmart, Federación nº 1 de los trabajadores ferroviarios, SII, Confederación de Trabajadores Automotriz, maquinarias y repuestos, Sindicato Nacional de Trabajadoras de Casas particulares, Correos de Chile. También, las organizaciones del movimiento estudiantil. También, las organizaciones de izquierda.
Fue un hecho político de la clase trabajadora.
La lucha del movimiento estudiantil, está en un retroceso producto de la política de las direcciones oficiales de la CONFECH y los colectivos populares, que dividieron votando contra las tomas y los paros, o sumándose a último momento, o absteniéndose. Pero esta lucha sigue abierta porque ninguna de sus demandas ha sido respondida. Se ha abierto el camino de la unidad obrero estudiantil.
La lucha de clases continua su tendencia a intensificarse.
Por eso la clase patronal y sus partidos de la derecha y la Concertación también se ponen en movimiento, como estos intentos de oxigenar al régimen. Preparan nuevos engaños para usurpar la lucha, desviarla, sacarla de las calles, intentar frenarla.
Por eso la fuerza que vuelve a poner en movimiento la clase trabajadora, no puede dejarse engañar. Para eso, debe prepararse para desplazar a sus dirigencias burocráticas, que saldrán más legitimadas de este Paro con movilización.
PC: A los pies del patrón
La fuerza demostrada por los trabajadores, intentará ser desviada, llevándola a los pies de la clase patronal. El PC que dirige la CUT junto a la Concertación, ahora integran un pacto político, Nueva Mayoría, que prepara nuevos engaños para el pueblo trabajador.
No sólo eso. Los días previos al paro, Bárbara Figueroa agradecía a la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), la mayor asociación patronal de Chile, por sus dichos sobre la necesidad de reformas laborales. Nos dijo: «Yo creo que una de las grandes conclusiones es que tanto trabajadores como el mundo de los empresarios, que entendemos no está solo radicado en la CPC, aquí hay un actor que nos falta, que es el mundo de la micro, pequeñas y mediana empresa, que también tienen mucho que decir en materias laborales pero que desde el presidente de la CPC se haga un reconocimiento tan explícito a que aquí es necesario abordar el tema de las desigualdades, que estas tienen origen en el mundo del trabajo y que, por lo tanto, las reformas tienen que ser sustantivas y no meros ajustes, yo creo que esa es una cuestión importante de ser escuchada y que otros la reconozcan».
Pero sabemos que los patrones las quieren para, también, oxigenar el clima, y como moneda de cambio para una mayor flexibilización (precarización) de los trabajadores.
Además, anuncian reuniones, que serán privadas y secretas, en la OIT para presentar una propuesta conjunta.
Re-editando la política del diálogo social, aunque con movilización como modo de presión, quieren llevar la fuerza de los trabajadores a los pies de los patrones, y sus candidatos Bachelet y Longueira.
Ante esto, han surgido otras políticas.
Denuncias impotentes y división
Ante estas políticas de la dirección oficial de la CUT, se vienen intentando (sin resultados mayores) agrupamientos de otros sectores sindicales. Entre ellos, ha surgido la Unión Portuaria, que protagonizó el gran paro nacional portuario de 22 días en abril.
Frente a la convocatoria de la CUT para el Paro Nacional, sus dirigentes se restaron. No adhirieron. Diciendo, algo correcto, que la CUT es burocrática. Pero sus denuncias son impotentes. Y dividen las filas de los trabajadores.
El único camino para desplazar a las direcciones oficiales burocráticas, y sus políticas de diálogo social, es fortalecer las filas de los trabajadores. Fortalecer sus luchas. Es el camino para que la clase trabajadora vuelva a ganar confianza en sus propias fuerzas. Y organizándose en base a otra política.
Por la unidad clasista, sin patrones, combativa y democrática de los trabajadores
El régimen y sus partidos de la derecha y la Concertación, preparan nuevos engaños. La derecha quiere reformas para oxigenar al régimen. La Nueva Mayoría hace promesas con letra chica. Las distintas variantes patronales quieren cambiar algo para que nada cambie, y así tratar de impedir que los trabajadores luchen por una salida propia, independiente de las distintas variantes patronales, a los padecimientos que les aseguran los patrones.
Y los que preparan: los impactos de las nuevas turbulencias en la economía internacional, ya están llegando a Chile. Y despidos a cuentagotas se preparan en cada lugar de trabajo.
La fuerza de los trabajadores, mostrada este 11 de julio, en los paros portuarios y mineros, en los paros a lo largo de todo este año, se debilita por sus divisiones, con la dispersión en distintas Centrales, Federaciones, sindicatos base. Y se debilita con la política del diálogo social, aún con movilización.
La clase trabajadora debe prepararse para enfrentar los ataques de la clase patronal que ya se anuncian. Para dar una respuesta propia a la crisis -contenida aún- del régimen heredado de la dictadura. Si no, avanzarán los ataques patronales, y las salidas de sus partidos de la derecha y la Concertación.
Hay que poner en pie una Tendencia Clasista de Trabajadores de Base, para luchar por la unidad de las filas de los trabajadores con una política sindical independiente de todas las variantes patronales, clasista, sin patrones, combativa recuperando los métodos de la lucha de clases, y basada en la democracia directa de los trabajadores.
Y ante las variantes patronales en las elecciones y en la política nacional, luchar por poner en pie un partido obrero revolucionario.