«Yo pensaba que a mi hija la iba a encontrar viva pasado 20 años…ahora ya sé que me la mataron…» dice su madre la señora Larisa de 80 años, que la ha buscado durante 35 años, sin aún saber que sucedió con su hija desde ese día de octubre de 1977 en que no retornó […]
«Yo pensaba que a mi hija la iba a encontrar viva pasado 20 años…ahora ya sé que me la mataron…» dice su madre la señora Larisa de 80 años, que la ha buscado durante 35 años, sin aún saber que sucedió con su hija desde ese día de octubre de 1977 en que no retornó a la casa familiar de San Bernardo. Sitio donde vivió junto a su madre y su padre, un obrero panificador, a sus hermanos Sergio, Enrique, Modesto y Ricardo y también junto a su hermana conchito: Susana.
Hace pocos días el Servicio Médico Legal les ha dicho que por fin, a partir de unos pocos huesitos ha sido posible el milagro de identificar a Jenny, la estudiante de enfermería de la Pontificia Universidad Católica, la militante clandestina del MIR…la dirigente estudiantil del Liceo de Niñas de San Bernardo.
Ahora vendrá por fin el hacer los rituales de despedida a esta joven que el sábado 26 de octubre hubiese cumplido 59 años. Su velatorio, se efectuará desde las 16:00 horas el próximo viernes 9 de noviembre en la casa familiar de calle Industria 1675, entre Enrique Madrid Osorio y Eucaliptus en San Bernardo. Al día siguiente, el sábado 10 el cortejo saldrá desde ese sitio para arribar con los restos de Jenny al Memorial a los detenidos desaparecidos y ejecutados del Cementerio General a las 12:00 horas, acompañados por la AFDD, quién en todo momento ha estado acompañando a la familia Barra Rosales.
Muy seguramente en torno a la próxima despedida de los restos de Jenny Barra, la familia y sus amigos recopilaran nuevos trozos de historia acontecidos durante esos primeros años de dictadura, particularmente en su actividad como resistente clandestina en San Bernardo y en la entonces comuna de Barrancas.
LA MEMORIA EN SAN BERNARDO
Es sábado 26 de octubre y en la Plaza Guarello junto al Memorial por las víctimas de la dictadura que lleva el nombre de Jenny Barra, desde muy temprano comienzan a juntarse hombres y mujeres para homenajear y recordar a esta estudiante sanbernardina. Convoca la «Agrupación Jenny Barra» (AJB), la misma que surgiera luego de la Mesa de diálogo del 2001 y que se convocara por la Verdad del Cerro Chena. En ese propósito fuera de la AJB, estuvo la AFEP, el Colectivo Memoria Viva y la Radio Canelo 149 AM.
Hoy en esta plaza donde hay un Memorial realizado con durmientes están profesoras y estudiantes de la generación de Jenny.
Del Liceo de Niñas de San Bernardo, donde hace pocos días la han recordado sus profesoras, entre ellas Emilia Leytón quien la rememora egresando del 4to E en 1972 y como posteriormente quedó en la Universidad Católica en Enfermería. También, hoy hace recuerdos su amiga Marta Romero, a la que le decían «la Gaby», mientras Jenny para sus amistades de adolescencia era «la Pepona». Han llegado profesores de ella en la Católica y los compañeros del Colectivo Memoria PUC, que han realizado un trabajo tesonero por recordar a los profesores y estudiantes caídos en dictadura.
Pintores muralistas estampan a trazos la memoria de Jenny, vienen cantos y testimonios, todo parece preparar esa despedida que muchos en San Bernardo harán el 9 y 10 de noviembre a esa niña que vieron crecer y comprometerse con los sueños de justicia social de su tiempo.
Dice un folleto «Por la verdad del cerro Chena» «los testimonios recogidos señalan a varios de los oficiales y civiles que participaron en las detenciones, torturas y fusilamientos…el general Leonel Köning quien se suicidaría en 1975, otro general llamado Pedro Montalva, un capitán en ese entonces Luis Cortes Villa conocido también como «El Ángel Negro» y otro oficial llamado Germán Stagmaier. Entre los civiles destacan tres empresarios: Francisco Luxoro, Darío González y Héctor Carrasco. Ellos saben que sucedió con los trabajadores de la maestranza y quizás también sobre Jenny Barra. Saben, pero aún callan…
SALUDO DESDE VILLA GRIMALDI
Margarita Romero, presidenta de la Corporación Parque Villa Grimaldi asiste al acto en plaza Guarello y leerá unas palabras, la acompaña Marcelo Agost, también integrante del directorio. «Es un honor para mí y nuestra institución, la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi compartir hoy con todos ustedes el recuerdo de Jenny, quisiera saludar especialmente y expresar todo nuestro cariño a la familia de Jenny, a sus padres Laurisa y Sergio a sus hermanos y hermana, Sergio, Enrique, Modesto, Ricardo y Susana, y a sus amigos y compañeros representados en Patricia e Isabel».
Más adelante agrega. «Su compromiso social y político, llevo a Jenny a permanecer en Chile tras su primera detención, a continuar luchando por recuperar la libertad de los chilenos, a continuar militando en tareas difíciles y peligrosas en un contexto de lucha clandestina, como la participación en la confección del Rebelde, órgano difusor del MIR, de vital importancia para comunicar y transmitir las tareas de la resistencia». Para finalizar su intervención diciendo: «En el Parque por la Paz Villa Grimaldi, desde hace años Jenny es parte del Jardín de las Rosas, creado para homenajear a las mujeres desaparecidas o asesinadas durante la dictadura. Junto a cerca de 200 otras mujeres representadas cada una por un rosal, Jenny tiene un lugar en la memoria».
LA MEMORIA EN LA FAMILIA
Su madre Laurisa afirma con voz suave pero firme… «yo no me voy a conformar con que me hayan entregado unos huesitos…nunca se ha sabido quienes fueron…». También rememora cuando Jenny le regalo un corte de género para que se hiciera un traje, para el día en que se titulaba, poco antes de su segunda detención. «Esa mañana salió, a ella le tocaba estudiar y al otro día no llego…». Después sabrían que la seguía un auto blanco…
Su hermana Susana tenía 11 años cuando Jenny desapareció y dice que Jenny la obligó que hiciera algo más, que estudiara guitarra porque era muy buena para ver tele. «Yo era muy regalona de ella, aprendí a leer en la casa, porque me aburría en el colegio. Recuerdo que mi primer libro fue Papelucho y me lo regalo Jenny…»
Los dolores para esta familia no se detuvieron con la perdida y búsqueda de Jenny. El 2010 y a consecuencia del maremoto, mientras vacacionaban frente a Pelluhue, perdieron al pequeño Alonso de 8 años… sus restos los pudieron recuperar transcurridos cinco días. En la casa familiar hay dos altares de memoria: uno para Jenny u otro para el pequeño Alonsito, rodeado de calas blancas cultivadas por su abuela.
Susana, madre del pequeño dice: ¿cuándo será el día que militares y marinos asuman lo que han hecho…? Juntando ambos dolores…
En la familia ya hay una sobrina que se llama Jenny Barra y que tiene 30 años, mientras siguen creciendo nietas y nietos.
Nos vamos despidiendo, Laurisa nos muestra sus fotos de lucha con sus compañeras de la AFDD en los días de dictadura, allí va por la calle y portando un lienzo con el retrato de su hija alfilerado al pecho…porque nuevamente han sido los familiares los tesoneros.
Ahora se cierra un capítulo y como dice la madre de Jenny comienza otro…el de la verdad y la justicia.