En la noche del lunes 9 de septiembre falleció en California Saúl Landau, un gran americano que luchó, hasta su último aliento, por el honor y la dignidad de los Estados Unidos de América y por evitar que el «hegemonismo» que el desarrollo imperialista había engendrado en su patria norteamericana siguiera aislándola del resto América […]
En la noche del lunes 9 de septiembre falleció en California Saúl Landau, un gran americano que luchó, hasta su último aliento, por el honor y la dignidad de los Estados Unidos de América y por evitar que el «hegemonismo» que el desarrollo imperialista había engendrado en su patria norteamericana siguiera aislándola del resto América y de la humanidad. Cuando viajó a Cuba por primera vez en 1960, Saúl Landau ya era graduado de historia y comenzaba la maestría en la Universidad de Wisconsin-Madison, identificada entonces como una de las tres con estudiantado más progresista en Estados Unidos. Allí proyectaba su activismo político como editor de la publicación Studies on the Left de la cual había sido cofundador.
En el período inicial de la revolución cubana fue el más brillante entre los muchos jóvenes intelectuales marxistas estadounidenses que se movilizaron para apoyar a Cuba frente a la hostilidad de su propio Gobierno e identificarse con los jóvenes dirigentes cubanos.
Fue durante la primera y única estancia en Cuba del destacado sociólogo estadounidense C. Wright Mills, para entrevistar al entonces primer ministro Fidel Castro en 1960, que Landau conoció a Mills aunque ya ambos eran activos miembros del Comité de Trato Justo para Cuba (Fair Play for Cuba o FPCC). Pronto Landau se convirtió en el asistente de Mills para las investigaciones y una de las personas que más contribuyó a la radicalización del pensamiento de este sabio. Landau conoció personalmente a Fidel Castro en 1968, cuando ya había realizado un documental para la televisión pública de Estados Unidos, titulado Report from Cuba.
Este primer contacto personal con el jefe de la revolución cubana dio lugar al documental Fidel que poco después también exhibió la televisión pública de Estados Unidos.
Junto al fotógrafo y activista revolucionario Lee Lockwood, autor en 1965 de un libro gráfico sobre Fidel, Saúl participó en la fundación de un Centro en Nueva York destinado a ofrecer cultura e información de la realidad de Cuba, tan distorsionada ya por la propaganda de los medios corporativos de información.
Cuatro décadas después de su primer encuentro con Fidel Castro, Saúl Landau tuvo nuevamente la oportunidad de reunirse con el líder revolucionario cubano en septiembre del 2009, esta vez junto con otros destacados artistas estadounidenses: Harry Belafonte, Danny Glover y James Early.
Con Danny Glover, Saúl visitó en varias ocasiones a Gerardo Hernández, uno de los cinco antiterroristas cubanos prisioneros políticos en Estados Unidos, en la cárcel de alta seguridad donde cumple desde hace 15 años una cruel e injusta condena perpetua.
Saúl Landau fue profesor, periodista, politólogo, poeta y cineasta. Era además, y sobre todo, por su larga historia de intenso activismo político, un revolucionario verdadero.
Saul Landau publicó 14 libros; produjo y dirigió más de 50 filmes documentales y escribió una notable cantidad de vibrantes crónicas, ensayos y otros artículos publicados en medios impresos, radiales y digitales de Estados Unidos, América Latina y Europa, todos incluidos en su blog.
Como activista abrazó la lucha por los derechos civiles en su país que encabezó Martin Luther King y se identificó con la defensa de los derechos de los inmigrantes en Estados Unidos y los independentistas de Puerto Rico. Participó activamente en la condena popular a la guerra de agresión en Vietnam.
Con pasión defendió la revolución cubana durante más de 50 años y con igual intensidad apoyó la lucha de los sandinistas en Nicaragua y la revolución bolivariana en Venezuela. Se entregó por entero a la solidaridad con el pueblo chileno, victorioso con Salvador Allende y sufrido bajo la dictadura de Augusto Pinochet.
Condenó abiertamente los golpes militares contra los países con gobiernos incómodos para Washington y apoyó los movimientos de liberación nacional de los pueblos en todo el planeta.
No ha habido en el mundo contemporáneo de Landau una injusticia que no haya condenado ni una causa honorable que no haya merecido su inteligente solidaridad.
Toda la obra de Saul Landau se caracteriza por su profundidad y por su ingeniosidad; la originalidad de sus enfoques sorprende incluso a sus más asiduos seguidores. Eso explica que el formidable historiador y novelista estadounidense Gore Vidal haya confesado que «Saul Landau es un hombre de quien me encanta robar ideas (is a man I love to steal ideas from)».
Se fue este gran americano, ¡pero quedan sus ideas!
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
rCR